Recomendamos estudiar el capitulo segundo de Joel.
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Joel 3:1 – “Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén.”
Liberación
“Aquellos días” de Joel 3:1 se refiere a los días que estudiamos en Joel 2:28-29: el tiempo del derramamiento de la lluvia tardía sobre los creyentes que salieron aprobados en el Juicio de Vivos en virtud del pan verdadero, pues sus pecados fueron borrados en el JUICIO de Joel 2:26-27. Esto ya lo hemos analizado en el estudio del capítulo segundo. También hemos visto que se trata del mismo orden que encontramos en Hechos 3:19—el derramamiento de la lluvia tardía como resultado de que los pecados de los creyentes que congregaron al Santuario Celestial fueron borrados, y salieron aprobados en el Juicio de Vivos. Y tanto en Hechos 3:19, como en Joel 2:17-19, vemos que al Juicio le antecede el Servicio Diario—servicio que es justamente un servicio de preparación para el Día de Juicio.
Joel 2:14 – “¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?”
Debemos recordar que en el capítulo segundo hemos estudiado que la bendición que Dios promete otorgarnos durante el Servicio Diario Celestial es la verdadera ofrenda—la justicia perfecta de Cristo para que podamos ser aceptados; es también la verdadera libación—la sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario para el perdón de nuestros pecados (Joel 2:18); y por último, como resultado de la justificación y el perdón diarios la siguiente bendición es: el verdadero aceite—el Espíritu Santo bajo la forma de lluvia temprana o arras (Efesios 1:13-14) que nos capacita diariamente para desarrollar la obediencia voluntaria y la santificación verdadera.
Joel 2:12 – “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.”
Joel 1:19 – “A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo.”
Para que en el tiempo del Juicio de Joel 2:26-27—que en nuestro caso se trata del Juicio de Vivos—podamos recibir una aceptación final—una vez y para siempre, y para que nuestros pecados sean borrados de nuestros registros, y puedan ser traspasados a la cuenta de Satanás, necesitamos congregar al Santuario Celestial confiando en los mismos elementos que confiamos durante el Servicio Diario (Hechos 3:14), pues eso es lo que enseña el ritual simbólico (Levítico 16). Debemos confiar plenamente en la justicia perfecta de Cristo, pues es toda suficiente para que seamos aceptados, y en su sangre preciosa para el borramiento de pecados en el Juicio, con “ayuno, lloro, lamento” y en oración “clamando” a Dios por su misericordia.
Si llegamos al Juicio de Vivos preparados—es decir, habiendo retenido la aceptación, el perdón de nuestros pecados, y con el Espíritu Santo como Habitante, cuando Cristo en el Juicio presente su justicia perfecta, entonces nuestros nombres serán conservados en el Libro de la Vida; cuando Cristo presente su sangre, nuestros pecados previamente perdonados serán borrados. El resultado de que nuestros pecados sean borrados en el Santuario Celestial en el Juicio de Vivos (Joel 2:27), será el derramamiento de la lluvia tardía acá en la tierra (Hechos 3:19: Joel 2:28). La lluvia tardía únicamente puede ser derramada sobre quienes sus pecados fueron borrados en el Juicio (Hechos 3:19; Joel 2:27-28); y los pecados únicamente pueden ser borrados si fueron previamente perdonados y abandonados durante el Servicio Diario (Proverbios 28:13).
El ritual simbólico nos enseña que únicamente los pecados que fueron trasladados por medio de la sangre al Santuario diariamente, podían ser expiados en el Juicio (Levítico 16:16). Asimismo, si queremos que nuestros pecados puedan ser borrados de nuestros registros en el Juicio de Vivos, debemos arrepentirnos y confesarlos diariamente para que sean perdonados en virtud de la sangre de Cristo y gracias a su intercesión en el Santuario Celestial. Si retenemos el perdón de estos pecados, habiendo abandonado la práctica de dichos pecados hasta el Juicio de Vivos, estos pecados perdonados que fueron trasladados por la sangre de Cristo al Santuario Celestial serán borrados en el Juicio de Vivos gracias nuevamente a su sangre y su Sacerdocio, y gracias también a la misericordia de Dios Padre, que acepta una muerte sustitutiva en lugar de la nuestra.
También debemos recordar que ya hemos estudiado que Joel 2:28-29 tuvo un primer cumplimiento en el pasado, específicamente el 5 de Sivan del año 31 d.C. (Hechos 2:1-4), cuando Cristo inició su Sacerdocio en el Lugar Santo del Santuario Celestial. Los discípulos no tenían en sí mismos, es decir—en su propia persona, la justicia perfecta que la Ley demanda (Romanos 2:13), ni la naturaleza sin mancha de pecado que la Ley demanda (1 Pedro 1:15-16) para ser aceptados; ni tampoco tenían la sangre necesaria para el perdón de pecados (Colosenses 1:14), como evidencia de que fue pagada la deuda impagable de la muerte segunda por la condenación de la Ley (Romanos 6:23; Apocalipsis 21:8). Entonces, ¿por qué recibieron una versión especial de la lluvia temprana sin tener ningún mérito en sí mismos? Porque los discípulos se congregaron al Santuario Celestial por la fe en un REPRESENTANTE que se presentó a su favor ante Dios Padre (Hebreos 9:24), con una ofrenda perfecta que satisface las demandas de la Ley para aceptación y para recibir al Espíritu Santo, y con una sangre preciosa que fue derramada para el perdón de nuestros pecados (Hebreos 8:3; Efesios 1:7). Los discípulos NO merecían recibir tal bendición, pero Cristo SI merece la bendición, entonces Dios Padre bendijo a los discípulos en virtud de los méritos de Cristo. Asimismo, todo ser humano es bendecido EN CRISTO, pues en nosotros mismos NO merecemos ser bendecidos, solo merecemos la paga del pecado (Romanos 6:23) que es muerte segunda (Apocalipsis 21:8). Pero como tenemos un Padre que es misericordioso, somos bendecidos en el nombre de su Hijo amado, nuestro Señor Jesús.
CS pg. 473/2 (415.2) – “El servicio del sacerdote durante el año en el primer departamento del santuario, ‘adentro del velo’ que formaba la entrada y separaba el lugar santo del atrio exterior, representa la obra y el servicio a que dio principio Cristo al ascender al cielo. La obra del sacerdote en el servicio diario consistía en presentar ante Dios la sangre del holocausto, como también el incienso que subía con las oraciones de Israel. Así es como Cristo ofrece su sangre ante el Padre en beneficio de los pecadores, y así es como presenta ante él, además, junto con el precioso perfume de su propia justicia, las oraciones de los creyentes arrepentidos. Tal era la obra desempeñada en el primer departamento del santuario en el cielo.
“Hasta allí siguieron los discípulos a Cristo por la fe cuando se elevó de la presencia de ellos. Allí se concentraba su esperanza, ‘la cual—dice San Pablo—tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que penetra hasta a lo que está dentro del velo; adonde, como precursor nuestro, Jesús ha entrado por nosotros, constituido sumo sacerdote para siempre’. ‘Ni tampoco por medio de la sangre de machos de cabrío y de terneros, sino por la virtud de su propia sangre, entró una vez para siempre en el lugar santo, habiendo ya hallado eterna redención’ (Hebreos 6:19, 20; 9:12).”
Como los discípulos se congregaron por fe al Santuario Celestial con la esperanza de que Cristo se presente por ellos ante Dios Padre y ante la Ley, presentando la ofrenda verdadera—que es su vida de obediencia perfecta y perpetua a la Ley—toda suficiente para que seamos justificados y para que podamos recibir al Espíritu Santo como Agente Regenerador, y presentando también el verdadero sacrificio—que es su sangre derramada en la cruz del Calvario—toda suficiente para que nuestros pecados puedan ser perdonados en el Servicio Diario; fue por esto que los discípulos recibieron la lluvia temprana que los capacitó para salir a predicar el Evangelio y la verdad presente a toda la tierra. Antes de esto estaban encerrados en el aposento alto con miedo de los sacerdotes y los romanos. Pero después de recibir al Espíritu Santo como Agente Regenerador, salieron sin miedo de la prisión ni de la muerte misma. Es para esto que se da al Espíritu Santo—para capacitar al verdadero creyente. El Espíritu Santo NO es otorgado para que el creyente “pase el Juicio con su propia perfección”—esto es una doctrina del cuerno pequeño.
HAp pg. 32/1 (31.4) – “La ascensión de Cristo al cielo fue la señal de que sus seguidores iban a recibir la bendición prometida. Habían de esperarla antes de empezar a hacer su obra. Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote y rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el Ungido sobre su pueblo.”
La verdad presente que los discípulos tenían que salir a predicar, era que la ley ceremonial, con su sacerdocio terrenal y su santuario terrenal, había quedado clavada en la cruz (Colosenses 2:16; Hebreos 7:18), y que ahora los creyentes tenían el verdadero Servicio Diario, en el verdadero Santuario, con el verdadero Sacerdocio, con la verdadera ofrenda y el verdadero sacrificio. Esto fue justamente lo que predicó Esteban, y por ello fue asesinado a mano de los líderes religiosos de su tiempo que no quisieron aceptar que sus fiestas, sábados ceremoniales, y su idolatrado templo no tenían más vigencia. Esteban fue asesinado por predicar una doctrina que los líderes religiosos de su tiempo rechazaron porque no les convenía: ya que si Cristo era el verdadero Sacerdote, entonces ellos ya no podían ser más sacerdotes, ni sumo sacerdotes. Si el Santuario Celestial era el verdadero templo donde los creyentes se debían congregar por la fe, entonces su templo y hasta sus sinagogas ya no tenían sentido. Nada de esto era agradable para los líderes religiosos que vieron amenazado su poder y dominio sobre el pueblo. Y por estos mismos puntos y otros, ésta doctrina bíblica es desagradable para los líderes religiosos modernos.
Hechos 6:13-14 – “Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.”
Al apedrear a Esteban la nación judía selló su destino, pues no sólo rechazaron al Mesías y a los medios que el Mesías había preparado en la tierra, sino que ahora además habían rechazado al Santuario y al Sacerdocio del Nuevo Pacto. Tal como estaba profetizado, el Mesías Príncipe, a la mitad de la semana setenta, con su muerte en la cruz hizo “cesar el sacrificio y la ofrenda” (Daniel 9:27)—es decir clavó TODA la ley ceremonial en la cruz—pues en su vida perfecta desarrolló la verdadera ofrenda que es su vida de obediencia perfecta a la Ley de Dios, y el verdadero sacrificio que es su muerte en la cruz para satisfacer la condenación de la Ley. Setenta semanas estaban “determinadas” sobre el pueblo de Israel según la carne (Daniel 7:24) y justo al final de las setenta semanas la nación selló su destino al apedrear a Esteban, el primero de los discípulos en entender que la ley ceremonial había terminado, y el primero en entender que el Rey ahora los estaba llamando a congregar al verdadero santuario—el Santuario Celestial. Pero como los humanos religiosos adoran sus costumbres, ritos, y templos hechos por manos humanas, la gran mayoría prefirió quedarse con la ley ceremonial, y eventualmente fueron destruidos junto con la ciudad y el templo que tanto adoraban, tal y como estaba predicho en Daniel 9:26—“y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario.”
