Estudio sobre la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía

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“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”

(Oseas 6:3)

La expresión “lluvia temprana” y “lluvia tardía” muchas veces escapa a la comprensión. Estos términos son frecuentemente usados en la Biblia para hacer alusión al derramamiento del Espíritu Santo como agente regenerador sobre los creyentes.

En su gran sabiduría, nuestro Creador decidió usar términos de la naturaleza para que su significado teológico no se escape a nuestra comprensión. Sin embargo, aun así, hoy en día se ha puesto de moda orar por la “lluvia tardía” sin comprender qué es lo que se está pidiendo verdaderamente.

Aprendiendo de la naturaleza

En cualquier punto del planeta tierra, las temporadas de lluvia son determinantes para la agricultura. Además de las lluvias en su correspondiente estación habitual del año, había dos precipitaciones muy esperadas por los hombres encargados de la plantación.

La lluvia temprana – que venía fuera de época, como el propio nombre lo indica, caía antes de la temporada lluviosa habitual. Esta lluvia servía para que el terreno que ya estaba preparado para la siembra quede blando y húmedo, muy apropiado para la manipulación necesaria.

Es un período de tiempo en que el agricultor espera que Dios envíe a la tierra (Santiago 5:7), para que pueda sembrar; porque antes de que venga el tiempo de la lluvia temprana, el terreno en el cual se va a hacer la siembra está seco, duro y con malezas, y al venir la lluvia temprana el terreno se humedece, y el hombre tiene una parte que realizar para promover el crecimiento de la buena semilla; el agricultor debe:

  1. Abonar y preparar el terreno con el arado, y la reja del arado rompe el terreno inculto, desarraiga las raíces de las malas hierbas, y una vez que el terreno está preparado,
  2. Hace la siembra de la buena semilla. La semilla tiene en sí un principio germinativo, un principio que Dios mismo ha implantado, y para que este principio pueda actuar, el agricultor tiene que hacer su parte: arrojar la semilla en el terreno preparado, con la esperanza de recogerla multiplicada en una cosecha abundante. La semilla echada en la tierra humedecida capta la humedad y
  3. Germina, y en la superficie de la tierra aparece primero como hierba,
  4. Luego empieza su crecimiento, y dentro de la tierra la semilla germinada echa raíces y se arraiga en el suelo para obtener los nutrientes que están en el terreno. Estos nutrientes subirán en forma de sabia para que la planta pueda crecer.

Pero la sola lluvia temprana es insuficiente para que la planta termine su crecimiento, por lo que el agricultor con paciencia debe esperar que Dios también le envíe la lluvia tardía (Santiago 5:7). Por lo tanto, es importante entender, con la naturaleza, que con sólo lluvia temprana la planta no termina el crecimiento, ni alcanza la madurez. Se necesita de la lluvia tardía.

La lluvia tardía – caía tardíamente, como su nombre lo indica. Descendía después de la estación lluviosa habitual, de manera más suave, pero más abundante. Esta lluvia era la que permitía la floración, el crecimiento final del fruto, la maduración del fruto, es decir – era la lluvia que preparaba el fruto para la cosecha.

Esta lluvia tardía hace:

  1. Que la planta que había empezado su crecimiento con la lluvia temprana termine su crecimiento.
  2. Hace que la planta florezca, cae la flor y
  3. Se queda el fruto, que en un principio es sólo como un brote.
  4. Luego el fruto empieza a desarrollar hasta alcanzar su madurez.
  5. Luego que el fruto ya ha alcanzado la madurez, el fruto está preparado para la cosecha.

Entonces, para que el agricultor pueda recoger el precioso fruto, necesita en primer lugar de la lluvia temprana, que es un período de tiempo para que pueda hacer la siembra de la buena semilla. Pero la lluvia temprana no basta para hacer madurar el fruto, por lo tanto se hace imprescindible la lluvia tardía para que el fruto pueda alcanzar la madurez.

Pero también es importante comprender que sin lluvia temprana no se puede realizar la siembra, pues la lluvia tardía sólo hará madurar aquello que fue sembrado con la lluvia temprana, de manera que la una lluvia es siempre complemento de la otra.

Además de la lluvia temprana y tardía, para que la planta pueda dar su fruto necesita recibir los rayos solares que imparten calor y la electricidad debe llegar hasta la semilla sepultada para que la planta pueda crecer.

Asimismo es importante comprender que la lluvia temprana que hace que la buena semilla germine, nazca y empiece su crecimiento, en el terreno naturalmente está sembrada la mala semilla (malas hierbas) que también capta la humedad, brota, echa raíces y empieza a crecer, y si el agricultor no hace los cuidados respectivos, esta mala hierba, una vez que ha brotado y crecido, terminará ahogando a la buena planta y no habrá fruto, ni cosecha. Por lo tanto es necesario que el agricultor deshierbe la mala hierba, esta es una parte que el agricultor debe hacer para estimular el crecimiento de la buena planta si quiere cosechas su precioso fruto.

Toda semilla brota, crece, y toda planta se desarrolla por el poder de Dios (Salmos 104:11-13, 16), pero el hombre tiene que hacer su parte para que pueda cosechar. Dios no es quien deshierba la mala hierba, es el hombre el que debe coger su instrumento para quitar la mala hierba, a fin de que tenga una buena cosecha.

Dios, en su santa Palabra, utiliza estos hechos de la naturaleza para explicar la obra del Espíritu Santo en el hombre pecador arrepentido, cuando el Espíritu Santo de Visitante pasa a ser Habitante; y lo que ocurre con la semilla que se ha echado en el terreno preparado, así ocurre también en la experiencia del verdadero creyente.

Así como el agricultor, para poder cosechar lo que ha sembrado necesita tanto de la lluvia temprana como de la tardía, así también para que en el hombre se pueda desarrollar un nuevo carácter, tiene que recibir al Espíritu Santo tanto en el período de la lluvia temprana como en el período de la lluvia tardía.

Tanto la lluvia temprana como la tardía, tenía su tiempo especial y todo agricultor que quería ser exitosos en la siembra y la cosecha, debía estar atento y preparado para el tiempo de ambos tipos de lluvia.

No hubiera tenido sentido alguno orar a Dios para que mande la lluvia tardía antes de haber recibido la lluvia temprana, o peor aún: antes de haber preparado el terreno y antes de haber hecho la siembra. Pues, si la lluvia temprana no había hecho crecer el fruto en su estación habitual, la lluvia tardía no podía hacer madurar el fruto “por arte de magia”!

Tanto la naturaleza como el sentido común nos enseñan que únicamente el terreno que había sido preparado, sembrado, que se había beneficiado con la lluvia temprana, podía beneficiarse con la estación de la lluvia tardía.

Entonces, ¿cómo es que hoy en día la gente quiere orar por la lluvia tardía sin haber pedido y haber recibido la lluvia temprana? ¿Cómo es que la gente quiere orar por la lluvia tardía cuando el terreno ni siquiera ha sido preparado para la siembra?

Debemos estudiar el significado espiritual de la lluvia temprana y tardía.

En el libro “Testimonios para los Ministros” existe un capítulo en el que los fideicomisos usaron el subtítulo de “Orar por la lluvia tardía.” Debido a este título, muchos hermanos dicen “La hna. White dice que debemos orar por la lluvia tardía.” Y con esto se arrodillan a pedir por una lluvia que no puede ni podrá hacer madurar ninguna cosecha por arte de magia.

A los hombres religiosos les gusta leer textos, pero no les gusta leer los contextos. Si los hermanos, verdaderamente quisieran estudiar, al leer este capítulo de Testimonios para los Ministros se encontrarían con la siguiente declaración de la sierva del Señor:

TM pg. 506.2 – “Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que las primeras precipitaciones hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar ninguna semilla.”

Queridos hermanos y hermanas, tanto en la naturaleza como en la vida espiritual, el hecho es el mismo: la lluvia tardía NO SERVIRÁ a menos que haya caído la lluvia temprana.

TM pg. 507.1 – “Muchos, en gran medida, han dejado de recibir la lluvia temprana. No han obtenido todos los beneficios que Dios ha provisto para ellos por medio de ella. Esperan que la deficiencia sea suplida por la lluvia tardía.”

