Estudio completo de Joel capítulo 2

Recomendamos estudiar el primer capítulo de Joel.

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El estudio del capítulo segundo de Joel está dividido en dos partes: Joel 2:1-14, y Joel 2:15-32. El libro de Joel tiene dos contextos: primero el aspecto histórico del libro, en el que tenemos que entender que se trata del pueblo de Israel literal según la carne, con su Pacto Antiguo, su sacerdocio terrenal, y su santuario terrenal. Mientras que el segundo aspecto es el profético—que trata sobre el Israel “moderno”, con el Nuevo Pacto, con el verdadero Sacerdocio, y el verdadero Santuario Celestial.

JOEL 2:1-4

Segundo Llamado a Congregar al Santuario

En el capítulo primero de Joel estudiamos un primer llamado a congregar al Santuario en Joel 1:14. En este segundo capítulo vamos a analizar otros dos llamados a congregar al Santuario.

Joel 2:1 – “Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.”

El “santo monte” es una referencia al Monte Moriah donde fue edificado el santuario terrenal.

2 Crónicas 3:1 – “Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.”

Ezequiel 20:40 – “Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.”

Isaías 56:7 – “Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.”

Recordemos que el santuario terrenal era una representación en miniatura del verdadero tabernáculo—el Santuario Celestial (Éxodo 25:40; Hebreos 8:2, 5)—que no se encuentra en este planeta tierra, sino en el tercer cielo (2 Corintios 12:2). En el Santuario Celestial se encuentra la Ley de Dios, los Diez Mandamientos originales (Apocalipsis 11:19)

Salmos 15:1 – “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?”

Ezequiel 28:14 – “Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.”

Salmos 48:1 – “Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.”

También debemos recordar que la razón por la cual al santuario terrenal se le daba el honorable título de “casa de Dios”, “casa de oración”, y “monte santo”, es porque en el santuario terrenal se encontraban los Diez Mandamientos en el lugar santísimo, pues en el Cuarto Mandamiento Dios ha puesto su Sello y su Nombre.

CS pg. 504/3 (446.1) – “El Señor manda por el mismo profeta: ‘Ata el rollo del testimonio, y sella la ley entre mis discípulos’ (Isaías 8:16). El sello de la ley de Dios se encuentra en el cuarto mandamiento. Este es el único de los Diez Mandamientos que contiene tanto el nombre como el título del Legislador. Declara que es el Creador del cielo y de la tierra, y revela así el derecho que tiene para ser reverenciado y adorado sobre todos los demás. Aparte de este precepto, no hay nada en el Decálogo que muestre qué autoridad fue la que promulgó la ley. Cuando el día de reposo fue cambiado por el poder del papa, se le quitó el sello a la ley. Los discípulos de Jesús están llamados a restablecerlo elevando el sábado del cuarto mandamiento a su lugar legítimo como institución conmemorativa del Creador y signo de su autoridad.”

El santuario terrenal era una representación del verdadero tabernáculo: el Santuario Celestial, donde se encuentra la Ley original. Por lo tanto, el verdadero “monte santo”, la verdadera “casa de oración” es el Santuario Celestial.

Hechos 17:24 – “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas.”

Hebreos 8:2 – “Ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.”

El Toque de Trompetas

En el Pacto Antiguo, el primero del mes séptimo se debía tocar trompeta en Israel por mandato divino para llamar a la gente a que se congregue al santuario terrenal.

Levítico 23:24 – “Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.”

El primero del mes séptimo era un sábado ceremonial o santa convocación, lo que en nuestros días se consideraría un “feriado nacional” en el que no se trabaja. Por eso se le dabas el nombre de “día de reposo”, ya que estos sábados ceremoniales de la ley ceremonial tenían las mismas restricciones que el sábado del cuarto mandamiento (Levítico 23:3). Y esta “santa convocación” del primero del mes séptimo debía conmemorarse con el toque de trompetas.

La razón por la que se realizaba este “toque de trompetas” es porque esto debía ser un anuncio y advertencia para el pueblo de Israel, de que en diez días se iba a realizar el Juicio simbólico o Día de Expiación o Servicio Anual (el 10 del mes séptimo). Con el toque de trompetas se daba una oportunidad para que los israelitas que habían descuidado su preparación—el Servicio Diario—para el día de expiación, se despertasen de su letargo espiritual y se pusieran a cuentas con Dios antes que el Juicio les sorprenda como ladrón y sea demasiado tarde.

El toque de trompetas servía como una alerta, para que así el israelita pudiese asegurarse la aceptación, el perdón y la lluvia temprana antes del día de Juicio.

Salmos 81:3 – “Tocad la trompeta en la nueva luna, en el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne.”

Aparte del toque de trompetas en el primero del mes séptimo, también había otro tipo de “toque de trompetas” que servía para anunciar el comienzo de un nuevo mes con cada luna nueva, ya que el calendario de Dios bíblico es un calendario lunar.

Números 10:10 – “Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.”

El tercer tipo de “toque de trompetas” para el pueblo de Israel era el toque de trompeta de guerra, que servía como un anuncio de que el enemigo se encontraba ya en territorio de Israel. Este tipo de toque de trompetas podía darse en cualquier momento, es decir que no dependía de una fecha específica a diferencia de los otros dos tipos, ya que el enemigo podía atacar en cualquier momento del año.

Números 10:9 – “Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.”

Las-Trompetas

Nehemías 4:20 – “En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.”

Un ejemplo de este tercer tipo de toque de trompeta lo tenemos en Nehemías 4:20. Cuando el pueblo de Israel estaba reconstruyendo el muro de Jerusalén, Nehemías les ordenó tocar las trompetas cuando vieran que el enemigo estaba queriendo atacar, para que así todos dejaran de reconstruir el muro y puedan ir corriendo al lugar donde había sonado la alarma y defenderse del enemigo.

En resumen, había tres tipos de toque de trompetas:

  1. Un toque de trompeta para anunciar que el enemigo había entrado en el pueblo de Dios (Números 10:9);
  2. Un toque de trompeta para anunciar las fiestas, sábados ceremoniales, y los principios del mes (Números 10:10);
  3. Un toque de trompeta el primero del mes séptimo para anunciar que el Juicio está a las puertas (Levítico 23:24).

En el contexto de nuestro estudio del libro de Joel, nos interesa solamente dos tipos de “toque de trompetas”: el tipo que anuncia el Juicio inminente, y el que anuncia que el enemigo ha entrado al pueblo de Dios.

Como estudiamos en el primer capítulo de Joel, el enemigo (el cuerno pequeño o la plaga) ya ha entrado a la tierra santa, al pueblo de Dios (Joel 1:6). Y de acuerdo con Joel 2:1, ¿qué debemos hacer ante este hecho? El consejo que se nos da es de “tocar trompeta.”

Isaías 58:1 – “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.”

¿Cuál es la “casa de Jacob” en nuestros días?

CS pg. 505/2 (446.3) – “También se da la orden: ‘¡Clama a voz en cuello, no te detengas! ¡eleva tu voz como trompeta! ¡declara a mi pueblo su transgresión, a la casa de Jacob sus pecados!’ Los que deben ser reconvenidos a causa de sus transgresiones no son los que constituyen el mundo impío, sino aquellos a quienes el Señor designa como ‘mi pueblo.’ Dice Dios además: ‘Y con todo, me buscan de día en día, y tienen deleite en aprender mis caminos, como si fuera nación que obra justicia, y que no abandona la ley de su Dios’ (Isaías 58:1-2). Aquí se nos presenta a una clase de personas que se creen justas y parecen manifestar gran interés en el servicio de Dios; pero la severa y solemne censura del Escudriñador de corazones prueba que están pisoteando los preceptos divinos.”

La casa de Jacob, hoy en día, es el pueblo adventista con todas sus ramificaciones.

Dad Alarma

“Y dad alarma en mi santo monte” (Joel 2:1)

¿Por qué debemos dar alarma? Debemos dar alarma porque evidentemente hay PELIGRO.

¿Y cuál es la alarma que debemos dar?

Primer Peligro

Es la misma alarma que se daba el primero del mes séptimo en el pueblo de Dios: “Si no estás haciendo el trabajo de preparación, hay peligro de que llegues al Juicio sin aceptación, sin perdón de tus pecados, y sin lluvia temprana. Si llegas así, de esta manera sin preparación, al Juicio, entonces vas a ser pesado en balanza y hallado falto (Daniel 5:27).”

Damos alarma porque el pueblo de Dios corre peligro, ya que el Juicio de Vivos está a las puertas, lo que significa que muy pronto nuestros casos serán tomados, y nuestros Libros serán abiertos delante del Juez Eterno (Daniel 7:10). Es en este sentido que corremos peligro, pues el pueblo de Dios está descuidando el Servicio Diario Celestial de Romanos 3:24, o quizás sí está realizando el Servicio Diario, pero por pura formalidad y sin tener convicción genuina de pecado.

“Porque viene el día de Jehová, porque está cercano.” (Joel 2:1)

Ese día es el Juicio de Vivos que está a las puertas.

“Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” (Apocalipsis 14:7)

Segundo Peligro

Pero también debemos dar alarma porque el enemigo (el cuerno pequeño) ya ha entrado en el pueblo de Dios con sus doctrinas de demonios (Joel 1:4-6).

CS pg. 639/2 (569.2) – “En su afán por desacreditar los preceptos divinos, satanás pervirtió las doctrinas de la Biblia, de suerte que se incorporaron errores en la fe de millares de personas que profesan creer en las Santas Escrituras. El último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esa batalla estamos entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición.”

FO pg. 12.2 – “Mientras una clase pervierte la doctrina de la justificación por la fe y deja de cumplir con las condiciones formuladas en la Palabra de Dios – ‘Si me amáis, guardad mis mandamientos’ -, igualmente cometen un error semejante los que pretenden creer y obedecer los mandamientos de Dios pero se colocan en oposición a los preciosos rayos de luz –nuevos para ellos- que se reflejan de la cruz del Calvario. La primera clase no ve las cosas maravillosas que tiene la ley de Dios para todos los que son hacedores de su Palabra. Los otros cavilan sobre trivialidades y descuidan las cuestiones de más peso –la misericordia y el amor de Dios.

“Muchos han perdido demasiado por no haber abierto los ojos de su entendimiento para discernir las cosas asombrosas de la ley de Dios. Por un lado, los religiosos extremistas en general han divorciado la Ley del Evangelio, mientras nosotros, por el otro lado, casi hemos hecho lo mismo desde otro punto de vista. No hemos levantado delante de la gente la justicia de Cristo y el pleno significado de su gran plan de redención. Hemos dejado a un lado a Cristo y su incomparable amor, introduciendo teorías y razonamientos, y predicando discursos argumentativos.”

Apocalipsis 14:8 – “Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.”

De acuerdo con Apocalipsis 14:8, el cuerno pequeño ha dado de beber a todas las naciones de sus doctrinas falsas. La Palabra de Dios NO dice que ha dado de beber a “casi todas”, ni que ha dado de beber “a la mayoría,” sino que dice claramente que ha dado sus doctrinas falsas a TODAS las naciones sin excepción. No hay una sola nación, ni una sola organización donde no haya entrado la plaga con sus doctrinas pervertidas. Y estas doctrinas pervertidas tienen que ver con la Justificación, la Santificación, el Juicio, la Ley, el Evangelio y el Ministerio Sacerdotal de Cristo en el Santuario Celestial. Este es un gran peligro para el pueblo de Dios.

Dos clases de Atalayas

“Tocad trompeta en Sion” (Joel 2:1).

¿Quién debe tocar la trompeta para anunciar el peligro inminente?

Las personas que estaban autorizadas por Dios para tocar trompeta en Sion eran, en primer lugar, los sacerdotes.

Números 10:8 – “Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones.”

Pero también, de acuerdo con Ezequiel 33:2, el atalaya es el hombre escogido para tocar la trompeta.

Ezequiel 33:2 – “Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya.”

De acuerdo con Ezequiel 33:1-5, 9 hay una clase de atalaya que toca la trompeta y da el sonido certero, la alarma correcta para despertar al pueblo.

Ezequiel 33:3-4 – “Y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.”

¿Qué sucederá si el pueblo de Dios NO escucha el sonido certero de la trompeta, o no hace caso a la voz de alarma del atalaya?

Como está escrito en Ezequiel 33:4-5, la persona que escucha la alarma “y no se apercibiere”—es decir, no le da la debida importancia y por lo tanto no se prepara—entonces “su sangre será sobre su cabeza.” Mas el que sí hace caso a la alarma de peligro, “el que se apercibiere librará su vida” (Ezequiel 33:5).

Este atalaya fiel que cumplió su deber librará también su propia vida:

Ezequiel 33:9 – “Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.”

Pero en Ezequiel 33:6-8 se describe a otra clase de atalaya que, si bien toca la trompeta, da voz de alarma, pero con sonido incierto. En este otro caso del atalaya infiel, si bien el pueblo perece por su propia rebelión y por su propio pecado, Dios demandará la sangre del atalaya por no haber dado el sonido certero y por no dar la voz de alarma correcta.

Ezequiel 33:7-8 – “A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.”

atalaya
Atalaya alertando al pueblo.

De igual manera, si el atalaya ve que el enemigo ha entrado al pueblo de Dios, y no toca el sonido certero de la trompeta, y como consecuencia de este error pereciere el pueblo, entonces la sangre del pueblo será demandada de mano del atalaya.

Ezequiel 33:6 – “Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.”

Sin embargo, si el atalaya da el toque certero de la trompeta avisando al pueblo de Dios que el enemigo ha entrado, entonces el atalaya va a estar sin culpa porque dio la voz de alarma a su debido tiempo (Ezequiel 33:1-5).

¿Y si el pueblo se prepara al escuchar la alarma?

Todo aquel que al escuchar la advertencia del atalaya se prepara: “librará su vida” – es decir, no va a ser destruido por el enemigo. Es por todo esto que el deber del atalaya es hablar la verdad, sin temor a perder la amistad o el afecto de quienes reciban la amonestación. Los atalayas que dan el sonido incierto son considerados por Dios como “perros comilones” y “perros mudos.”

Isaías 56:10-12 – “Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.”

 2JT pg. 322.2 – “Si los dirigentes de nuestras asociaciones no aceptan ahora el mensaje que Dios les envía, ni entran en acción, las iglesias sufrirán una gran pérdida. Si, al ver venir la espada, el atalaya toca la trompeta con sonido certero, las filas del pueblo harán repercutir la advertencia, y todos tendrán oportunidad de prepararse para el conflicto. Pero, con demasiada frecuencia, el caudillo ha estado vacilando y pareciendo decir: ‘No nos apresuremos demasiado. Puede haber un error. Debemos tener cuidado de no provocar una falsa alarma.’ La misma vacilación e incertidumbre de su parte clama: ‘Paz y seguridad’ (1 Tesalonicenses 5:3) […] En esta forma se niega virtualmente el mensaje enviado por Dios y la amonestación que estaba destinada a despertar la iglesia no realiza su obra. La trompeta del atalaya no emite un toque certero, y el pueblo no se prepara para la batalla. Tenga el centinela cuidado, no sea que por su vacilación y demora, deje que las almas perezcan, y se le haga responsable de la sangre de ellas.”

Tocad trompeta en Sion

“Tocad trompeta en Sion.” (Joel 2:1)

Ezequiel 3:16-17 – “Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.”

La orden de Dios es de tocar trompeta específicamente en Sion, “a los hijos de tu pueblo” (Ezequiel 33:2), “dad alarma en mi santo monte” (Joel 2:1). En el tiempo del Israel antiguo, al toque de la trompeta el pueblo debía congregarse donde estaba el santuario terrenal, el “santo monte”. Este santuario terrenal—el templo de Salomón—fue construido en el monte Moria (2 Crónicas 3:1).

El primer santuario terrenal fue construido en el tiempo de Moisés (Éxodo 25:8-9, 40), pero este tabernáculo no tenía una ubicación geográfica, pues tenía que ser desarmable y movible (Números 1:51), ya que Moisés estaba dirigiendo al pueblo a la tierra prometida: a la Canaán terrenal. Cuando el pueblo finalmente llegó a Canaán, el santuario movible fue establecido en Silo (Josué 18:1). Allí permaneció el tabernáculo por 300 años hasta que, por causa del pecado de Elí, fue trasladado a Quiriat-jearim (1 Samuel 7:1). Este santuario fue reemplazado por el Templo de Jehová – el santuario terrenal construido por Salomón en la cumbre del monte de Sion (1 Reyes 6:1-38). Este hermoso templo permaneció por cuatro siglos hasta que el imperio de Babilonia lo echó por tierra bajo el reinado del rey Nabucodonosor (2 Crónicas 36:19). De la misma manera, se anunció proféticamente que la Babilonia espiritual (Apocalipsis 14:8)—el cuerno pequeño—echaría por tierra el Santuario Celestial (Daniel 8:11).

En nuestros días el pueblo de Israel no está confinado a un territorio geográfico, sino que está esparcido por todo el mundo. Entonces la alarma debe sonar en cualquier lugar geográfico en el que se encuentre el pueblo de Dios.

“Tiemblen todos los moradores de la tierra.” De acuerdo con Joel 2:1, al escuchar el sonido de la trompeta, todo el mundo debería temblar porque el Juicio de Vivos está cerca y encima de esto, el enemigo se ha infiltrado al pueblo de Dios con sus falsas doctrinas.

No es un tiempo de fiesta, de regocijo y alabanzas, de cantos y de fiesta, sino que es un tiempo para tocar trompeta, sonar alarma, y TEMBLAR porque el Juicio está a las puertas, el enemigo se ha infiltrado en el pueblo, y además de todo esto ni siquiera estamos preparados.

Tinieblas y Oscuridad

Joel 2:2 – “Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.”

La advertencia del Señor es que no nos encontramos en un tiempo de claridad, ni de canto, ni de fiesta, ni de alegría. Estamos en una etapa de oscuridad porque el cuerno pequeño ha entrado con sus doctrinas pervertidas al pueblo de Dios y ha entenebrecido la mente del pueblo con confusión, excitación y falsas teorías.

Isaías 60:2- “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.”

Cuando el Señor nos advirtió que “tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos”, no se refería a que no habría luz solar, sino que se refiere a una oscuridad espiritual. Y es importante notar que esta oscuridad espiritual no sólo afecta al pueblo de Dios, sino que afecta a toda la tierra, a todas las naciones, pues no hay una sola organización religiosa que se escape de las tinieblas espirituales del cuerno pequeño.

PR pg. 529/2 – “La venida de Cristo se producirá en el momento más obscuro de la historia de esta tierra. Los días de Noé y de Lot representan la condición del mundo precisamente antes que venga el Hijo del hombre. Apuntando hacia este tiempo, las Escrituras declaran que Satanás obrará con potencia y ‘con todo engaño de iniquidad’ (2 Tesalonicenses 2:9, 10). Su obra queda claramente revelada por el aumento acelerado de las tinieblas, los múltiples errores, herejías y engaños de estos postreros días. No sólo está Satanás llevando cautivo al mundo, sino que sus seducciones están leudando a las iglesias que profesan ser de nuestro Señor Jesucristo. La gran apostasía se desarrollará en tinieblas tan densas como las de medianoche. Para el pueblo de Dios, será una noche de prueba, de llanto y de persecución por causa de la verdad. Pero de esa noche de tinieblas resplandecerá la luz de Dios.”

Si bien las tinieblas espirituales, la mentira, el error, las falsas doctrinas cubrirán todas las naciones, y todas las organizaciones religiosas, la promesa es que habrá “un pueblo” que proclamará la verdad. No se trata de una organización religiosa que proclama la verdad, sino de un PUEBLO desligado de Babilonia y de sus hijas las rameras (Apocalipsis 17:5; 18:4), que proclama la verdad—una verdad que es rechazada en las organizaciones religiosas con todas sus ramificaciones pues el enemigo que las dirige no va a permitir que se predique la verdad presente en sus sinagogas.

PE pg. 270.2 – “Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que lo motivaría el testimonio directo que exige el consejo que el Testigo fiel dió a la iglesia de Laodicea. Moverá este consejo el corazón de quien lo reciba y le inducirá a exaltar el estandarte y a difundir la recta verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él, y esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios.”

PVGM pg. 342.2 – “El mundo está envuelto por las tinieblas de la falsa concepción de Dios. Los hombres están perdiendo el conocimiento de su carácter, el cual ha sido mal entendido y mal interpretado. En este tiempo, ha de proclamarse un mensaje de Dios, un mensaje que ilumine con su influencia y salve con su poder. Su carácter ha de ser dado a conocer. Sobre las tinieblas del mundo ha de resplandecer la luz de su gloria, de su bondad, su misericordia y su verdad.”

El verdadero carácter de Dios

De acuerdo a PVGM pg. 342.2, el falso concepto y el desconocimiento del verdadero carácter de Dios, es en gran parte la razón por la cual el mundo se encuentra envuelto en tinieblas espirituales. Por un lado, tenemos a las personas que ven a Dios como a un Juez severo e implacable, a quien no le importa los sufrimientos de la gente. Al ver la miseria y la maldad en el mundo estas personas no aceptan la existencia de un Dios que pueda ser un Dios de amor y misericordia.