Pero Dios no iba a dejar al mundo sin la predicación de la verdad presente, y por ello suscitó a Pablo para que predicase el fin de todo lo concerniente a la ley ceremonial, y la vigencia del Sacerdocio y del Santuario del Nuevo Pacto. En sus epístolas no sólo encontramos ésta verdad presente, sino también la terrible lucha que tuvo con los profesos cristianos que no aceptaban el fin de la ley ceremonial—estos eran los maestros judaizantes que decían (y todavía ahora siguen diciendo) que “la salvación es Cristo y la ley ceremonial”—otra doctrina favorita del cuerno pequeño.
Filipenses 3:2-3 – “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.”
“No teniendo confianza en la carne”—es decir, no teniendo confianza en las supuestas “buenas obras” que realizan los seres humanos para ser “aceptados” por Dios. Nosotros no confiamos en las buenas obras para justificación, sino que confiamos plenamente en la obediencia perfecta de Cristo para ser aceptados, y si obedecemos lo hacemos como RESULTADO de estar siendo justificados en virtud de la justicia perfecta de Cristo. Juntamente con Pablo, nosotros no confiamos en nuestro esfuerzo humano para pasar el Juicio, sino que confiamos que en la hora del Juicio, Cristo va a seguir presentando su obediencia perfecta para que seamos aceptados una vez y para siempre. Nuestra confianza está en Cristo, no en la carne. Nuestra confianza está en Cristo, no en nosotros mismos.
HAp pg. 153.2 – “Mientras los apóstoles participaban con los ministros y miembros laicos de Antioquía en un ferviente esfuerzo por ganar muchas almas para Cristo, ciertos creyentes judíos de Judea, ‘de la secta de los Fariseos,’ lograron introducir una cuestión que pronto produjo una amplia controversia en la iglesia e infundió consternación a los creyentes gentiles. Con gran aplomo, estos maestros judaizantes aseveraban que a fin de ser salvo, uno debía ser circuncidado y guardar toda la ley ceremonial.”
En la epístola a los Hebreos—es decir en la carta que Pablo escribió a los creyentes judíos que estaban en Jerusalén, y que NO querían aceptar que la ley ceremonial había llegado a su fin, pues tenían al hermoso templo que veían todo los días en su ciudad—Pablo les amonesta por su necio corazón:
Hebreos 5:11-14 – “Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.”
Pablo tenía que enseñarles y explicarles acerca del Santuario Celestial y el Sacerdocio de Cristo según el orden de Melquisedec a los creyentes judíos como a niños inexpertos, a pesar de que eran los que más tiempo habían pasado con Cristo cuando estuvo en la tierra, pues por haber crecido cerca del templo de Jerusalén y por haber crecido escuchando las doctrinas de los maestros religiosos de su tiempo, no les entraba en la cabeza que la ley ceremonial pudiese haber llegado a su fin.
Hebreos 6:17-20 – “Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.”
Cristo estuvo trabajando en el Lugar Santo del Santuario Celestial por 1813 años hasta que la puerta del Lugar Santísimo fue abierta (Apocalipsis 11:19) al concluir la 2300 tardes y mañanas (Daniel 8:14) el 10 de mes séptimo de 1844 (22 de octubre en el calendario del cuerno pequeño), para iniciar la purificación del Santuario (Daniel 8:14), que es una obra de JUICIO (Levítico: 16:16). Mientras Cristo estuvo ministrando en el Lugar Santo, los verdaderos creyentes sólo recibieron lluvia temprana, y sólo se efectuaba el Servicio Diario. Desde 1844 Cristo viene realizando una obra de Juicio por los muertos en Cristo, purificando el Santuario Celestial de sus pecados. Pero para los que aún estamos vivos, que necesitamos la justificación, el perdón de nuestros pecados, y el bautismo diario del Espíritu Santo bajo la forma de lluvia temprana, Cristo continúa realizando el Servicio Diario Celestial de Romanos 3:24. Este Servicio Diario o Continuo que Cristo realiza a favor de los vivos durante el Juicio Investigador estaba simbolizado por el “holocausto continuo” con sus “ofrendas” y “libaciones” (Números 29:11) que se realizaban el día de juicio simbólico el 10 de mes séptimo (Números 29:7). Si Cristo ya hubiese empezado a borrar los pecados de los vivos, entonces ya NO podríamos tener memoria de pecado, pues el momento en que los pecados son borrados en el registro de una persona, esa persona ya NO PUEDE TENER MEMORIA DE PECADO, tal y como está escrita la promesa: “Todas sus rebeliones que cometió, no le serán recordadas: en su justicia que hizo vivirá” (Ezequiel 18:22). ¿Te puedes acordar de algún pecado que has cometido? Bueno, entonces NO puedes decir que tus pecados ya están borrados.
Hebreos 10:12 – “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.”
Hay gente que utiliza Hebreos 10:12 para decir que en la cruz Cristo ya borró los pecados de todos los creyentes. Esto es completamente antibíblico, pues la Palabra de Dios nos enseña que SIN PURIFICACION del SANTUARIO (Levítico 16:16) NO PUEDE HABER BORRAMIENTO DE PECADOS. Para que Dios y el creyente “nunca más se acuerde de los pecados” estos tienen que ser BORRADOS, y para que sean borrados tiene que haber una OBRA DE JUICIO, con un Juez y con libros abiertos (Daniel 7:10).
En Hebreos 10:12 está escrito que en la cruz Cristo proveyó el segundo medio—el sacrificio—necesario para el perdón de nuestros pecados “una vez para siempre”—pues Cristo NO necesita ser crucificado en la cruz DIARIAMENTE como se realizaba en el Servicio Diario TERRENAL. Pero el ritual simbólico enseña que en el acto propio del sacrificio NO HABIA BORRAMIENTO de pecados (Levítico 4), simplemente se proveía un medio—la sangre—para TRANSFERIR los pecados desde el SUSTITUTO al Santuario. Los pecados perdonados eran transferidos diariamente por medio de la sangre al santuario, y RECIEN el 10 de mes séptimo eran expiados o borrados (Levítico 16:16) durante el DIA DE JUICIO.
CS pg. 472/3 (414.4) – “El servicio típico enseña importantes verdades respecto a la expiación. Se aceptaba un substituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no borraba el pecado. Solo proveía un medio para transferirlo al santuario. Con la ofrenda de sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba su culpa, y expresaba su deseo de ser perdonado mediante la fe en un Redentor por venir; pero no estaba aún enteramente libre de la condenación de la ley. El día de la expiación, el sumo sacerdote, después de haber tomado una víctima ofrecida por la congregación, iba al lugar santísimo con la sangre de dicha víctima y rociaba con ella el propiciatorio, encima mismo de la ley, para dar satisfacción a sus exigencias. Luego, en calidad de mediador, tomaba los pecados sobre sí y los llevaba fuera del santuario. Poniendo sus manos sobre la cabeza del segundo macho cabrío, confesaba sobre él todos esos pecados, transfiriéndolos así figurativamente de él al macho cabrío emisario. Este los llevaba luego lejos y se los consideraba como si estuviesen para siempre quitados y echados lejos del pueblo.”
¿Queremos beneficiarnos del trabajo que Cristo realiza diariamente en el Santuario Celestial, y queremos beneficiarnos de su trabajo cuando se inicie el Juicio por los vivos?
Ahora que nos ha sido devuelta la verdadera ofrenda y libación que la plaga había quitado, tenemos que hacer caso a su llamado y congregar al Santuario Celestial con la ofrenda y libación, y haciendo caso del consejo: “convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento” (Joel 2:12). “A ti, oh Jehová, clamaré” (Joel 1:19).
Joel 2:12 – “convertíos a mí” equivale a “arrepentíos y convertíos” de Hechos 3:19. Esto es el Servicio Diario. La orden de Dios es: “convertíos a MI”. La orden de Dios NO es “convertíos a un grupo religioso”. Por lo tanto, debemos trabajar para que la gente se convierta a Cristo, no a un grupo religioso. NO ES LO MISMO trabajar para llevar almas a un grupo religioso o a un hombre, que llevar almas a CRISTO. NO ES LO MISMO depender de Cristo que depender de un grupo religioso. Tanto Joel 2:12 como Hechos 3:19 nos advierten que Dios NO va a dar lluvia temprana, ni mucho menos lluvia tardía, a una persona que no está convertida, por más que esta persona esté convertida a un determinado grupo religioso.
Si en el Juicio de Vivos Cristo se presenta por nosotros, con su justicia perfecta y su sangre derramada en la cruz, nuestros nombres serán conservados en el Libro de la Vida para siempre, y nuestros pecados serán borrados de nuestros registros, y como resultado de esto recibiremos la lluvia tardía (Hechos 3:19; Joel 2:28-29).
Después del borramiento de pecados y la lluvia tardía (Hechos 3:19), debe ocurrir la Segunda Venida de Cristo (Hechos 3:20). Pero primeramente debe ocurrir “la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21; Joel 2:19, 25) que fueron devoradas por la plaga: la ofrenda, la libación, el aceite (Joel 1:9), el Santuario Celestial, el Sacerdocio de Cristo (Daniel 8:11), la vigencia de la Ley de Dios—el Decálogo (Daniel 7:25). Todo esto debe ser restaurado antes que entremos a la crisis final y al Juicio de Vivos. Nuestra única esperanza es la misericordia de Dios Padre, y nuestra única defensa es la oración. Así esta escrito.
Joel 2:19, 24 – “Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.”
Una vez que el verdadero creyente ya ha aprendido a congregar al Santuario Celestial, para poder recibir las bendiciones del Servicio Diario Celestial, es entonces que le fueron “restaurados” la verdadera ofrenda, libación y aceite. Entonces recién podrá orar como está escrito: “Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa” (Salmos 43:1).
Es por esto que, como ya hemos planteado en el estudio del capítulo segundo, Joel 2:28-29va a tener un segundo cumplimiento en el futuro. El primer cumplimiento fue con la lluvia temprana al inicio del Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo en el Lugar Santo del Santuario Celestial, el segundo será con la lluvia tardía cuando esté por finalizar su Sacerdocio en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial. Y es precisamente este segundo cumplimiento de Joel 2:28-29 los “aquellos días” mencionados en Joel 3:1—con los cuales comenzamos el estudio de este capítulo.
Cristo no va a dar lluvia tardía a los muertos, porque ni modo que los muertos den el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5. Pero, para que los vivos puedan recibir la lluvia tardía, sus pecados necesariamente tienen que estar BORRADOS (Hechos 3:19). Y para que sean borrados, se necesita del JUICIO de los VIVOS.
CS pg. 669/2 (596.2) – “Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la ‘lluvia temprana’ fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la ‘lluvia tardía’ será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha. ‘Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra’. ‘Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia arregladamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio’. ‘Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne’. ‘Y será que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo’. (Oseas 6:3; Joel 2:23; Hechos 2:17, 21).”