Una de la razones por la cual la gente se quiere saltar de la lluvia temprana directo a la lluvia tardía, es que no quieren realizar el trabajo que implica recibir la lluvia temprana y tardía. No quieren preparar el terreno. No quieren hacer la siembra. No quieren recibir diariamente la lluvia temprana y subsecuente que hace crecer la semilla y la planta de origen celestial. Quieren que Dios, por arte de magia, haga aparecer de la nada algo que no existe, y que lo implante en el hombre ya desarrollado y maduro. Pero Dios no hará la obra que al hombre le toca hacer.

Es el propósito de este estudio aprender cómo se prepara el terreno para la siembra, cómo se recibe la lluvia temprana, cómo es que crece la semilla y la planta, y cómo se recibe la lluvia tardía para que la planta madure y esté lista para la cosecha final.

HAp pg. 44.3 – “Es cierto que en el tiempo del fin, cuando la obra esté por terminar, los fervientes esfuerzos realizados por los consagrados creyentes bajo la dirección del Espíritu Santo irán acompañados por manifestaciones especiales del favor divino.

Bajo la figura de la lluvia temprana y tardía que cae en los países orientales al tiempo de la siembra y la cosecha, los profetas hebreos predijeron el derramamiento de la gracia espiritual en una medida extraordinaria sobre la iglesia de Dios.

El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue el comienzo de la lluvia temprana. Hasta el fin del tiempo, la presencia del Espíritu ha de morar con la iglesia fiel.

Pero acerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies ‘en la estación tardía’ (Zacarías 10:1). En respuesta, ‘Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante.’ ‘Hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía’ (Joel 2:23).

Pero a menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus lámparas aparejadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional en tiempo de necesidad especial.”

Es importante notar que la hna. White indica que la lluvia temprana comenzó con el 5 del mes tercero del año 31 d.C. en ocasión del Pentecostés. Y que la lluvia tardía caerá en “el tiempo de la siega” en “el tiempo de necesidad especial.”

Aprendiendo del ritual simbólico

El Santuario Celestial entró en vigencia cuando Cristo se fue de esta tierra al cielo. Cristo murió el 14 de Abib del año 31 del primer siglo de la era cristiana, resucitó el 16 de Abib del mismo año y después de resucitar permaneció en la tierra por 40 días más (Hechos 1:3). Cuando llegó ese día 40, Cristo se fue al cielo y antes de irse les dijo a sus discípulos que se “queden en Jerusalén, hasta que seáis investidos del poder de lo alto” (Lucas 24:49; Hechos 1:5-8). Posteriormente ascendió al cielo de donde había venido (Hechos 1:9-11) y diez días después se celebraba la fiesta del Pentecostés (Hechos 2:1), que en ese año fue el 5 del mes tercero.

La fiesta del Pentecostés anunciaba proféticamente el inicio del Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo en el Santuario Celestial. Y el 5 de Siván del año 31, la figura y sombra se encontraron con la realidad, pues en esa fecha Cristo comenzó su Ministerio Sacerdotal Celestial en el Primer Departamento del Santuario Celestial – el “Lugar Santo.” Una comunicación del cielo de que Cristo había comenzado su trabajo de Mediador fue el derramamiento del Espíritu Santo – “la lluvia temprana” – sobre sus discípulos que le siguieron por fe hasta ese lugar (Hechos 2:2-4, 16-19). Así mismo en ese día y fecha entró en funcionamiento el Santuario Celestial, y el Lugar Santo o primer departamento.

¿Quiere decir que los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento no recibieron el derramamiento del Espíritu Santo?

No. Todos los patriarcas y profetas, todos los verdaderos creyentes que tenían la necesidad del Espíritu Santo y sus dones celestiales, los recibieron.

El santuario terrenal construido por Moisés fue hecho según un modelo que Dios le mostró en el monte Sinaí (Éxodo 26:30). Es decir, el Altísimo le mostro un edificio real, del cual Moisés debía hacer una copia, en base a los planos que Dios mismo le entregó.

Esteban, en su último sermón, al hablar del tabernáculo terrenal dijo: “Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había visto” (Hechos 7:44). Esteban dijo que ese tabernáculo fue hecho de acuerdo a un modelo que Dios le mostró a Moisés: el Santuario Celestial.

El apóstol Pablo dice que el santuario terrenal era “símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios” (Hebreos 9:9), que sus lugares santo y santísimo eran “figuras (representación) de las cosas celestiales” (Hebreos 9:23). Además del santuario, también sus muebles eran sombra de las cosas celestiales (Hebreos 9:21; 8:5).

El ministerio terrenal del tabernáculo terrenal era sombra y figura de las cosas celestiales, para que podamos comprender el plan de redención. Estudiemos entonces cómo el hombre recibía la lluvia temprana, de acuerdo al ritual simbólico.

El ministerio sacerdotal terrenal consistía en dos partes o en dos servicios:

  1. El Servicio Diario o Continuo (Éxodo 30:7-8)
  2. El Servicio Anual o Día del Juicio/Día de la Expiación o Borramiento de Pecados/Purificación (Levítico 16:1-34)

1.- El Servicio Diario o Continuo

El Servicio Diario tenía dos modalidades:

  • Servicio Diario a favor de toda la nación sin acepción de personas, raza, sexo, condición social.
  • Servicio Diario de carácter individual – donde el pecador que era convencido de pecado llevaba su sustituto. (Levítico 4:1-35)

¿Por qué era necesario el Servicio Diario o Continuo?

En el santuario terrenal (en el lugar santísimo) se encontraba la ley de los Diez Mandamientos que era una copia del original que está en el cielo, en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial.

La Ley requiere, para que el hombre sea justificado/aceptado por Dios:

Requerimientos de la ley para ser aceptado/justificado

  1. Obediencia perfecta y perpetua a la ley (Romanos 2:13).
  2. Un carácter perfecto (Mateo 5:48).
  3. Una naturaleza sin mancha de pecado (1 Pedro 1:15-16).
  4. Una vida justa (Levítico 18:4-5).

El hombre debe cumplir con estos requerimientos para poder ser aceptado ante Dios y ante la ley. Si el hombre no llega a cumplir siquiera uno de estos requerimientos entonces viene:

La condenación de la ley

La muerte eterna (Romanos 6:23) o muerte segunda (Apocalipsis 21:8).

La muerte que el hombre generalmente experimenta es conocida como “muerte primera” y es tan solo como un “sueño” (Lucas 8:52; Juan 11:11-14). Pero la condenación de la ley implica una muerte eterna y definitiva: que sea como si el hombre nunca hubiese existido (Abdías 1:16; Salmos 37:10).

Debido al pecado, el hombre ahora tiene una cuenta pendiente con Dios y con la ley en la Corte Suprema de Justicia—el Santuario Celestial.

Nuestra posición legal es:

  1. Inaceptables en nosotros mismos (rechazados) => necesitamos un Sustituto en la vida.
  2. Bajo condenación (paga del pecado es muerte segunda) => necesitamos un Garante y Sustituto en la muerte.
  3. Separados de Dios, no tenemos acceso directo a Dios => necesitamos un Mediador.

Isaías 59:2 – “Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oír.”

CC pg. 62.1 – “La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia.

Si la vida eterna se concediera con alguna condición inferior a ésta, peligraría la felicidad de todo el universo. Se le abriría la puerta al pecado con toda su secuela de dolor y miseria para siempre.

Antes que Adán cayese le era posible desarrollar un carácter justo por la obediencia a la ley de Dios. Mas no lo hizo, y por causa de su caída tenemos una naturaleza pecaminosa y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Puesto que somos pecadores y malos, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige.”

¿Cuántas veces al día se realizaba el Servicio Diario a favor de toda la nación?

Dos veces al día: el Servicio Diario Matutino (Éxodo 30:7) y el Servicio Diario Vespertino (Éxodo 30:8).

¿Quién era el encargado de realizar el Servicio Diario a favor de toda la nación?

El Servicio Diario era realizado de principio a fin por el sacerdote (Números 18:7). Pero el sacerdote terrenal, antes de oficiar a favor del pueblo, debía presentar sacrificio por sus propios pecados (Levítico 4:3-4), ya que era pecador como cualquier otro hombre.