CC pg. 10.3 – “Dios unió consigo nuestros corazones, mediante innumerables pruebas de amor en los cielos y en la tierra. Valiéndose de las cosas de la naturaleza y los más profundos y tiernos lazos que el corazón humano pueda conocer en la tierra, procuró revelársenos. Con todo, estas cosas sólo representan imperfectamente su amor. Aunque se dieron todas esas pruebas evidentes, el enemigo del bien cegó el entendimiento de los hombres, para que éstos mirasen a Dios con temor y le considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los hombres a concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia inexorable, como un juez severo, un acreedor duro y exigente. Representó al Creador como un ser que velase con ojo celoso para discernir los errores y las faltas de los hombres y hacer caer juicios sobre ellos. A fin de disipar esta densa sombra vino el Señor Jesús a vivir entre los hombres y manifestó al mundo el amor infinito de Dios.”

Pero, por otro lado, en el extremo opuesto también tenemos a la gente que ve a Dios como puro amor y tan amoroso, que no conciben la idea de que el pecado pueda ser castigado y el pecador destruido. Esta clase de personas creen que Dios está dispuesto a salvar a los hombres sin importarle que ellos no quieran abandonar la práctica del pecado, y básicamente creen que el hombre se puede salvar en desobediencia a la Ley de Dios. Ambos extremos son un engaño fatal.

CS pg. 614/2 (545.2) – “Hasta en su forma actual, lejos de ser más tolerable, el espiritismo es en realidad más peligroso que anteriormente, debido a la mayor sutileza de su engaño. Mientras años atrás atacaba a Cristo y la Biblia, declara ahora que acepta a ambos. Pero su interpretación de la Biblia está calculada para agradar al corazón irregenerado, al paso que anula el efecto de sus verdades solemnes y vitales. Los espiritistas hacen hincapié en el amor como si fuese atributo principal de Dios, pero lo rebajan hasta hacer de él un sentimentalismo enfermizo y hacen poca distinción entre el bien y el mal. La justicia de Dios, su reprobación del pecado, las exigencias de su santa ley, todo eso lo pierden de vista. Enseñan al pueblo a que mire al Decálogo como si fuera letra muerta. Fábulas agradables y encantadoras cautivan los sentidos e inducen a los hombres a que rechacen la Biblia como fundamento de su fe. Se niega a Cristo tan descaradamente como antes; pero satanás ha cegado tanto al pueblo que no discierne el engaño.”

El verdadero carácter de Dios es un carácter perfecto: Dios es justo y misericordioso al mismo tiempo (Salmos 112:4; Salmos 116:5). Dios ni es únicamente amor, ni es únicamente castigo. Dios y es amor y justicia al mismo tiempo. Este es el verdadero carácter de Dios que debe ser dado a conocer al mundo. Un carácter perfecto, bíblicamente hablando, es un carácter que es justo y misericordioso al mismo tiempo.

Es por su infinita misericordia que Dios acepta una vida que no hemos vivido—la verdadera OFRENDA que es la vida de obediencia perfecta y perpetua de Cristo como Hombre—y acepta una muerte que no hemos experimentado—el verdadero SACRIFICIO que es la muerte de Cristo como Hombre en la cruz—para que podamos ser aceptados y perdonados. Cristo experimentando la muerte segunda en la cruz del Calvario demuestra la justicia de Dios, demuestra que efectivamente la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) y muerte segunda (Apocalipsis 21:8). Por su infinita misericordia acepta esta muerta sustitutiva en lugar de la muerte segunda del pecador. Es así que en la cruz no solo podemos apreciar la justicia de Dios, sino también su gran amor por la humanidad al mismo tiempo, al dar su único hijo unigénito como garante y sustituto del pecador.

Juan 3:16 – “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Mas si el hombre rechaza a Cristo—su Sustituto y Garante, entonces Dios ejecutará la paga del pecado es muerte y muerte segunda sobre el pecador que rechaza la misericordia de Dios. Si el hombre caído en el pecado rechaza la gracia provista, lo único que le queda es experimentar la penalidad de la Ley.

HAp pg. 170.4 – “La muerte de Cristo demuestra el gran amor de Dios por el hombre. Es nuestra garantía de salvación. Quitarle al cristiano la cruz sería como borrar del cielo el sol. La cruz nos acerca a Dios, y nos reconcilia con él. Con la perdonadora compasión del amor de un padre, Jehová contempla los sufrimientos que su Hijo soportó con el fin de salvar de la muerte eterna a la familia humana, y nos acepta en el Amado.”

CC pg. 31.2 – “Pero nadie se engañe a sí mismo pensando que Dios, en su grande amor y misericordia, salvará aun a los que rechazan su gracia. La excesiva corrupción del pecado puede medirse tan sólo a la luz de la cruz. Cuando los hombres insisten en que Dios es demasiado bueno para desechar al pecador, miren al Calvario. Si Cristo cargó con la culpa del desobediente y sufrió en lugar del pecador, fué porque no había otra manera en que el hombre pudiera salvarse, porque sin ese sacrificio era imposible que la familia humana escapase del poder contaminador del pecado y fuese restituída a la comunión con seres santos, era imposible que volviese a participar de la vida espiritual. El amor, los sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios, todo atestigua la terrible enormidad del pecado y prueba que no hay modo de escapar de su poder ni esperanza de una vida superior, sino mediante la sumisión del alma a Cristo.”

Cristo vino a la tierra como Hombre para revelar el verdadero carácter de Dios, y dio innumerables pruebas de su carácter perfecto. Un ejemplo de su carácter perfecto lo tenemos en Juan 8:3-11. Cristo fue justo cuando no pasó por alto la Ley de Deuteronomio 22:22 y pidió que se ejecute sobre la mujer lo que la Ley dice (Juan 8:7)—esto es ser justo. Fue misericordioso cuando al irse los acusadores le preguntó a la mujer “¿Dónde están los que te acusaban?”, y a su respuesta de “ninguno, Señor”, Cristo le dijo: “ni yo te condeno”—esto es ser misericordioso. Cristo luego de esto le instó a la mujer a vivir una vida de obediencia a la Ley cuando le dijo: “vete, y no peques más” (Juan 8:10-11)—esto es justicia.

Sois la luz del mundo

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.” (Mateo 5:14)

El Redentor nos llama a ser la luz del mundo, pues el mundo se encuentra sumido en tinieblas espirituales. Pero para que podamos llegar a ser verdaderamente “luz del mundo”, lo primero que debemos aceptar y entender es que por naturaleza NO SOMOS luz, sino más bien somos oscuridad.

DMJ pg. 36.3 – “La humanidad por sí misma no tiene luz. Aparte de Cristo somos un cirio que todavía no se ha encendido, como la luna cuando su cara no mira hacia el sol; no tenemos un solo rayo de luz para disipar la oscuridad del mundo. Pero cuando nos volvemos hacia el Sol de justicia, cuando nos relacionamos con Cristo, el alma entera fulgura con el brillo de la presencia divina.”

DMJ pg. 36.2 – “Nunca ha brillado, ni brillará jamás, otra luz para el hombre caído, fuera de la que procede de Cristo. Jesús, el Salvador, es la única luz que puede disipar las tinieblas de un mundo caído en el pecado. De Cristo está escrito: ‘En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:4). Sólo al recibir vida podían sus discípulos hacerse portaluces. La vida de Cristo en el alma y su amor revelado en el carácter los convertiría en la luz del mundo.”

DMJ pg. 37.1 – “Los seguidores de Cristo han de ser más que una luz entre los hombres. Son la luz del mundo. A todos los que han aceptado su nombre, Jesús dice: Os habéis entregado a mí, y os doy al mundo como mis representantes. Así como el Padre lo había enviado al mundo, Cristo declara: ‘Los he enviado al mundo’ (Juan 17:18). Como Cristo era el medio de revelar al Padre, hemos de ser los medios de revelar a Cristo. Aunque el Salvador es la gran fuente de luz, no olvidéis, cristianos, que se revela mediante la humanidad. Las bendiciones de Dios se otorgan por medio de instrumentos humanos. Cristo mismo vino a la tierra como Hijo del hombre. La humanidad, unida con la naturaleza divina, debe relacionarse con la humanidad. La iglesia de Cristo, cada individuo que sea discípulo del Maestro, es un conducto designado por el cielo para que Dios sea revelado a los hombres. Los ángeles de gloria están listos para comunicar por vuestro intermedio la luz y el poder del cielo a las almas que perecen. ¿Dejará el agente humano de cumplir la obra que le es asignada? En la medida de su negligencia, priva al mundo de la prometida influencia del Espíritu Santo.

“Jesús no dijo a sus discípulos: Esforzaos por hacer que brille la luz; sino: ‘Alumbre vuestra luz’. Si Cristo mora en el corazón, es imposible ocultar la luz de su presencia. Si los que profesan ser seguidores de Cristo no son la luz del mundo es porque han perdido el poder vital; si no tienen luz para difundir, es prueba de que no tienen relación con la Fuente de luz.

“A través de toda la historia ‘el Espíritu de Cristo que estaba en ellos’ (1 Pedro 1:11) hizo de los hijos fieles de Dios la luz de los hombres de su generación. José fue portaluz en Egipto. Por su pureza, bondad y amor filial, representó a Cristo en medio de una nación idólatra. Mientras los israelitas iban desde Egipto a la tierra prometida, los que eran sinceros entre ellos fueron luces para las naciones circundantes. Por su medio Dios se reveló al mundo. De Daniel y sus compañeros en Babilonia, de Mardoqueo en Persia, brotaron vívidos rayos de luz en medio de las tinieblas de las cortes reales. De igual manera han sido puestos los discípulos de Cristo como portaluces en el camino al cielo. Por su medio, la misericordia y la bondad del Padre se manifiestan a un mundo sumido en la oscuridad de una concepción errónea de Dios. Al ver sus obras buenas, otros se sienten inducidos a dar gloria al Padre celestial; porque resulta manifiesto que hay en el trono del universo un Dios cuyo carácter es digno de alabanza e imitación. El amor divino que arde en el corazón y la armonía cristiana revelada en la vida son como una vislumbre del cielo, concedida a los hombres para que se den cuenta de la excelencia celestial.

“Así es como los hombres son inducidos a creer en ‘el amor que Dios tiene para con nosotros’. Así los corazones que antes eran pecaminosos y corrompidos son purificados y transformados para presentarse ‘sin mancha delante de su gloria con grande alegría’ (1 Juan 4:16; Judas 24).

“Las palabras del Salvador ‘Vosotros sois la luz del mundo’ indican que confió a sus seguidores una misión de alcance mundial. En los tiempos de Cristo, el orgullo, el egoísmo y el prejuicio habían levantado una muralla de separación sólida y alta entre los que habían sido designados custodios de los oráculos sagrados y las demás naciones del mundo. Cristo vino a cambiar todo esto. Las palabras que el pueblo oía de sus labios eran distintas de cuantas había escuchado de sacerdotes o rabinos. Cristo derribó la muralla de separación, el amor propio, y el prejuicio divisor del nacionalismo egoísta; enseñó a amar a toda la familia humana. Elevó al hombre por encima del círculo limitado que les prescribía su propio egoísmo; anuló toda frontera territorial y toda distinción artificial de las capas sociales. Para él no había diferencia entre vecinos y extranjeros ni entre amigos y enemigos. Nos enseña a considerar a cada alma necesitada como nuestro prójimo y al mundo como nuestro campo.”

En los seres humanos no hay luz propia inherente por naturaleza. Sin mirar a Cristo somos como una vela que no se ha encendido nunca. Somos como la luna que no tiene luz propia, pero que sí puede ser como un espejo que alumbra porque recibe los rayos del sol. Cuando entendamos el carácter de Dios podremos disipar las tinieblas y vamos a trabajar para que las demás personas comprendan el verdadero carácter de Dios. Cuando entendamos lo que la Ley de Dios demanda para que seamos aceptados; cuando entendamos lo que somos por naturaleza, desde el momento en que somos engendrados por causa del pecado; cuando entendamos lo que es Cristo en contraste con nuestra naturaleza; cuando tengamos la necesidad de ser regenerados como resultado del Sacerdocio de Cristo en el Santuario Celestial, entonces recién podremos llegar a desarrollar un carácter semejante al de Cristo, y recién entonces podremos empezar a reflejar la luz del Sol de Justicia, a pesar que en nosotros mismos somos lunas sin luz propia.

Un pueblo grande y fuerte

“Como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.” (Joel 2:2)

Pueblo grande y fuerte: El cuerno pequeño

 “Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová.” (Amos 4:9)

En el primer capítulo de Joel ya analizamos que este pueblo grande y fuerte, descrito en Joel 1:6 – “porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra”, se refiere en primer lugar al cuerno pequeño, a la plaga espiritual. Esta organización política y religiosa, tiene diversos ejércitos que se dedican a la obra de expandir las tinieblas espirituales por toda la tierra.

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CS pg. 249/1 (215.3) – “En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos a un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal.

“Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no solo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados, siempre que vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo.”

CS pg. 433/1 (380.1) – “Se dice que Babilonia es ‘madre de las rameras’ (Apocalipsis 17:5). Sus hijas deben simbolizar las iglesias que se atienen a sus doctrinas y tradiciones, y siguen su ejemplo sacrificando la verdad y la aprobación de Dios, para formar alianza ilícita con el mundo. El mensaje de Apocalipsis 14, que anuncia la caída de Babilonia, debe aplicarse a comunidades religiosas que en un tiempo fueron puras y luego se han corrompido. En vista de que este mensaje sigue al aviso del juicio, debe ser proclamado en los últimos días, y no puede por consiguiente referirse solo a la iglesia romana, pues dicha iglesia está en condición caída desde hace muchos siglos. Además, en el capítulo 18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babilonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se encuentran actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante. Al nacer, esas iglesias se decidieron noblemente por Dios y la verdad, y la bendición divina las acompañó. Aun el mundo incrédulo se vio obligado a reconocer los felices resultados de la aceptación de los principios del evangelio. Se les aplican las palabras del profeta a Israel: ‘Salió tu renombre entre las naciones, en atención a tu hermosura, la cual era perfecta, a causa de mis adornos, que yo había puesto sobre ti, dice Jehová el Señor.’ Pero esas iglesias cayeron víctimas del mismo deseo que causó la maldición y la ruina de Israel: el deseo de imitar las prácticas de los impíos y de buscar su amistad. ‘Pusiste tu confianza en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre’ (Ezequiel 16:14, 15).”

Cuando las iglesias que dicen ser “protestantes”, no guardan el día de reposo que fue instituido por Dios en el cuarto mandamiento, y mas bien guardan el día de reposo que fue instituido por el cuerno pequeño, haciendo esto rinden el honor a la autoridad que impuso dicho falso día de reposo.

De igual manera, cuando las iglesias protestantes celebran los ritos y fiestas que no están en la Biblia, pero que fueron creados por el cuerno pequeño: tales como la Navidad (que en realidad es rendir culto a Tammuz); la pascua del conejo y los huevos (que en realidad es rendir culto a la diosa de la fertilidad); el día de la madre (que es rendir culto a Semiramis), entre tantos otros ejemplos… ¿Qué están haciendo en realidad? ¿Están rindiendo culto a Dios, o a la autoridad humana que impuso tales tradiciones?

Marcos 7:7 – “Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.”

Es así que se cumple lo que está escrito, de que en realidad las organizaciones religiosas practican tales ritos por “el deseo de imitar las prácticas de los impíos”. Al hacer esto se están prostituyendo, se están declarando hijas de la gran ramera Babilonia, hijas del cuerno pequeño, por mucho que griten a gran voz que son “hijos de Dios”. ¿Cómo se puede ser hijo de Dios si no se obedece la voluntad de Dios, y mas bien se obedece al vicegerente de Satanás que tiene su trono en Roma? Lo que el hombre religioso busca no es servir a Dios, sino servir a su propio YO con un camuflaje de cristianismo que tranquilice su conciencia. Y el cuerno pequeño tiene las tradiciones, ritos, leyes eclesiásticas, doctrinas y filosofías que satisfacen perfectamente a estos corazones irregenerados. Y ese es precisamente el gran secreto de su poder.

CS pg. 628/2 (559.4) – “Un estudio de la Biblia hecho con oración mostraría a los protestantes el verdadero carácter del papado y se lo haría aborrecer y rehuir; pero muchos son tan sabios en su propia opinión que no sienten ninguna necesidad de buscar humildemente a Dios para ser conducidos a la verdad. Aunque se enorgullecen de su ilustración, desconocen tanto las Sagradas Escrituras como el poder de Dios. Necesitan algo para calmar sus conciencias, y buscan lo que es menos espiritual y humillante. Lo que desean es un modo de olvidar a Dios, pero que parezca recordarlo. El papado responde perfectamente a las necesidades de todas esas personas. Es adecuado a dos clases de seres humanos que abarcan casi a todo el mundo: los que quisieran salvarse por sus méritos, y los que quisieran salvarse en sus pecados. Tal es el secreto de su poder.”

Pueblo grande y fuerte: La Ley de Dios

Ya hemos establecido que el “pueblo grande y fuerte” que inunda de tinieblas espirituales al mundo entero es el cuerno pequeño que tiene su propio ejército. Pero la expresión “pueblo grande y fuerte” tiene también otro contexto y significado que debe ser analizado. En seguida estudiaremos que el “pueblo grande y fuerte” se refiere también en un segundo aspecto simbólico: a la Ley de Dios. Pues Dios también tiene su propio “ejército” que es “enviado” a la tierra.

Joel 2:3 – “Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape.”

De acuerdo con Joel 2:3, antes de que pase este “pueblo grande y fuerte”, en la tierra todo estaba verde y hermoso como si fuera el huerto del Edén; pero luego de que pasó este particular ejército, la tierra quedó como un desierto asolado. Si bien hemos estudiado ampliamente cómo es que el cuerno pequeño arrasó con los árboles frutales dejándolos secos y listos para ser quemados al echar por tierra el Servicio Diario, y que esto es una figura de los creyentes que ya no dan los frutos de Gálatas 5:22-23; a partir del toque de trompetas como un anuncio de Juicio, debemos ahora estudiar el significado de la tierra arrasada y dejada como un desierto asolado en relación con la Ley y el Juicio.

La Ley moral—el Decálogo—es la norma de Juicio (Santiago 2:12). “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14). La Ley de Dios es la regla por la cual los caracteres y las vidas de los hombres serán probados en el Juicio. De acuerdo con Joel 2:3, “nadie puede escapar” de la Ley de Dios, todos seremos probados y pesados en balanza (Daniel 5:27) ante esta Ley eterna e inmutable (Salmos 119:142).

Malaquías 3:2 – “¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.”

Cuando llegue el Día de Juicio y el caso de cada ser humano sea tomado ante la Ley de Dios (Daniel 7:10), se descubrirá en aquel día si los seres humanos que en apariencia son buenos cristianos son verdaderamente cristianos; y todos aquellos que exteriormente parece que fueran trigo, se verá entonces si en realidad son trigo o son cizaña (Mateo 7:22-23).

ECFP pg. 9.1 – “En verano, al mirar a los árboles del bosque lejano, todos arropados con un hermoso manto de verdor, es posible que no podamos distinguir entre los árboles de hojas perennes y las demás especies. Pero cuando se acerca el invierno, y el rey de la escarcha los aprisiona en su helado abrazo, despojando a los otros árboles de su hermoso follaje, las especies de hoja perenne se disciernen con facilidad. Tal ocurrirá con todos los que andan en humildad, desconfiados de sí mismos, pero asiéndose temblorosamente de la mano de Cristo. En tanto que los que confían en sí mismos, y dependen de su propia perfección de carácter, pierden su falso manto de justicia cuando son expuestos a las tormentas de la prueba, los que son verdaderamente justos y con sinceridad aman y temen a Dios, lucen el manto de la justicia de Cristo tanto en la prosperidad como en la adversidad.”

Ningún hombre puede escapar de la Ley de Dios en el Juicio, así crea en Dios o no crea, así crea que “no está bajo la Ley sino bajo la gracia,” absolutamente nadie escapará de la Ley del Creador.

Romanos 5:20 – “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase…”

Dios envía este “ejercito” de su Ley para que nos desnude de nuestra justicia propia y nos revele todos nuestros pecados, imperfecciones y defectos de carácter. Es así que Dios envía su Ley “para que el pecado abundase”, pues de lo contrario los hombres se creen justos, ya que han creado su propia norma de justicia—una norma humana imperfecta que solo toma en cuenta los actos EXTERNOS, y al realizar o privarse de realizar dichos actos externos, los hombres se creen “justos”. Mas una tasa que brillar por fuera no garantiza que este limpia por dentro. La Ley llega velozmente a escrudiñar todo el ser humano y hace que el pecado abunde.

Joel 2:4 – “Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán.”

Este ejercito es un ejército que es rápido y veloz.

Joel 2:5 – “Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla.”

Los montes simbolizan las organizaciones religiosas. Ninguna organización religiosa será pasada por alto en el Juicio, pues nadie escapará.

Isaías 40:12 – “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?”