Cuando llegue la hora de que empiece el Juicio de Vivos, el tiempo del borramiento de pecados, y del fuerte pregón, entonces el rey del norte—el cuerno pequeño—se llenará de miedo y de ira (Daniel 11:44), y para este tiempo lo que menos desea el cuerno pequeño es que la gente congregue al Santuario Celestial, sino que prefieren que congreguemos a las sinagogas que pertenecen a las organizaciones religiosas (Daniel 11:45). Lo que le “atemoriza” y le da “ira” al cuerno pequeño, es que en este tiempo se va a dar cuenta que hay un grupo de gente, un pueblo de Dios, que no está bajo su control, pues no está bajo el control de sus organizaciones religiosas, sino que están bajo el control del Espíritu de Dios.
Daniel 11:44 – “Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.”
En el estudio del libro de Daniel ya hemos analizado que Daniel 11:44 es un tiempo futuro, cuando se da inicio al Juicio de Vivos. En el “norte” se encuentra el trono de Dios en el Santuario Celestial: “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte” (Isaías 14:13). “Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey” (Salmos 48:2). Y del “oriente” viene el ángel sellador: “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol (subiendo del oriente), y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar” (Apocalipsis 7:2). “Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” (Ezequiel 9:3-4).
PE pg. 88.3 – “Pregunté al ángel si no quedaba nadie. Me invitó a mirar en la dirección opuesta, y vi una compañía pequeña que viajaba por una senda angosta. Todos parecían estar firmemente unidos, vinculados por la verdad, en agrupaciones o compañías. Dijo el ángel: ‘El tercer ángel está atándolos o sellándolos en gavillas para el granero celestial.’ Esa pequeña compañía parecía agobiada, como si hubiese pasado por severas pruebas y conflictos. Parecía como que el sol acabara de salir detrás de una nube y resplandecía sobre sus rostros, dándoles aspecto triunfante, como si sus victorias estuviesen casi ganadas.”
PE pg. 118.1 – “Vi luego el tercer ángel. Dijo mi ángel acompañante: ‘Su obra es terrible. Su misión es tremenda. Es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña, y sellar o atar el trigo para el granero celestial. Estas cosas debieran absorber completamente la mente y la atención’.”
Daniel 11:45 – “Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.”
En esta hora en que está por terminar la obra intercesora de Cristo en el Santuario, el rey del norte, quiere interponerse entre “los mares”—que son las “muchedumbres, naciones y lenguas” (Apocalipsis 17:15)—y el “monte glorioso y santo” que es el Santuario Celestial (Éxodo 15:17; 26:30; Hechos 7:44; Hebreos 8:5; 9:24). En esta hora critica, el cuerno pequeño NO quiere que la gente congregue al Santuario Celestial, sino que congregue a sus sinagogas. En cambio el Creador nos está llamando para que congreguemos a su Santuario Celestial, pues es el único lugar donde podemos ser aceptados, perdonados, donde podemos recibir el bautismo del Espíritu Santo, y donde finalmente nuestro caso se decidirá para vida eterna o muerte segunda (Apocalipsis 21:8).
Liberación
¿Qué promete hacer Dios en este tiempo futuro de sellamiento, borramiento de pecados, y de lluvia tardía para los aprobados en el Juicio de Vivos? Dios promete hacer “volver la cautividad de Juda y de Jerusalén”. Dios promete LIBERACION del cuerno pequeño al Israel espiritual, pues ocurrirá la caída de la Babilonia espiritual—la madre de todas las rameras. En un sentido espiritual, estamos cautivos en las doctrinas de Babilonia, y Dios promete liberación de las falsas doctrinas, que son los vinos de Babilonia.
Apocalipsis 14:8 – “Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.”
Apocalipsis 18:4 – “Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas.”
PR pg. 527.3 – “Las huestes del mal no tienen ya poder para mantener cautiva a la iglesia, porque ‘ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad,’ que ‘ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación’; y al Israel espiritual se da este mensaje: ‘Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas.’ (Apocalipsis 14:8; 18:4). Así como los cautivos desterrados escucharon el mensaje: ‘Huid de en medio de Babilonia’ (Jeremías 51:6), y fueron devueltos a la tierra prometida, los que hoy temen a Dios prestan atención a la orden de retirarse de la Babilonia espiritual, y pronto se destacarán como trofeos de la gracia divina en la tierra hecha nueva, la Canaán celestial.
“En los días de Malaquías, los impenitentes preguntaban en son de burla: ‘¿Dónde está el Dios de juicio?’ Y recibieron la solemne respuesta: ‘Luego vendrá a su templo el Señor, … el ángel del pacto… ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán a Jehová ofrenda con justicia. Y será suave a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalem, como en los días pasados, y como en los años antiguos’ (Malaquías 2:17; 3:1-4).”
La lluvia tardíaes concedida al pueblo de Dios que sale aprobado en el Juicio de Vivos para que tengan el poder adicional necesario para dar el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5 al resto del pueblo de Dios esparcido por toda la faz de la tierra y que nunca ha escuchado sobre los tres mensajes angélicos. A este pueblo de Dios que aún se encuentra en Babilonia se le da el último mensaje de advertencia: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas”.
En la historia bíblica, el pueblo de Israel según la carne fue llevado literalmente cautivo a la Babilonia terrenal, y después de los 70 años predichos en Jeremías 29:10 volvieron a su tierra, a la Jerusalén terrenal. Esto fue un hecho histórico y real del pueblo de Dios llevado cautivo literalmente a Babilonia, y posteriormente liberado literalmente de Babilonia para retornar a Jerusalén con el propósito de restaurar el santuario terrenal que Babilonia había echado por tierra también de manera literal.
PR pg. 408.4 – “Dios usó la manera en que Daniel fue librado de los leones para causar una impresión favorable en el espíritu de Ciro el Grande. Las magníficas cualidades del varón de Dios como estadista previsor indujeron al gobernante persa a manifestarle gran respeto y a honrar su juicio. Y ahora, precisamente en el tiempo en que Dios había dicho que haría reedificar su templo de Jerusalén, movió a Ciro como agente suyo para que discerniera las profecías concernientes a él mismo, bien conocidas por Daniel, y le indujo a conceder su libertad al pueblo judío.”
Mateo 22:7 – “Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.”
Dios utilizó al general romano Tito, hijo del emperador Flavio Vespasiano, y a su ejército romano para que en el año 70 d.C. destruyeran la ciudad de Jerusalén terrenal, al santuario terrenal, y a los invitados a las bodas—la nación judía según la carne—que no quisieron congregar al Santuario Celestial, pues se aferraron a la ley ceremonial, con su sacerdocio y su santuario terrenales, los cuales dejaron de tener vigencia con la muerte de Cristo en el año 31 d.C. Aquellos judíos que sobrevivieron al sitio, a la destrucción del templo y de la ciudad, fueron llevados cautivos como trofeos a Roma para ser comida de los leones en el coliseo romano. Y aquellos que tuvieron la suerte de sobrevivir a todo esto fueron vendidos como esclavos. Claramente NO se cumplió con ellos Joel 3:1, pues lejos de ser liberados, más bien fueron destruidos y asolados. Todo esto estaba claramente profetizado en el libro de Daniel.
Daniel 9:27 – “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.”
Daniel 9:26 – “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario.”
Y Jesús mismo le advirtió en persona al Israel terrenal.
Mateo 23:37-39 – “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.”
Mateo 24:1-2 – “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.”
Es importante entender esto porque así comprenderemos que la promesa de LIBERACION de Joel 3:1 NO se cumplió con el Israel terrenal, pero Sí se va a cumplir con el Israel espiritual, pues la promesa fue dada para los israelitas según el espíritu.
Gálatas 3:29 – “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
La promesa de liberación se cumplirá con todos aquellos verdaderos creyentes que respondan el llamado de Dios y congreguen al Santuario Celestial con la verdadera ofrenda y libación, y reciban el verdadero aceite, pues habrán aceptado lo que Dios dice en su Palabra acerca de la verdadera condición del hombre (Apocalipsis 3:17). Pues únicamente una persona que ha entendido y aceptado la Amonestación del Testigo Fiel acerca de la naturaleza humana podrá valorar la Ley, el Evangelio, el Sacerdocio, el Santuario Celestial, la misericordia del Padre, y el trabajo del Agente Regenerador. Únicamente una persona que entiende que es esclava por naturaleza y que entiende el terrible precio de su pecado (Romanos 4:25), puede clamar por LIBERACION a Dios. Mientras que una persona que se cree “buena”, jamás clamará por liberación y por ello permanecerá esclava de Satanás.
Isaías 53:5 – “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Romanos 4:25 – “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”
¿En qué consiste la liberación prometida por nuestro Dios?
Liberación espiritual
Isaías 58:6 – “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?”
Por naturaleza, el ser humano es un esclavo de Satanás. Cuando nuestro Señor Jesús vino como Hombre por primera vez a la tierra, el ofreció libertad a su pueblo. No se puede ofrecer libertad a una persona libre, pues no tendría sentido. Sólo se puede ofrecer libertada a uno que es un esclavo.
Juan 8:32 – “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
El ser humano piensa que es un hombre libre, y que aún posee libre albedrío en el área espiritual, cuando en realidad nuestro Señor declara que somos esclavos del pecado—que tenemos siervo albedrío.
Juan 8:34-36 – “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
Cuando el hombre Adán cayó en pecado, su naturaleza se depravó y perdió sus dones espirituales de Gálatas 5:22-23—entre ellos su capacidad para amar—en un abrir y cerrar de ojos, y todo Gálatas 5:19-21 se volvió algo inherente en el ser humano.
CC pg. 17.1 – “El hombre estaba dotado originalmente de facultades nobles y de un entendimiento bien equilibrado. Era perfecto y estaba en armonía con Dios. Sus pensamientos eran puros, sus designios santos. Pero por la desobediencia, sus facultades se pervirtieron y el egoísmo reemplazó el amor. Su naturaleza quedó tan debilitada por la transgresión que ya no pudo, por su propia fuerza, resistir el poder del mal. Fue hecho cautivo por Satanás, y hubiera permanecido así para siempre si Dios no hubiese intervenido de una manera especial. El tentador quería desbaratar el propósito que Dios había tenido cuando creó al hombre. Así llenaría la tierra de sufrimiento y desolación y luego señalaría todo ese mal como resultado de la obra de Dios al crear al hombre.”
Pero en el mismo momento de su caída, en el mismo momento en que su naturaleza se hizo pecaminosa, y perdió su capacidad para amar, al hombre caído Dios le hizo la promesa que habría un camino de liberación al cautiverio del pecado.