¿Con qué elementos trabajaba el sacerdote en el Servicio Diario o Continuo a favor de toda la nación? 

  • Incienso (Éxodo 30:7-8),
  • Aceite para las lámparas (Levítico 24:2-4),
  • Cordero (Éxodo 29:38-39); que debía ir acompañado de flor de harina, aceite, vino para la libación (Éxodo 29:40); y todo sacrificio debía ser salado con sal (Levítico 2:13),
  • Pan de la proposición (Éxodo 25:30)

En el atrio se daba inicio al Servicio Diario con la preparación de los elementos que se debían presentar en el lugar santo.

Todos los MEDIOS (incienso molido, aceite, sangre derramada y recogida, pan cocido, vino) que se habían provisto en el atrio, el sacerdote tenía que PRESENTARLOS en el lugar santo ante Dios y ante la Ley de los Diez Mandamientos, siguiendo un orden establecido por Dios.

2.- Servicio Anual o Día del Juicio

Una vez al año, en el gran día de la expiación, el sumo sacerdote terrenal entraba al lugar santísimo para purificar el santuario terrenal.

Era un día de ayuno, de aflicción, de profundo análisis del corazón, un día en que el hombre debía contristar su alma mientras se verificaba la obra de expiación. En ese día todos los trabajos de orden secular se suspendían sino querían verse separados y destruidos por Dios (Levítico 23:27-31).

Es importante notar que era pecado comer carne (incluso de animales limpios) mientras se llevaba a cabo el juicio investigador:

Isaías 22:1214 – “Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas, a mesar y a vestir saco. Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comer carne y beber vino, diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos. Esto fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos.”

¿Cuántas veces al año se realizaba el Servicio Anual?

Una vez al año, en una fecha y mes establecidos por Dios mismo: el 10 del mes séptimo (Levítico 23:27; 16:2, 29).

¿Quién era el encargado de realizar el Día de Juicio simbólico?

El sumo sacerdote terrenal (Levítico 16:2). Pero como el sumo sacerdote terrenal era hombre pecador, primero debía realizar la expiación de su propio pecado y el de su casa (Levítico 16:11).

¿Con qué elementos trabajaba el sumo sacerdote en el día de la expiación o Servicio Anual?

  • Incienso,
  • Para el sumo sacerdote un becerro para expiación y un carnero para el holocausto (Levítico 16:3),
  • Para el pueblo dos machos cabríos para expiación y un carnero para holocausto (Levítico 16:5).

¿Quiénes eran los beneficiados por el trabajo del sumo sacerdote terrenal en el Día de Juicio simbólico?

Todo los hombres que habían practicado el Servicio Diario para obtener el perdón de sus pecados y la aceptación de Dios diariamente eran los que en el Servicio Anual tenían asegurados:

  • el borramiento de sus pecados (simbólicamente),
  • que sus nombres sean conservados en el Libro de la Vida y
  • que puedan quedar reconciliados con Dios.

(Levítico 4:27-35; 16:30)

El pecador que no quería verse separado para siempre de Dios, antes de que llegue el Día del Juicio o Servicio Anual, debía haber aprendido a apartarse del mal, debía haber aprendido a andar en el camino de la santificación (Proverbios 28:13).

Aunque el verdadero creyente no confiaba en ese día en su propia justicia/obediencia, no confiaba en su propia santificación personal, sino que confiaba en lo que el sumo sacerdote estaba presentando por él ante Dios –el incienso y la sangre; así mismo también tenía que seguir al sumo sacerdote por fe al lugar santísimo, pues el sumo sacerdote había entrado como su representante ante Dios (Hebreos 5:1).

En ese gran día de la expiación simbólica tanto el sumo sacerdote como el hombre arrepentido creyente eran aceptados por Dios dentro del lugar santísimo del santuario terrenal.

Mientras que los hombres que no se congregaban al santuario eran cortados de en medio del pueblo (Éxodo 32:33; Ezequiel 18:24).

Conclusión de este breve repaso de la ley ceremonial

Es importante entender que el primer trabajo del sacerdote terrenal durante el servicio diario en el lugar santo del santuario terrenal consistía en quemar incienso en el altar del incienso.

El incienso era un medio que habilitaba al sacerdote terrenal para poder entrar al santuario (Levítico 16:12) y, como todos los medios que habilitaban al sacerdote para entrar (así como el pan y la sangre del animal sacrificado por ejemplo), debía ser preparado en el atrio del santuario (Éxodo 30:34-36).

El sacerdote debía quemar incienso dos veces al día (Éxodo 30:7-8).

¿Qué simbolizaba este acto?

PP pg. 321.2 – “El incienso, que ascendía con las oraciones de Israel, representaba los méritos y la intercesión de Cristo, su perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acreditada a su pueblo, y es lo único que puede hacer el culto de los seres humanos aceptable a Dios.”

Entonces, el incienso era un símbolo de la vida de obediencia perfecta y perpetua (Levítico 1:17; Ezequiel 20:41) a los Diez Mandamientos (que se encontraban dentro del arca detrás del velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo – Éxodo 25:16; 31:18; 32:15-16 ), que Cristo vivió en esta tierra como hombre y antes de presentarse en sacrificio (Juan 15:10); para así poder satisfacer los requerimientos de la ley a fin de que el hombre caído pueda ser aceptado/justificado.

Los Diez Mandamientos fueron colocados dentro del arca en el lugar santísimo del santuario para que el hombre aprenda que hay una diferencia entre la ley moral y la ley de la nación de Israel y la ley ceremonial. Entre estas tres leyes únicamente los Diez Mandamientos fueron colocados dentro del santuario, pues ésta es la ley que define qué es pecado (1 Juan 3:4) y es ésta ley la cual es la base del pacto (Deuteronomio 4:13; 9:9-15).

Por medio de este ritual simbólico Dios nos enseña que el hombre que acepta la vigencia de la ley (los Diez Mandamientos) es justificado por fe diariamente en base a una justicia ajena a sí mismo (la justicia/obediencia de Cristo).

Después de haber quemado el incienso, el sacerdote terrenal debía limpiar las lámparas del candelero uno por uno (Levítico 24:4). Debido a que el tabernáculo no tenía ventanas, las lámparas nunca se extinguían todas al mismo tiempo. Entonces el sacerdote limpiaba y despabilaba cada lámpara y luego aderezaba las lámparas con aceite puro de oliva (Levítico 24:2-3; Éxodo 30:7-8). En esas condiciones las lámparas ardían día y noche.

¿Qué simbolizaba el acto de aumentar aceite a las lámparas diariamente?

El aceite de oliva que se usaba para aderezar las lámparas era un símbolo del Espíritu Santo (Zacarías 4:2-3, 6; Mateo 25:4) y de la lluvia temprana (Joel 2:23, 28-29).

Las lámparas dentro del santuario terrenal eran aderezadas con aceite diariamente, dos veces al día, lo cual nos quiere enseñar que el hombre no recibe el bautismo del Espíritu Santo una vez y para siempre, sino que esta bendición la debe pedir y recibir diariamente (Salmos 51:10-11).

Y el derramamiento del Espíritu Santo, tanto lluvia temprana como tardía, es un RESULTADO de haber sido aceptados en Cristo (por su obediencia perfecta). Ya que la demanda para el Espíritu Santo sea dado es OBEDIENCIA (Hechos 5:32), y esa obediencia es la de Cristo.

Se recibe lluvia temprana diariamente al ser justificados diariamente en el servicio diario, mientras que la lluvia tardía se recibe al haber sido aceptados en virtud de la justicia de Cristo en el JUICIO.

La lluvia tardía debe ser dada luego de que los pecados sean borrados (Hechos 3:19) y los pecados son borrados UNICAMENTE luego de haber pasado el juicio (Levítico 16:16).