1MS pg. 434.1 – “Cuando esta iglesia es pesada en la balanza del santuario, se la encuentra falta porque ha dejado su primer amor. El Testigo fiel declara: ‘Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado’ (Apocalipsis 2:2, 3). A pesar de todo esto, la iglesia se encontraba falta. ¿Cuál es la fatal deficiencia? ‘Has dejado tu primer amor’. ¿No es éste nuestro caso? Nuestras doctrinas pueden ser correctas; podemos aborrecer las falsas doctrinas y no recibir a los que no son leales a los principios; podemos trabajar con energía incansable; pero aun esto no es suficiente. ¿Cuál es nuestro motivo? ¿Por qué se nos llama al arrepentimiento? ‘Has dejado tu primer amor’.”

EUD pg. 61/1 (54.1) – “La iglesia adventista del séptimo día debe ser pesada en la balanza del santuario. Será juzgada conforme a las ventajas que haya recibido. Si su experiencia espiritual no corresponde a los privilegios que el sacrificio de Cristo le tiene asegurados; si las bendiciones conferidas no la capacitaron para cumplir la obra que se le confió, se pronunciará contra ella la sentencia: ‘Hallada falta’. Será juzgada según la luz y las ocasiones que le fueron deparadas…”

7TI pg. 172.1 – “Satanás utiliza toda su pericia para diseñar incontables planes y métodos con el fin de cumplir sus propósitos. Se empeña en restringir la libertad religiosa y restaurar una especie de esclavitud en el mundo religioso. A menos que sean sostenidas por el poder de Dios, las organizaciones e instituciones obrarán bajo los dictados de Satanás para mantener a los hombres bajo el control de los hombres; el fraude y el engaño tomarán el aspecto de un celo por la verdad y por el adelantamiento del reino de Dios. Cualquier cosa que en nuestra práctica no aparezca con la claridad del día pertenece a los métodos del príncipe del mal.”

PE pg. 261.1 – “Vi que Dios tiene hijos sinceros entre los adventistas nominales y las iglesias caídas, y antes que sean derramadas las plagas, los ministros y la gente serán invitados a salir de esas iglesias y recibirán gustosamente la verdad. Satanás lo sabe; y antes que se dé el fuerte pregón del tercer ángel, despierta excitación en aquellas organizaciones religiosas, a fin de que los que rechazaron la verdad piensen que Dios los acompaña. Satanás espera engañar a los sinceros e inducirlos a creer que Dios sigue obrando en favor de las iglesias. Pero la luz resplandecerá, y todos los que tengan corazón sincero dejarán a las iglesias caídas, y se decidirán por el residuo.”

Jeremías 4:23-26 – “Miré la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y los cielos, y no había en ellos luz. Miré los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y he aquí el Carmelo desierto, y todas sus ciudades eran asoladas a la presencia de Jehová, a la presencia del furor de su ira”.

CPI pg. 69.2 – “No todo el mundo ha tomado posiciones con el enemigo y contra Dios. No todos se han vuelto desleales. Queda un remanente que permanece fiel a Dios; porque Juan escribe: ‘Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús’ (Apocalipsis 14:12). Muy pronto una furiosa batalla contra los que sirven a Dios será entablada por aquellos que no le sirven. Muy pronto todo lo que es susceptible de ser removido lo será, de modo que sólo lo inquebrantable subsista.

“Satanás estudia la Biblia con cuidado. Sabe que le queda poco tiempo y procura en todo punto contrarrestar la obra que el Señor está haciendo sobre esta tierra. Es imposible dar una idea de lo que experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de las persecuciones pasadas. Andará en la luz que emana del trono de Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la tierra serán mantenidas constantes. Por su parte Satanás, rodeado de sus ángeles, y haciéndose pasar por Dios, hará toda clase de milagros a fin de seducir, si posible fuese, aun a los escogidos. El pueblo de Dios no hallará seguridad en la realización de milagros, porque Satanás los imitará. En esta dura prueba, el pueblo de Dios hallará su fortaleza en la señal mencionada en Éxodo 31:12-18. Tendrá que afirmarse sobre la palabra viviente: ‘Escrito está’. Es el único fundamento seguro. Aquellos que hayan quebrantado su alianza con Dios estarán entonces sin Dios y sin esperanza.

“Lo que caracterizará de un modo peculiar a los adoradores de Dios será su respeto por el cuarto mandamiento, puesto que es la señal del poder creador de Dios y atestigua que él tiene derecho a la veneración y al homenaje de los hombres. Los impíos se distinguirán por sus esfuerzos para derribar el monumento conmemorativo del Creador y exaltar en su lugar la institución romana. En este conflicto, la cristiandad entera se encontrará dividida en dos grandes clases: la que guardará los mandamientos de Dios y la fe de Jesús y la que adorará la bestia y su imagen y recibirá su marca. No obstante los esfuerzos reunidos de la iglesia y del estado para compeler a los hombres, ‘pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos’, a recibir la marca de la bestia, el pueblo de Dios no se someterá. El profeta de Patmos vio a ‘los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su señal y el número de su nombre, estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios’ (Apocalipsis 13:16; 15:2, 3).”

Ninguna organización religiosa escapará de la Ley de Dios en el Juicio. Así crean que los Diez Mandamientos fueron clavados en la cruz, así crean que la ley ceremonial no fue clavada en la cruz y sigue en vigencia, así crean que pecado es únicamente el acto consumado, en el Juicio todos serán pesados en la balanza de la Ley Moral eterna e inmutable, y abundará el pecado de muchos que se consideran justos.

Joel 2:6 – “Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes.”

Cuando el hombre comprende que la Ley de Dios está aun en vigencia y no pasará por alto ninguna organización, y que ninguna persona se escapará; cuando el hombre comprende las demandas de la Ley de Dios para que el hombre sea aceptado (Romanos 2:13; 1 Pedro 1:15-16), y pueda recibir el bautismo diario del Espíritu Santo (Hechos 5:32); cuando el hombre comprende la Amonestación del Testigo Fiel en todas sus dimensiones (Apocalipsis 3:17; Juan 5:42; 8:44); cuando comprenda que la Ley condena los actos (Mateo 5:21, 27), los pensamientos e intenciones (Mateo 5:28; Génesis 6:5), su odio (1 Juan 3:5), hasta su naturaleza pecaminosa (Salmos 51:5; 58:3; Isaías 48:8); y cuando el hombre comprende la condenación de la Ley (Romanos 6:23; Apocalipsis 21:8), entonces los semblantes se pondrán pálidos pues el hombre comprenderá que en nosotros mismos no hay con qué satisfacer las demandas ni la condenación de la Ley.

Aquellos que confiaron en una norma adulterada o suavizada según sus propias inclinaciones pervertidas, que confiaron en obediencia dentro de sí mismos, y en una perfección en sí mismos para pasar el Juicio, se pondrán pálidos y temerán.

CC pg. 28.2 – “Como Nicodemo, podemos lisonjearnos de que nuestra vida ha sido íntegra, de que nuestro carácter moral es correcto, y pensar que no necesitamos humillar nuestro corazón delante de Dios como el pecador común; pero cuando la luz de Cristo resplandezca en nuestra alma, veremos cuán impuros somos; discerniremos el egoísmo de nuestros motivos y la enemistad contra Dios, que han manchado todos los actos de nuestra vida. Entonces conoceremos que nuestra propia justicia es en verdad como trapos de inmundicia y que solamente la sangre de Cristo puede limpiarnos de la contaminación del pecado y renovar nuestro corazón a la semejanza del Señor.”

CC pg. 62.2 – “Antes que Adán cayese le era posible desarrollar un carácter justo por la obediencia a la ley de Dios. Mas no lo hizo, y por causa de su caída tenemos una naturaleza pecaminosa y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Puesto que somos pecadores y malos, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige. Pero Cristo nos preparó una vía de escape. Vivió en esta tierra en medio de pruebas y tentaciones como las que nosotros tenemos que arrostrar. Sin embargo, su vida fué impecable. Murió por nosotros, y ahora ofrece quitar nuestros pecados y vestirnos de su justicia. Si os entregáis a El y le aceptáis como vuestro Salvador, por pecaminosa que haya sido vuestra vida, seréis contados entre los justos, por consideración hacia El. El carácter de Cristo reemplaza el vuestro, y sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado.”

ECFP pg. 9.1 – “En tanto que los que confían en sí mismos, y dependen de su propia perfección de carácter, pierden su falso manto de justicia cuando son expuestos a las tormentas de la prueba, los que son verdaderamente justos y con sinceridad aman y temen a Dios, lucen el manto de la justicia de Cristo tanto en la prosperidad como en la adversidad.”

Joel 2:7 – “Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; cada cual marchará por su camino, y no torcerá su rumbo.”

Por este versículo podemos analizar que se trata de un ejército bien ordenado y que no falla.

“Y no torcerán sus sendas.” – Nadie puede sobornar a Dios ni a la Ley de Dios. Ni el dinero, ni la posición social importará en el Juicio, pues lo que Dios aprecia es el carácter.

MC pg. 379.4 – “No estima Dios a los hombres por su fortuna, su educación o su posición social. Los aprecia por la pureza de sus móviles y la belleza de su carácter. Se fija en qué medida poseen el Espíritu Santo, y en el grado de semejanza de su vida con la divina. Ser grande en el reino de Dios es ser como un niño en humildad, en fe sencilla y en pureza de amor.”

El Juicio viene como Ladrón

Joel 2:8-9 – “Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones.”

Estos versículos continúan describiendo a un ejército rápido y ordenado, que entra a todas las casas, así los moradores de la tierra estén o no estén preparados.

“A manera de ladrones” – el Juicio de Vivos viene como ladrón por la noche cuando todos están durmiendo.

1 Tesalonicenses 5:2-4 – “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.”

Lucas 12:39 – “Sabed que si el dueño de casa hubiera sabido a qué hora habría de venir el ladrón, no habría permitido que forzara la entrada a su casa.”

La “venida como ladrón” no se trata de la Segunda Venida de Cristo como enseña el cuerno pequeño, pues la Segunda Venida de Cristo no ocurre de manera secreta, sino que mas bien está escrito que “todo ojo le verá” (Apocalipsis 1:7). Es el Juicio de Vivos que entra como ladrón a las casas así la gente esté o no esté preparada para este evento solemne. Cuando llegue la hora del Juicio de Vivos, todos seremos examinados bajo la Ley de Dios, así estemos o no estemos preparados para este examen minucioso.

CS pg. 544/2 (480.2) – “Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Prontonadie sabe cuándoles tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: ‘Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo’. ‘Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti’ (Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3).”

Temblará la tierra y se estremecerán los cielos

Joel 2:10 – “Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.”

El Juicio de Vivos viene como ladrón y como un terremoto que hace temblar las casas.

Ya hemos establecido que, si el hombre llega a comprender y a examinar su vida a la luz de las demandas de la Ley de Dios, va a temblar y su rostro va a palidecer. En la Biblia encontramos una historia de un hombre a quien le temblaron las rodillas cuando su caso fue pesado en la balanza del Santuario en su Día de Juicio.

El rey Belsasar

Mene Tekel Uparsin

En el capítulo quinto de Daniel, el nieto de Nabucodonosor, el rey Belsasar, convocó a un gran banquete para sus príncipes. Todos bebieron vino, alabaron a dioses paganos, y utilizaron los utensilios santos que el rey Nabucodonosor había robado del santuario terrenal. De repente, en medio de la fiesta, ocurrió una interrupción de origen celestial: una mano escribió en la pared la escritura:

“MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.”

El significado de la escritura en la pared, de la sentencia, para el rey Belsasar fue el siguiente:

  • MENE: Contó Dios tu reino y le ha puesto fin (Daniel 5:26).
  • TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto (Daniel 5:27).
  • PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas (Daniel 5:28).

Se trataba de una escena de Juicio. El rey Belsasar había sido pesado en balanza y había sido hallado falto: El rey de Babilonia salió reprobado en el Juicio de Dios y murió aquella misma noche (Daniel 5:30). En Daniel 5:30 el rey Belsasar experimentó la muerte primera que es como un sueño (Juan 11:11), y como su caso ya ha sido tomado y salió reprobado, en la resurrección de los impíos (Apocalipsis 20:5) Belsasar resucitará para experimentar la muerte segunda (Apocalipsis 20:11-15).

Cuando el rey Belsasar vio aquella mano escribir aquellas palabras en la pared, el rey comprendió que estaba ante el tribunal de Dios, entonces palideció y tembló de pánico:

Daniel 5:6 – “Entonces el rey se puso pálido, y sus pensamientos le turbaron. Se desencajaron las articulaciones de sus caderas, y sus rodillas se chocaban la una contra la otra.”

En Joel 2:6 estudiamos que cuando el Juicio llega como ladrón y los caracteres humanos son examinados bajo la Ley, entonces los hombres tiemblan y sus rostros palidecen, tal como le ocurrió al rey Belsasar. Sus rodillas chocaban una contra la otra, esto equivale también a Joel 2:10 – “temblará la tierra.”

Pero Joel 2:10 también nos dice que “se estremecerán los cielos.” Esto se debe a que está ocurriendo un acontecimiento terrible en el cielo, y en el Santuario Celestial: Los nombres de los hombres que, como Belsasar, fueron pesados en la balanza de la santa Ley de Dios y fueron hallados faltos, están siendo borrados del Libro de la Vida. Esto es algo terrible—que un nombre sea borrado del Libro de la Vida para siempre.

El sol y la luna se oscurecerán

De acuerdo a Joel 2:10, este “terremoto” afecta al sol, la luna y las estrellas.

Malaquías 4:2 – “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.”

En Malaquías 4:2 se describe a Cristo como el “Sol de justicia”. El sol es una estrella: es un astro que brilla porque tiene luz propia.

DMJ pg. 36/2 – “Nunca ha brillado, ni brillará jamás, otra luz para el hombre caído, fuera de la que procede de Cristo. Jesús, el Salvador, es la única luz que puede disipar las tinieblas de un mundo caído en el pecado. De Cristo está escrito: ‘En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:4). Sólo al recibir vida podían sus discípulos hacerse portaluces. La vida de Cristo en el alma y su amor revelado en el carácter los convertiría en la luz del mundo.

La humanidad por sí misma no tiene luz. Aparte de Cristo somos un cirio que todavía no se ha encendido, como la luna cuando su cara no mira hacia el sol; no tenemos un solo rayo de luz para disipar la oscuridad del mundo. Pero cuando nos volvemos hacia el Sol de justicia, cuando nos relacionamos con Cristo, el alma entera fulgura con el brillo de la presencia divina.”

La luna es un astro que, a diferencia del sol, no tiene luz propia. Pero es capaz, sin embargo, de reflejar la luz que emana del sol hacia el mundo.

¿Qué ha hecho el cuerno pequeño con la Justicia perfecta y perpetua de Cristo?

FO pg. 12/3 – “Muchos han perdido demasiado por no haber abierto los ojos de su entendimiento para discernir las cosas asombrosas de la ley de Dios. Por un lado, los religiosos extremistas en general han divorciado la Ley del Evangelio, mientras nosotros, por el otro lado, casi hemos hecho lo mismo desde otro punto de vista. No hemos levantado delante de la gente la justicia de Cristo y el pleno significado de su gran plan de redención. Hemos dejado a un lado a Cristo y su incomparable amor, introducido teorías y razonamientos, y predicado discursos argumentativos.”

Por un lado, el cuerno pequeño hace de Cristo un humano pecaminoso para adoctrinar a las masas con su salvación por obras. Al hacer de Cristo un humano pecaminoso con inclinación al mal, han manchado con estiércol la perfecta justicia de Cristo. Además de esto, tuvieron que hacer del pecado sólo el acto consumado, pues para la oruga ni la inclinación, ni la intención, ni mucho menos el estado de ser son pecado. De otra manera, no podrían vender a la gente su doctrina perfeccionista y legalista. Todo aquel que beba de este vino de Babilonia, buscará pasar el Juicio con su propia “perfección.”

FO pg. 17/2 – “Sea hecho claro y manifiesto que no es posible mediante mérito de la criatura realizar cosa alguna en favor de nuestra posición delante de Dios o de la dádiva de Dios por nosotros. Si la fe y las obras pudieran comprar el don de la salvación, entonces el Creador estaría obligado ante la criatura. En este punto la falsedad tiene una oportunidad de ser aceptada como verdad. Si algún hombre puede merecer la salvación por algo que pueda hacer, entonces está en la misma posición del católico que cumple penitencia por sus pecados. La salvación, en tal caso, es en cierto modo una obligación, que puede ganarse como un sueldo. Si el hombre no puede, por ninguna de sus buenas obras, merecer la salvación, entonces ésta debe ser enteramente por gracia, recibida por el hombre como pecador porque acepta y cree en Jesús. Es un don absolutamente gratuito. La justificación por la fe está más allá de controversias. Y toda esta controversia termina tan pronto como se establece el punto de que los méritos de las buenas obras del hombre caído nunca pueden procurarle la vida eterna.”

Según el cuerno pequeño, la Justicia de Cristo está dentro de mí, es decir, literalmente está en el corazón del hombre, y por lo tanto todo lo que realiza es “aceptable” ante Dios, y no puede pecar. El cuerno pequeño es quien ha oscurecido el sol de justicia, la justicia de Cristo: La ha sacado del cielo, del Santuario Celestial y la ha colocado dentro del hombre en la tierra para que busque una justificación aquí en la tierra y en sí mismo.

La luna, a diferencia del sol, no tiene luz inherentemente, sino que brilla gracias a la luz del sol. Nosotros somos representados por la luna, el satélite que no tiene luz propia, pero que sin embargo puede llegar a reflejar la luz del sol. Dios quiere que brillemos por la luz de la justicia de Cristo, ya que no tenemos una justicia propia con la cual dar satisfacción a la demanda de Romanos 2:13, debido a que no tenemos capacidad natural para amar (Juan 5:42).

Gracias a que el cuerno pequeño ha oscurecido a la justicia perfecta de Cristo, el hombre trata de pasar el Juicio con su propia justicia que es el pan inmundo. Por lo tanto, es un árbol seco, es un valle de huesos secos, es un satélite que no brilla. Como la luna, no podemos brillar por nosotros mismos si no tenemos la luz de la justicia perfecta de Cristo. Es imposible que pueda haber santificación verdadera en un ser humano que no esté siendo declarado justo en el Santuario Celestial y en virtud de la justicia perfecta de Cristo. Las obras, la obediencia verdadera, siempre será un resultado o fruto, pero nunca una causa de aceptación.

Efesios 2:8-9 – “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Romanos 6:22 – “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”

Es por esto que el apóstol Santiago escribió: “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” (Santiago 2:26). Las obras dan evidencia de que el creyente está siendo justificado por la fe, pues como resultado está siendo regenerado por el Espíritu. Pero esto no es lo mismo que afirmar que es por las obras que el hombre es justificado, o que es justificado por una mezcla de fe y obras, o una mezcla de justicia de Cristo con justicia del hombre. Esto, en cambio, es pervertir la doctrina de la justificación por la fe, y ofrecer el pan inmundo en lugar del pan verdadero.

La justicia perfecta de Cristo es el vestido de boda de la parábola de las bodas (Mateo 22:1-14). En la parábola, antes de la cena de bodas, el rey realiza un examen (el Juicio) de los convidados a la boda, y al hombre que encuentra sin este vestido de boda preparado para los invitados (Mateo 22:11) lo manda a arrojar a las tinieblas de afuera, al llanto y crujir de dientes (Mateo 22:13). Este hombre es un hombre que no quiso pasar el Juicio con la justicia perfecta de Cristo, sino con su propia obediencia, con sus propias obras. Esta parábola es una clara advertencia para todos los hombres que buscan ingenuamente pasar el Juicio con su propia “perfección.”

PVGM pg. 252.2 – “El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia ‘le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante’, ‘que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante’. El lino fino, dice la Escritura, ‘son las justificaciones de los santos’ (Apocalipsis 19:8; Efesios 5:27). Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal.

“La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén. Ellos vivían en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó. Desnudos y avergonzados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales cosiendo hojas de higuera para cubrirse.

Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en que Adán y Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado los mantos de su propia invención; mediante sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados y hacerse aceptables a Dios.

Pero esto no pueden lograrlo jamás. El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia. Ningún manto hecho de hojas de higuera, ningún vestido común a la usanza mundana, podrán emplear aquellos que se sienten con Cristo y los ángeles en la cena de las bodas del Cordero.

Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente. ‘Yo te amonesto—dice él—que de mí compres… vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez’ (Apocalipsis 3:18).

“Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. ‘Como trapos asquerosos son todas nuestras justicias’ (Isaías 64:6). Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios ‘apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él’. Se define el pecado como la ‘transgresión de la ley’ (1 Juan 3:5; 4). Pero Cristo fue obediente a todo requerimiento de la ley. El dijo de sí mismo: ‘Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón’ (Salmos 40:8).  Cuando estaba en la tierra dijo a sus discípulos: ‘He guardado los mandamientos de mi Padre’ (Juan 5:10). Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová.”

Salmos 84:11-12 – “Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía.”

Y las estrellas retraerán su resplandor

PR pg. 529/1 – “En las visiones de los profetas antiguos se representaba al Señor de gloria como otorgando luz especial a su iglesia en los días de tinieblas e incredulidad que preceden a su segunda venida. Como Sol de Justicia, iba a levantarse sobre su iglesia, para traer ‘salud’ ‘en sus alas’ (Malaquías 4:2). Y de todo verdadero discípulo debe irradiar una influencia que difunda vida, valor, auxilio y verdadera sanidad.”