Genesis 3:15 – “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya…”
Dios prometió “poner enemistad” entre Satanás y la descendencia de Adán y Eva caídos en el pecado. Si Dios tiene que “poner enemistad” entre el ser humano y Satanás, es porque hay una AMISTAD natural entre nosotros y Satanás. Y cómo no vamos a estar de amigos íntimos de Satanás, si está escrito que somos hijos del diablo (Juan 8:44). Esto no debe tomarse de manera literal, como que Satanás “tuvo hijos con Eva”, pues esto NO está escrito en ninguna parte de la Biblia, ya que Dios NO ha dado la capacidad de engendrar a los ángeles. La orden de “fructificad y multiplicaos” fue dirigida a Adán y Eva, a quienes Dios dio capacidad de reproducirse. Satanás NO puede reproducirse, ni tampoco los ángeles. Esto sería algo absurdo, sin sentido alguno, que Dios hubiese dado esa capacidad de reproducción a los ángeles y encima que permita a los ángeles caídos llenar este diminuto planeta de demonios. En todos estos milenios que han pasado estaríamos rebalsando de demonios, si se les hubiese dado capacidad de reproducirse. Gracias a Dios, esto no es posible, a pesar de que hay ciertos hombres que creen estas fábulas ridículas tergiversando versículos como Génesis 6:4 para enseñar doctrinas de demonios.
CC pg. 43.2 – “Debemos dar a Dios todo el corazón, o no se realizará el cambio que se ha de efectuar en nosotros, por el cual hemos de ser transformados conforme a la semejanza divina. Por naturaleza estamos enemistados con Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en palabras como éstas: ‘Muertos en las transgresiones y los pecados’ (Efesios 2:1), ‘la cabeza toda está ya enferma, el corazón todo desfallecido’, ‘no queda ya en él cosa sana’ (Isaías 1:5-6). Nos sujetan firmemente los lazos de Satanás, ‘por el cual’ hemos ‘sido apresados, para hacer su voluntad’ (2 Timoteo 2:26). Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero como esto exige una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a El completamente.”
Somos hijos de Satanás en un sentido legal y espiritual, pues tenemos un carácter y una naturaleza semejante al del diablo, y porque para llegar a ser hijos de Dios necesitamos ser adoptados (Romanos 8:15; Gálatas 4:5) legalmente en la Corte Suprema de Justicia Celestial, que es el Santuario Celestial.
2JT pg. 173.1 – “Nunca se recibe a alguno de la familia de Satanás en la familia de Dios sin que ello excite la resuelta resistencia del maligno.”
DTG pg. 89.3 – “Grandes eran para el mundo los resultados que estaban en juego en el conflicto entre el Príncipe de la Luz y el caudillo del reino de las tinieblas. Después de inducir al hombre a pecar, Satanás reclamó la tierra como suya, y se llamó príncipe de este mundo. Habiendo hecho conformar a su propia naturaleza al padre y a la madre de nuestra especie, pensó establecer aquí su imperio. Declaró que el hombre le había elegido como soberano suyo. Mediante su dominio de los hombres, dominaba el mundo. Cristo había venido para desmentir la pretensión de Satanás. Como Hijo del hombre, Cristo iba a permanecer leal a Dios. Así se demostraría que Satanás no había obtenido completo dominio de la especie humana, y que su pretensión al reino del mundo era falsa. Todos los que deseasen liberación de su poder, podrían ser librados. El dominio que Adán había perdido por causa del pecado, sería recuperado.”
Entonces, la primera liberación que debemos desear es una liberación de nuestra esclavitud del pecado, liberación de ser esclavos de Satanás. Cada vez que pecamos, testificamos que somos esclavos e hijos del diablo. Diariamente por medio del Servicio Diario Celestial debemos pedir liberación y creer que nos fue dado el Consolador—bajo la forma de lluvia temprana—que es el único que puede subyugar nuestra naturaleza mala, egoísta y depravada, y ayudarnos a desarrollar ese nuevo carácter semejante al de Cristo. Si luchamos contra nuestro YO diariamente, con la ayuda del poder divino, entonces con el poder adicional de la lluvia tardía después del Juicio de Vivos, Dios promete que a partir de entonces preferiremos la muerte antes de quebrantar la santa Ley de Dios.
Pero como no entendemos que por naturaleza somos malos desde el engendramiento, no nos parece gran cosa el milagro que hace Dios al poner enemistad entre nosotros y Satanás, para empezar el proceso de nuestra liberación del pecado. Este es el más grande milagro que Dios hace por nosotros, pero no lo apreciamos en lo más mínimo porque nos creemos excelentes personas capaces de volvernos a Dios por nuestra propia cuenta. Es Dios quien nos busca, es Dios quien nos libera, pues nosotros no tenemos capacidad para hacer esto por nuestra propia cuenta. Y a menos que entendamos bien este tema, no podremos ser liberados—la falla no está en Dios, sino en nosotros mismos por el vino de Babilonia al que nos aferramos al no querer aceptar la Amonestación del Testigo Fiel.
1 Juan 4:19 – “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
DTG pg. 374/1 – “Cuando se presenta el mensaje de verdad en nuestra época, son muchos los que, como los judíos, claman: Muéstrenos una señal. Realice un milagro. Cristo no ejecutó milagro a pedido de los fariseos. No hizo milagro en el desierto en respuesta a las insinuaciones de Satanás. No nos imparte poder para justificarnos a nosotros mismos o satisfacer las demandas de la incredulidad y el orgullo. Pero el Evangelio no queda sin una señal de su origen divino. ¿No es acaso un milagro que podamos libertarnos de la servidumbre de Satanás? La enemistad contra Satanás no es natural para el corazón humano; es implantada por la gracia de Dios. Cuando el que ha estado dominado por una voluntad terca y extraviada queda libertado y se entrega de todo corazón a la atracción de los agentes celestiales de Dios, se ha realizado un milagro; así también ocurre cuando un hombre que ha estado bajo un engaño poderoso, llega a comprender la verdad moral. Cada vez que un alma se convierte y aprende a amar a Dios y a guardar sus mandamientos, se cumple la promesa de Dios: ‘Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros’ (Ezequiel 36:26). El cambio verificado en los corazones humanos, la transformación del carácter humano, es un milagro que revela a un Salvador que vive eternamente y obra para rescatar a las almas. Una vida consecuente en Cristo es un gran milagro. En la predicación de la Palabra de Dios, la señal que debe manifestarse ahora y siempre es la presencia del Espíritu Santo para hacer de la Palabra un poder regenerador para quienes la oyen. Tal es el testimonio que de la divina misión de su Hijo Dios da ante al mundo.”
Es necesario recibir la lluvia temprana diariamente, pues es el trabajo del Espíritu Santo darnos discernimiento espiritual, amonestarnos y hablarnos por medio de las Santas Escrituras, y entronizar la verdad en nuestra mente y en nuestro corazón.
DTG pg. 624.3 – “El Consolador es llamado el ‘Espíritu de verdad.’ Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos.”
Es el trabajo del Espíritu Santo como Consolador, como lluvia temprana, como Habitante y Agente Regenerador exponer el error—los vinos de Babilonia que hemos adquirido y gustado desde nuestro engendramiento—y es también su trabajo expulsarlo del alma, para que seamos LIBRES de las doctrinas de demonios que tanto gustan al corazón natural que todavía no ha sido regenerado por el Espíritu de verdad con un nuevo corazón con capacidad para amar y con capacidad de apreciar la verdad y un “escrito está”.
Liberación literal
Si bien es cierto que Dios promete que, cuando recibamos la lluvia tardía, el Enemigo no tendrá más poder sobre nosotros, y no podrá desviarnos del camino de la verdad nunca más desde allí en adelante, esto no significa que nuestra naturaleza pecaminosa, nuestro egoísmo, haya sido entonces erradicado completamente, pues esto sólo puede ocurrir en la Segunda Venida de Cristo, tal y como está escrito por el apóstol Pablo.
1 Corintios 15:51-53 – “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
Desde el momento en que recibamos la lluvia tardía, hasta la Segunda Venida de Cristo, hay otros eventos que deben ocurrir: primero el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5, y luego una vez que termine el tiempo de gracia para toda la humanidad (Apocalipsis 22:11), entonces caerán las plagas de Apocalipsis 16. Entre el comienzo del derramamiento de la lluvia tardía, hasta la Segunda Venida de Cristo, los santos de Dios deben permanecer en la tierra, donde aún reina Satanás.
Cuando termine el tiempo de gracia para toda la humanidad (Apocalipsis 22:11), entonces toda la tierra quedará completamente dividida entre los que recibieron el sello de Dios, y los que recibieron la marca de la bestia; es decir, entre los que salieron aprobados, y los que salieron reprobados en el Juicio de Vivos. Entonces Cristo dejará de interceder en el Santuario Celestial, se preparará para venir a la tierra por Segunda Vez, y es en ese momento que las plagas se derramarán sobre la tierra. Estas plagas afectaran únicamente a los que salieron reprobados en el Juicio—los impíos.
PE pg. 282.1 – “Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos y juntarse en grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles los proveían de comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed. Vi después que los magnates de la tierra consultaban entre sí, y Satanás y sus ángeles estaban atareados en torno de ellos. Vi un edicto del que se repartieron ejemplares por distintas partes de la tierra, el cual ordenaba que si dentro de determinado plazo no renunciaban los santos a su fe peculiar y prescindían del sábado para observar el primer día de la semana, quedaría la gente en libertad para matarlos. Pero en aquella hora de prueba estaban los santos tranquilos y serenos, esperando en Dios y apoyados en su promesa de que se les abriría un camino de salvación. En algunos puntos los malvados se precipitaron contra los santos para matarlos antes de que venciese el plazo señalado en el edicto; pero ángeles en la persona de guerreros pelearon por ellos. Satanás quería tener el privilegio de exterminar a los santos del Altísimo; pero Jesús ordenó a sus ángeles que velaran por ellos. Dios tendría a honra hacer un pacto con quienes habían guardado su ley a la vista de los paganos circundantes; y Jesús recibiría honra al trasladar sin que vieran la muerte a los fieles expectantes que durante tanto tiempo le habían aguardado.
“Pronto vi que los santos sufrían gran angustia mental. Parecían rodeados por los malvados moradores de la tierra. Todas las apariencias estaban en su contra, y algunos empezaron a temer que Dios los hubiese abandonado al fin para dejarlos perecer a manos de los malos. Pero si sus ojos hubiesen podido abrirse, se hubieran visto circundados por los ángeles de Dios. Después llegó la multitud de los impíos airados, y a poco una masa de ángeles malignos que excitaban a los impíos a que matasen a los santos. Mas para acercarse al pueblo de Dios era preciso que atravesasen por entre la cohorte de ángeles santos y poderosos, lo cual era imposible. Los ángeles de Dios los hacían retroceder y también rechazaban a los ángeles malos que rodeaban a los malvados.
“Fue una hora de tremenda y espantosa angustia para los santos. Día y noche clamaban a Dios para pedirle que los librase. A juzgar por las apariencias no había posibilidad de escapar. Los malvados, saboreando de antemano su triunfo, exclamaban: “¿Por qué no os libra vuestro Dios de nuestras manos? ¿Por qué no os escapáis por los aires para salvar la vida?” Pero los santos no los escuchaban. Como Jacob, estaban luchando con Dios. Los ángeles deseaban libertarlos; pero habían de esperar un poco más. El pueblo de Dios debía apurar el cáliz y ser bautizado del bautismo. Los ángeles, fieles a su misión, seguían velando. Dios no quería que los paganos insultasen su nombre. Se acercaba el tiempo en que iba a manifestar su formidable poder y libertar gloriosamente a sus santos. Por la gloria de su nombre iba a libertar a todos los que pacientemente le habían esperado y cuyos nombres estaban escritos en el libro.”