Hechos 3:19-20 – “Así que, arrepentíos y convertíos (SERVICIO DIARIO), para que sean borrados vuestros pecados (DIA DE JUICIO); pues que vendrán los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor (LLUVIA TARDIA a los que pasaron el juicio). Y enviará a Jesucristo, que os fue antes anunciado (LOS QUE RECIBIERON LLUVIA TARDIA – APROBADOS EN EL JUICIO – ESTAN PREPARADOS PARA LA SEGUNDA VENIDA)”

Entonces, HOY debemos pedir por la lluvia temprana que nos preparará para el JUICIO DE VIVOS que antecede a la segunda venida de Cristo. Y debemos recibir el bautismo diario del Espíritu Santo para poder andar en el camino de la santificación verdadera, como resultado de haber sido justificados diariamente en virtud de la obediencia perfecta y perpetua de Cristo.

HAp pg. 45.3 – “Únicamente los que estén recibiendo constantemente nueva provisión de gracia, tendrán una fuerza proporcional a su necesidad diaria y a su capacidad de emplearla. En vez de esperar algún tiempo futuro en que, mediante el otorgamiento de un poder espiritual especial, sean milagrosamente hechos idóneos para ganar almas, se entregan diariamente a Dios, para que los haga vasos dignos de ser empleados por él.

Diariamente está aprovechando las oportunidades de servir que están a su alcance. Diariamente están testificando por el Maestro dondequiera que estén, ora sea en alguna humilde esfera de trabajo o en el hogar, o en un ramo público de utilidad.”

HAp pg. 46.1 – “Todo obrero que sigue el ejemplo de Cristo será preparado para recibir y usar el poder que Dios ha prometido a su iglesia para la maduración de la mies de la tierra.

Mañana tras mañana, cuando los heraldos del Evangelio se arrodillan delante del Señor y renuevan sus votos de consagración, él les concede la presencia de su Espíritu con su poder vivificante y santificador. Y al salir para dedicarse a sus deberes diarios, tienen la seguridad de que el agente invisible del Espíritu Santo los capacita para ser colaboradores juntamente con Dios.”

HAp pg. 41.2 – “Cada obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu.”

HAp pg. 42.2 – “No es una evidencia concluyente de que un hombre sea cristiano el que manifieste éxtasis espiritual en circunstancias extraordinarias. La santidad no es un arrobamiento: es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la obscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su amor.”

Entonces, ya hemos determinado que sin lluvia temprana no puede haber lluvia tardía. Hemos determinado que la lluvia tardía se otorgará a los que salgan aprobados en el juicio de vivos para así poder dar el fuerte pregón antes que termine el tiempo de gracia para el mundo entero y caigan las plagas de Apocalipsis 16.

CS pg. 596.1 – “El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje, alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de 1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder divino; el mensaje del primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras de la tierra, y en algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo esto será superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación de la última amonestación del tercer ángel.

Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la ‘lluvia temprana’ fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la ‘lluvia tardía’ será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha.

La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volver a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. Esos son los ‘tiempos de refrigerio’ en que pensaba el apóstol Pedro cuando dijo: ‘Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo’ (Hechos 3:19-20).

Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa congregación, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial… Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad.”

La lluvia tardía será dada a los que salgan aprobados en el juicio de vivos para que proclamen los tres mensajes angélicos, por lo tanto estamos hablando de un tiempo después a la ley dominical. ¡No antes!

CS pg. 599.2 – “Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibidola lluvia tardía’, el ‘refrigerio de la presencia del Señor,’ y estará preparado para la hora de prueba que le espera (plagas de Apocalipsis 16, decreto de muerte de Apocalipsis 13:15, tiempo de angustia de Jacob).

Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final (ley dominical), y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido ‘el sello del Dios vivo.’

Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá ‘Hecho es,’ y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne:

‘¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo!’ (Apocalipsis 22:11)

Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte. Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo.”

LluviaTempranaTardia

Preparando el terreno para la lluvia temprana

Para que el hombre tenga la sincera necesidad de la lluvia temprana que lo prepare para el juicio de vivos, el hombre debe haber aceptado la amonestación del Testigo Fiel. Es ésta amonestación la que prepara el terreno del corazón y lo incita a “comprar oro afinado en fuego” del Espíritu Santo.

CPI pg. 616.3 – “Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que lo motivaría el directo testimonio que exige el consejo del Testigo fiel a la iglesia de Laodicea.

Tendrá este consejo efecto en el corazón de quien lo reciba y le inducirá a ensalzar la norma y expresar claramente la verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él. Esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios.”

Veamos…

¿Qué demanda Dios Padre al hombre pecador para darle el Espíritu Santo como Habitante – agente regenerador – o lluvia temprana?

Hechos 5:32 – “Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.”

Dios Padre demanda OBEDIENCIA para que se otorgue la lluvia temprana.

¿Tiene el hombre pecador esta condición en sí mismo?

El hombre es totalmente incapaz de cumplir esta condición, pues para poder obedecer perfectamente a Dios se necesita AMOR.

Romanos 13:10 – “El amor es el cumplimiento de la ley.”

Pero, de acuerdo a la amonestación del Testigo Fiel, el hombre no tiene capacidad natural para amar.

Apocalipsis 3:18 – “Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico…”

DTG pg. 246.3 – “La fe y el amor son el oro probado en el fuego.”

1JT pg. 478.2 – “El Testigo Fiel nos aconseja que compremos de él oro afinado en el fuego, vestiduras blancas y colirio.

El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor.”

Uno no va a una tienda a comprar algo que ya tiene. Esto no tendría sentido. Uno debe ir a comprar algo que no posee.

Si el Testigo Fiel nos amonesta que compremos amor y fe, es porque, naturalmente, no tenemos capacidad de amar.

Juan 5:42 – “Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.”

La amonestación del Testigo Fiel: que no tenemos capacidad para amar, no es exclusiva del Nuevo Testamento, se encuentra en TODA la Biblia y así esta amonestación ha sido dada por parte de los profetas de Dios en TODAS LAS GENERACIONES. Esta amonestación siempre ha causado rechazo, zarandeo e inclusive la muerte de sus profetas.

Jeremías 6:10 – “¿A quién tengo de hablar y amonestar, para que oigan? He aquí que sus orejas son incircuncisas, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.”

El hombre naturalmente odia la ley de Dios, no se puede sujetar a ella.

Jeremías 6:19 – “Oye tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon a mis palabras, y aborrecieron mi ley.”

Romanos 8:7 – “Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.”

El hombre por naturaleza, en lugar de amor, tiene egoísmo.

Oseas 10:1 – “Es Israel una frondosa viña, haciendo fruto para sí.”

Entonces, el hombre pecador no puede presentar una obediencia perfecta para que Dios Padre le conceda la lluvia temprana. Mas bien, el hombre pecador necesita del Espíritu Santo para que siembre en él el amor, la fe, todos los frutos del Espíritu de Gálatas 5:22-23, para que el hombre pueda desarrollar un nuevo carácter semejante al de nuestro Señor Jesús, y pueda desarrollar la obediencia verdadera, la santificación verdadera, fruto de la justificación en virtud de la justicia de Cristo.

MJ pg. 324.2 – “El amor es una planta de origen celestial. No es irrazonable, no es ciego. Es puro y santo. Pero la pasión del corazón carnal es enteramente otra cosa.

Mientras el amor puro hará intervenir a Dios en todos su planes y estará en perfecta armonía con el Espíritu de Dios, la pasión será terca, irreflexiva, irrazonable, desafiante de toda sujeción, y hará un ídolo del objeto de su elección.”

¿Qué le pide Cristo al hombre pecador?

Juan 7:38-39 – “El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre. Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él.”

Cristo le pide al hombre pecador que crea en Él, en su perfecta justicia.

El hombre pecador debe creer que Cristo vivió una vida de obediencia perfecta a la ley de Dios (Juan 15:10; Filipenses 2:8) en este planeta tierra, no para sí mismo, sino para el hombre pecador (Juan 17:19).

El hombre pecador debe creer que ahora Cristo está en el Santuario Celestial como Sumo Sacerdote ejerciendo su sacerdocio, el cual tiene dos servicios: Servicio Diario Celestial y Día de Juicio o Expiación final. El hombre debe creer y aceptar que son estos dos servicios los que van a determinar que el hombre reciba al Espíritu Santo, tanto en el marco de la lluvia temprana, como en el de la lluvia tardía.

El hombre debe comprender y aceptar que sin el Sacerdocio de Cristo en el Santuario Celestial no hay esperanza de que el hombre llegue a ser morada o templo del Espíritu Santo como habitante o agente regenerador.