Si el sol de justicia es Cristo y los seres humanos estamos representados por la luna, ¿quiénes son las “estrellas”? Curiosamente, hoy en día a los hombres famosos se les llama “estrellas.”

PR pg. 140/1 – “No está lejos el tiempo en que cada alma será probada. Se procurará imponernos la observancia del falso día de reposo. La contienda será entre los mandamientos de Dios y los de los hombres. Los que hayan cedido paso a paso a las exigencias mundanales y se hayan conformado a las costumbres del mundo cederán a las autoridades, antes que someterse al ridículo, los insultos, las amenazas de encarcelamiento y la muerte. En aquel tiempo el oro quedará separado de la escoria. La verdadera piedad se distinguirá claramente de las apariencias de ella y su oropel. Más de una estrella que hemos admirado por su brillo se apagará entonces en las tinieblas. Los que hayan asumido los atavíos del santuario, pero no estén revestidos de la justicia de Cristo, se verán en la vergüenza de su propia desnudez.”

“Prueba” es sinónimo de examen, y de JUICIO. Ese “tiempo”, que no está lejos, cuando “cada alma será probada”, es el Juicio de Vivos en el tiempo que se imponga por ley “la observancia del falso día de reposo.” La sierva del Señor y Joel 2:10 nos advierten que muchos líderes religiosos, muchos pastores famosos y admirados, “estrellas” de YouTube y de Facebook que atraen a las multitudes en sus conferencias, y que ahora pueden tener una apariencia de piedad y de mucho “conocimiento” de las Escrituras, que aparentan enseñar doctrinas correctas… que hablan de Cristo “humano pecaminoso”, que hablan de celebrar las fiestas caducadas de la ley ceremonial, que hablan de buscar la perfección para pasar el Juicio, que hablan del Santuario y del mensaje del tercer ángel, pero que no tienen la menor idea de la verdad presente, ni de la amonestación del Testigo Fiel, han “asumido los atavíos del santuario, pero no están revestidos de la justicia de Cristo.” Cuando llegue la hora de la verdad, toda su justicia propia se apagará en tinieblas y “se verán en la vergüenza de su propia desnudez”, aquella desnudez mencionada también en la amonestación del Testigo Fiel (Apocalipsis 3:17).

Hoy en día todos podemos profesar ser discípulos de Cristo, todos nos creemos “hijos de Dios”. Pero cuando llegue la hora de la prueba final, entonces recién se verá verdaderamente quién es quién: quién es verdaderamente discípulo de Cristo y quién es discípulo del enemigo; quién predicó la sana doctrina, y quién predicó la doctrina de demonios.

Job 25:4-6 – “¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?”

PR pg. 531/2 – “La luz es una bendición universal que derrama sus tesoros sobre un mundo ingrato, profano y desmoralizado. Lo mismo hace la luz del Sol de Justicia. Toda la tierra, que está rodeada por las tinieblas del pecado, de la tristeza y del dolor, debe ser iluminada por el conocimiento del amor de Dios. Ninguna secta, categoría ni clase de personas debe ser excluída de la luz que resplandece del trono celestial.”

DTG pg. 13/2 – “La tierra quedó obscura porque se comprendió mal a Dios. A fin de que pudiesen iluminarse las lóbregas sombras, a fin de que el mundo pudiera ser traído de nuevo a Dios, había que quebrantar el engañoso poder de Satanás. Esto no podía hacerse por la fuerza. El ejercicio de la fuerza es contrario a los principios del gobierno de Dios; él desea tan sólo el servicio de amor; y el amor no puede ser exigido; no puede ser obtenido por la fuerza o la autoridad. El amor se despierta únicamente por el amor. El conocer a Dios es amarle; su carácter debe ser manifestado en contraste con el carácter de Satanás. En todo el universo había un solo ser que podía realizar esta obra. Únicamente Aquel que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios, podía darlo a conocer. Sobre la obscura noche del mundo, debía nacer el Sol de justicia, ‘trayendo salud eterna en sus alas’ (Malaquías 4:2).”

DTG pg. 634/2 – “Cristo quiere que estén representados en su iglesia en la tierra el orden celestial, el plan de gobierno celestial, la armonía divina del cielo. Así queda glorificado en los suyos. Mediante ellos resplandecerá ante el mundo el Sol de justicia con un brillo que no se empañará. Cristo dió a su iglesia amplias facilidades, a fin de recibir ingente rédito de gloria de su posesión comprada y redimida. Ha otorgado a los suyos capacidades y bendiciones para que representen su propia suficiencia. La iglesia dotada de la justicia de Cristo es su depositaria, en la cual las riquezas de su misericordia y su gracia y su amor han de aparecer en plena y final manifestación. Cristo mira a su pueblo en su pureza y perfección como la recompensa de su humillación y el suplemento de su gloria, siendo él mismo el gran Centro, del cual irradia toda gloria.”

El Ejército de Jehová

Joel 2:11 – “Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?”

“Y Jehová dará su orden delante de su ejército”—es Jehová quien manda a este ejército.

“Porque muy grande es su campamento”—se trata de un ejército grande, fuerte, rápido y ordenado. Es un ejército que no puede ser sobornado, y que no puede ser detenido por las paredes. Este ejercito entra como un ladrón y no pasa por alto a ninguna casa—a ninguna organización religiosa (Joel 2:4-9), a ninguna persona (Joel 2:3).

Nada ni nadie puede impedir la hora ni la obra del Juicio investigador. Lo único que nos puede salvar en la hora del Juicio de Dios es que retengamos el perdón asegurado frente a nuestros nombres en los libros del cielo, retengamos la aceptación diaria, y retengamos al Espíritu Santo como Habitante.

Zacarías y el rollo que volaba

El profeta Zacarías igualmente vio en visión a este “ejército” de Jehová, pero en la visión de Zacarías este ejército tenía la forma de un “rollo” que volaba.

zacarias

Zacarías 5:1-4 – “De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho. Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido. Yo la he hecho salir, dice Jehová de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la consumirá, con sus maderas y sus piedras.”

En estos versículos, el profeta Zacarías ve un rollo que volaba, un rollo volador que había sido mandado por Jehová, pues dijo Jehová–“Yo la he hecho salir” (Zacarías 5:4).

Sabemos que este “rollo” era la Ley de Dios—los Diez Mandamientos, la Ley Moral—pues de una parte del rollo estaba escrito: “todo aquel que hurta será destruido” (octavo mandamiento); y de otra parte del rollo estaba escrito: “y todo aquel que jura, será destruido” (Zacarías 5:3), y “del que jura falsamente en mi nombre” (Zacarías 5:4) (tercer mandamiento).

La Ley de Dios, los Diez Mandamientos, es la norma del Juicio (Eclesiastés 12:13-14; Santiago 2:10-12). La Ley “destruye” (o “corta” o “excluye” según la traducción) pues en el día de Juicio la Ley tiene poder para borrar/cortar/destruir/excluir nombres del Libro de la Vida.

Apocalipsis 3:5 – “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.”

El cuadro que presenta el profeta sobre este “rollo” en Zacarías 5:4, es el mismo cuadro que presenta el profeta Joel sobre el “ejercito” en Joel 2:4-: se trata de un “rollo” que penetra en toda casa, que “consume” y que “quema”.

Jehová le dijo al profeta: “Esta es la maldición que sale sobre la faz de la tierra…” (Zacarías 5:3). Se trata de la misma “maldición” de la que escribe el apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas.

Gálatas 3:10 – “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”

Esta Ley penetra en tu casa por más que cierres tus ventanas y tus puertas con cerrojos, por muy alto que sean tus muros (Joel 2:9), y viene a INVESTIGAR hasta lo más PROFUNDO y RECONDITO de tus pensamientos, deseos e intenciones (Genesis 6:5; Mateo 5:22, 28; 1 Juan 3:5), INVESTIGA tus actos (Mateo 5:21, 27), EXAMINA inclusive tu estado de ser (Salmos 51:5; 58:3; Isaías 48:8).

Hebreos 4:12 – “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”

1MS pg. 254.2 – “Dice el salmista: ‘La ley de Jehová es perfecta’ (Salmos 19:7). ¡Cuán maravillosa es la ley de Jehová en su sencillez, su extensión y perfección! Es tan breve, que podemos fácilmente aprender de memoria cada precepto, y sin embargo tan abarcante como para expresar toda la voluntad de Dios y tener conocimiento no sólo de las acciones externas, sino de los pensamientos e intenciones, los deseos y emociones del corazón. Las leyes humanas no pueden hacer esto. Sólo pueden tratar con las acciones externas. Un hombre puede ser transgresor y, sin embargo, puede ocultar sus faltas de los ojos humanos. Puede ser criminal, ladrón, asesino o adúltero, pero mientras no sea descubierto, la ley no puede condenarlo como culpable. La ley de Dios toma en cuenta los celos, la envidia, el odio, la malignidad, la venganza, la concupiscencia y la ambición que agitan el alma, pero que no han hallado expresión en acciones externas porque ha faltado la oportunidad aunque no la voluntad. Y se demandará cuenta de esas emociones pecaminosas en el día cuando ‘Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala’ (Eclesiastés 12:14).”

Juan 16:8 – “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.”

El Espíritu Santo es quien nos convence de pecado, pero para poder convencernos de pecado necesariamente tiene que hacerlo por medio de la Ley (Gálatas 3:24; 5:18; Romanos 7:7; 8:6). Ningún hombre puede escapar de este ejército, de este rollo que vuela, de esta espada de dos filos. Ninguna persona y ninguna organización religiosa podrá escapar del Juicio (Zacarias 5:3-4; Joel 2:3).

¿Cuál es nuestro deber ante este temible hecho?

Jehová por medio del profeta Joel nos manda a 1) tocar trompeta y tocar alarma en el santo monte para que 2) tiemblen todos los moradores de la tierra (Joel 2:1).

¿Quién podrá permanecer en el Día del Juicio?

“Porque grande es el día de Jehová y quién podrá soportarlo?” (Joel 2:11)

Los seres humanos que respondan al llamado del Señor y congreguen al Santuario Celestial por la fe, donde Cristo Sumo Sacerdote presenta diariamente su obediencia perfecta y su sangre derramada en la cruz para nuestra aceptación, perdón de pecados y bautismo diario del Espíritu Santo podrán soportarlo. Es por estos verdaderos creyentes que Cristo hablará en el Juicio en calidad de Sustituto en la vida, Garante y Sustituto en la muerte, y Mediador (Daniel 10:6).

Daniel 10:6 – “Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.”

Si Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, intercede por nosotros en el Santuario Celestial, entonces podremos salir victoriosos en el Juicio y podremos permanecer de pie cuando Cristo aparezca por las nubes de los cielos en su Segunda Venida en toda su gloria.

Apocalipsis 6:15-17 – “Los reyes de la tierra, los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, todo esclavo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas, y decían a las montañas y a las peñas: ‘Caed sobre nosotros y escondednos del rostro y de la ira del Cordero. Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¡quién podrá permanecer de pie!’”

PE pg. 15.2 – “‘Quienes tengan las manos limpias y puro el corazón podrán subsistir. Bastaos mi gracia.’ Al escuchar estas palabras, se iluminaron nuestros rostros y el gozo llenó todos los corazones. Los ángeles pulsaron una nota más alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la tierra.”

El hombre que haya rechazado la obediencia perfecta de Cristo y la obra de Cristo en el Santuario Celestial no podrá subsistir en el Juicio. A la Segunda Venida de Cristo, tanto impíos como salvos exclaman: “¿quién podrá permanecer de pie?” Pero Cristo dice a los salvos: “Bastaos mi gracia” (2 Corintios 12:9). Si Cristo habla a nuestro favor en el Santuario, podremos permanecer de pie.

Convertíos a mí

Joel 2:12 – “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.”

Joel 2:12 es el mismo mensaje que encontramos en Joel 1:14.

Joel 1:14 – “Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová.”

En la hora del Juicio, ese día que en el símbolo era día de ayuno el 10 de mes séptimo (Levítico 23:27-29), Dios dice “CONVERTIOS A MI”, no dice “¡alcanzad la perfección para pasar el Juicio!” Tampoco dice “¡recibid lluvia tardía para alcanzar la perfección y pasar el Juicio!” Esto, sin embargo, es lo que dice el cuerno pequeño.

La orden de “conversión” es a CRISTO. Dios no nos manda a convertirnos a una organización religiosa humana. En nosotros mismos, por naturaleza, no hay capacidad para convertirnos a Dios. La verdadera conversión es una obra SOBRENATURAL en la que debe intervenir el poder divino y el esfuerzo humano. Es por ese motivo que tenemos que pedir a Dios:

Jeremías 31:18 – “Conviérteme y seré convertido; porque tú eres Jehová mi Dios.”

La orden de Dios es que nuestra conversión sea “con ayuno, con lloro, y con lamento” (Joel 2:12).

CON AYUNO

Tal y como Dios había mandado en el día de expiación simbólico el 10 de mes séptimo (Levítico 23:27), nuestro deber es confesar el pecado al punto sin justificaciones y pedir perdón.

Levítico 23:27 – “A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.”

CON LLORO

Jehová en el Día del Juicio no nos pide que nos jactemos y vanagloriemos por haber “alcanzado la perfección” en nosotros mismos. Sino que por el contrario pide arrepentimiento y humildad durante este solemne evento.

Lucas 5:32 – “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”

Pero para que esto sea posible, y para que el hombre pueda llorar por su pecado, debe también comprender que no tiene capacidad natural para arrepentirse por sí mismo. El arrepentimiento es un don de Dios (Hechos 5:31; 11:18; Romanos 2:4; 2 Corintios 7:9-10; 2 Pedro 3:9). El hombre nunca llora por el pecado en sí, sino que llora por las consecuencias de su pecado—esto es el remordimiento. Para que podamos llorar el pecado mismo, Dios nos debe dar el don sobrenatural del arrepentimiento.

CON LAMENTO

Es con “llanto” o con “lamento” según la traducción.

¿Por qué debemos lamentarnos?

Primeramente, debemos lamentarnos porque NO tenemos en nosotros mismos lo que la Ley de Dios demanda para que seamos aceptados. No tenemos la obediencia perfecta de Romanos 2:13, ni tenemos la naturaleza sin mancha de pecado de 1 Pedro 1:15-16.

Si la Ley de Dios invadiera mi casa como ladrón en este momento para examinarme y buscar dentro de mí la obediencia perfecta de Romanos 2:13 y la naturaleza sin mancha de pecado de 1 Pedro 1:15-16, entonces yo sería hallado falto sin duda alguna.

¿Entonces cuál es mi única esperanza? Aquel que vino a la tierra como Hombre, engendrado SANTO por Dios Espíritu Santo—es decir engendrado SIN MANCHA de pecado (Lucas 1:35)—y que se mantuvo sin mancha, y obedeció de manera perfecta y perpetua, hasta su muerte (Filipenses 2:8; 1 Pedro 1:19)—Cristo como Hombre. Por eso la orden de Dios parar que podamos permanecer en el Juicio es de: “CONVERTIOS A MI”—este es el PRIMER PRINCIPIO, pues todo ser humano que no es convertido no tiene esta esperanza. Todo ser humano que piensa pasar el Juicio con su propia “perfección” no tiene esperanza, pues no tiene a Cristo; no es una persona convertida, sino que es tan solo un profeso cristiano que no conoce a Cristo.

En segundo lugar, el hombre debe lamentar que Cristo – un hombre inocente – fue tratado como nosotros hombres culpables merecemos ser tratados. Un hombre que nunca mintió fue tratado como un mentiroso. Un hombre que nunca adulteró fue tratado como un adúltero. Un hombre que nunca tuvo envidia fue tratado como un envidioso. Un hombre que nunca fue vanidoso fue tratado como un vanidoso. Un hombre que nunca robó fue tratado como ladrón. Un hombre que nunca quebrantó el cuarto mandamiento fue tratado como un infractor del sábado. Un hombre que nunca cometió pecado fue humillado, ultrajado, insultado, aborrecido, escupido, abofeteado, aborrecido y crucificado como un vil pecador. Eso es lo que deberíamos también lamentar, para así abandonar de una buena vez la práctica abominable del pecado.

Debemos lamentar que, así yo tenga al Espíritu Santo como Agente Regenerador, yo todavía no he alcanzado la perfección. Si yo pudiera alcanzar la perfección para el día de Juicio, entonces no tendría por qué llorar o lamentarme, sino más bien debería regocijarme en mi grandiosa justicia. Pero, como está escrito, nos lamentamos justamente porque NO tenemos en nosotros mismos la perfección necesaria para enfrentar nuestro examen ante la Ley.

Como no tenemos ninguna esperanza en nosotros mismos, Dios nos dice “convertíos a mí.” Esto es un principio que debe ser plenamente comprendido. Hay muchos profesos cristianos que están convertidos a sus organizaciones religiosas, con todo celo y pompa, pero que sin embargo no están convertidos al Señor y por lo tanto no tienen esperanza. Hay muchos profesos cristianos que se esmeran en defender sus organizaciones religiosas a muerte, pero se olvidan de que Dios nos manda a defender su Palabra hasta la muerte. No es lo mismo estar convertidos a una organización religiosa que estar convertidos a Dios. Por eso, Dios manda: “CONVERTIOS A MI.”

Rasgad vuestro corazón

Joel 2:13 – “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.”

Es verdad que en la Biblia se pueden encontrar que Dios ordena que no debemos usar aretes o anillos (Génesis 35:2-4; Isaías 3:16-24; 1 Timoteo 2:9-10), y que por ejemplo Dios manda a los hombres a usar cabello corto, y a las mujeres cabello largo (1 Corintios 11:14-115); es cierto también que Dios manda al hombre a no usar ropa de mujer, y a la mujer a que no use ropa de hombre (Deuteronomio 22:5); y por supuesto que debemos aprender a obedecer todo lo que Dios nos manda a obedecer porque todo es para nuestro propio bien, aunque no sea aparente a nuestras mentes oscurecidas por el egoísmo y la depravación.

Pero en muchas organizaciones religiosas se da mérito salvador a las obras: ya sea el mérito salvador a la ropa conservadora de la mujer y del hombre, o el mérito salvador a lo que come y deja de comer el hombre. Este legalismo fariseo se debe a que no estudiamos hasta dónde es que la Ley nos condena. La Ley no condena solo lo exterior, sino también lo interior. ¿De qué sirve que el hombre o la mujer dejen de usar aretes o anillos, o deje de consumir carne por obligación de su organización religiosa, si nunca le enseñaron que el ser humano es vanidoso, orgulloso, intemperante, por naturaleza desde su engendramiento? ¿De qué sirve que se vista exteriormente muy decoroso, pero por dentro este atestado de toda fornicación y adulterio (Romanos 1:29-31)? El legalismo agarra todas las cosas que forman parte de la santificación, y las coloca como medio de justificación, para así brindar pan inmundo a los fariseos por naturaleza.

Mateo 23:25 – “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.”

Dios obviamente desea que el hombre aprenda a alimentarse y a vestirse correcta y sanamente por su propio bienestar, y claramente desea que sus criaturas aprendan a obedecer absolutamente todo lo que Él manda en su santa Palabra y a vivir de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Pero la verdadera obediencia entra en el campo de la santificación y no en el de la justificación. Es completamente distinto pretender obedecer para ser aceptado, que obedecer como resultado de estar siendo aceptado en virtud de una obediencia ajena—la de Cristo como Hombre. El primero es imposible “por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7), así que el segundo es el único camino viable nuestra raza caída en el pecado. No puede haber obediencia verdadera sin regeneración, y no puede haber regeneración sin justificación. Y no puede haber justificación, ni perdón, ni regeneración sin Santuario, sin Sacerdocio, sin Evangelio, y sin haber aceptado la vigencia de la Ley y la Amonestación del Testigo Fiel. Empezar por las obras es empezar por el camino contrario al camino trazado por Dios en su gran plan de redención.

Si el ser humano aprende a alimentarse y a vestirse sanamente, esto será para su propio beneficio, pero esto no es una “causa” para que el hombre sea “aceptado” por Dios, ni para alcanzar una supuesta “perfección” hasta el Juicio. Pero los fariseos modernos obligan a los hombres a realizar todas estas cargas exteriores, para que así puedan ser aceptados dentro de sus organizaciones religiosas. Es entonces que los creyentes realizan celosamente todas estas cosas exteriores por obligación y no por convicción, sin que nunca se realice una transformación interior, y sin que haya convicción genuina de pecado. Es una religión sin Evangelio, sin Sacerdocio, sin Santuario, sin misericordia del Padre, y sin Espíritu Santo.

El momento que el hombre se alimenta o se viste de manera estricta por miedo a no ser aceptado por Dios o para no ser excluido de una organización humana, entonces esta obediencia nunca puede llegar a ser grata a Dios, pues no es una obediencia fruto de un principio implantado en el corazón y la mente del hombre. Y es una obediencia que bajo ninguna manera satisface las demandas de la santa Ley de Dios, pues es una obediencia contaminada y manchada de pecado. Es un pan inmundo, un pan que esta contaminado por estiércol humano, por lo tanto es una ofrenda que es abominable para nuestro santo Dios.