Después de que hayan caído las primeras tres plagas de Apocalipsis 16, ya no habrá más vida vegetal, y por tanto no habrá más vida animal sobre la tierra. Es por este motivo que los impíos sufren hambre y sed como está escrito. Por lo tanto, es entre la tercera y cuarta plaga que los impíos emiten el decreto de muerte de Apocalipsis 13:15. Esto desencadenará en un tiempo de angustia para los santos—el tiempo de angustia de Jacob—pues será terrible para los santos ver que sus propios familiares y amigos los buscan para matarlos. Es en esta hora terrible que los santos clamarán por liberación a Dios. Pero no deben desmayar, pues todo esto es señal de que la liberación gloriosa y final está a las puertas. Cristo viene pronto para llevarlos consigo a la Canaán Celestial.
PR pg. 527.3 – “Así como los cautivos desterrados escucharon el mensaje: ‘Huid de en medio de Babilonia’ (Jeremías 51:6), y fueron devueltos a la tierra prometida, los que hoy temen a Dios prestan atención a la orden de retirarse de la Babilonia espiritual, y pronto se destacarán como trofeos de la gracia divina en la tierra hecha nueva, la Canaán celestial.”
Pero ningún ser humano que no haya recibido la liberación espiritual podrá recibir la liberación gloriosa literal. Ningún ser humano que no haya clamado primeramente por liberación de la esclavitud del pecado podrá disfrutar de la liberación final cuando Cristo venga por Segunda Vez. Esto debemos tenerlo bien claro.
Otra Congregación
Joel 3:2 – “Reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.”
En “aquellos días”, esto es en el tiempo del borrar de pecados, Dios va a hacer otra CONGREGACION, otro tipo de REUNION: un juicio contra las naciones “a causa de mi pueblo.”
Solamente hay dos tipos de congregaciones—los que aceptaron el llamado de Dios de congregar al Santuario Celestial, y los que rechazaron congregar al Santuario Celestial porque NO aceptaron la Amonestación del Testigo Fiel—a estos Dios los va a congregar en “el valle de Josafat” para “entrar en juicio” por todo lo que han hecho en contra del pueblo de Dios.
Mateo 13:30 – “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.”
CS pg. 390/2 (340.4) – “A San Juan le fueron descubiertos cuadros de la experiencia de la iglesia que resultaban de interés profundo y conmovedor. Vio las circunstancias, los peligros, las luchas y la liberación final del pueblo de Dios. Consigna los mensajes finales que han de hacer madurar la mies de la tierra, ya sea en gavillas para el granero celestial, o en manojos para los fuegos de la destrucción. Le fueron revelados asuntos de suma importancia, especialmente para la última iglesia, con el objeto de que los que se volviesen del error a la verdad pudiesen ser instruidos con respecto a los peligros y luchas que les esperaban. Nadie necesita estar a oscuras en lo que concierne a lo que ha de acontecer en la tierra.”
Los que aceptaron la amonestación del Testigo Fiel, e hicieron caso al llamado de Dios y congregaron al Santuario Celestial son el Israel de Dios, las gavillas y el trigo para el granero celestial.
Gálatas 6:15-16 – “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.”
Apocalipsis 14:12 – “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.”
Estos verdaderos creyentes son reunidos en el Monte de Sion, en Cristo, y piden que Dios los juzgue.
Salmos 43:1 – “Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa; Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo.”
En cambio los que no aceptaron la Amonestación del Testigo Fiel, y por lo tanto rechazaron el llamado de Dios, y no congregaron al Santuario Celestial, son la “cizaña” o “naciones” reunidas en “el valle de Josafat” de donde nadie puede escapar. Esta reunión de “todas las naciones” se trata de una reunión de aquellos que no congregan al Santuario Celestial—aquellos que prefirieron adorar a la bestia y a su imagen.
Apocalipsis 14:9-11 – “Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.”
Las Causas
Joel 3:3-8 – “Y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber. Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza. Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos; y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra. He aquí yo los levantaré del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza; y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Jehová ha hablado.”
En Joel 3:3-8 tenemos las características de las naciones, y también las causas por las cuales Dios ha de juzgar a las naciones.
DTG pg. 365.1 – “Después de su encuentro con los fariseos, Jesús se retiró de Capernaúm, y cruzando Galilea, se fue a la región montañosa de los confines de Fenicia. Mirando hacia el occidente, podía ver dispersas por la llanura que se extendía abajo las antiguas ciudades de Tiro y Sidón, con sus templos paganos, sus magníficos palacios y emporios de comercio, y los puertos llenos de embarcaciones cargadas.”
PP pg. 599/3 (539.1) – “Después de la muerte de Abimelec, el gobierno de algunos jueces que temían al Señor mantuvo por un tiempo en jaque a la idolatría; pero antes de mucho el pueblo volvió a practicar las costumbres de las comunidades paganas circundantes. Entre las tribus del norte, los dioses de Siria y de Sidón tenían muchos adoradores. Al sudoeste, los ídolos de los filisteos, y al este los de Moab y Amón, habían desviado del Dios de sus padres el corazón de Israel.”
“Y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos”—el cuerno pequeño, la Babilonia espiritual, quitó de la vista de la cristiandad: la justicia perfecta de Cristo, la sangre preciosa de Cristo, el Sacerdocio de Cristo, la misericordia de Dios Padre, y al Agente Regenerador.
2 Crónicas 36:7 – “También llevó Nabucodonosor a Babilonia de los utensilios de la casa de Jehová, y los puso en su templo en Babilonia.”
En el tiempo de la Babilonia terrenal, el rey Nabucodonosor se llevó a Babilonia los utensilios y las cosas preciosas del santuario terrenal. Pero al menos Nabucodonosor no se atrevió a utilizar las cosas preciosas del santuario terrenal. Sin embargo, su nieto Belsasar sí se atrevió a utilizarlos, luego de haber perdido la razón por causa de la embriaguez, la glotonería y la sensualidad. Con este desafiante acto, el rey colmó la copa de culpabilidad y su sentencia fue inmediata: “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto” (Daniel 5:27).
Daniel 5:2 – “Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.”
PR pg. 389.2 – “Aquella última noche de loca insensatez, Belsasar y sus señores habían colmado la medida de su culpabilidad y de la que incumbía al reino caldeo. Ya no podía la mano refrenadora de Dios desviar el mal que los amenazaba. Mediante múltiples providencias, Dios había procurado enseñarles a reverenciar su ley. Había declarado acerca de aquellos cuyo juicio llegaba ahora hasta el cielo: ‘Curamos a Babilonia, y no ha sanado’ (Jeremías 51:9). A causa de la extraña perversidad del corazón humano, Dios encontraba por fin necesario dictar la sentencia irrevocable. Belsasar iba a caer, y su reino iba a ser traspasado a otras manos.”
“Allí me sentaré para juzgar a todas las naciones”
Joel 3:9-11 – “Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes.”
En Joel 3:2 y 11 tenemos a la congregación de quienes rehusaron congregar al Santuario Celestial, y que Dios reúne en el valle de Josafat.
Cuando entremos a la fase final del Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo, en el tiempo futuro de borrar pecados en el Juicio de Vivos, y el tiempo del derramamiento de la lluvia tardía, Dios hace el siguiente llamado a salir de Babilonia y de congregar al Santuario Celestial.
Apocalipsis 18:1-5 – “Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.”
Joel 3:12 – “Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.”
En “aquellos días”, en aquel tiempo en que el pueblo de Dios congrega al Santuario Celestial, recibe el borrar de pecados, recibe la lluvia tardía, dan el fuerte pregón, y llaman a los hombres que todavía se encuentran en Babilonia a salir de ella (Apocalipsis 18:1-4), y a que se congreguen al Santuario Celestial, se forma “otra congregación en el valle de Josafat”. Dios los juzgará (Joel 3:12), y la ira de Dios caerá sobre ellos, pues son los reunidos para la batalla de Armagedón.
La primera parte de la ira de Dios consiste en las plagas de Apocalipsis 16. Y posteriormente, después del milenio (Apocalipsis 20:1-8), recibirán la paga del pecado que es muerte segunda, cuando la tierra sea purificada con fuego y azufre (Apocalipsis 20:9-10; 21:8; Malaquías 4:1).
Apocalipsis 14:9-10 – “Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero.”
Apocalipsis 16:1-2, 16-17 –“Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios. Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón. El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.”
Es Dios quien reúne a las naciones, y es Dios quien coloca y quita reyes (Daniel 2:21). Ahora ha llegado la hora de tratar con todas las naciones.
Esta reunión sucede cuando empiezan a caer las plagas de Apocalipsis 16, es decir, luego de que Cristo ha terminado su obra intercesora en el Santuario Celestial, y luego de que se cerró la puerta de gracia para el mundo entero, pues Cristo ya pronunció las palabras de Apocalipsis 22:11. Pero esta reunión también abarca la tercera venida de Cristo, cuando Cristo se sentará a juzgar a todas las naciones (Apocalipsis 20:11-15), y todos los impíos estarán delante del tribunal de Dios acusados de alta traición contra el gobierno del cielo.
Cuando Cristo venga por tercera vez traerá a la Jerusalén Celestial y se asentará en el monte de los Olivos, el cual se convertirá en un valle hermoso.
Zacarias 14:4-5 – “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.”
Dentro de la santa ciudad se encontrarán los santos, y afuera de la ciudad estarán todos los impíos que rehusaron congregar al Santuario Celestial mientras Cristo realizaba su Sacerdocio a favor de la raza caída. Y cuando los impíos que están fuera de la santa ciudad traten de atacar la ciudad y entrar a la fuerza, entonces el trono blanco de Dios se hará visible a todo ojo, y entonces entrará en juicio contra las naciones—un juicio basado en las obras.
Apocalipsis 20:11-12 – “Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar fue hallado para ellos. Vi también a los muertos, grandes y pequeños, que estaban de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados a base de las cosas escritas en los libros, de acuerdo a sus obras.”
CS pg. 724/1 (647.1) – “Apenas se abren los registros, y la mirada de Jesús se dirige hacia los impíos, estos se vuelven conscientes de todos los pecados que cometieron. Reconocen exactamente el lugar donde sus pies se apartaron del sendero de la pureza y de la santidad, y cuán lejos el orgullo y la rebelión los han llevado en el camino de la transgresión de la ley de Dios. Las tentaciones seductoras que ellos fomentaron cediendo al pecado, las bendiciones que pervirtieron, su desprecio de los mensajeros de Dios, los avisos rechazados, la oposición de corazones obstinados y sin arrepentimiento; todo eso sale a relucir como si estuviese escrito con letras de fuego.”