Así como en la siembra del grano o semilla, el grano no se echa sí mismo en el terreno preparado, ni el terreno se puede preparar a sí mismo, ni puede sembrarse en sí mismo la buena semilla, sino que el agricultor es quien debe preparar el terreno para hacer la siembra y debe arrojar la buena semilla en el terreno preparado para que de su fruto; así también el hombre pecador en la parábola del sembrador está representado por el terreno (Marcos 4:15-20).

El pecador no puede prepararse a sí mismo, ni sembrar en sí mismo la buena semilla de Gálatas 5:22-23; es incapaz de hacerlo, no tiene poder para hacer este trabajo, y como en la siembra, el hombre necesita de la intervención de un agricultor que pueda:

  1. Preparar el terreno del corazón,
  2. Luego hacer la siembra de la buena semilla de Gálatas 5:22-23.

Ese agricultor divino es Dios Espíritu Santo como Habitante (1 Corintios 6:19).

Así como en la siembra natural, así también ocurre en la espiritual: el maestro de la verdad debe tratar de preparar el terreno del corazón.

¿Cómo se hace la preparación del terreno y en qué momento?

Cuando al hombre pecador se le presenta, por medio de la Palabra, la condición del hombre, es decir que naturalmente el hombre no ama a Dios, ni a su prójimo como a sí mismo (Juan 5:42; Jeremías 6:10), que odia la ley de Dios (Juan 6:19), que es egoísta (Oseas 10:1); cuando el hombre acepta lo que el Agricultor divino le dice por medio de su Palabra, el Agricultor divino está haciendo el trabajo de preparar el terreno del corazón (Juan 16:8), para que el hombre pecador acepte su verdadera condición (cuitado, miserable, pobre, ciego y desnudo – Apocalipsis 3:17) y comprenda que en él no existe poder para crear en él mismo lo que no tiene.

Si este hombre no quiere quedarse en esta condición, entonces está preparado para que el Agricultor divino pueda hacer la siembra de la buena semilla que es Gálatas 5:22-23, le pueda brindar al hombre un nuevo corazón y un nuevo carácter, sin desarrollar – esto es “comprar” los dones celestiales del Testigo Fiel. El Agricultor divino lleva a efecto la circuncisión del corazón de Deuteronomio 30:6.

También es importante comprender que naturalmente en el terreno está sembrada ya la mala semilla que siempre produce mala hierba, y que la buena semilla siempre viene de afuera; tiene que venir el agricultor que posee la buena semilla y tiene que arrojarla en el terreno preparado, para que ésta pueda dar su fruto a su debido tiempo.

Así también en el terreno del corazón del hombre caído en el pecado, naturalmente está sembrada Gálatas 5:19-21 y Marcos 7:21-23 desde el momento en que el hombre es engendrado (Salmos 51:5; Isaías 48:8). En cambio la buena semilla de Gálatas 5:22-23 no existe naturalmente en el terreno del corazón, sino que tiene que venir de afuera, le tiene que ser dado por el Agricultor Divino, cuando el hombree cree y acepta lo que el Testigo Fiel le dice, no solamente en el Apocalipsis sino a lo largo de toda la Biblia:

“Y tú no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” (Apocalipsis 3:17)

PP pg. 707.2 – “El tenor de la Biblia está destinado a inculcarnos desconfianza en el poder humano y a fomentar nuestra confianza en el poder divino.”

El momento que el hombre acepta la amonestación del Testigo Fiel, acepta y acepta por sus propios actos, pensamientos, y hechos diarios, que en realidad no tiene capacidad para amar, entonces el Agricultor divino le concede:

  1. El oro refinado en fuego, que es Gálatas 5:22-23, para que el hombre sea rico.
  2. Las vestiduras blancas, que es un nuevo carácter semejante al de Cristo; y también se debe cumplir la promesa del nuevo pacto: “Escribiré mis leyes en sus mentes y corazones” (Hebreos 8:10; 10:16), con el propósito de que en el hombre se pueda desarrollar la verdadera obediencia, para que en el día final “no se descubra la vergüenza de tu desnudez” (Apocalipsis 3:18).
  3. El colirio, que es el Espíritu Santo habitando en el hombre, y capacitándolo para que aprenda a obedecer y para que tenga discernimiento espiritual (Efesios 1:17).

La buena semilla sembrada en el terreno del corazón del hombre, así como en la siembra en la naturaleza, también debe germinar, para que luego comience su crecimiento. Y así como la semilla sembrada en el terreno echa raíces y se arraiga en el suelo para obtener los nutrientes necesarios para su desarrollo, así también debemos nosotros arraigarnos a Cristo, el fundamento seguro (Lucas 6:48; Efesios 2:20), y debemos permanecer en Cristo (Juan 15:4) para poder recibir permanentemente el bautismo diario del Espíritu Santo.

El proceso espiritual de la lluvia temprana

Primero

En el cielo—en el Santuario Celestial—Dios Padre acepta/justifica al pecador en virtud de la obediencia/justicia perfecta de Cristo.

Segundo

En virtud de la obediencia perfecta de Cristo, Dios Padre—como resultado de la justificación—le concede al hombre creyente la lluvia temprana o arras del Espíritu Santo (Joel 2:23; Efesios 1:13-14).

Así como en el ritual simbólico este proceso simbólico de quemar incienso y aumentar aceite a las lámparas ocurría diariamente en el santuario terrenal, el proceso real de la justificación y el bautismo del Espíritu Santo como lluvia temprana debe ocurrir diariamente, mientras se lleve a cabo el Servicio Diario Celestial.

Si bien es cierto que desde el 10 de mes séptimo (22 de Octubre) de 1844, Cristo pasó del Lugar Santo al Lugar Santísimo del Santuario Celestial, para llevar a cabo el juicio investigador por los justos muertos; para nosotros, que aún estamos vivos, se debe llevar a cabo el Servicio Diario Celestial, pues nosotros necesitamos ser justificados, perdonados y recibir la lluvia temprana diariamente.

La prueba de que hoy en día no sólo se lleva a cabo el Juicio investigador en el Lugar Santísimo, sino que también se lleva a cabo el Servicio Diario Celestial para los creyentes que se congregan (Hebreos 10:25) al Santuario Celestial, se encuentra en Números 29:7-11. En el versículo 7 se puede ver que se trata del 10 de mes séptimo (JUICIO), y en el versículo 11 se puede ver que, además de realizarse el servicio anual, había ese mismo día un “holocausto continuo,” es decir: se debía realizar el servicio diario.

El ser humano, así sea creyente o no, peca diariamente—tanto en pensamientos, como actos, como por su estado de ser—por lo tanto, también diariamente Dios Padre justifica al hombre pecador diariamente (Romanos 3:24 – “siendo justificados” – tiempo presente gerundio), y todos los días Cristo como Sumo Sacerdote ruega por el pecador (Juan 14:16) para que, como resultado de ser aceptado diariamente, también diariamente reciba un nuevo bautismo del Espíritu Santo.

La lluvia temprana la reciben, entonces, únicamente los creyentes que se congregan al Santuario Celestial y siguen por fe el trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote, que se presenta por el que por la fe le sigue y así mismo ruega por él ante Dios Padre; ya que en es en el Santuario Celestial, y en ningún otro lugar aquí en la tierra, donde se toma la decisión de que el Espíritu Santo de la fase de Visitante pase a ser Habitante en el hombre pecador. Sin trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote no puede haber lluvia temprana.

En el ritual simbólico únicamente el israelita que se congregaba, ya sea en persona o por fe, al santuario terrenal y seguía el servicio del sacerdote terrenal, era el beneficiado por el sacerdocio terrenal. No había ningún otro lugar fuera del santuario en el sistema de culto israelita. Asimismo hoy no hay ningún otro lugar de culto donde se reciba la bendición del sacerdocio de Cristo.

CS pg. 414.4 – “El servicio típico enseña importantes verdades respecto a la expiación. Se aceptaba un sustituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no borraba el pecado. Solo proveía un medio para transferirlo al santuario.