Si un hombre deja de consumir carne por obligación de su organización religiosa, entonces es más probable que en el futuro no sólo recaiga en el consumo de carne, sino que también defienda su accionar y hasta justifique su pecado. Esto se debe a que NUNCA hubo el principio sobrenatural de la TEMPERANCIA (Gálatas 5:22-23) implantado por Dios Espíritu Santo. Se trataba de puro esfuerzo y sentimentalismo humano sin la intervención divina. El mas grande esfuerzo humano será lo mismo que nada cuando llegue la prueba final, si es que nunca hubo intervención divina.

PVGM pg. 70/1 – “El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación—porque se le exige que lo haga—nunca entrará en el gozo de la obediencia. El no obedece. Cuando los requerimientos de Dios son considerados como una carga porque se oponen a la inclinación humana, podemos saber que la vida no es una vida cristiana. La verdadera obediencia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro. Nace del amor a la justicia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor. Esto nos inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el hacer el bien agrada a Dios.”

Dios no nos manda a “mejorar” aquella naturaleza pecaminosa con la cual fuimos engendrados. No se puede “mejorar” una manzana podrida, lo único que queda por hacer es echarla a la basura. Dios nos manda a “NACER DE NUEVO” (Juan 3:3), ya no de una semilla corruptible, sino de una semilla incorruptible (1 Pedro 1:23). Y esto solo lo puede hacer Dios Espíritu Santo (Juan 3:6), con aquellas personas que ha convencido de pecado y que por lo tanto han pedido a Dios por ese nuevo corazón y ese nuevo espíritu recto (Ezequiel 11:19; 36:26; Salmos 51:10)—han rogado a Dios, por los méritos de Cristo, que les sea implantada esa nueva naturaleza que debe crecer y desarrollarse diariamente por medio de la obediencia a toda Palabra que sale de la boca de Dios.

Salmos 51:10 – “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”

Misericordioso es y Clemente

Debemos convertirnos a Dios, pues Dios es misericordioso y clemente. Y justamente, porque Dios es misericordioso, es que acepta una vida ajena y perfecta, que no hemos vivido, como toda suficiente para nuestra aceptación en lugar de nuestra vida imperfecta. Somos contados como justos en nuestro Sustituto en la vida que es Cristo (Génesis 15:6; Romanos 4:3).

Romanos 4:6 – “Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras.”

2JT pg. 176/1 – “Su única esperanza se cifra en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración. Como Josué intercedía delante del ángel, la iglesia remanente, con corazón quebrantado y fe ferviente, suplicará perdón y liberación por medio de Jesús su Abogado. Sus miembros serán completamente conscientes del carácter pecaminoso de sus vidas, verán su debilidad e indignidad, y mientras se miren a sí mismos, estarán por desesperar. El tentador estará listo para acusarlos, como estaba listo para resistir a Josué. Señalará sus vestiduras sucias, su carácter deficiente. Presentará su debilidad e insensatez, su pecado de ingratitud, cuán poco semejantes a Cristo son, lo cual ha deshonrado a su Redentor. Se esforzará para espantar las almas con el pensamiento de que su caso es desesperado, de que nunca se podrá lavar la mancha de su contaminación. Esperará destruir de tal manera su fe que se entreguen a sus tentaciones, se desvíen de su fidelidad a Dios, y reciban la marca de la bestia.”

2JT pg. 177/2 – “Pero aunque los seguidores de Cristo han pecado, no se han entregado al dominio del mal. Han puesto a un lado sus pecados, han buscado al Señor con humildad y contrición y el Abogado divino intercede en su favor. El que ha sido el más ultrajado por su ingratitud, el que conoce sus pecados y también su arrepentimiento, declara: ‘¡Jehová te reprenda, oh Satán! Yo di mi vida por estas almas. Están esculpidas en las palmas de mis manos’.”

“Su única defensa será la oración” tal y como escribe el profeta:

Joel 1:19 – “A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo.”

Es la misericordia de Dios que acepta una vida que no hemos vivido, una muerte que no hemos experimentado, y el ruego de un Mediador en el Santuario Celestial (Hebreos 9:15).

¿Quién sabe?

Joel 2:14 – “¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?”

¿Quién sabe? Pues a duras penas podemos alcanzar la salvación provista por nosotros mismos.

1 Pedro 4:18 – “Y si el justo con dificultad se salva, ¿a dónde irá a parar el impío y el pecador?”

Ezequiel 14:14-16, 20 – “Si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor. Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras, y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada. Y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.”

Nadie puede librar a otra persona de la “maldición”, apenas por nosotros mismos podremos llegar a admitir que somos malos por naturaleza, y apenas por nosotros mismos lograremos congregar al Santuario Celestial. Nadie puede congregar al Santuario por otra persona. Nadie puede tener convicción de pecado por otra persona. Nadie puede cambiar el carácter por otra persona. Nadie puede dar de su aceite a otra persona (Mateo 25:8-9). La salvación es personal, no somos salvados en “grupos”.

Sofonías 2:3 – “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, que pusisteis en obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre: quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová.”

Y dejará bendición tras de él

La “bendición” que deja Jehová en el Juicio es “la ofrenda y la libación” (Joel 2:14). Esto es justamente lo que necesita el hombre para salir aprobado en el Juicio. Y es esto lamentablemente lo que el cuerno pequeño ha quitado de la vista de la humanidad, y por lo tanto las personas no tienen con qué presentarse ante Dios en el Juicio. Cristo como Hombre es quien tiene la verdadera ofrenda y libación. La ofrenda es la vida de obediencia perfecta de Cristo a la Ley de Dios que sirve para que seamos aceptados. La libación es la sangre de Cristo derramada en la cruz que sirve para la expiación de nuestros pecados.

En virtud de la ofrenda y la libación—los méritos de Cristo, el Evangelio—es que en el Juicio podemos recibir misericordia por medio de su Sacerdocio. Pero aquellos que desconocen sobre la ofrenda y la libación, del Sacerdocio y del Santuario no tienen esperanza alguna en el Juicio.

Llamado a congregar al Santuario en el libro de Hebreos

Hebreos 8:1-6 – “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.”

De acuerdo con Hebreos 10:19-21, el hombre que cree ejerciendo fe en la Palabra de Dios, tiene en el Santuario Celestial a un gran Sacerdote que posee la ofrenda y la libación necesarias: 1) el mana verdadero, el incienso verdadero, que es su carne—su vida de obediencia perfecta y perpetua a la Ley de Dios (Hebreos 10:20); 2) su sangre derramada en la cruz (Hebreos 10:19); y a Cristo Sumo Sacerdote (Hebreos 10:21).

Debemos presentarnos en el Juicio con su CARNE (Hebreos 10:20), con su SANGRE (Hebreos 10:19), y con tal Sumo Sacerdote (Hebreos 10:21), ejercitando la FE (Hebreos 10:22; 3:14).

Hebreos 12:22-24 – “Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”

También en Hebreos 12:22-24 encontramos otro escrito está que dice que debemos acercarnos a la Jerusalén Celestial donde está el verdadero Santuario Celestial (Hebreos 12:22); al lugar donde se encuentra el Juez que es Dios Padre (Hebreos 12:23), quien tiene la misericordia de aceptar al injusto en base a una justicia ajena; y donde está Cristo el Mediador con su obediencia perfecta y con su sangre que habla mejor que la de Abel (Hebreos 12:24), pues la sangre de Abel pide justicia, mientras que la sangre de Cristo clama por misericordia.

Hebreos 12:25 – “Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.”

En Hebreos 12:25 está escrito el peligro de no hacer caso al llamado a congregarnos al Santuario Celestial: Dios nos va a desechar por no querer aceptar lo que Dios quiere que aceptemos, y por no querer aprender a manejar la ofrenda y la libación en el Santuario Celestial.

Hebreos 12:26 – “La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.”

En Hebreos 12:26 se presenta una escena de Juicio, una “conmoción” en la tierra y en el cielo. En el cielo habrá una conmoción en el Santuario Celestial pues en el Juicio habrá dos resultados para cada ser humano: 1) Nombre conservado en el Libro de la Vida, o 2) nombre borrado del Libro de la Vida. Mientras que en la tierra hay conmoción pues, como resultado de lo que ocurre en el cielo en el Juicio, hay dos resultados en la tierra: 1) el hombre recibe lluvia tardía (Hechos 3:19), o 2) recibe siete espíritus inmundos (Mateo 12:45).

Hay conmoción en el cielo, en el Santuario Celestial, pues si el hombre llega al Juicio de Vivos habiendo retenido la justificación diaria, el perdón de sus pecados, y al Espíritu Santo como Habitante, entonces su nombre es conservado en el libro de la vida (Apocalipsis 3:5). Y será conmoción en la tierra, pues el resultado de esta aceptación final será la lluvia tardía (Hechos 3:19; Oseas 6:3; Jeremías 5:24).

Por otro lado, hay conmoción en el cielo si el hombre llega al Juicio de Vivos sin aceptación, sin perdón, y sin el Espíritu Santo como Agente Regenerador, pues su nombre será borrado del libro de la vida (Apocalipsis 13:8; 17:8). Y habrá conmoción en la tierra, pues el resultado de esto es que el Espíritu Santo se retirará por completo de esta persona, y en su lugar entrarán los siete espíritus inmundos (Mateo 12:45), y el hombre se convertirá en habitación de demonios (Apocalipsis 18:2).

Hebreos 12:27 – “Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.”

Según la traducción, Hebreos 12:27 dice que “declara la mudanza de las cosas movibles”, o “será removido de lo que puede ser sacudido”, o también puede hablar de una “remoción” dependiendo de la traducción. De igual manera, aquello que es mudado o removido, es el nombre que es borrado del Libro de la Vida. Mientras que lo “inconmovible” que no puede ser sacudido ni mudado, es el nombre que se mantiene para siempre en el Libro de la Vida.

Hebreos 12:28 – “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.”

Aquel “reino inmóvil”, o “reino que no puede ser sacudido”, o también “reino inconmovible” según la traducción, son todos aquellos cuyos nombres fueron conservados en el Libro de la Vida.

Como podemos apreciar, en el libro de Hebreos tenemos un llamado claro a congregar al Santuario Celestial.

Llamado a congregar al Santuario en la epístola de Mateo

Mateo 22:1-3 – “Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.”

En Mateo 22:1-3 tenemos un primer llamamiento a congregar al Santuario para las bodas del Cordero. Pero en este primer llamado, los “convidados”, o “invitados”, o “llamados” según la traducción, no quisieron asistir a la convocatoria.

Mateo 22:4-8 – “Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.”

Como los invitados a congregar no acudieron al primer llamado, entonces el rey hizo un segundo llamado al Santuario Celestial, un llamado a Juicio, diciendo: “He aquí, mi comida he preparado; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está preparado: venid a las bodas.”

“Venid a las bodas” es un llamado a congregar al Santuario Celestial, pues la sala de las bodas es donde se realiza el examen del rey que es el Juicio. El hombre no necesita preparar su propia ropa para entrar al examen del rey. El rey dice “mis animales engordados han sido muertos”, la muerte de Cristo ya sucedió. El rey dice “todo está preparado”, pues en verdad ya todo está preparado: la ofrenda y el sacrificio están preparados, y Aquel que tiene la autoridad para presentarse ante el Padre en el cielo está preparado. Cristo ya ha preparado el VESTIDO DE BODA en su primera venida a la tierra. Los invitados, los seres humanos no necesitan preparar su propia vestidura, ni matar a su propio animal, pues ya todo está preparado para las bodas. Pero aun así los invitados a congregar al Santuario Celestial no quieren hacerlo: “Pero ellos no le hicieron caso y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio.” Entonces el rey se enoja y dice que los invitados a congregar al Santuario que no quisieron hacer caso al llamado “no eran dignos.”

1MS pg. 389/1 – “Es imposible que el hombre se salve a sí mismo. Puede engañarse a sí mismo en cuanto a esto, pero no puede salvarse a sí mismo. Sólo la justicia de Cristo puede servir para su salvación, y éste es un don de Dios. Es el vestido de boda en el cual podéis aparecer como huéspedes bienvenidos en la cena de las bodas del Cordero. Que la fe se aferre de Cristo sin demora, y seréis una nueva criatura en Jesús, una luz para el mundo.”

Es imposible que el hombre se salve a sí mismo, ni siquiera puede hacer frente a las acusaciones del Enemigo, pues en verdad es un vil pecador que está separado, bajo condenación, y separado de Dios. Sin embargo, puede arrepentirse, congregar al Santuario, confesar su pecado al punto, y confiar en las promesas de Dios, pues tiene un Abogado en el Santuario Celestial que merece ser escuchado pues tiene los méritos que la Ley demanda.

En la visión del profeta Zacarías se nos da una ilustración de Juicio similar a la que tenemos en la parábola de las bodas. En la visión el profeta está vestido de vestiduras viles, pues su justicia propia, las obras de la ley no podrán nunca borrar el pecado. Satanás lo acusa por sus pecados, y al profeta no le queda otra esperanza que confesar su pecado y aferrarse a la misericordia de Dios. Es entonces que es perdonado y es justificado: es vestido con la justicia perfecta de Cristo. Este vestido perfecto es nuestra única esperanza en el examen del rey.

VAAn pg. 150.3 – “En la profecía de Zacarías se nos da una muy vigorosa e impresionante ilustración de la obra de Satanás y de la de Cristo, y del poder de nuestro Mediador para vencer al acusador de su pueblo. En santa visión, el profeta contempla a Josué, el sumo sacerdote, ‘vestido de vestiduras viles’, de pie ‘delante del ángel’ (Zacarías 3:3), suplicando la misericordia de Dios en favor de su pueblo profundamente afligido. Satanás está a su diestra para resistirle.”

VAAn pg. 151.3 – “El sumo sacerdote no puede defenderse a sí mismo ni a su pueblo de las acusaciones de Satanás. No sostiene que Israel esté libre de culpas. En sus andrajos sucios, que simbolizan los pecados del pueblo, que él lleva como su representante, está delante del ángel, confesando su culpa, señalando, sin embargo, su arrepentimiento y humillación, fiando en la misericordia de un Redentor que perdona el pecado; y con fe se aferra a las promesas de Dios.

“Entonces el ángel, que es Cristo mismo, el Salvador de los pecadores, hace callar al acusador de su pueblo, declarando: ‘Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?’ (Zacarías 3:2). Israel había estado durante largo tiempo en el horno de la aflicción. A causa de sus pecados, había sido casi completamente consumido en la llama encendida por Satanás y sus agentes para destruirlo; pero Dios había intervenido ahora para librarle. El compasivo Salvador no dejará a su pueblo penitente y humillado, bajo el cruel poder de los paganos…

“Al ser aceptada la intercesión de Josué, se da la orden: ‘Quitadle esas vestiduras viles’. Y a Josué el ángel declara: ‘Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala… Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas’ (Zacarías 3:4-5). Sus propios pecados y los de su pueblo fueron perdonados. Israel habría de ser revestido con ‘ropas de gala’: la justicia de Cristo que le era imputada. La mitra, puesta sobre la cabeza de Josué, era como la que llevaban los sacerdotes con la inscripción: ‘Santidad a Jehová’, lo cual significaba que a pesar de sus antiguas transgresiones, estaba ahora capacitado para servir delante de Dios en su santuario.”

Fin del segundo llamado a congregar al Santuario.

JOEL 2:15-32

Tercer y Último llamado a Congregar al Santuario Celestial

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Joel 2:15 – “Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.”

Tocad Trompeta

Como ya estudiamos previamente en Joel 2:1, el significado de “tocad trompeta” es primeramente un anuncio de Juicio, pues la trompeta que se tocaba el primero del mes séptimo era un anuncio de que el Juicio del 10 de mes séptimo estaba a las puertas; y en segundo lugar es un anuncio del avance del enemigo, y la advertencia de que ha penetrado en territorio sagrado. En Joel 2:15 encontramos una repetición, un nuevo llamado a congregar al Santuario Celestial. Se trata de un tercer y último llamado. Nuevamente Jehová da la orden “tocad trompeta”, entonces el toque de la trompeta debe tener un sonido certero para que el pueblo se despierte ante el peligro inminente, y se prepare. “Tocad trompeta en Sion”, la orden es de anunciar el Juicio en un lugar específico, en el lugar donde se encuentra su santo templo: Joel 2:1; 2 Crónicas 3:1; Daniel 9:16, 18. Se trata de la última oportunidad para prepararse para el JUICIO.

Proclamad Ayuno

Como ya estudiamos anteriormente, “proclamad ayuno” tiene que ver con confesar el pecado, afligir el alma, escudriñar profunda y sinceramente el corazón. Es un examen interno que debe ir acompañado de una oración que nace de un corazón ansioso de obtener una bendición especial de parte de Dios.

PP pg. 369/1 (323.4) – “‘Y pondrá Aarón ambas manos suyas sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus rebeliones, y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada: y dejará ir el macho cabrío por el desierto’ (Levítico 16:21-22). Sólo después de haberse alejado al macho cabrío de esta manera, se consideraba el pueblo libre de la carga de sus pecados. Todo hombre había de contristar su alma mientras se verificaba la obra de expiación. Todos los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba el día en solemne humillación delante de Dios, en oración, ayuno y profundo análisis del corazón.”

La oración de Daniel (Daniel 9:16-18)

daniel orando

En el tiempo del profeta Daniel, el imperio de Babilonia había echado por tierra el santuario terrenal y había llevado cautivo al pueblo de Israel a Babilonia. En su oración, Daniel sabía la importancia del ritual simbólico que se llevaba a cabo en el santuario, y por ello pidió a Dios por la restauración del santuario: “haz que resplandezca tu rostro sobre tu santuario desolado, por amor del Señor” (Daniel 9:17).

En Daniel 9:3 leemos que Daniel estaba buscando al Señor “en oración, ayuno, y cilicio, y ceniza.” Daniel estaba haciendo lo que Dios había ordenado hacer durante el 10 de mes séptimo, es decir: Daniel estaba orando como si fuera Día de Juicio (Levítico 23:27-29).

La trompeta que se tocaba el primero del mes séptimo era un anuncio de que el Juicio estaba a las puertas. Para el israelita en el Pacto Antiguo el sonido de la trompeta debía ser una alarma, un llamado, una última oportunidad para que se prepare para ese Juicio.

Convocad Asamblea

“Convocad asamblea” es un llamado a congregar al santuario para el día final que llega como ladrón por la noche.

Joel 2:16 – “Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.”

El llamado a congregar al santuario no es restringido a una clase privilegiada, sino que abarca a TODOS, desde el bebe que mama, hasta los niños, jóvenes, y hasta los de edad avanzada. Pues el que no acepte el llamado y no se congregue será cortado del pueblo (Levítico 23:29), y la llama los arrasará como a árboles secos (Joel 1:19).

Joel 2:17 – “Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?”

Los dirigentes del pueblo deberían estar llorando porque la plaga había entrado al pueblo, había devorado la ofrenda vegetal, y no había uvas para la libación ni olivos para el aceite. Los sacerdotes también debían llorar y pedir perdón porque no tenían con qué trabajar a favor del pueblo. El santuario estaba echado por tierra por culpa de la plaga, por culpa del cuerno pequeño (Daniel 7:25), y el pueblo no tenía con que presentarse ante Dios, por lo tanto estaba sin aceptación, sin perdón, y sin Espíritu Santo como Habitante (Joel 1:4, 6, 9, 13; Daniel 8:11).

Dios manda a la clase dirigente y sacerdotal a llorar y pedir perdón. ¿Pero será que los líderes religiosos van a llorar, confesar sus pecados y humillarse ante Dios? No lo harán, porque grande es el orgullo del corazón carnal, y peor aún si se trata de hombres que confían en sus propias obras como causa de justificación. Por lo tanto, es el pueblo de Dios que debe llorar, confesar sus pecados, y humillarse ante Dios, ya que es el pueblo de Dios que está sin aceptación, sin perdón, y sin Espíritu Santo como Agente Regenerador por culpa del cuerno pequeño.

En Joel 2:17 encontramos un PEDIDO:

  • “y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo”—un pedido para perdonar al pueblo,
  • “y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella”—y para no entregar el pueblo al oprobio.

El perdón de Dios es la bendición más grande que puede recibir el hombre para poder enfrentar el Juicio. Si en el Día de Juicio no se encuentra la palabra “perdonado” en nuestros libros de Malas Obras (Isaías 65:6-7; Mateo 12:36-37; Apocalipsis 20:12) esto dará como resultado que nuestros nombres sean borrados del Libro de la Vida (Filipenses 4:3; Apocalipsis 21:27).

CS pg. 537/0 (474.5) – “Cada nombre es mencionado, cada caso cuidadosamente investigado. Habrá nombres que será aceptados, y otros rechazados. En caso de que alguien tenga en los libros de memoria pecados de los cuales no se haya arrepentido y que no hayan sido perdonados, su nombre será borrado del libro de la vida, y la mención de sus buenas obras será borrada de los registros de Dios. El Señor declaró a Moisés: ‘Al que haya pecado contra mí, a este borraré de mi libro’ (Éxodo 32:33). Y el profeta Ezequiel dice: ‘Si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, […] todas las justicias que hizo no vendrán en memoria’ (Ezequiel 18:4).”

Sin la bendición del perdón de Dios no tendríamos ninguna esperanza de pasar el Juicio.

