¡BAJO LA GRACIA! ¡BAJO LA GRACIA!

Cómo han decaído las Iglesias Protestantes que hoy en día pisotean la Ley de Dios bajo el clamor «¡Estamos bajo la gracia!»

Dicen que, como estamos bajo la gracia, no hay necesidad de guardar el Sábado, pues el Sábado y la Ley eran para los judíos.

Esto no es algo nuevo. Ya en el tiempo del reformador inglés John Wesley (1703-1791), el fundador de la Iglesia Metodista se tuvo que enfrentar a este mismo tipo de doctrina. Veamos como respondía Wesley a sus acusadores… 

LA VERDAD PROGRESA EN INGLATERRA (Capítulo 15 del Conflicto De Los Siglos)

Muchos afirmaban que Cristo había abolido la ley moral y que los cristianos no tenían obligación de observarla; que el creyente está libre de la «esclavitud de las buenas obras.»

Todas estas ideas son inspiradas por el MISMO ESPÍRITU maestro: por aquel que, hasta entre los seres impecables de los cielos, comenzó su obra de procurar SUPRIMIR las justas restricciones de la LEY DE DIOS.

En contestación al aserto que a la muerte de Cristo quedaron abolidos los preceptos del DECÁLOGO juntamente con los de la ley CEREMONIAL, decía Wesley:

«La ley moral contenida en los Diez Mandamientos y sancionada por los profetas, Cristo NO LA ABOLIÓ. Al venir al mundo, no se propuso suprimir parte alguna de ella. Esta es una ley que JAMÁS PUEDE SER ABOLIDA, pues permanece firme como fiel testigo en los cielos.»

«Existía desde el PRINCIPIO del mundo, habiendo sido ESCRITA no en tablas de pierda, sino EN EL CORAZÓN de todos los hijos de los hombres al salir de manos del Creador. Y no obstante estar AHORA BORRADAS en gran manera por el PECADO las letras tiempo atrás escritas POR EL DEDO DE DIOS, no pueden serlo del todo mientras tengamos CONCIENCIA alguna del bien y del mal.»

«Cada parte de esta ley ha de seguir en vigor para TODA la humanidad y por TODOS LOS SIGLOS; porque no depende de ninguna consideración de tiempo ni de lugar ni de ninguna otra circunstancia sujeta a alteración, sino que DEPENDE DE LA NATURALEZA DE DIOS MISMO, de la del hombre y de la invariable relación que existe entre uno y otro.»

«‘No he venido para abrogar, sino a cumplir’ (Mateo 5:17). Sin duda quiere [el Señor] dar a entender en este pasaje–según se colige por el contexto–que vino a ESTABLECERLA EN SU PLENITUD a despecho de cómo puedan interpretarla los hombres; que vino a aclarar plenamente lo que en ella pudiera haber de oscuro; vino para poner de manifiesto la VERDAD y la IMPORTANCIA de cada una de sus partes.»

Wesley demostró la PERFECTA ARMONÍA que existe entre LA LEY y EL EVANGELIO:

«Existe, pues, entre la ley y el evangelio la relación más estrecha que se pueda concebir. Por una parte, la ley nos abre continuamente paso hacia el evangelio y nos lo señala; y por otra, el evangelio nos lleva constantemente a un cumplimiento exacto de la ley.

La ley, por ejemplo, nos exige que amemos a Dios y a nuestro prójimo, y que seamos mansos, humildes y santos. Nos sentimos incapaces de estas cosas y aun más, sabemos que ‘a los hombres esto es imposible;’ pero vemos una promesa de Dios de darnos ese amor y de hacernos humildes, mansos, y santos; nos acogemos a este evangelio y a estas alegres nuevas; se nos da conforme a nuestra fe; y la ‘justicia de la ley se cumple en nosotros’ por medio de la fe que es en Cristo Jesús.»

Sobre los que enseñan a los hombres que la ley esta abolida, dijo Wesley:

«La más sorprendente de todas las circunstancias que acompañan este TERRIBLE ENGAÑO, consiste en que los que se entregan a él CREEN que realmente HONRAN A CRISTO CUANDO ANULAN SU LEY, y que ensalzan su carácter mientras DESTRUYEN SU DOCTRINA.

Sí, le honran como le honró JUDAS cuando le dijo: ‘Salve, Maestro. Y le besó.’ Y él podría decir también a cada uno de ellos: ‘¿Con beso entregas al Hijo del hombre?’ No es otra cosa que entregarle con un beso hablar de su sangre y despojarle al mismo tiempo su corona; despreciar una parte de sus preceptos, con el PRETEXTO de hacer progresar su evangelio. Y en verdad nadie puede eludir el cargo, si predica la fe de una manera que directa o indirectamente haga caso omiso de algún aspecto de la OBEDIENCIA: si predica a Cristo de un modo que ANULE o debilite en algo el más pequeño de los mandamientos de Dios.»

Y a los que insistían en que «la predicación del evangelio satisface todas las exigencias de la ley,» Wesley replicaba:

«No satisface ni siquiera el primer FIN DE LA LEY que es CONVENCER A LOS HOMBRES DE SU PECADO, despertar a los que duermen aún al borde del infierno.»

El apóstol Pablo dice que «por medio de la ley es el conocimiento del pecado,» «y mientras no esté el hombre COMPLETAMENTE CONVENCIDO de sus pecados, no puede sentir VERDADERAMENTE la NECESIDAD de la SANGRE EXPIATORIA DE CRISTO.

Como lo dijo nuestro Señor, ‘los sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos.’ Es por lo tanto ABSURDO ofrecerle médico al que está sano o que cuando menos CREE ESTARLO.

Primeramente tenéis que convencerle que está enfermo; de otro modo no os agradecerá la molestia que por él os dais.

Es igualmente ABSURDO ofrecer a Cristo a aquellos cuyo corazón no ha sido quebrantado todavía.

{CS 267.3}

«La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.» (Eclesiastés 12:13)

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