En aquel terrible día cuando Dios entre en juicio contra las naciones no habrá excusas—todos los pecados de los impíos, todas las ocasiones en que despreciaron la verdad quedarán al desnudo delante del universo. El contraste entre los santos que se encontrarán dentro de la ciudad, con los impíos que estarán fuera de la ciudad será abismal. Los santos no tendrán memoria alguna de pecado, pues sus pecados fueron borrados de sus registros y de su mente. Los santos estarán brillando con la lozanía de la eterna juventud, mientras que los impíos estarán con el mismo carácter y con las mismas enfermedades con las cuales fueron a la tumba.
CS pg. 726/2 (648.4) – “Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.”
Cuando Dios revele sus pecados, los impíos pronunciarán de su propia boca la sentencia de muerte, ellos mismos se van a condenar, pues para Dios la obra de destrucción es una obra extraña. Así como ocurrió con David cuando Dios envió al profeta Natán para que le reprenda por su pecado, y fue David quien pronunció su propia sentencia de muerte: “¡Vive Jehovah, que el que hizo semejante cosa es digno de muerte!” (2 Samuel 12:5). Luego de que los impíos se condenen a sí mismos, Dios hará descender fuego del cielo que los consumirá: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla” (Mateo 13:30).
Isaías 28:21 – “Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, y se enojará como en el valle Gabaón, para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.”
CS pg. 685/2 (611.1) – “Los juicios de Dios caerán sobre los que traten de oprimir y aniquilar a su pueblo. Su paciencia para con los impíos da a estos alas en sus transgresiones, pero su castigo no será menos seguro ni terrible por mucho que haya tardado en venir. ‘Jehová se levantará como en el monte Perasim, y se indignará como en el valle de Gabaón; para hacer su obra, su obra extraña, y para ejecutar su acto, su acto extraño’ (Isaías 28:21). Para nuestro Dios misericordioso la tarea de castigar resulta extraña. ‘Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío’ (Ezequiel 33:11). El Señor es ‘compasivo y clemente, lento en iras y grande en misericordia y en fidelidad, […] que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado’. Sin embargo ‘visita la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y hasta la cuarta generación’. ‘¡Jehová es lento en iras y grande en poder, y de ningún modo tendrá por inocente al rebelde!’ (Éxodo 34:6, 7; Nahúm 1:3). Él vindicará con terribles manifestaciones la dignidad de su ley pisoteada. Puede juzgarse de cuán severa ha de ser la retribución que espera a los culpables por la repugnancia que tiene el Señor para hacer justicia. La nación a la que soporta desde hace tanto tiempo y a la que no destruirá hasta que no haya llenado la medida de sus iniquidades, según el cálculo de Dios, beberá finalmente de la copa de su ira sin mezcla de misericordia.”
PP pg. 680/2 (616.3) – “Para nuestro Dios misericordioso, el acto del castigo es un acto extraño. ‘Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva’ (Ezequiel 33:11). El Señor es ‘misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad, … que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado.’ No obstante, ‘de ningún modo justificará al malvado’ (Éxodo 34:6, 7). Aunque no se deleita en la venganza, ejecutará su juicio contra los transgresores de su ley. Se ve forzado a ello, para salvar a los habitantes de la tierra de la depravación y la ruina total. Para salvar a algunos, debe eliminar a los que se han empedernido en el pecado. ‘Jehová es tardo para la ira, y grande en poder, y no tendrá al culpado por inocente’ (Nahúm 1:3). Mediante terribles actos de justicia vindicará la autoridad de su ley pisoteada. El mismo hecho de que le repugna ejecutar la justicia, atestigua la enormidad de los pecados que exigen sus juicios, y la severidad de la retribución que espera al transgresor.”
“Diga el débil: Fuerte soy”
En el tiempo en que todas las naciones vengan alrededor del pueblo de Dios para destruirlo por el decreto de muerte (Apocalipsis 13:15-17; 12:17), cuando haya concluido la obra intercesora de Cristo (Apocalipsis 22:11), y en el tiempo de las plagas de Apocalipsis 16, la fe del pueblo de Dios debe estar puesta sobre un DIOS FUERTE, misericordioso, y piadoso, que ha dado la promesa de que les va a librar: “haré volver la cautividad de Judá y Jerusalén” (Joel 3:1).
Éxodo 34:6 – “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad.”
Entre la tercera y cuarta plaga de Apocalipsis 16, saldrá el edicto de muerte de Apocalipsis 13:15. En este tiempo los impíos “sufren hambre y sed” pues debido a las tres primeras plagas no hay en la tierra ningún tipo de alimento, pues el agua se ha vuelto en sangre en toda la tierra, y sin agua no puede haber ningún tipo de vida vegetal ni animal. Ante semejante hambruna en toda la tierra, los impíos intentarán satisfacer su apetito pervertido alimentándose de carne humana. Es este edicto de muerte el que ocasionará en los santos el “tiempo de angustia de Jacob”. La angustia de Jacob fue ocasionada porque su propio hermano lo buscaba para matarlo. Asimismo, en el “tiempo de angustia de Jacob” todos los parientes, amigos, y los que alguna vez fueron “hermanos en la fe” pero que salieron reprobados en el Juicio, buscarán a los santos para matarlos. Pero el pueblo de Dios será liberado del decreto de muerte y de los impíos que vienen a matarlos.
PE pg. 282.1 – “Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos y juntarse en grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles los proveían de comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed. Vi después que los magnates de la tierra consultaban entre sí, y Satanás y sus ángeles estaban atareados en torno de ellos. Vi un edicto del que se repartieron ejemplares por distintas partes de la tierra, el cual ordenaba que si dentro de determinado plazo no renunciaban los santos a su fe peculiar y prescindían del sábado para observar el primer día de la semana, quedaría la gente en libertad para matarlos. Pero en aquella hora de prueba estaban los santos tranquilos y serenos, esperando en Dios y apoyados en su promesa de que se les abriría un camino de salvación. En algunos puntos los malvados se precipitaron contra los santos para matarlos antes de que venciese el plazo señalado en el edicto; pero ángeles en la persona de guerreros pelearon por ellos. Satanás quería tener el privilegio de exterminar a los santos del Altísimo; pero Jesús ordenó a sus ángeles que velaran por ellos. Dios tendría a honra hacer un pacto con quienes habían guardado su ley a la vista de los paganos circundantes; y Jesús recibiría honra al trasladar sin que vieran la muerte a los fieles expectantes que durante tanto tiempo le habían aguardado.”
Daniel 12:1 – “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.”
Los que serán librados de ese EDICTO de MUERTE de Apocalipsis 13:15 son únicamente los que congregaron al Santuario Celestial pidiendo el perdón y el borrar de sus pecados, y que creen que es Dios quien verdaderamente gobierna en el reino de los hombres y hace lo que Él quiere (Daniel 4:25-26, 34).
Daniel 2:21 – “El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.”
La Mies
Joel 3:13 – “Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.”
En el tiempo en que Dios va a juntar a las naciones en el Valle de Josafat después de que haya concluido la obra intercesora de Cristo en el Santuario Celestial, vemos que hay dos grupos que han alcanzado la madurez: 1) la mies y 2) las uvas (el lagar).
En la primera parte de Joel 3:13 tenemos el mismo relato profético que encontramos en Apocalipsis 14:15-20.
Apocalipsis 14:15-16 – “Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.”
En Apocalipsis 14:14 encontramos a Cristo fuera del Santuario Celestial, pues ha concluido su obra intercesora, y ya se encuentra viniendo a la tierra en una nube blanca con una hoz.
La Mies que ha alcanzado la madurez para este tiempo (Apocalipsis 14:15-16), es el pueblo de Dios que alcanzó la madurez en cuatro aspectos:
- Alcanzaron la madurez en congregar al Santuario y seguir a Cristo por la fe hasta la muerte, tal y como dijo Pablo en Hebreos 3:14—el pueblo de Dios aprendió a retener hasta el fin su confianza en Cristo—confianza en su justicia perfecta, su sangre, su Sacerdocio. Esta “madurez” no quiere decir que estas personas ya dejaron de tener naturaleza pecaminosa, pues la naturaleza pecaminosa será recién erradicada en ocasión de la Segunda Venida de Cristo y nunca antes (1 Corintios 15:52-53). Han alcanzado la madurez en el sentido que, así como Daniel en Daniel 6:10, van a preferir la muerte antes de dejar de congregar al Santuario Celestial para recibir las bendiciones del Servicio Diario Celestial.
- El pueblo de Dios alcanzó la madurez en cuanto a preferir la muerte antes de quebrantar un sólo punto de la Ley de Dios—han aprendido a obedecer hasta la muerte de manera verdadera y voluntaria. 2JT pg. 71.2 – “Ni siquiera la existencia debiera comprarse al precio de la mentira. Por una palabra o una inclinación de la cabeza los mártires podrían haber negado la verdad y salvado la vida. Consintiendo en arrojar un solo grano de incienso sobre el altar del ídolo, podrían haberse salvado del potro, el cadalso y la cruz. Pero se negaron a ser falsos en palabra o en acción, aunque la vida fuese el don que ello les hubiese granjeado. Daban la bienvenida a la prisión, la tortura y la muerte, con la conciencia limpia, más bien que a la liberación a condición de engañar, mentir y apostatar. Por la fidelidad y la fe en Cristo, obtuvieron mantos sin mancha, coronas enjoyadas. Sus vidas fueron ennoblecidas y elevadas a la vista de Dios, porque permanecieron firmes por la verdad en las circunstancias más graves.”
- El pueblo de Dios ha escogido adorar a Dios y santificar el cuarto mandamiento aún bajo pena de muerte (Apocalipsis 13:15). CS pg. 489/1 (432.1) – “El primer ángel exhorta a los hombres a que teman al Señor y le den honra y a que le adoren como Creador del cielo y de la tierra. Para poder hacerlo, deben obedecer su ley. El sabio dice: ‘Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del deber humano’ (Eclesiastés 12:13). Sin obediencia a sus mandamientos, ninguna adoración puede agradar a Dios. ‘Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos’. ‘El que aparte sus oídos para no escuchar la ley, verá que su oración misma es cosa abominable’ (1 Juan 5:3; Proverbios 28:9). El deber de adorar a Dios estriba en la circunstancia de que él es el Creador, y que a él es a quien todos los demás seres deben su existencia. Y cada vez que la Biblia presenta el derecho de Jehová a nuestra reverencia y adoración con preferencia a los dioses de los paganos, menciona las pruebas de su poder creador. ‘Todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo los cielos’ (Salmos 96:5). ‘¿A quién pues me compararéis, para que yo sea como él? dice el Santo. ¡Levantad hacia arriba vuestros ojos, y ved! ¿Quién creó aquellos cuerpos celestes?’ ‘Así dice Jehová, Creador de los cielos (él solo es Dios), el que formó la tierra y la hizo; […] ¡Yo soy Jehová, y no hay otro Dios!’ (Isaías 40:25, 26; 45:18). Dice el salmista: ‘Reconoced que Jehová él es Dios: él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos’. ‘¡Venid, postrémonos, y encorvémonos; arrodillémonos ante Jehová nuestro Hacedor!’ (Salmos 100:3; 95:6). Y los santos que adoran a Dios en el cielo dan como razón del homenaje que le deben: ‘¡Digno eres tú, Señor nuestro y Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas!’ (Apocalipsis 4:11).” CS pg. 663/2 (591.2) – “El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre los que sirven a Dios y los que no le sirven. Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo), en obedecimiento a la ley del estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sábado), en obediencia a la ley de Dios, será señal evidente de la lealtad al Creador. Mientras que una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes del mundo, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios.” CS pg. 673/1 (601.2) – “Una vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa persistente, por parte de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del estado; pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y anarquía. Este mismo argumento fue presentado contra Cristo hace mil ochocientos años por los ‘príncipes del pueblo’. ‘Nos conviene—dijo el astuto Caifás—que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda’ (Juan 11:50). Este argumento parecerá concluyente y finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate. El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en la América del Norte actuarán de la misma manera contra los que honren todos los preceptos divinos.”