Con la ofrenda de sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba su culpa, y expresaba su deseo de ser perdonado mediante la fe en un Redentor por venir; pero no estaba aún enteramente libre de la condenación de la ley.”

CS pg. 416.1 – “La purificación del santuario implica por lo tanto una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón está con el, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra (Apocalipsis 22:12).”

Juan 3:7,6 – “No te maravilles que te dije: Os es necesario nacer otra vez. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

DTG pg. 625.1 – “Al describir a sus discípulos la obra y el cargo del Espíritu Santo, Jesús trató de inspirarles el gozo y la esperanza que alentaba su propio corazón. Se regocijaba por la ayuda abundante que había provisto para su iglesia.

El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu Santo iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil.

El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es lo que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo.

Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia.”

El Espíritu Santo como Agente Regenerador crea en el hombre un nuevo carácter semejante al de Cristo, pero ese carácter no le es dado ya desarrollado (así como en la naturaleza se siembra la semilla no la planta ya desarrollada), sino por desarrollarse. Y en la formación de ese nuevo carácter, el poder divino (Espíritu Santo) debe combinarse con el esfuerzo humano.

CE pg. 109.2 – “El secreto del éxito estriba en la unión del poder divino con el esfuerzo humano. Los que logran los mayores resultados son los que confían más implícitamente en el brazo del Todopoderoso.”

Justificación = únicamente en Cristo y por Cristo.

Santificación = poder divino + esfuerzo humano.

CRA pg. 181.1 – “Pero no es el propósito de nuestro Padre celestial salvarnos sin un esfuerzo de nuestra parte para cooperar con Cristo. Debemos desempeñar nuestra parte, y el poder divino, uniéndose con el esfuerzo humano, producirá la victoria.”

En la formación del nuevo carácter de nada vale el esfuerzo humano sin el poder divino; y sin el esfuerzo humano, el poder divino no tiene utilidad para muchos (Juan 15:5). El Espíritu Santo nos es dado para obrar en nosotros tanto “el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13), nunca para reemplazar nuestro propio esfuerzo, nuestro deber.

Aquí se revelan claramente las condiciones del éxito en la vida del verdadero creyente. Para apropiarnos de la Gracia de Dios tenemos que hacer nuestra parte. El Señor no tiene el propósito de forzar la voluntad de nadie. Dios nos concede su Gracia para que se efectúe en nosotros el querer y el hacer, pero nunca como sustituto de nuestros esfuerzos.

El Espíritu Santo no puede ser sustituto de la parte que le toca realizar al hombre en la formación del nuevo carácter; es el hombre el que debe hacer ejercicio del amor, la fe, la paciencia, la lealtad, etc. Nuestra alma debe estar dispuesta a cooperar con el Señor.

En la formación del nuevo carácter, el hombre debe reconocer su debilidad y deficiencia, debe esforzarse por realizar el gran cambio que ha de verificarse en él; debe comprender el valor de la oración y del esfuerzo perseverantes. Los malos hábitos y costumbres deben desterrarse; y sólo mediante un decidido esfuerzo por corregir estos errores y someterse a los sanos principios, se puede alcanzar la victoria.

Así como en la siembra de la buena semilla, las malas hierbas deben ser quitadas del terreno sembrado para que pueda tener una buena cosecha, así también si el verdadero creyente quiere que se desarrolle en él un nuevo carácter semejante al de Cristo, al hombre le toca luchar contra su carácter malo (Gálatas 5:19-21).

Pero la sola lluvia temprana no es suficiente para que en el creyente se termine el crecimiento o desarrollo del nuevo carácter y alcance la madurez. Es necesario que el hombre creyente reciba además de la lluvia temprana la lluvia tardía.

El proceso espiritual de la lluvia tardía

Si el hombre quiere participar de la bendición de la lluvia tardía, necesita que, además del Servicio Diario Celestial, se realice a su favor el segundo servicio del Santuario: el Día de Juicio o Expiación Final.

Pero es importante entender que sin lluvia temprana no puede haber lluvia tardía, por lo tanto el creyente debe llegar al juicio de vivos con estas características:

  1. Aceptado/Justificado (Efesios 1:6) en su registro de malas obras (Isaías 65:6-7) que se encuentra en la Corte Suprema de Justicia Celestial o Santuario.
  2. Con sus pecados confesados perdonados (1 Juan 1:9; Efesios 1:7) en su libro de memorias de malas obras (Isaías 65:6-7) que está en el Templo Celestial o Santuario.
  3. El creyente debe tener al Espíritu Santo como Habitante permanente (Efesios 1:13-14; 2 Timoteo 1:14).

De lo contrario, sin una de estas condiciones, el creyente no podrá participar de la lluvia tardía. Esto lo aprendemos del ritual simbólico.

Para conceder al creyente arrepentido la lluvia tardía, Dios Padre, en el juicio, sigue demandando obediencia perfecta y perpetua (Hechos 5:32). Aunque el hombre arrepentido haya recibido permanentemente la lluvia temprana, todavía no alcanzó en sí mismo la perfección (Filipenses 3:12) que Dios Padre demanda del hombre para poder concederle la lluvia tardía.

Si el hombre se mira a sí mismo buscando en él esa perfección que Dios Padre demanda, está mirando en dirección equivocada; debe dirigir su mirada de sí mismo hacia el Santuario Celestial, donde ministra Cristo a su favor. Tanto en el Servicio Diario como en el Día de Juicio, el israelita seguía confiando en algo que estaba fuera de si: el incienso. Asimismo, como en la sombra y figura, en la realidad debe seguir confiando en la justicia de Cristo y debe aceptar lo que Dios sigue diciendo en su Palabra:

“Vosotros estás completos en Él.” (Colosenses 2:10)

El creyente, en el día del juicio, debe seguir diciendo como el apóstol Pablo: “Y ser hallado en él (Cristo), no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino por la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9).

Cuando llegue la hora del Juicio, Dios Padre—en virtud de la obediencia de Cristo y de su sangre derramada en la cruz—hace una declaración final para que el nombre del creyente se conserve en el Libro de la Vida (Apocalipsis 3:5) y sus pecados que conservaron el perdón puedan ser borrados de su libro de malas obras y transferidos a la cuenta de Satanás.

Como resultado de esta declaración final realizada en el Santuario Celestial, la comunicación del cielo a la tierra será la lluvia tardía sobre el creyente cuyos pecados fueron borrados cuando salió aprobado en el juicio de vivos. Esto dará cumplimiento a lo que escribió el apóstol Pedro:

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor.” (Hechos 3:19)

Y también las palabras del profeta Isaías:

“Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta (juicio): si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” (Isaías 1:18)

Y el profeta Joel también presenta de manera terminante que primeramente deben ser borrados los pecados en el juicio para que como resultado pueda descender la lluvia tardía:

“Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas.” (Joel 2:28)

Entonces, ojalá que quede claro:

Los únicos que recibirán la lluvia tardía serán los que hayan salido aprobados en el juicio de vivos.

Propósitos de la lluvia tardía

Primer propósito de la lluvia tardía

Terminar en el verdadero creyente el crecimiento que había empezado con la lluvia temprana, para alcanzar la madurez.

Dios Padre en el Santuario Celestial—en virtud de la obediencia perfecta de Cristo—declara 100% obediente en Cristo al pecador que por fe sigue el trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote, aunque el pecador en sí mismo es 0% obediente.

Pero es el propósito de Dios Padre que esa declaración hecha en el Santuario empiece a ser una realidad en el hombre que se encuentra aquí en la tierra. Y para que el hombre empiece a desarrollar la obediencia verdadera en la tierra, Dios nos concede la lluvia temprana—al Espíritu Santo como Habitante y Agente Regenerador.

El Espíritu Santo como agente regenerador crea lo que no hay en el hombre por naturaleza (los dones de Gálatas 5:22-23), para que con este poder divino el hombre pueda con su esfuerzo humano aprender a obedecer voluntariamente a Dios. Además de crear en el hombre Gálatas 5:22-23, el Espíritu Santo debe grabar la ley de Dios en la mente y en el corazón (Hebreos 8:10). Pero el hombre no desarrolla la santificación para ser justificado ante Dios, sino porque, como resultado de la justificación, es la voluntad de Dios Padre nuestra santificación (1 Tesalonicenses 4:3). Dios Padre perdona nuestros pecados, pero es su voluntad que nosotros abandonemos la práctica del pecado.