“Perdona, oh Jehová a tu pueblo” es un pedido que se debe hacer durante el Servicio Diario. Es un pedido que se hace antes de que llegue el Juicio, pues el perdón ya debe haber sido otorgado y conservado antes de que los libros sean abiertos en el Santuario Celestial. Y es justamente este Servicio Diario que ha sido quitado por el cuerno pequeño (Daniel 8:11).

El pedido para el Día del Juicio es diferente: “Señor borra mis pecados perdonados para que en el día final no atestigüen contra mí” (Ezequiel 18:22). Necesitamos que los pecados sean perdonados en el Servicio Diario, para que puedan ser borrados en el Juicio.

El segundo pedido era: “no entregues al pueblo al oprobio.” El “oprobio” es la deshonra, la vergüenza pública. El pueblo había pasado a ser tinieblas y ya no era una luz brillante, y era causa de oprobio entre las naciones: Daniel 9:16 – “…porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.”

Isaías 60:2 – “Porque he aquí que las tinieblas cubrirán la tierra; y la oscuridad, los pueblos.”

Las palabras del profeta Isaías se cumplieron, el pueblo dejó de ser la luz del mundo y pasó a ser tinieblas. No eran tinieblas causadas por falta de la luz del sol literal, sino que eran tinieblas espirituales: la justicia de Cristo sepultada, el Santuario Celestial echado por tierra y nadie estaba siquiera preocupado por restaurarlo.

¿El pueblo adventista es luz en nuestros días? Al contrario, también hoy somos motivo de oprobio. Somos un pueblo que no tiene frutos (Joel 1:12). La oruga vino y lo devoró todo: quitaron la ofrenda, la libación y el aceite—quitaron el Servicio Diario Celestial.

Entonces, ¿cuál es nuestro deber al ver que el pueblo de Dios llegó a ser motivo de oprobio y que llegó a ser tinieblas en lugar de ser luz entre las naciones?

El consejo de Dios es “clamar a Jehová” (Joel 1:14, 19): llorar, pedir perdón y pedir a Jehová que no seamos entregados al oprobio.

Respuesta al pedido de Joel 2:17

Joel 2:18 – “Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.”

Frente al pedido de Joel 2:17, Dios contesta la oración y responde al pedido de su pueblo: Dios otorga el perdón.

La bendición más importante que necesitamos hoy es 1) la justificación, 2) el perdón de nuestros pecados, y 3) la lluvia temprana, para que en el Dia del Juicio nuestros pecados puedan ser borrados de nuestra cuenta y puedan ser traspasados a la cuenta de Satanás.

En vista de esto, en Joel 2:18 lo primero que Dios hace al recibir los pedidos de su pueblo es otorgar el perdón. Dios otorga primero que nada el perdón, pues sin su perdón nuestros nombres serán borrados del Libro de la Vida en el Juicio.

Entonces en Joel 2:18 vemos que Dios está restaurando el Servicio Diario que había sido echado por tierra por el cuerno pequeño, y esto es una buena nueva. Jehová solícito perdonará a su pueblo.

Restauración del Servicio Diario Celestial

Joel 2:19 – “Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones.”

Luego de otorgar el perdón Dios seguidamente restaura la ofrenda, la libación y el aceite para poder restaurar completamente el Servicio Diario Celestial.

Ya han habido tres llamados a congregar al santuario. La lección que el Señor quiere que aprendamos es que para todo aquel que acepte la invitación de Dios de congregar al Santuario Celestial, el Señor va a restaurar la aceptación, el perdón y la lluvia temprana.

“A su pueblo” – al Israel de Dios que responda la invitación del Señor de congregar al Santuario Celestial.

Efesios 1:13-14 – “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuiste sellados con el Espíritu Santo que había sido prometido, quien es la garantía de nuestra herencia para la redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria.”

Todo aquel que “habiendo oído la palabra de la verdad” – el llamado de Dios de congregar al Santuario Celestial, Dios le enviará el pan verdadero, el mosto y el aceite.

  1. PAN para que el pueblo sea JUSTIFICADO por la fe sola y en virtud de la justicia perfecta de Cristo (Romanos 5:1; Gálatas 2:16; 3:24).
  2. MOSTO para que los pecados del pueblo sean PERDONADOS en virtud de la sangre de Cristo (Efesios 1:7; Colosenses 1:14).
  3. ACEITE para que como resultado de estar siendo justificados y perdonados, en virtud de la justicia perfecta de Cristo el pueblo de Dios pueda recibir al Espíritu Santo bajo la forma de LLUVIA TEMPRANA, y pueda ser SELLADOS con el Espíritu Santo (Efesios 1:13-14).

En este versículo vemos que Dios ya ha restaurado la justicia verdadera con la cual el hombre puede ser justificado, la sangre verdadera con la cual sus pecados pueden ser perdonados, y el Espíritu verdadero que nos capacita para desarrollar la obediencia verdadera. ¡Dios ha restaurado el Servicio Diario Celestial que el cuerno pequeño había echado por tierra!

“Y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones” – Dios va a responder a los dos pedidos!

Está restaurado todo lo que el cuerno pequeño había quitado. En lugar del pan inmundo—de la salvación por obras, Dios restaura el pan verdadero. En lugar de un rito bautismal como medio de borramiento de pecados, Dios restaura la verdadera sangre. Y en lugar de santificación espuria, Dios nos da la santificación verdadera.

El Rey del Norte

Joel 2:20 – “Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.”

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Un estudio del libro de Danielnos revela que el “rey del norte” de Daniel 11:40 es el cuerno pequeño.

De acuerdo a Joel 1:16, el rey del norte (el cuerno pequeño o la oruga) había entrado a la “tierra santa.” En el tiempo del Pacto Antiguo se trataba de la tierra de Israel según la carne. En el Nuevo Pacto es la Israel espiritual (Romanos 2:28-29).

El rey del norte había entrado al pueblo de Dios y había echado por tierra el santuario y el servicio diario, pero llegó el tiempo de que todo esto sea finalmente restaurado, y por lo tanto Dios promete alejar al rey del norte de todos aquellos que congreguen al Santuario Celestial (Joel 2:17).

¿De qué manera es que Dios va a “alejar” al rey del norte?

 DTG pg. 624.3 – “El Consolador es llamado el ‘Espíritu de verdad.’ Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos.”

Exponer el error, los vinos de Babilonia, equivale a “alejar al rey del norte”. El Espíritu Santo debe exponer las falsas doctrinas que han ingresado al pueblo de Dios: al Cristo “humano pecaminoso”; a lo de “festejar las fiestas” caducadas del ritual simbólico; a las salvación por obras que pretende “alcanzar la perfección” para pasar el Juicio, y “salir al campo para recibir la lluvia tardía”, y  “dejar de comer carne” para “pasar el Juicio”, entre tantas otras teorías que no hacen distinción entre santificación y justificación para echar por tierra la justicia perfecta de Cristo y el Santuario Celestial.

Mas, ¿de quiénes aleja el Espíritu Santo al rey del norte? Solamente puede alejarlo de quienes congregan al Santuario Celestial. El que no congrega al Santuario Celestial no puede recibir al Espíritu de verdad para que exponga el error en la mente del hombre (falsas doctrinas, tradiciones y filosofías de hombres) y lo expulse para siempre.

DTG pg. 419.3 – “‘Mi doctrina no es mía—dijo Jesús—sino de aquel que me envió. El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo’ (Juan 7:16-17). […] La percepción y apreciación de la verdad, dijo, dependen menos de la mente que del corazón. La verdad debe ser recibida en el alma; exige el homenaje de la voluntad. Si la verdad pudiese ser sometida a la razón sola, el orgullo no impediría su recepción. Pero ha de ser recibida por la obra de gracia en el corazón; y su recepción depende de que se renuncie a todo pecado revelado por el Espíritu de Dios. Las ventajas del hombre para obtener el conocimiento de la verdad, por grandes que sean, no le beneficiarán a menos que el corazón esté abierto para recibir la verdad y renuncie concienzudamente a toda costumbre y práctica opuestas a sus principios. A los que así se entregan a Dios, con el honrado deseo de conocer y hacer su voluntad, se les revela la verdad como poder de Dios para su salvación. Estos podrán distinguir entre el que habla de parte de Dios y el que habla meramente de sí mismo. Los fariseos no habían puesto su voluntad de parte de la voluntad de Dios. No estaban tratando de conocer la verdad, sino de hallar alguna excusa para evadirla; Cristo demostró que ésta era la razón por la cual ellos no comprendían su enseñanza.”

Si bien este “alejamiento” del rey del norte se trata de un alejamiento en un sentido espiritual, también tiene que ocurrir un cumplimiento literal:

Apocalipsis 17:16 – “Los diez cuernos que has visto, y la bestia, éstos aborrecerán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda. Comerán sus carnes y la quemarán con fuego.”

La ramera de Apocalipsis 17:16 es el cuerno pequeño, el rey del norte y la oruga del libro de Joel.

“Porque hizo grandes cosas”

¿Cuáles fueron esas “grandes cosas” que hizo el cuerno pequeño?

Las “grandes cosas” que hizo el cuerno pequeño fueron: echar por tierra el Santuario Celestial, echar por tierra el Sacerdocio de Cristo, el Servicio Diario, la ofrenda, la libación, el aceite, y en su lugar colocar el pan inmundo y todas sus doctrinas falsas.

Las “grandes cosas” de Jehová

Joel 2:21 – “Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas.”

Las “grandes cosas” de Jehová es: restaurar todo lo que el cuerno pequeño ha echado por tierra.

En Joel capítulo primero la tierra estaba ASOLADA (Joel 1:10). Sin embargo, ahora Dios promete hacer grandes cosas por aquellos que congreguen al Santuario Celestial pidiendo la aceptación, el perdón de pecados y la lluvia temprana: “Tierra, no temas: alégrate y gózate.”

De acuerdo con la parábola de Marcos 4:15-20, la “tierra” representa a los seres humanos. Y de acuerdo con la parábola existen diferentes “tipos” de tierra: la tierra que está a la orilla del camino, la tierra llena de espinas, la pedregosa, y también la “buena tierra”.

Jeremías 22:29 – “Tierra, tierra, tierra! Oye palabra de Jehová.”

Isaías 1:2 – “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.”

Así como aprendimos que los árboles representan a los hombres, ahora vemos que la tierra también simboliza a los seres humanos.

Además de su aspecto simbólico, la tierra hoy día literalmente se encuentra enferma, hay lugares donde los hombres siembran y la tierra ya no produce más.

Isaías 24:1,4-6 – “He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.”

En un futuro próximo, después de que termine la obra intercesora de Cristo en el Santuario Celestial (Apocalipsis 22:11) y venga en gloria por segunda vez para llevarse a los redimidos, la tierra va a quedar desolada literalmente (Joel 1:10; Apocalipsis 6:14) por mil años (Apocalipsis 20:1-7).

CS pg. 715/2 (639.1) – “A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruidos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. ‘He aquí que Jehová vaciará la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes’ (Isaías 24:1). ‘La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra’ (Isaías 24:3). ‘Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra’ (Isaías 24:5-6).”

Traspasaron la ley, cambiaron el estatuto” (Isaías 24:5) este versículo se refiere a cuando el cuerno pequeño cambió el cuarto mandamiento de Dios, el séptimo día sábado santo de Dios por el domingo; acto que estaba profetizado también en el libro de Daniel: “pensará cambiar los tiempos y la ley” (Daniel 7:25).

CS pg. 715/3 (639.2) – “Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las rocas escabrosas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de esta, al paso que grandes cuevas señalan el sitio donde las montañas fueron rasgadas desde sus cimientos.”

Cuando Cristo venga por segunda vez a la tierra va a quitar la capa atmosférica del planeta (Apocalipsis 6:14), y la tierra quedará desolada como un desierto por mil años (Apocalipsis 20:2-7) hasta su tercera venida para la resurrección y condenación de los impíos.

Si hoy día nos congregamos al Santuario Celestial, clamamos a Jehová y pedimos perdón, entonces Dios restaurará el Servicio Diario y tendremos la aceptación, el perdón y la lluvia temprana, estas son las “grandes cosas” que Jehová hace por nosotros AHORA. Cuando Cristo venga por segunda vez no nos vamos a quedar en esta tierra desolada, sino que emprenderemos viaje al tercer cielo y estaremos con Cristo por mil años, hasta la tercera venida cuando Dios va a purificar la tierra con fuego y azufre. Estas son las “grandes cosas” que Dios hará en el FUTURO.

Isaías 66:22 – “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.”

Dios va a recrear el planeta tierra para que éste sea como lo fue en un principio (Génesis 1:11,12) – libre de muerte, sufrimiento y pecado. Y ya no se necesitará nunca más del árbol de la ciencia del bien y el mal porque los redimidos aprendieron la lección de la obediencia voluntaria.

CT pg. 357.5 – “Cada persona es probada como lo fueron Adán y Eva en Edén. Así como el árbol fue puesto en medio del jardín del Edén, el sábado fue ubicado en el centro del decálogo. Con respecto al fruto del verdadero conocimiento, se puso una restricción, ‘mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás’ (Génesis 2:17). Con respecto al sábado, el Señor dijo: ‘Acuérdate del día sábado para santificarlo’ (Éxodo 20:8). Así como el árbol del conocimiento fue la prueba de la obediencia de Adán, así también el cuarto mandamiento es la prueba que Dios ha establecido para determinar la lealtad de su pueblo. Mientras el tiempo dure, la experiencia de Adán ha de ser una advertencia para nosotros. Nos indica que no debemos recibir ninguna seguridad de labios de los mortales o de ángeles que nos aparte una jota o una tilde de lo que se registra en la sagrada ley de Jehová.”

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Entonces, las “grandes cosas de Jehová” incluye también la restauración final del planeta tierra.

CS pg. 734/1 (655.1) – “‘Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos’ (Isaías 32:18). ‘No se oirá más la violencia en tu tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza’ (Isaías 60:18). ‘Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto. No edificarán más para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; […] mis escogidos agotarán el usufructo de la obra de sus manos’ (Isaías 65:21-22).”

Reverdecerán

Joel 2:22 – “Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.”

En Joel 1:7, 12 los árboles estaban sin corteza y secos listos para ser quemados. Y en Joel 1:18,20 los animales estaban gimiendo pues no tenían qué comer.

Sin embargo, ahora en Joel 2:22 los árboles están reverdecidos. ¿Por qué reverdecieron?

  1. Porque aceptaron que eran árboles secos y reconocieron su necesidad de la ofrenda, la libación y del aceite que se les había quitado.
  2. Porque respondieron al llamado de Dios de congregar al Santuario Celestial.
  3. Porque al congregar al Santuario les fue devuelto:
    1. La verdadera ofrenda para ser aceptados.
    2. La verdadera libación para ser perdonados.
    3. El aceite verdadero para ser regenerados (Salmos 51:10-12; Ezequiel 36:25-27) y para que puedan llevar frutos (Hebreos 8:10; Gálatas 5:22-23) en su vida personal (Ezequiel 37:3-10) y dejen de ser árboles secos.

1MS pg. 149/1 – “Deben realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas. La reforma no producirá los buenos frutos de justicia a menos que esté relacionada con el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra.”

Si el hombre llega a aceptar que es un árbol seco, entonces va a necesitar de la ofrenda, la libación y del aceite, entonces responderá al llamado de Dios de congregar al Santuario Celestial. Si aceptamos que somos un valle de huesos secos, entonces no vamos a querer quedarnos en esa condición, y más bien vamos a querer que Dios nos dé al Espíritu Santo para que se cumpla Gálatas 5:22-23, Hebreos 8:10, Salmos 51:10-12 en nuestra persona.

Si aceptamos la amonestación del Testigo Fiel, entonces Él nos dará el oro verdadero que es el amor y la fe (Apocalipsis 3:17-18). El verdadero pueblo de Dios reverdecerá y llevará frutos—esta es la promesa de nuestro Dios.

Lluvia temprana y tardía

Joel 2:23 – “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”

El pueblo que había perdido el gozo (Joel 1:12), que ya no tenían los frutos del Espíritu (Joel 1:12), porque no tenía ofrenda, ni libación, ni aceite, ha sido restaurado en Joel 2:23.

El pueblo de Dios que se congrega al Santuario Celestial y ha encontrado el pan verdadero—la justicia perfecta de Cristo, la libación verdadera—la preciosa sangre de Cristo, y el aceite verdadero—al Espíritu Santo como Agente Regenerador, experimenta alegría y gozo, deja de ser un pueblo triste. Este pueblo ha dejado de ser árboles secos y huesos secos.

¿Pero entendemos de que se alegran? ¿Será que el pueblo de Dios se alegra porque ha alcanzado la perfección? ¿Se gozan en su santificación, en sus “buenas obras”, o en su “perfección de carácter”? ¿Se alegran porque ya han dejado de pecar y caminan como santos ángeles en la tierra?

No se alegran de su YO, pues claramente dice que su gozo es “en Jehová vuestro Dios.”

El pueblo se alegra en Jehová porque ha recibido la lluvia temprana en virtud de una justicia ajena para poder desarrollar un nuevo carácter semejante al de Cristo, y se alegran porque después del Juicio le ha sido otorgado al Espíritu Santo bajo la forma de lluvia tardía.

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“Porque os ha dado la primera lluvia arregladamente” – después de un período largo de sequía siempre hay una primera lluvia. Después de la primera lluvia viene la lluvia temprana y más tarde viene la tardía para hacer madurar el fruto y prepararlo para la cosecha.

“Y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio”—la lluvia temprana es resultado de que ha sido restaurado el Servicio Diario Celestial. La lluvia tardía es resultado de haber salido aprobados en el Juicio (Hechos 3:19).

Joel 2:24 – “Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.”

Ha sido restaurado el pan verdadero, la sangre de Cristo y el Espíritu Santo como Agente Regenerador.

Joel 2:25 – “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.”

Dios es quien restaura todo lo que se comió la terrible plaga que invadió al pueblo de Dios.

Borramiento de Pecados

Joel 2:26 – “Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.”

¿Qué es lo que nos avergüenza ante Dios?

Genesis 3:9-10 – “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.”

Es el pecado lo que nos avergüenza ante Dios. Y todos esos pecados están fielmente registrados en los libros de memoria en el Santuario Celestial.

En el Día de Juicio Dios promete borrar el pecado para siempre y para que no seamos nunca jamás avergonzados: para que no haya más memoria del pecado (Ezequiel 18:22).

Aquellos que hayan aprendido a congregar al Santuario Celestial y que retuvieron la aceptación, el perdón y al Espíritu Santo como Habitante, en el Juicio tendrán una aceptación final una vez y para siempre en virtud de la justicia perfecta de Cristo, y sus pecados serán borrados de sus registros de malas obras para siempre en virtud de su preciosa sangre. Y como resultado de que sus pecados han sido borrados en el Santuario Celestial, recibirán la lluvia tardía que borrará la memoria de pecado de sus mentes (Ezequiel 18:22).

En cambio, todos aquellos que no aceptaron la Amonestación del Testigo Fiel y por lo tanto no aceptaron la convocatoria al Santuario Celestial, saldrán reprobados en el Juicio, y mantendrán su memoria de pecados intacta. Después del milenio, cuando resuciten para rendir cuentas ante Dios, va a venir a su memoria absolutamente todo pecado sin excepción.

Isaías 1:18 – “Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”

Joel 2:27 – “Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro: y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.”

Dios vuelve a prometer: “Borraré todos los pecados de los que respondan el llamado a congregar al Santuario Celestial.”

En el Servicio Diario Dios promete perdonar nuestros pecados, para que en el Día del Juicio estos pecados perdonados puedan ser borrados. Esta es la promesa del Señor.

Lluvia Tardía como Resultado del Borramiento de Pecados

Joel 2:28-29 – “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.”

“Después de esto”—después del borramiento de pecados de Joel 2:26-27, como resultado viene la lluvia tardía. Después que los pecados han sido borrados en el Santuario Celestial, y el nombre ha sido conservado en el Libro de la Vida, la comunicación del cielo de que esto ha ocurrido es la lluvia tardía.

¿Quiénes recibirán la lluvia tardía?

Solamente los que se congregaron al Santuario Celestial, con la verdadera ofrenda y libación, salieron aprobados en el día de Juicio y sus pecados fueron borrados.

  • Que en el Santuario Celestial recibamos la aceptación y el perdón trae a la tierra la lluvia temprana.
  • Que en el Santuario Celestial se borren nuestros pecados en el Juicio trae a la tierra la lluvia tardía.

De modo que Hechos 3:19 equivale a Joel 2:28 – la lluvia tardía o el refrigerio en la presencia del Señor como resultado de que los pecados han sido borrados en la hora del Juicio.

El Pentecostés—un primer cumplimiento

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El 5 de Siván del año 31 d.C. – El Pentecostés.

Joel 2:28 tuvo un primer cumplimiento en los días de los apóstoles el 5 de Siván del año 31 d.C., en el Pentecostés (Hechos 2:1-4). Cristo había ascendido al cielo al Santuario Celestial para dar inicio a su Ministerio Sacerdotal Celestial en el Lugar Santo del Santuario (Hebreos 7:24), para dar inicio al Servicio Diario Celestial (Romanos 3:24). Cristo como Sacerdote según el orden de Melquisedec (Hebreos 5:5-6) comenzó entonces en aquel día a presentar su ofrenda y su sangre por quienes se habían congregado por fe al Santuario Celestial—los discípulos que se encontraban aquí en la tierra. Y como resultado de esto, derramó la lluvia temprana sobre ellos (Hechos 2:1-4, 16-20, 33).