- El pueblo de Dios prefiere la muerte antes que adorar a la bestia o a su imagen. “Adorar a la bestia” implica reconocer la autoridad de una organización religiosa humana por encima de la autoridad de Dios. “Adorar a la bestia o a su imagen” implica someternos a la autoridad del papado en lugar de someternos a Dios. Comentario Bíblico 7ª pg. 417 – “Se repetirá la historia. Será ensalzada la falsa religión. El primer día de la semana, un día común de trabajo que no tiene ninguna santidad, será erigido como la imagen de Babilonia. Se ordenará a todas las naciones y lenguas y pueblos que rindan culto al falso día de reposo. El plan de Satanás es que no se tome en cuenta el día instituido por Dios y que fue dado al mundo como un recordativo de la creación. El decreto que ordena el culto este día [el domingo] deberá ser promulgado en todo el mundo. Ya ha sido promulgado en forma limitada. El poder civil está hablando en varios lugares con la voz de un dragón, así como el rey pagano habló a los cautivos hebreos. Pruebas y persecuciones sobrevendrán a todos lo que obedezcan la Palabra de Dios y se nieguen a rendir culto a este falso día de reposo. La fuerza es el último recurso de toda religión falsa. Al principio emplea la atracción, así como el rey de Babilonia probó el poder de la música y la ostentación externa. Si estos atractivos, inventados por hombres inspirados por Satanás, no hacían que los hombres adoraran a la imagen, las devoradoras llamas del horno estaban listas para consumirlos. Así será ahora [pronto]. El papado ha ejercido su poder para obligar a los hombres a que le obedezcan, y continuará haciéndolo. Necesitamos el mismo espíritu que fue manifestado por los siervos de Dios en el conflicto con el paganismo.”
El pueblo de Dios pudo alcanzar la madurez porque, antes de que Cristo concluya su obra intercesora en el Santuario y antes de que pronuncie las palabras “Consumado es” en el cielo, fueron juzgados y sus pecados fueron borrados. Por lo tanto, recibieron como resultado al Espíritu Santo bajo la forma de lluvia tardía (Hechos 3:19) y fueron sellados para siempre.
TM pg. 506.2 – “La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que las primeras precipitaciones hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar ninguna semilla.”
El verdadero cristiano no va a alcanzar la perfección antes del Juicio, sino DESPUES del Juicio, pues es después del borrar de pecados que como resultado es concedida la lluvia tardía (Joel 2:28-29). Y una persona que nunca recibió lluvia temprana, nunca podrá recibir la lluvia tardía. Además, esta “perfección” o “madurez” que produce la lluvia tardía, no significa que el creyente ya queda libre de la mancha de pecado, pues la lluvia tardía no erradica la naturaleza pecaminosa.
Las Uvas
La expresión “el lagar está lleno” de la segunda parte de Joel 3:13 equivale a Apocalipsis 14:17-20—son todas las naciones que no congregaron al Santuario Celestial y que están firmes en su rebelión contra Dios. Es decir que han alcanzado la madurez en la práctica del pecado, en la desobediencia a Dios, al gobierno divino, y a su Ley, y por lo tanto ahora cambian sus herramientas de trabajo por armas—por espadas para pelear contra Dios y su pueblo. Antes emplearon falsas doctrinas, teorías inventadas, fábulas y filosofías humanas para guerrear contra Dios y su Ley; ahora han alcanzado la madurez y emplean armas para pelear abiertamente contra el Creador. Antes de que el decreto de muerte entre en vigencia ellos saldrán a matar al pueblo de Dios, pues han alcanzado la madurez en su odio e incapacidad para amar.
Apocalipsis 14:17-20 – “Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.”
Los impíos alcanzaron la madurez porque salieron reprobados en el Juicio de Vivos, y el Espíritu Santo se retiró completamente de ellos para siempre, y por lo tanto ya no hay absolutamente nada que refrene la naturaleza humana sin capacidad para amar, y ahora verán lo que es verdaderamente el corazón humano sin el freno del poder divino. Su condición será mucho peor que antes, pues encima de que no tienen al Espíritu que refrena las pasiones humanas, recibirán siete espíritus inmundos, para convertirse en una sinagoga de Satanás.
Apocalipsis 18:2 – “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.”
Mateo 12:45 – “Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.”
“Porque mucha es la maldad de ellos”
Es tanta la maldad de los impíos que han alcanzado la madurez, que se destruyen entre ellos mismos. Después de que hayan caído las primeras plagas y no haya nada para comer en la tierra, se comerán entre ellos mismos—los padres a los hijos, los hijos a los padres, entre hermanos, entre amigos, todos los impíos comerán carne humana.
Deuteronomio 28:56-57 – “La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija, al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.”
Lamentaciones 4:10 – “Las manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos; Sus propios hijos les sirvieron de comida en el día del quebrantamiento de la hija de mi pueblo.”
PR pg. 307.1 – “Hay un límite más allá del cual los juicios de Jehová no pueden ya demorarse. El asolamiento de Jerusalén en los tiempos de Jeremías es una solemne advertencia para el Israel moderno, de que los consejos y las amonestaciones dadas por instrumentos escogidos no pueden despreciarse con impunidad.”
CS pg. 40/2 (34.2) – “La profecía del Salvador referente al juicio que iba a caer sobre Jerusalén va a tener otro cumplimiento, y la terrible desolación del primero no fue más que un pálido reflejo de lo que será el segundo. En lo que acaeció a la ciudad escogida, podemos ver anunciada la condenación de un mundo que rechazó la misericordia de Dios y pisoteó su ley. Lóbregos son los anales de la humana miseria que ha conocido la tierra a través de siglos de crímenes. Al contemplarlos, el corazón desfallece y la mente se abruma de estupor; horrendas han sido las consecuencias de haber rechazado la autoridad del cielo; pero una escena aun más sombría nos anuncian las revelaciones de lo porvenir. La historia de lo pasado, la interminable serie de alborotos, conflictos y contiendas, ‘toda la armadura del guerrero en el tumulto de batalla, y los vestidos revolcados en sangre’ (Isaías 9:5), ¿qué son y qué valen en comparación con los horrores de aquel día, cuando el Espíritu de Dios se aparte del todo de los impíos y los deje abandonados a sus fieras pasiones y a merced de la saña satánica? Entonces el mundo verá, como nunca los vio, los resultados del gobierno de Satanás.”
CS pg. 671/3 (600.1) – “Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su ley; Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.”
El Valle de la decisión
Joel 3:14 – “Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.”
La congregación de las naciones de Joel 3:2, 11, y 12 también equivale a la reunión de Apocalipsis 16:12-14 – “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.”
Son tres los que se van a reunir para guerrear contra el pueblo de Dios después de que Cristo haya dejado el Santuario Celestial: la bestia, el falso profeta y el dragón.
El “valle de la decisión” es el “valle de Josafat”, donde son reunidos todos los impíos que rehusaron congregar al Santuario Celestial. Este valle hace referencia a un evento que ocurrió en la historia del pueblo de Dios, cuando tres pueblos se levantaron contra la casa de Judá.
2 Crónicas 20:1 – “Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.”
Cuando el rey se enteró de esto, mandó a pregonar ayuno en toda la nación judía.
2 Crónicas 20:3 – “Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.”
Al pregonar ayuno, como si fuera 10 de mes séptimo, como si fuera día de juicio simbólico, toda la nación judía se congregó alrededor del santuario terrenal.
2 Crónicas 20:4-5 – “Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo.”
Entonces, una vez que toda la casa de Juda se encontraba reunida alrededor del santuario terrenal, el rey Josafat hizo la siguiente oración pidiendo por LIBERACION a Dios:
2 Cronicas 20:6-9 – “y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.”
El rey no quiso confiar en su propia fuerza, ni en la fuerza de la nación judía. Al contrario, admitió que sin Dios no tenían oportunidad alguna contra los invasores.
2 Cronicas 20:12 – “¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.”
Entonces, uno de los levitas en medio del pueblo fue ungido con el Espíritu Santo y dijo al pueblo de Dios que no teman ante la multitud invasora.
2 Crónicas 20:14-21 – “Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros. Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová. Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.”
Cuando los enemigos del pueblo de Dios escucharon al pueblo cantando y alabando a Jehová, se dieron cuenta de que su alegría se debía a que recibieron refuerzos. Efectivamente esos “refuerzos” eran los ángeles de Dios que acudieron a defender a su pueblo.
Dios liberó al pueblo de Dios y el valle de Josafat se convirtió en un valle donde los hombres se mataron unos a otros del mismo bando—el bando que estaba en contra del pueblo de Dios. El pueblo de Dios no tuvo que guerrear, ni tuvo levantar un solo dedo contra sus enemigos.
2 Crónicas 20:22-24 – “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.”
Este suceso volverá a ocurrir después de la sexta plaga de Apocalipsis 16 cuando se junten el cuerno pequeño, el protestantismo apóstata, y todos los paganos que practican el espiritismo, para destruir al pueblo de Dios. Entre ellos mismos se van a destruir. No es nuestra la guerra, nosotros no tendremos necesidad de salir a guerrear contra los impíos.
CS pg. 715/1 (683.3) – “‘Jehová sale de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad; la tierra también descubrirá sus homicidios, y no encubrirá más sus muertos’ (Isaías 26:21). ‘Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que hayan peleado contra Jerusalén: Se les consumirán las carnes estando sobre sus pies, y los ojos se les consumirán en sus cuencas, y se les consumirá la lengua en su boca. Y sucederá en aquel día que habrá entre ellos una grande consternación procedente de Jehová, y trabará cada cual la mano de su prójimo; y la mano de este se levantará contra la mano de su compañero’ (Zacarías 14:12, 13). En la loca lucha de sus propias desenfrenadas pasiones y debido al terrible derramamiento de la ira de Dios sin mezcla de piedad, caen los impíos habitantes de la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en general, ricos y pobres, grandes y pequeños. ‘Y los muertos por Jehová en aquel día estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni enterrados’ (Jeremías 25:33).”
Zacarias 14:12-13 es lo que les ocurrirá a los impíos cuando estén tratando de ejecutar el decreto de muerte, ellos mismos serán exterminados de su propias manos. Mientras que el pueblo de Dios va a ser liberado del decreto de muerte de Apocalipsis 13:15.