Juan 5:14 – “He aquí, has sido sanado; no peques más, porque no te venga alguna cosa peor.”

Juan 8:11 – “Ni yo te condeno: vete, y no peques más.”

El verdadero creyente se santifica por la obediencia a la ley de Dios y su Palabra, despojándose de su yo. El creyente no se santifica por las costumbres, leyes, tradiciones, filosofías, ciencias, y creencias humanas. La Biblia es la única norma de conducta del verdadero creyente.

Pero en este proceso de aprender a obedecer voluntariamente a Dios, a pesar de estar recibiendo la lluvia temprana diariamente todos los días, el hombre puede fracasar como Abrahán (Génesis 12:13; 20:2), como el rey David (2 Samuel 11:1-4), porque cuando el Espíritu Santo viene a habitar en el hombre como agente regenerador va a subyugar la naturaleza pecaminosa y toda tendencia al pecado del hombre, pero no va a eliminar ni erradicar la naturaleza pecaminosa.

Únicamente en ocasión de la segunda venida de Cristo será erradicada la naturaleza pecaminosa de los verdaderos creyentes que salieron aprobados en el juicio investigador:

1 Corintios 15:51-53 – “He aquí, os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados. En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados. Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.”

Para que en el verdadero creyente que recibe la lluvia temprana se desarrolle el nuevo carácter semejante al de Cristo, es necesario que hayan pruebas pequeñas (Lucas 16:10) en las cuales se ponga a prueba la fe, el amor, la lealtad, el dominio propio, la paciencia, la temperancia, etc. Y así estas plantas de origen celestial se vayan desarrollando y sigan creciendo.

Pero muchas veces el creyente no pasa las pruebas pequeñas, como Abraham o el rey David, y por eso es necesario que sea sometido a una prueba mayor o final, donde será probada su obediencia y lealtad a los preceptos divinos.

CS pg. 518.5 – “Los discípulos de Cristo saben muy poco de las tramas que Satanás y sus huestes urden contra ellos. Pero el que está sentado, en los cielos hará servir todas esas maquinaciones para el cumplimiento de sus altos designios.

Si el Señor permite que su pueblo pase por el fuego de la tentación, no es porque se goce en sus penas y aflicciones, sino porque esas pruebas son necesarias para su victoria final. Él no podría, en conformidad con su propia gloria, preservarlo de la tentación; pues el objeto de la prueba es precisamente prepararlo para resistir a todas las seducciones del mal.”

La prueba final para nosotros será el decreto o ley dominical mundial.

EUD pg. 193.3 – “El Señor me ha mostrado definidamente que la imagen de la bestia se formará antes de la terminación del tiempo de gracia; y esto debido a que constituirá una gran prueba para el pueblo de Dios, mediante la cual se decidirá su destino eterno.”

1JT pg. 580.3 – “Hermanos, os ruego que obréis con el sincero deseo de glorificar a Dios. Depended de su poder; sea su gracia vuestra fuerza. Por el estudio de las Escrituras y la oración ferviente, tratad de obtener un claro concepto de vuestro deber y luego cumplidlo fielmente.

Es esencial que cultivéis la fidelidad en las cosas pequeñas, y al hacerlo adquiriréis costumbres de integridad en las responsabilidades mayores.

Los pequeños incidentes de la vida diaria pasan con frecuencia sin que los notemos; pero son estas cosas las que forman el carácter. Cada acontecimiento de la vida es grande para bien o para mal.

La mente necesita ser educada por las pruebas diarias, a fin de que adquiera fuerza para resistir cualquier situación difícil. En los días de prueba y peligro, necesitaréis ser fortalecidos para permanecer firmes de parte de lo recto, independientes de toda influencia opositora.

Por la fe en él podéis obtener fuerza para resistir a toda tentación de Satanás, y así crecer en fuerza moral con cada prueba que Dios os envíe.”

Los creyentes que lleguen con vida a la prueba final de la ley dominical y salgan victoriosos de esa terrible prueba final, en consecuencia serán sus casos tomados en cuenta en el Juicio y, en virtud de los méritos de Cristo saldrán aprobados y Dios les concederá la lluvia tardía para que sus verdaderos hijos prefieran la muerte antes que quebrantar un solo punto de la ley de Dios, así como lo hicieron los verdaderos creyentes en el pasado (Ej.: Daniel 6:6-17).

Es por esto que el apóstol Juan, al hablar de los hombres que han aprendido a depender de la obra de Cristo como Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial:

“Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” (Apocalipsis 14:12)

Entonces los verdaderos creyentes, gracias a la lluvia tardía, habrán alcanzado la madurez y estarán listos para morir antes que renunciar a su fe.

Segundo propósito de la lluvia tardía

La lluvia tardía será dada para que los verdaderos creyentes, la verdadera iglesia, el verdadero pueblo de Dios, pueda dar el fuerte pregón. En el tiempo de la estación tardía (Zacarías 10:1) será derramada la lluvia tardía o refrigerio de la presencia del Señor (Hechos 3:19) para dar poder a la potente voz del mensaje del Tercer ángel (Apocalipsis 18:1-5); con el objetivo de que el pueblo de Dios que se haya preparado para enfrentar el Juicio de Apocalipsis 14:7 salga aprobado en ese Juicio de vivos, y como resultado sea investido de poder, para que puedan restaurar todo aquello que el cuerno pequeño de Daniel 7:8; 8:9 ha echado por tierra:

  1. Restaurar el Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo; porque este Ministerio ha sido quitado de la vista de toda la cristiandad por el cuerno pequeño, según Daniel 8:11 – “Aun se engrandeció contra el Príncipe de los ejércitos.” Este príncipe es Cristo, el cual le fue prometido al rey David (2 Samuel 7:12-16; Salmos 132:11; Lucas 1:32) y él es el verdadero Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14; 5:5-6; 7:20-21). En lugar del sacerdocio de Cristo hay un falso sacerdocio que usurpa el lugar de Cristo.
  2. Restaurar el Servicio Diario Celestial o Continuo; el cual, también de acuerdo a Daniel 8:11, ha sido quitado por el mismo sistema de falsa religión: “y por él fue quitado el continuo sacrificio” – Servicio Diario Celestial – de Romanos 3:24.
  3. Restaurar el lugar de trabajo del verdadero Sumo Sacerdote: el Santuario o Templo Celestial (Hebreos 8:2; Apocalipsis 11:19), que también de acuerdo a Daniel 8:11, ha sido echado por tierra: “y el lugar de su santuario fue echado por tierra.” El cuerno pequeño ha dado a la cristiandad otro sistema de culto. La Biblia enseña que si el israelita no congregaba al santuario terrenal, que era el lugar donde se realizaban los servicios Diario y Anual, a su favor, éste era cortado del pueblo (Levítico 23:27-31) y eso como una representación para hacernos entender dónde es nuestra verdadera congregación: en el Santuario Celestial—la Corte Suprema de Justicia Celestial—el lugar donde tenemos un caso pendiente ante el tribunal de Dios (Romanos 5:12), el lugar donde nuestro caso tiene que ser examinado; por lo cual el apóstol Pablo nos insta: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo […], y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe…” (Hebreos 10:19, 21, 22 RVA).
  4. Restaurar la verdadera ofrenda y el verdadero sacrificio; que también han sido quitados por el cuerno pequeño. La ofrenda verdadera (Efesios 5:2; Hebreos 8:3) es la vida de obediencia perfecta y perpetua a la ley de Dios que Cristo como hombre vivió en este planeta tierra. Dicha ofrenda, Cristo no la presentó a favor de ningún hombre pecador ante Dios Padre y la ley mientras estuvo en la tierra, por lo tanto en ocasión de su muerte, nadie fue justificado. Cristo, como verdadero Sumo Sacerdote, debe presentar la ofrenda ante Dios Padre y ante la ley en el Santuario Celestial diariamente (servicio diario) para que el pecador por fe pueda ser aceptado diariamente. El sacrificio verdadero es la sangre de Cristo derramada en la cruz el 14 de Abib del año 31 de la era cristiana, la cual no fue presentada ante Dios Padre y la ley en ocasión de su muerte en la cruz. Primeramente era necesario que Cristo resucite como hombre (Mateo 28:1-6) y que luego vaya al tercer cielo (Hechos 1:9-11), que entre al Santuario Celestial en virtud de sus méritos (ofrenda y sacrificio) (Hebreos 9:12), que se presente ante Dios Padre y la ley (Hebreos 9:24), y que presente la sangre a favor del creyente que le sigue por fe para que sus pecados confesados puedan ser perdonados diariamente (servicio diario). Entonces tanto la ofrenda como el sacrifico verdaderos no se encuentran en esta tierra sino en el cielo, en el Santuario Celestial.