Cristo derramó la lluvia temprana sobre quienes por fe aceptaron la obra perfecta y acabada que Cristo realizó aquí en la tierra—el Evangelio, que consiste de la ofrenda, que es la vida de obediencia perfecta y perpetua  a la Ley de Cristo como Hombre; y el sacrificio, que es la sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario para dar satisfacción a la demanda de muerte segunda (Romanos 6:23; Apocalipsis 21:8); y que además aceptaron la obra no todavía  no terminada de Cristo en el Santuario Celestial, que es su Ministerio Sacerdotal Celestial en el Santuario Celestial. Cristo en el Pentecostés derramo la lluvia temprana sobre quienes por fe se habían congregado al Santuario Celestial para recibir los dones del Espíritu.

HAp pg. 31/4 – “La ascensión de Cristo al cielo fue la señal de que sus seguidores iban a recibir la bendición prometida. Habían de esperarla antes de empezar a hacer su obra. Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote y rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el Ungido sobre su pueblo.”

Durante la era cristiana Cristo ha estado ministrando para la aceptación, el perdón de pecados, y la lluvia temprana.

CS pg. 473/2 (415.2) – “El servicio del sacerdote durante el año en el primer departamento del santuario, ‘adentro del velo’ que formaba la entrada y separaba el lugar santo del atrio exterior, representa la obra y el servicio a que dio principio Cristo al ascender al cielo. La obra del sacerdote en el servicio diario consistía en presentar ante Dios la sangre del holocausto, como también el incienso que subía con las oraciones de Israel. Así es como Cristo ofrece su sangre ante el Padre en beneficio de los pecadores, y así es como presenta ante él, además, junto con el precioso perfume de su propia justicia, las oraciones de los creyentes arrepentidos. Tal era la obra desempeñada en el primer departamento del santuario en el cielo.

Hasta allí siguieron los discípulos a Cristo por la fe cuando se elevó de la presencia de ellos. Allí se concentraba su esperanza, ‘la cual—dice San Pablo—tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que penetra hasta a lo que está dentro del velo; adonde, como precursor nuestro, Jesús ha entrado por nosotros, constituido sumo sacerdote para siempre’. ‘Ni tampoco por medio de la sangre de machos de cabrío y de terneros, sino por la virtud de su propia sangre, entró una vez para siempre en el lugar santo, habiendo ya hallado eterna redención’ (Hebreos 6:19, 20; 9:12).

Este ministerio siguió efectuándose durante dieciocho siglos en el primer departamento del santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre, pero no obstante sus pecados permanecían inscritos en los libros de registro. Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expiación para quitar el pecado del santuario. Este es el servicio que empezó cuando terminaron los 2.300 días. Entonces, así como lo había anunciado Daniel el profeta, nuestro Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo, para cumplir la última parte de su solemne obra: la purificación del santuario.”

En Joel 2:26-29 encontramos una OBRA ESPECIAL, un DIA DE JUICIO que entra en toda casa sin excepción como ladrón por la noche (Joel 2:3, 9; Zacarias 5:4). Un Juicio de acuerdo con una Ley santa, justa y buena (Romanos 7:12), y como resultado del borrar de pecados una lluvia tardía.

“Y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones.”

 Esta profecía volverá a ocurrir cuando Dios derrame la lluvia tardía sobre los que salieron aprobados en el Juicio para que su pueblo dé el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5—la última oportunidad para todos aquellos que nunca escucharon sobre el mensaje del tercer ángel.

CS pg. 669/2 (596.2) – “Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la ‘lluvia temprana’ fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la ‘lluvia tardía’ será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha.”

HAp pg. 45/1 – “Pero acerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies ‘en la sazón tardía’ (Zacarías 10:1). En respuesta, ‘Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante.’ ‘Hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía’ (Joel 2:23).

“Pero a menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus lámparas aparejadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional en tiempo de necesidad especial.”

Tercer y último llamado a congregar al Santuario Celestial

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En Mateo capítulo 22 estudiamos dos llamados a congregar al Santuario: el primer llamado en Mateo 22:3 y el segundo llamado en Mateo 22:4. Pero como ambos llamados no obtuvieron respuesta, vino un tercer y último llamado en Mateo 22:8-9. Este tercer y último llamado sí obtuvo una respuesta: “Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos: y las bodas fueron llenas de convidados.” (Mateo 22:10).

Luego, en Mateo 22:11 ocurre un evento importante, una obra de EXAMEN o JUICIO: “Y entró el rey para ver los convidados, y vio allí un hombre no vestido de boda.” El rey examina a los invitados, y encuentra a un hombre que no tenía el vestido de boda que había sido preparado por el rey para todos los invitados. Este hombre prefirió ir llevando su propio vestido, y esto ofendió al rey.

Como podemos apreciar, en este tercer y último llamado hay personas que aceptan el llamado a congregar al Santuario Celestial.

CS pg. 481/1 (423.3) – “En la parábola del capítulo 22 de San Mateo, se emplea la misma figura de las bodas y se ve a las claras que el juicio investigador se realiza antes de las bodas. Antes de verificarse estas entra el Rey para ver a los huéspedes, y cerciorarse de que todos llevan las vestiduras de boda, el manto inmaculado del carácter, lavado y emblanquecido en la sangre del Cordero (Mateo 22:11; Apocalipsis 7:14). Al que se le encuentra sin traje conveniente, se le expulsa, pero todos los que al ser examinados resultan tener las vestiduras de bodas, son aceptados por Dios y juzgados dignos de participar en su reino y de sentarse en su trono. Esta tarea de examinar los caracteres y de determinar los que están preparados para el reino de Dios es la del juicio investigador, la obra final que se lleva a cabo en el santuario celestial.”

El Examen del Rey y el Vestido de Boda Preparado

La justicia perfecta de Cristo está representada como el traje de bodas—un traje de bodas para los invitados que ya está preparado. Cristo lo preparó en su primera venida a esta tierra: es su vida de obediencia perfecta y perpetua a la Ley de Dios como Hombre (Filipenses 2:8). Este “traje de bodas” es suficiente para que los “invitados” puedan salir aprobados en el EXAMEN o JUICIO del Rey.

Pero la parábola nos enseña que va a haber gente que, a pesar de haber aceptado el llamado a congregar al Santuario Celestial, no van a aceptar el traje de bodas de Cristo—la justicia perfecta de Cristo. Estas personas que entran a la boda con su propio vestido de boda representan a los que quieren entrar al Juicio con su propia justicia, con sus propios méritos, con su propia obediencia, con su propia “perfección”. A esta clase de gente farisea que busca la salvación por obras, el Rey les dice: “Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda?” (Mateo 22:12).

Mateo 22:11-12 es el examen del Rey, el Juicio de Dios, y cuando el Rey entra para ver si los invitados están vestidos con la justicia perfecta de Cristo, este evento representa el acto de Dios Padre de abrir los libros de buenas y malas obras del hombre para ver si la palabra “perdón” se encuentra en sus registros, para que sus nombres puedan ser conservados en el Libro de la Vida, y para que sus pecados puedan ser borrados de sus registros y ser trasladados a la cuenta de satanás. El Rey hace este examen para que como resultado de todo esto pueda derramar la lluvia tardía sobre estos seres humanos que salieron aprobados en el examen.

Mateo 22:13 es el resultado de quienes salieron REPROBADOS en el Juicio, el examen del rey: “Entonces el rey dijo a los que servían: Atado de pies y manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Ese “crujir de dientes” lo sufrirán los impíos en primera instancia cuando, luego de que Cristo termine su obra intercesora por toda la humanidad (Apocalipsis 22:11) se empiecen a derramar las plagas de Apocalipsis 16; y posteriormente se refiere al Juicio de los impíos después del milenio cuando recibirán la sentencia de muerte segunda (Apocalipsis 20:5, 9, 13-15).

Es decir que Mateo 22:13 equivale a Joel 1:19 y Joel 2:3: a la destrucción y a la tierra asolada.

Muchos son llamadas y pocos escogidos

“Muchos son llamados” equivale al BORRAR de nombres del Libro de la Vida, mientras que los “pocos escogidos” equivale al POCO TRIGO de entre todos los que fueron llamados a congregar al Santuario Celestial.

Después del JUICIO la tierra se encuentra quemada, con poco remanente (Joel 1:19-20; 2:3), pues muchos nombres fueron borrados del Libro de la Vida.

¿Qué pasa si ahora pedimos por la lluvia tardía sin haber congregado al Santuario Celestial y sin haber recibido previamente la lluvia temprana?

En Zacarías 10:1 hay un pedido por la lluvia tardía – “Pedid a Jehová lluvia en la sazón tardía: Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba en el campo a cada uno.” En los últimos años se ha puesto de moda entre ciertos líderes religiosos el incitar a las personas a orar por la lluvia tardía, a pesar de que nunca han explicado ni entendido el Servicio Diario Celestial, el Ministerio Sacerdotal de Cristo, y la lluvia temprana.

La razón por la que pedir por la lluvia tardía sin haber recibido lluvia temprana es una verdadera locura, es que debemos entender que la lluvia tardía solo puede caer luego de la obra de JUICIO. Es decir que, si pedimos la lluvia tardía sin haber hecho la preparación del Servicio Diario Celestial, estamos pidiendo que nuestros casos sean tomados para ser examinados y como no tenemos ni la aceptación, ni el perdón, ni la lluvia temprana, estaríamos pidiendo la muerte segunda y ser cortados del pueblo. Equivale a pedir que nuestros nombres sean borrados del Libro de la Vida, porque la lluvia tardía será dada sólo a quienes tengan sus nombres conservados en el Libro de la Vida y cuyos pecados estén borrados en el Juicio.

El pedido de Zacarías 10:1 se aplica al pedido de que se nos conceda la lluvia tardía DESPUÉS de haber pasado el Juicio. Este pedido no puede ser hecho AHORA en este momento ANTES del Juicio. El pedido que debemos hacer AHORA es por la LLUVIA TEMPRANA que nos prepara para el Juicio.

TM pg. 506/2 – “La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que los primeros aguaceros hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar ninguna semilla.”

Las Bodas

La lección que debemos aprender es que las bodas se realizan en el Santuario Celestial (Hebreos 8:1-2). En esta boda, la novia es la Jerusalén Celestial (Apocalipsis 21:9-10), las vírgenes o invitados son la iglesia—el pueblo de Dios (Mateo 25:1-2; Apocalipsis 19:9). Los preparativos para la boda ya fueron realizados por Cristo aquí en la tierra en su primera venida como Hombre (Mateo 22:4-8). El cordero de Dios que quita el pecado del mundo ya ha sido sacrificado, y “todo está preparado” para la boda.

Si todo ya está preparado para la boda, ¿por qué es que los invitados no quieren entrar a las bodas? No quieren porque los invitados a la boda tienen en la mente el vino de Babilonia de alcanzar la perfección en sí mismos para pasar el Juicio, y por lo tanto todos tienen MIEDO del Juicio. Los invitados quieren asistir a las bodas con su propio vestido de boda, pues esto es lo que sus líderes religiosos les han metido en la cabeza, ya que Satanás desea impedir el fuerte pregón a como dé lugar y quiere que todos se pierdan. Este macabro e inherente deseo humano de salvarse por su propios méritos es un vino añejo muy saboreado por el hombre religioso no regenerado.

DTG pg. 245.3 – “Jesús señaló el poder que la falsa enseñanza tiene para destruir el aprecio y el deseo de la verdad. ‘Ninguno—dijo él,—que bebiere del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor’ (Lucas 5:39). Toda la verdad que había sido dada al mundo por los patriarcas y los profetas resplandecía con nueva belleza en las palabras de Cristo. Pero los escribas y fariseos no deseaban el precioso vino nuevo. Hasta que no se vaciasen de sus viejas tradiciones, costumbres y prácticas, no tenían en su mente o corazón lugar para las enseñanzas de Cristo. Se aferraban a las formas muertas, y se apartaban de la verdad viva y del poder de Dios

Esto ocasionó la ruina de los judíos y será la ruina de muchas almas en nuestros tiempos. Miles están cometiendo el mismo error que los fariseos a quienes Cristo reprendió en el festín de Mateo. Antes que renunciar a alguna idea que les es cara, o descartar algún ídolo de su opinión, muchos rechazan la verdad que desciende del Padre de las luces. Confían en sí mismos y dependen de su propia sabiduría, y no comprenden su pobreza espiritual. Insisten en ser salvos de alguna manera por la cual puedan realizar alguna obra importante. Cuando ven que no pueden entretejer el yo en esa obra, rechazan la salvación provista.

Una religión legal no puede nunca conducir las almas a Cristo, porque es una religión sin amor y sin Cristo. El ayuno o la oración motivada por un espíritu de justificación propia, es abominación a Dios. La solemne asamblea para adorar, la repetición de ceremonias religiosas, la humillación externa, el sacrificio imponente, proclaman que el que hace esas cosas se considera justo, con derecho al cielo, pero es todo un engaño. Nuestras propias obras no pueden nunca comprar la salvación.”

En Mateo 22:4, 8 y Joel 2:14 está escrito que TODO ESTA PREPARADO para las bodas. Dios da la bendición de la ofrenda, la libación y el aceite. Dios pone delante de nosotros una puerta abierta (Apocalipsis 11:19) para entrar a las bodas, donde se hará la unión de la divinidad con la humanidad (2 Pedro 1:4)—una unión de la cual no habrá separación (Hebreos 12:28), pues Dios tendrá un pueblo sellado para siempre, un pueblo que escapará a las amenazas del enemigo (Joel 2:20). Pero éste pueblo deberá haber enfrentado primeramente el Juicio.

La boda no es el Juicio, pues el examen del Rey se realiza antes de la ceremonia de la boda. La boda es el acto de Cristo de ser investido con la dignidad de REY.

CS pg. 479/2 (422.2) – “En el verano y otoño de 1844 fue hecha esta proclamación: ‘¡He aquí que viene el Esposo!’ Se conocieron entonces las dos clases de personas representadas por las vírgenes prudentes y fatuas: la una que esperaba con regocijo la aparición del Señor y se había estado preparando diligentemente para ir a su encuentro; la otra que, presa del temor y obrando por impulso, se había dado por satisfecha con una teoría de la verdad, pero estaba destituida de la gracia de Dios. En la parábola, cuando vino el Esposo, ‘las que estaban preparadas entraron con él a las bodas’ (Mateo 25:10). La venida del Esposo, presentada aquí, se verifica antes de la boda. La boda representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La ciudad santa, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama ‘la novia, la esposa del Cordero’. El ángel dijo a San Juan: ‘Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero’. ‘Me llevó en el Espíritu’, agrega el profeta, ‘y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, descendiendo del cielo, desde Dios’ (Apocalipsis 21:9, 10). Salta pues a la vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que van al encuentro del Esposo representan a la iglesia. En el Apocalipsis, el pueblo de Dios lo constituyen los invitados a la cena de las bodas (Apocalipsis 19:9). Si son los invitados, no pueden representar también a la esposa. Cristo, según el profeta Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo ‘el dominio, y la gloria, y el reino’, recibirá la nueva Jerusalén, la capital de su reino, ‘preparada como una novia engalanada para su esposo’ (Daniel 7:14; Apocalipsis 21:2). Después de recibir el reino, vendrá en su gloria, como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos, que ‘se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob’, en su reino (Mateo 8:11; Lucas 22:30), para participar de la cena de las bodas del Cordero.”

El primer acto de la boda ocurrirá cuando Cristo concluya su obra de intercesión en el fin de la gracia para el mundo entero (Apocalipsis 22:11) y se cambie de vestiduras para venir a la tierra por segunda vez. Entonces recibirá del Anciano de días en el cielo “el dominio, y la gloria, y el reino” (Daniel 7:14). Después de esto, vendrá a la tierra en toda su gloria como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos.

Las vírgenes prudentes (los redimidos), una vez “fue cerrada la puerta” en la parábola, ellas ENTRARON a la boda (Mateo 25:10). Pero en la realidad, los redimidos se encuentran aquí en la tierra cuando Cristo termina su obra intercesora y recibe el reino en el Santuario Celestial en el cielo. Por lo tanto, los redimidos no entran en persona al acto de Cristo ser revestido de Rey, al acto de recibir la gloria y el reino, pues este primer acto se realiza en el cielo y en el Santuario Celestial. Pero como Cristo es nuestro Representante, si Él entra a la boda es como si nosotros entramos a la boda, y es como si nosotros estuviéramos presentes en este acto, a pesar de que nos encontramos aquí en la tierra. Cristo es quien está en el Santuario Celestial como nuestro REPRESENTANTE, como nuestro MEDIADOR, entonces si EL ENTRA a la BODA, entra también como nuestro representante al primer acto de la boda.

CS pg. 480/1 (423.1) – “La proclamación: ‘¡He aquí que viene el Esposo!’ en el verano de 1844, indujo a miles de personas a esperar el advenimiento inmediato del Señor. En el tiempo señalado, vino el Esposo, no a la tierra, como el pueblo lo esperaba, sino hasta donde estaba el Anciano de días en el cielo, a las bodas; es decir, a recibir su reino. ‘Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y fue cerrada la puerta.’ No iban a asistir en persona a las bodas, ya que estas se verifican en el cielo mientras que ellas están en la tierra. Los discípulos de Cristo han de esperar ‘a su Señor, cuando haya de volver de las bodas’ (Lucas 12:36). Pero deben comprender su obra, y seguirle por fe mientras entra en la presencia de Dios. En este sentido es en el que se dice que ellos van con él a las bodas.”

Hacer la “preparación” de Mateo 25:20, el “tomar el aceite” de Mateo 25:2, es congregar al Santuario Celestial para recibir las bendiciones del Servicio Diario Celestial. Es el Servicio Diario lo que nos prepara para enfrentar el Juicio. Por lo tanto, debemos congregar al Santuario Celestial y hacer el Servicio Diario mientras Cristo trabaja a nuestro favor en el Santuario Celestial.

Como podemos ver JUICIO NO ES SINÓNIMO DE BODA. Juicio es un EXAMEN. Y este examen o juicio se debe realizar ANTES de la boda.

El “segundo acto” de la boda debe ocurrir después del milenio (Apocalipsis 21:2-3, 9-10), porque la esposa es la ciudad celestial—la capital del reino—que viene del cielo aquí a la tierra. Este segundo acto de la boda es la coronación final, las vírgenes prudentes—los redimidos—van a entrar en la nueva Jerusalén y cuando todos ellos terminen de entrar se van a cerrar las puertas. Es decir que habrá un cierre de puerta literal, y las vírgenes estarán presentes en persona para este segundo acto de boda. Las vírgenes prudentes estarán adentro, mientras que las vírgenes insensatas—los impíos—estarán afuera de la ciudad. Estarán afuera y serán acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. Es entonces que escucharán el “no os conozco” de Mateo 25:12.

La justicia de la ley

Si bien el Rey en el Juicio quiere examinarnos para ver que tengamos el vestido de boda preparado, la justicia perfecta y perpetua de Cristo, el Rey también quiere que en nosotros se desarrolle el vestido de bodas – la justicia de la ley. Como dice el apóstol Pablo: “para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, mas conforme al espíritu” (Romanos 8:4).

Este vestido de lino fino (Apocalipsis 19:8)–la justicia de la ley—todavía no está terminado, y debe irse desarrollando en nosotros—esto es la santificación verdadera como resultado de la justificación por la fe. Pero como este vestido no está terminado todavía, en la hora del examen del Rey necesitamos el vestido de boda que ya está terminado a la perfección–la justicia que es por la fe, la justicia de Cristo, el pan verdadero, la ofrenda perfecta y terminada.

Esto no significa que podemos llegar al examen del Rey sin haber desarrollado obediencia verdadera. No debemos llegar al Juicio con 0% de la justicia de la ley, porque entonces de nada servirá la lluvia tardía. La lluvia tardía solo puede darse si hubo lluvia temprana, y por esto se llama un “poder adicional.”

Hoy en día durante el Servicio Diario Celestial debemos recibir la lluvia temprana para desarrollar la justicia de la ley. Pero debemos entender que la madurez jamás se alcanza sólo con lluvia temprana. La madurez viene con la lluvia tardía y la lluvia tardía debe ser dada a los que pasaron el examen. Por lo tanto, para el día del examen, la justicia de la ley incompleta e inmadura no sirve para pasar el Juicio. Para el examen necesitamos la justicia perfecta y perpetua y terminada de Cristo.

¿Qué les espera a los que rechazan la salvación provista y quieren ir a la boda con su propia vestimenta inmunda?

Durante las plagas tendrán que comer carne humana, pues la profecía tendrá otro cumplimiento:

Jeremías 19:9 – “Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas.”

Cuando caigan las plagas los seres humanos que rechazaron la justicia perfecta de Cristo verán el terrible resultado de rechazar la salvación provista y aferrarse a la justicia propia.

El llamado a congregar en Hebreos

En Hebreos 12:22-24 estudiamos el llamado a congregar al Santuario Celestial del libro de Hebreos. Luego en Hebreos 12:26 estudiamos una escena de Juicio. La conmoción en el cielo son los nombres conservados o borrados del Libro de la Vida. La “mudanza de cosas movibles” no son objetos, son seres humanos que llegaron al Juicio sin preparación y por tanto en el Santuario Celestial se determina que sus nombres sean borrados del Libro de la Vida. Mientras que los “inconmovibles” son los seres humanos que conservaron sus nombres en el Libro de la Vida.