Tercer propósito de la lluvia tardía

Predicar el Evangelio – Dios Padre dará la lluvia tardía a los que salgan aprobados en el juicio de Apocalipsis 14:7, para que se predique con gran poder el Evangelio en todo el mundo con el propósito de:

  • De que los habitantes de este mundo tomen una decisión final e irrevocable: de aceptar o rechazar a Cristo como el verdadero Sumo Sacerdote. Hoy los hombres reconocen al Cristo histórico—de la historia pasada, pero se apartan del Cristo viviente que está trabajando como Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial con los medios (ofrenda y sacrificio) que él mismo proveyó para la justificación y para el perdón de los pecados diariamente en el Servicio Diario Celestial; y para que en ocasión del juicio, en virtud de su obediencia perfecta el hombre salga aprobado en el juicio, reciba la lluvia tardía, y en virtud de su sangre los pecados puedan ser borrados de los registros de malas obras y transferidos a la cuenta de Satanás.
  • Para predicar con gran poder el verdadero Evangelio que trata sobre la vida, muerte y resurrección de Cristo—su obra acabada y perfecta aquí en la tierra; pues el Evangelio no trata sobre la vida de la virgen María, de ningún otro hombre pecador que ha vivido en esta tierra.
  • El Evangelio será predicado “por testimonio” (Mateo 24:14) con gran poder en la fase final de la historia de la humanidad, para que los hombres entiendan que sólo hay una manera de salvarse: la que Dios ha trazado, y el Evangelio—obra acabada de Cristo en la tierra como hombre—debe ser aplicada a la cuenta del pecador en el Santuario Celestial—una obra todavía no acabada de Cristo en el cielo. No existe otra manera de alcanzar la salvación.
  • El Evangelio eterno debe ser predicado con gran poder a todo el mundo como una señal eminente de que el fin de la historia de este mundo está llegando, así como Cristo lo predijo, a su fin: “Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles, y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14) El Evangelio debe ser predicado hasta que Cristo deje de interceder por el hombre en el Santuario Celestial y pronuncie la sentencia final: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese todavía; y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo, sea santificado todavía” (Apocalipsis 22:11). Luego caerán las siete postreras plagas de Apocalipsis 16.

Cuarto propósito de la lluvia tardía

Preparar a la iglesia (el pueblo de Dios) para la segunda venida de Cristo.

TM pg. 506.2 – “La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá.”

¿De qué manera prepara a la iglesia verdadera, al remanente, la lluvia tardía para la segunda venida de Cristo?

Cuando en el Juicio, en virtud de la sangre de Cristo, los pecados previamente perdonados durante el Servicio Diario Celestial de los creyentes arrepentidos hayan sido borrados de los registros de Malas Obras (Isaías 65:6-7; Hechos 3:19), esa decisión que se tomó en el Santuario Celestial se va a convertir en una realidad en las facultades mentales de los aprobados en el juicio. Dios Espíritu Santo, bajo la forma de lluvia tardía, borrará de la memoria de los aprobados en el Juicio toda memoria de sus pecados, como está escrito:

Ezequiel 18:22 – “Todas sus rebeliones que cometió, no le serán recordadas: en su justicia que hizo vivirá.”

Como sus pecados fueron borrados de sus registros personales, los aprobados en el juicio ya no tendrán memoria de pecado; y por ello, cuando Cristo venga por segunda vez junto con Dios Padre y los millares de ángeles, ellos podrán permanecer de pie y decir:

Isaías 25:9 – “He aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salud.”

  • La Lluvia Tardía también prepara a los hijos de Dios (Salmos 81:1-16; Isaías 26:20) para que puedan subsistir durante el plazo de las 7 postreras plagas de Apocalipsis 16. La lluvia tardía fortalecerá a los santos para que puedan subsistir en el tiempo de angustia (Jeremías 30:7; Daniel 12:1); y sus rostros brillarán con la gloria de la luz.

Una importante advertencia sobre el falso reavivamiento

Hay varios movimientos ecuménicos, particularmente en los Estados Unidos, que están instando a sus feligreses a que oren por la lluvia tardía. Este movimiento por la lluvia tardía es un movimiento que surgió después de la segunda guerra mundial, inicialmente dentro la cristiandad pentecostal por el año 1948.

Ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Latter_Rain_(post%E2%80%93World_War_II_movement)

Desde entonces han surgido varios movimientos de varias denominaciones cristianas que están llamando a orar por la lluvia tardía.

¿A qué se debe todo esto? ¿Por qué piden orar por la lluvia tardía y no la temprana, si no puede haber lluvia tardía sin lluvia temprana?

La razón es que Satanás, el gran falsificador y gran imitador, tratará de crear un falso reavivamiento cristiano para decir que la lluvia tardía se está derramando en las organizaciones religiosas que están bajo su poder.

CS pg. 516.1 (457.2) – “Pero muchos de los reavivamientos de los tiempos modernos han presentado un notable contraste con aquellas manifestaciones de la gracia divina, que en épocas anteriores acompañaban los trabajos de los siervos de Dios.

Es verdad que despiertan gran interés; que muchos se dan por convertidos y aumenta en gran manera el número de los miembros de las iglesias; no obstante los resultados no son tales que nos autoricen para creer que haya habido un aumento correspondiente de verdadera vida espiritual. La llama que alumbra un momento se apaga pronto y deja la oscuridad más densa que antes.

Los avivamientos populares son provocados demasiado a menudo por llamamientos a la imaginación, que excitan las emociones y satisfacen la inclinación por lo nuevo y extraordinario. Los conversos ganados de este modo manifiestan poco deseo de escuchar la verdad bíblica, y poco interés en el testimonio de los profetas y apóstoles.

El servicio religioso que no revista un carácter un tanto sensacional no tiene atractivo para ellos. Un mensaje que apela a la fría razón no despierta eco alguno en ellos. No tienen en cuenta las claras amonestaciones de la Palabra de Dios que se refieren directamente a sus intereses eternos.

Los conversos no renuncian a su orgullo ni al amor del mundo. No están más dispuestos a negarse a sí mismos, a llevar la cruz y a seguir al manso y humilde Jesús, que antes de su conversión.”

CS pg. 517.1 (458.1) – “Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá en el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos (el fuerte pregón). El Espíritu y el poder de Dios (lluvia tardía) serán derramados sobre sus hijos.

El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación.

Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso.

Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de extender su influencia sobre el mundo cristiano.

Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno. No obstante, nadie necesita ser seducido. A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos.

Dondequiera que los hombres descuiden el testimonio de la Biblia y se alejen de las verdades claras que sirven para probar el alma y que requieren abnegación y desprendimiento del mundo, podemos estar seguros que Dios no dispensa allí sus bendiciones.”

Entonces, si Satanás realizará una falsa imitación del reavivamiento, del fuerte pregón y de la lluvia tardía, es completamente necesario tener bien claro el tiempo en que será derramada la lluvia tardía, cuándo y por qué se derrama la lluvia tardía, y que sin lluvia temprana no puede haber lluvia tardía; tal y como lo hemos analizado en todo este estudio.

Que Dios nos ilumine y nos guarde para que los engaños de los tiempos finales nos encuentren con los pies asentados en el firmamento seguro de su santa Palabra, en Cristo y por Cristo.

Amén. Que Dios los bendiga.

lluvias

Continúa estudiando este tema a profundidad con el libro: Ministerio de Cristo en el Santuario Celestial.

 

7 respuestas para “Estudio sobre la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía”

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