Antes de los versos 26-27 de Hebreos 12 debemos pedir perdón y que Dios no nos entregue al oprobio, y para que en el Juicio los pecados puedan ser borrados y puedan ser transferidos a la cuenta de satanás.

Estudiamos también que la lluvia temprana es un resultado del perdón de los pecados y que la lluvia tardía es un resultado de la expiación o borramiento de los pecados.

¿Qué debía ser restaurado? La ofrenda, la libación, y el aceite: el Servicio Diario, el Santuario Celestial, el Sacerdocio de Cristo, y todo lo que echó por tierra el cuerno pequeño. En esto consiste el triple mensaje angélico, la verdad presente.

El orden

Hechos 3:19-20 – “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo, que os fue antes anunciado.”

Debemos estudiar el orden establecido por Dios:

  1. “arrepentíos y convertíos”—esto es justificación, perdón de pecados y lluvia temprana, el Servicio Diario en tiempo presente (HOY / AHORA),
  2. “para que sean borrados vuestros pecados”—esto es Juicio en tiempo futuro,
  3. “pues vendrán tiempos de refrigerio”—esta es la lluvia tardía como resultado del Juicio, también en tiempo futuro,
  4. “y enviará a Jesucristo”—esto es la Segunda Venida de Cristo, después del Juicio, después de la lluvia tardía, en tiempo futuro.

“Arrepentíos y convertíos”—la lluvia tardía no será dada a quien no se haya convertido, a quien no tiene perdón, ni aceptación, ni lluvia temprana. Debemos arrepentirnos y convertirnos “para que sean borrados” nuestros pecados en el Juicio. Y como resultado de este borrar de pecados viene la lluvia tardía, y después de todo esto recién puede ocurrir la Segunda Venida de Cristo.

Cristo no puede venir por segunda vez antes de que los pecados de los redimidos sean borrados. A la Segunda Venida de Cristo le antecede el Juicio. Mientras el mundo cristiano anuncia “prepárate, Cristo viene pronto” nuestro anuncio debe ser “prepárate, porque el Juicio de los vivos está a las puertas.” El que se haya preparado para el Juicio está automáticamente preparado para la Segunda Venida de Cristo, pues recibirá la lluvia tardía. Los que no se preparen para el Juicio en cambio serán sorprendidos por las plagas de Apocalipsis 16.

Hechos 3:21 – “Al cual de cierto es menester que el cielo retenga hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo.”

El cielo ahora retiene la Segunda Venida de Cristo hasta que sea restaurado completamente todo lo que se comió la oruga: el Servicio Diario Celestial, el Santuario Celestial y el Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo. El cuerno pequeño dio al mundo otro sistema de culto y colocó ritos y tradiciones humanas, pan inmundo en lugar de la verdadera ofrenda y sangre. Todo debe ser restaurado antes del Juicio, pues sin la verdadera ofrenda y sacrificio no se puede enfrentar el Juicio. Debemos trabajar para restaurar la ofrenda, la libación y el aceite porque sin esto no hay esperanza para pasar el Juicio.

Joel 2:30-31 – “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.”

Ya hemos estudiado que el sol es un símbolo de la justicia perfecta de Cristo (Malaquías 4:2). Estudiamos también que la luna simboliza a los seres humanos. Analizamos que, como la luna, nosotros no tenemos luz propia, y solo podemos reflejar la luz del sol de justicia.

En estos versículos, el profeta Joel está hablando de que los hombres prefieren creer más en una luz propia, en una justicia de Cristo “dentro” del ser humano, que en una justicia de Cristo fuera del hombre y en el cielo, en el Santuario Celestial. Es por esto que el sol de la justicia de Cristo está en tinieblas, mientras que la luna se convierte en sangre.

También ya hemos analizado que esos “prodigios en el cielo y en la tierra” tiene que ver con los nombres borrados y nombres conservados en el Libro de la Vida, y de sus resultados de esto aquí en la tierra.

Quiénes serán salvos

Joel 2:32 – “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.”

¿Cuál es nuestra única esperanza para pasar el Juicio? ¿Nuestra perfección? ¿Nuestras buenas obras? ¿Nuestra santidad?

Como ya había anunciado el profeta en Joel 1:14,19 y Joel 2:13 – la misericordia de Jehová es nuestra única esperanza, y nuestra única defensa es la oración.

“Invocar” es sinónimo de “clamar”, esto es una ORACION. Necesitamos de la misericordia de Jehová porque somos PECADORES y MALOS por naturaleza, y estamos rechazados, bajo condenación y separados de Dios.

2JT pg. 176.1 – “Su única esperanza se cifra en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración.”

Efesios 2:8 – “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”

Solo se ofrende gracia y misericordia a uno que NO LO MERECE, de lo contrario no sería ni gracia ni misericordia, sino que Efesios 2:8 debería decir en tal caso “por RECOMPENSA sois salvos” y Joel 2:32 debería decir en tal caso “todo aquel que alcance la perfección será salvo.” Pero esto es salvación por obras, el pan inmundo, lo que el cuerno pequeño ofrece al mundo, y es muy distinto a la sagrada verdad que tenemos por escrito.

¿Merecemos la lluvia temprana y la lluvia tardía? NO la merecemos. Pero entonces, ¿por qué podemos recibir estas bendiciones? Porque Cristo MERECE recibir estos dones, y por causa de Cristo nosotros recibimos esas bendiciones.

“Porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación”—no se trata de un territorio geográfico en el Medio Oriente, sino que el monte de Sión se refiere al Santuario Celestial, y la Jerusalén no es la terrenal sino la celestial (Apocalipsis 21:2). No se trata tampoco de la Israel terrenal sino de la Israel espiritual (Hebreos 12:22).

Lamentaciones 3:22 – “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.”

La misericordia de Jehová es nuestra única esperanza porque somos pecadores sentenciados a muerte y porque efectivamente merecemos la muerte segunda – desaparecer y que sea como si nunca hubiésemos existido.

La misericordia de Jehová es dada a hombres que no la merecen. La misericordia de Jehová da el perdón al pueblo. La misericordia de Jehová da el pan verdadero, el mosto y el aceite. La misericordia de Jehová restaura todo lo que el cuerno pequeño echó por tierra.

No merecemos la expiación, el borramiento definitivo de nuestros pecados, más bien merecemos la ira de Dios contra el pecado. Es por esto que nuestra única esperanza está en la misericordia y el amor infinito de nuestro Creador.

Joel 1:14 = Mateo 22:1-3 = Apocalipsis 14:6-7 = mensaje del primer ángel

Joel 2:1 = Mateo 22:4 = Apocalipsis 14:8 = mensaje del segundo ángel

Joel 2:15-16 = Mateo 22:8-9 = Apocalipsis 14:9-12 = mensaje del tercer ángel

Son tres llamados a congregar al Santuario Celestial.

Si queremos que nuestros nombres se mantengan conservados en el Libro de la Vida, debemos permanecer congregados en el Santuario Celestial.

Hebreos 10:25 – “no dejando de congregarnos” no es un llamado a congregar a una sinagoga aquí en la tierra. Dios no nos ordena a congregarnos a una sinagoga o a una organización religiosa. Dios nos está llamando a congregarnos al Santuario Celestial – a la Corte Suprema de Justicia donde está su Ley, donde está el Juez, donde está el Abogado que intercede por nosotros presentando la ofrenda verdadera y la sangre, y donde están los libros de memoria de todo ser humano y el Libro de la Vida. Allí es donde nuestro caso será decidido para vida eterna o muerte segunda. Allí es donde debemos congregarnos diariamente “y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca” – y tanto más cuando vemos que el Juicio de vivos está a las puertas.

La importancia de conservar el perdón

Para terminar el estudio del capítulo segundo de Joel, debemos estudiar historias bíblicas que nos enseñan la importancia de conservar el perdón de Dios.

La historia de Simei

simei-david
Simei y David

Cuando el rey David huía de su hijo Absalón, quien estaba realizando un “golpe de estado” contra su padre, escapó de Jerusalén y se dirigió a un refugio. Al pasar por Bajurim, salió de allí un hombre llamado Simei y este fue a maldecir y a tirarle piedras a David (2 Samuel 16:5-7). Abisai, siervo del rey, quiso matar a Simei, pero David no le permitió que lo matara (2 Samuel 16:9-10) – pues el rey tuvo misericordia de Simei.

Eventualmente Absalón murió (2 Samuel 18:14-15) y David regresó a Jerusalén (2 Samuel 19:15). En su regreso, David volvió a pasar nuevamente por Bajurim, y nuevamente se encontró con Simei (2 Samuel 19:16). Entonces el siervo Simei pidió perdón al rey.

2 Samuel 19:19-20 – “Que mi señor no me impute mi iniquidad, ni se acuerde del mal que hizo tu siervo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén. Que el rey no lo guarde en su corazón, porque yo, tu siervo, reconozco haber pecado, y he aquí que he venido hoy, el primero de toda la casa de José para descender al encuentro de mi señor el rey.”

Abisai insistió en matar a Simei por segunda vez, pero el rey David nuevamente tuvo misericordia y perdonó a Simei (2 Samuel 19:21-23).

Cuando David estaba a punto de morir, le dijo a su hijo Salomón, quien iba a heredar el reino: 1 Reyes 2:8-9 – “He aquí, tienes contigo a Simei hijo de Gera, el benjaminita de Bajurim, quien me maldijo el día que yo iba a Majanaim. Pero cuando él mismo descendió a recibirme al Jordán, le juré por Jehovah diciendo: ‘No te mataré a espada.’ Pero ahora no lo absolverás. Puesto que tú eres un hombre sabio, sabrás lo que debes hacer con él; harás descender sus canas con sangre al Seol.”

Simei estaba perdonado por el rey. Pero para que Simei pueda conservar el perdón, el rey Salomón puso una condición. Después de la muerte de David, el rey Salomón decide llamar a Simei y hacer un trato con él. Es un trato para que Simei conserve el perdón.

1 Reyes 2:36-37 – “Edifícate una casa en Jerusalén y habita allí. No salgas de allí a ninguna parte, porque debes saber bien que el día que salgas y cruces el arroyo de Quedrón, morirás irremisiblemente; y tu sangre recaerá sobre tu cabeza.”

Simei aceptó (1 Reyes 2:36-38) el trato con el rey para conservar el perdón.

Pasaron tres años y aconteció que a Simei se le escaparon dos esclavos. Y cuando Simei se enteró dónde estaban sus esclavos decidió ir a buscarlos (1 Reyes 2:39-40). Simei valoró más lo material que conservar el perdón del rey. Es decir que Simei valoró más lo material que lo espiritual.

Los consiervos de Simei que vieron lo que este hizo, fueron y le avisaron al rey Salomón. Entonces Salomón mandó llamar a Simei y mandó a que le corten la cabeza por no haber mantenido el trato (1 Reyes 2:42-46). Simbólicamente esto equivale a la muerte segunda por no haber conservado el perdón. Simei sufrió la muerte primera y le está reservada la sentencia de muerte segunda después del milenio.

Es importante entender que a Simei no le sirvió de nada haber recuperado a sus esclavos, pues por causa de esto perdió la vida como resultado. Afanarse por las cosas materiales de este mundo hace que el hombre pierda de vista lo más importante–como conservar el perdón—las cosas espirituales y finalmente la vida eterna.

Conservar el perdón depende de permanecer en Jerusalén, depende de “no cruzar el rio”, a no dejar de congregar al Santuario Celestial.

Hebreos 10:25 – “No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre; más bien, exhortémonos, y con mayor razón cuando veis que el día se acerca.”

No debemos de dejar de congregar al SANTUARIO CELESTIAL. Pues es ahí donde obtenemos el perdón de Dios diariamente por nuestros pecados. Y ese “día que se acerca” es el día del Juicio. Es en el día del juicio que dependemos de que permanezca la palabra “perdonado” junto a nuestros nombres en el Libro del Cordero.

La orden del rey de 1 Reyes 2:36 – “Edifícate una casa en Jerusalén y habita allí. No salgas de allí a ninguna parte.” Equivale a Hebreos 10:25 – “no dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre.”

La orden del rey es: No dejes de hacer tu Servicio Diario, y no lo hagas por mera forma sino entendiendo que tú pecado es lo que causó la muerte del inocente Hijo de Dios.

¿Qué pasará si se vuelvo a practicar el pecado previamente abandonado?

1 Reyes 2:37 – “Porque debes saber bien que el día que salgas y cruces el arroyo de Quedrón, morirás irremisiblemente; y tu sangre recaerá sobre tu cabeza.”

La sentencia de muerte que había sido suspendida cuando obtuve el perdón, volverá a ser puesta a mi cuenta y mi sangre “recaerá sobre mi cabeza.” No salgas de Jerusalén. No dejes de congregar al Santuario Celestial. No pongas más énfasis a lo material que lo espiritual. No vuelvas a practicar los pecados confesados y perdonados por Dios. Abandona la práctica abominable del pecado.

¿Qué vamos a llevar al cielo? Nada material. Solamente se puede llevar un nuevo carácter semejante al de Cristo. Este carácter que tengo ahora por naturaleza, heredado y cultivado, no va a ir al cielo, no lo puedo “mejorar” porque no se saca algo limpio de lo inmundo (Job 14:4).

Si pedimos un nuevo carácter, Dios va a darnos un nuevo carácter, y Dios va a crear circunstancias para que este nuevo carácter se desarrolle: estas son las crisis o pruebas pequeñas del tiempo de gracia.

Hebreos 12:6 – “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.”

PVGM pg. 41.2 – “‘El labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía’ (Santiago 5:7). Así también el cristiano debe esperar en su vida los frutos de la palabra de Dios. Muchas veces, cuando pedimos en oración las gracias del Espíritu, para contestar nuestras oraciones, Dios nos coloca en circunstancias que nos permiten desarrollar esos frutos; pero no entendemos sus propósitos, nos asombramos y desanimamos. Sin embargo, nadie puede desarrollar esas gracias a no ser por medio del proceso del crecimiento y la producción de frutos. Nuestra parte consiste en recibir la palabra de Dios, aferrarnos de ella, y rendirnos plenamente a su dominio; así se cumplirá en nosotros su propósito.”

Muchas veces oramos a Dios: “Padre no tengo fe, por favor dame fe”; “Señor no tengo paciencia, dame paciencia”; “Señor tengo un mal carácter, ayúdame a desarrollar un nuevo carácter a la semejanza de Cristo”. Y Dios va a contestar a nuestras oraciones:

Lucas 11:9-10 – “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abrirá.”

Juan 15:7-8 – “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis mis discípulos.”

Si pedimos un nuevo carácter, Dios nos dará un nuevo carácter. Pero Dios nos dará un nuevo carácter sin desarrollar. Es nuestro trabajo cooperar con el poder divino para desarrollar un nuevo carácter semejante al de Cristo. Entonces, Dios va a crear las circunstancias para que ese nuevo carácter se desarrolle. Si pedimos fe, Dios nos dará fe, pero también creará la circunstancia en la que nuestra fe será probada, para que podamos hacer uso de ella.

El diablo y sus ángeles también han estudiado al hombre por miles de años. El enemigo estudia nuestros defectos de carácter y entonces él también trabaja para que nuestros defectos y debilidades se manifiesten y se desarrollen, en lugar de que se desarrollen los dones del Espíritu. Es por esto que cuando Dios crea las circunstancias muchas veces fallamos. Pero nuestro deber es aprender de estas caídas y de nuestros errores y volver a luchar. No debemos rendirnos ante las pruebas pequeñas.

La ambición que es natural en el hombre muchas veces nos ciega. Cuando un escriba se acercó a Jesús y le dijo: “Maestro, te seguiré a dondequiera que tú vayas” (Mateo 8:19), Jesús le respondió: “las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Mientras que los hombres nunca estamos satisfechos con lo que tenemos y siempre ambicionamos más, Jesús – el Hijo de Dios – el Rey del Universo – vino a la tierra y no tuvo dónde recostar su cabeza.

Salmos 73:1-3 – “¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel, para con los limpios de corazón! En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos, porque tuve envidia de los impíos.”

Los dos deudores

En la parábola de los dos deudores (Mateo 18:23-35), el rey quiso hacer cuentas con su siervo, y este siervo tenía una deuda de 10,000 talentos. Un talento equivale a 21,000 gramos de plata. Por lo tanto, si un denario equivale a 4 gramos de plata tenemos que un talento equivale a 6000 denarios.

Un jornalero ganaba un denario por todo un día de trabajo (jornal diario), tal como aprendemos en Mateo 20:2. Por lo tanto, un talento equivale a 6000 salarios diarios. Esto quiere decir que la deuda del siervo era de 60,000,000 salarios diarios, lo cual equivale a 164,383.562 años de deuda. Matusalén, el hombre que más años ha vivido en la tierra vivió tan solo 969 años (Génesis 5:27).

Todo esto quiere decir que el siervo llamado a rendir cuentas con el rey tenía una DEUDA IMPAGABLE. Sin embargo, el siervo no estaba consciente de la ENORMIDAD de su deuda con el rey, pues le dijo: “Yo te lo pagare todo” (Mateo 18:26). El siervo ingenuo se creía capaz de pagar su deuda impagable.

Como el rey sabía que era una deuda impagable, y por lo tanto mandó vender al siervo, a su mujer, a sus hijos, y a todo lo que tenía (Mateo 18:25). Este detalle de la parábola ilustra que los pecados que cometemos involucran a toda la familia. Por otro lado, el siervo, en calidad de REPRESENTANTE y CABEZA de su familia, tenía una deuda que afectaba a toda su familia. De igual manera, cuando el primer Adán pecó, su pecado afectó a toda su descendencia, a toda la raza humana descendiente de ese Adán y Eva caídos en el pecado. Toda la raza humana comparte el rechazo legal, la condenación de la Ley y la separación de Dios.

1 Corintios 15:45 – “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”

Romanos 5:19 – “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”

Pero afortunadamente para el siervo con una deuda impagable, el rey tuvo misericordia y le perdona TODA la deuda (Mateo 18:27). El siervo no había hecho absolutamente ningún mérito para “ganar” el perdón del rey. El rey perdonó al siervo por gracia, por misericordia.

Luego de que este siervo perdonado sale de la reunión con el rey, se encuentra con otro consiervo que le debía al siervo perdonado 100 denarios, lo cual equivale a 100 salarios diarios—es decir, 3 meses y 10 días—una deuda PAGABLE. ¿Cuál fue la actitud del siervo perdonado con su consiervo? No tuvo misericordia y no perdonó a su consiervo, a pesar de que éste le prometió: “Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo” (Mateo 18:29). Esta fue la misma suplica que el siervo perdonado le había hecho al rey, pero a diferencia del rey, el siervo perdonado no tuvo paciencia ni misericordia y en ese mismo momento mandó a su consiervo a la cárcel.

Unos testigos de esta escena fueron y le contaron al rey lo sucedido (Mateo 18:31). Este detalle es para recordarnos que existen ángeles testigos de todas nuestras acciones. Cuando el rey se enteró de lo que el siervo perdonado había hecho con su consiervo, le mandó llamar inmediatamente y le pregunto por qué no había tenido misericordia con su consiervo, y por qué no le había perdonado como él había sido perdonado (Mateo 18:32-33). El siervo perdonado estaba MUDO, no tuvo palabras para responder al rey. “Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía” (Mateo 18:34). El siervo previamente perdonado perdió el perdón del rey, por no haber hecho ejercicio de la misericordia y el perdón con sus consiervos.

Esta parábola encierra la lección importante de que el perdón de Dios es dado gratuitamente, pero depende de nosotros el deber de CONSERVAR el perdón de Dios, bajo la condición de que nosotros perdonemos a los que nos ofenden. Pues la ofensa de nuestro prójimo contra nosotros es una deuda pagable, comparada con la deuda impagable de nuestros pecados contra el Gran Legislador.

Mateo 18:35 – “Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.”

La razón por la que el rey perdonó al siervo con la deuda impagable es porque Dios tiene misericordia INHERENTEMENTE: “Clemente y misericordioso es Jehová” (Salmos 145:8). Y la razón por la cual el siervo no perdonó a su consiervo es porque el hombre no tiene capacidad natural para perdonar, pues la misericordia no es inherente en el ser humano, sino que es un DON SOBRENATURAL de Gálatas 5:22-23.

Acudamos pues por fe al Santuario Celestial y busquemos la aceptación, el perdón y la lluvia temprana diariamente, para que aquí en la tierra podamos desarrollar los frutos del Espíritu, y para que el Juicio no nos sorprenda como ladrón sin preparación. Nuestra preparación para el Juicio consiste en retener la aceptación, el perdón, y al Espíritu Santo como Agente Regenerador.

Que Dios los bendiga. Amén.

11 respuestas para “Estudio completo de Joel capítulo 2”

  1. Buenas tardes, he estado estudiando el libro de Joel pero me falta el capítulo tres, serían tan.amables de ayudarme con ese material ? Ya tengo el 1y 2 de esta pagina

Responder a Daniel – Estudio del Capítulo 5 | Jóvenes AdventistasCancelar respuesta