¿Queremos formar parte de la mies o de las uvas en el valle de la decisión? Es hoy y ahora que estamos tomando la decisión acerca de cuál grupo seremos parte en ese futuro no muy lejano. La decisión la debemos tomar hoy y ahora, ¿queremos alcanzar la madurez en la obediencia o en la desobediencia a nuestro Creador?
Termina la predicación
Joel 3:15 – “El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.”
Una vez haya terminado la obra intercesora de Cristo en el Santuario Celestial y se haya cerrado la puerta de gracia para el mundo entero (Apocalipsis 22:11), la justicia perfecta de Cristo—toda suficiente para pasar el Juicio—ya no será más predicada en el mundo. El sol de justicia (Malaquías 4:2)—Cristo—se “oscurecerá” porque ya no será más predicado a los impenitentes, todos los casos ya fueron decididos para vida eterna o muerte segunda. Se terminó el fuerte pregón, acabó la predicación por parte del pueblo de Dios. El Señor va a hacer que las bocas de sus hijos se callen, y no van a predicar más.
Ezequiel 3:26 – “Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde.”
Amos 8:11-12 – “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.”
En este tiempo, cuando empiezan a caer las plagas de Apocalipsis 16, los impíos buscan desesperados la predicación de la sana doctrina, pero ya es demasiado tarde, la puerta se cerró. Desperdiciaron su tiempo de gracia, y ahora que las plagas les afectan, se dan cuenta demasiado tarde de su terrible error. Lo que sienten no es arrepentimiento verdadero, sino que es puro remordimiento causado por las plagas. El pueblo de Dios ya no tiene palabras de vida para ellos.
PE pg. 280.3 – “Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra. Algunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios en súplica de que les enseñase cómo escapar a los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada para ellos. Había sido derramada la última lágrima en favor de los pecadores, ofrecida la última angustiosa oración, soportada la última carga y dado el postrer aviso. La dulce voz de la misericordia ya no había de invitarlos. Cuando los santos y el cielo entero se interesaban por la salvación de los pecadores, éstos no habían tenido interés por sí mismos. Se les ofreció escoger entre la vida y la muerte. Muchos deseaban la vida, pero no se esforzaron por obtenerla. No escogieron la vida, y ya no había sangre expiatoria para purificar a los culpables ni Salvador compasivo que abogase por ellos y exclamase: ‘Perdona, perdona al pecador durante algún tiempo todavía.’ Todo el cielo se había unido a Jesús al oír las terribles palabras: ‘Hecho está. Consumado es.’ El plan de salvación estaba cumplido, pero pocos habían querido aceptarlo. Y al callar la dulce voz de la misericordia, el miedo y el horror invadieron a los malvados. Con terrible claridad oyeron estas palabras: ‘¡Demasiado tarde! ¡demasiado tarde!’.
“Quienes habían menospreciado la Palabra de Dios corrían azorados de un lado a otro, errantes de mar a mar y de norte a oriente en busca de la Palabra del Señor. Dijo el ángel: ‘No la hallarán. Hay hambre en la tierra; no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor. ¡Qué no dieran por oír una palabra de aprobación de parte de Dios! Pero no; han de seguir hambrientos y sedientos. Día tras día descuidaron la salvación, estimando en más las riquezas y placeres de la tierra que los tesoros y alicientes del cielo. Rechazaron a Jesús y menospreciaron a sus santos. Los sucios permanecerán sucios para siempre’.”
Cuando termine la obra intercesora de Cristo en el Santuario Celestial, entonces terminará también la predicación del Evangelio.
Temblarán los cielos y la tierra
Joel 3:16 – “Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.”
Hebreos 12:26-27 – “La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.”
Ya hemos analizado en el capítulo segundo de Joel, que la “conmoción” en los cielos y en la tierra se debe, en un sentido ESPIRITUAL, a que los nombres están siendo conservados o están siendo borrados del Libro de la Vida durante el Juicio de Vivos. Ese “Sion” de Joel 3:16 es el Santuario Celestial que se encuentra en la Jerusalén Celestial: “Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles” (Hebreos 12:22).
“Pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”—porque como ya hemos estudiado, en la hora del Juicio, nuestra única esperanza es la misericordia de Dios, y nuestra única defensa es la oración: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado” (Joel 2:32). “Invocar” o “clamar” a Dios, es el equivalente a ORAR a Dios, pues es por medio de la oración que invocamos y clamamos al Señor.
Debemos llegar al Juicio de Vivos aceptados, perdonados, y con el Agente Regenerador habitando en nosotros bajo la forma de lluvia temprana. Debemos congregar al Santuario Celestial en plena certidumbre de fe, tal y como está escrito:
Hebreos 10:22 – “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
“En plena certidumbre de fe”—¿pero fe en qué? ¿Fe en nuestra propia “perfección”? ¿Fe en nuestra propia vida de santificación? ¿Fe en mis diezmos, en mi obra misionera, en mis predicaciones? No, sino más bien fe en una justicia perfecta y perpetua fuera de mí que satisface todas las demandas de la Ley de Dios para que seamos aceptados—la justicia perfecta de Cristo. Fe en una sangre preciosa fuera de mí que satisface la condenación de la Ley para que seamos perdonados—la sangre de Cristo. Fe en un Mediador que habla a mi favor ante Dios Padre y ante la Ley—Cristo Sumo Sacerdote.
Hebreos 10:23, 25 – “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
“No dejando de congregarnos” al Santuario Celestial, manteniendo nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. No debemos perder nuestra fe, nuestra confianza, en nuestro Salvador. No debemos dejar de congregar al Santuario Celestial es también sinónimo de no dejar de hacer el Servicio Diario—congregar al Santuario para buscar la aceptación, el perdón de pecados y el bautismo diario del Espíritu Santo.
“Y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”—aquel día que se acerca es el Dia de Juicio, y el Servicio Diario es un servicio de preparación para el Juicio, por lo tanto, es de vital importancia para nuestra salvación que no dejemos de congregar al Santuario Celestial por el Servicio Diario Celestial.
“La profesión de nuestra esperanza”—nuestra única esperanza en el Juicio es la misericordia de Dios Padre. No debemos perder nuestra confianza, nuestra fe, “que tiene grande galardón”.
Hebreos 10:35 – “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón.”
Hebreos 10:37-38 – “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.”
“Retroceder” equivale a dejar de congregar al Santuario Celestial, el único lugar donde se encuentra nuestra única esperanza. Pues, si en el Juicio, Cristo se presenta a nuestro favor, nuestro nombre quedará preservado en el Libro de la Vida para siempre, nuestros pecados previamente perdonados durante el Servicio Diario serán borrados de nuestros registros para siempre, y aquí en la tierra recibiremos la lluvia tardía que nos capacitará para dar el fuerte pregón, para preservarnos en el tiempo de las plagas, y también para prepararnos para que cuando Cristo regrese por Segunda Vez podamos emprender viaje al tercer cielo.
Hebreos 10:39 – “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.”
2JT pg. 176/1 – “Su única esperanza se cifra en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración. Como Josué intercedía delante del ángel, la iglesia remanente, con corazón quebrantado y fe ferviente, suplicará perdón y liberación por medio de Jesús su Abogado. Sus miembros serán completamente conscientes del carácter pecaminoso de sus vidas, verán su debilidad e indignidad, y mientras se miren a sí mismos, estarán por desesperar. El tentador estará listo para acusarlos, como estaba listo para resistir a Josué. Señalará sus vestiduras sucias, su carácter deficiente. Presentará su debilidad e insensatez, su pecado de ingratitud, cuán poco semejantes a Cristo son, lo cual ha deshonrado a su Redentor. Se esforzará para espantar las almas con el pensamiento de que su caso es desesperado, de que nunca se podrá lavar la mancha de su contaminación. Esperará destruir de tal manera su fe que se entreguen a sus tentaciones, se desvíen de su fidelidad a Dios, y reciban la marca de la bestia.”
En un sentido LITERAL, “temblarán los cielos y la tierra” es algo que ocurrirá empezando por la penúltima plaga de Apocalipsis 16.
Apocalipsis 16:18 – “Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.”
PP pg. 354/2 – “Aquel, cuya voz hizo entonces temblar la tierra, ha declarado: ‘Aun una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, mas aun el cielo.’ La Escritura dice: ‘Jehová bramará desde lo alto, y desde la morada de su santidad dará su voz,’ ‘y temblarán los cielos y la tierra.’ En aquel gran día que se acerca, el cielo mismo se apartará ‘como un libro que es envuelto.’ Y todo monte y toda isla se moverán de su sitio. ‘Temblará la tierra vacilando como un borracho, y será removida como una choza; y agravaráse sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará’ (Hebreos 12:26; Jeremías 25:30; Joel 3:16; Apocalipsis 6:14; Isaías 24:20).
“‘Por tanto, se enervarán todas las manos, y desleiráse todo corazón de hombre: y se llenarán de terror; angustias y dolores los comprenderán; … pasmaráse cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.’ ‘Y visitaré la maldad sobre el mundo, y sobre los impíos su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes’ (Isaías 13:7, 8, 11; Jeremías 30:6).”
CS pg. 694/3 (620.4) – “Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, ‘cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra’ (Apocalipsis 16:18). El firmamento parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmósfera. Los montes son movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcen por todos lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es azotado con furor. Se oye el silbido del huracán, como voz de demonios en misión de destrucción. Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas. ‘La grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira’ (Apocalipsis 16:19). Pedrisco grande, cada piedra, ‘como del peso de un talento’ (Apocalipsis 16:21), hace su obra de destrucción. Las más soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son libertados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.”
CS pg. 695/2 (621.2) – “Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuese el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse con el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman por misericordia y se revuelcan en terror abyecto.”
Mientras que la voz de Dios es un terremoto horrible para los impíos, para los justos Jehová será la esperanza de su pueblo.
PP pg. 354/2 (311.2) – “Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hijos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. ‘Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.’ El día que traerá terror y destrucción para los transgresores de la ley de Dios, para los obedientes significará ‘gozo inefable y glorificado.’ ‘Juntadme mis santos—dirá el Señor;—los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez’ (Joel 3:16; 1 Pedro 1:8; Salmos 50:5, 6).”
CS pg. 695/1 (621.1) – “Los sepulcros se abren y ‘muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua’ (Daniel 12:2). Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. ‘Los que le traspasaron’ (Apocalipsis 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.”
CS pg. 698/2 (623.3) – “Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo de los más estrepitosos truenos. El Israel de Dios escucha con los ojos elevados al cielo. Sus semblantes se iluminan con la gloria divina y brillan cual brillara el rostro de Moisés cuando bajó del Sinaí. Los malos no los pueden mirar. Y cuando la bendición es pronunciada sobre los que honraron a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso grito de victoria.”
Jerusalén será santa
Joel 3:17 – “Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.”
“Y Jerusalén será santa”—es la promesa para aquellos que congregaron a “Sion”, al “santo monte”—es decir el Santuario Celestial “hasta el fin” (Hebreos 3:14).
Una de las demandas de la Ley de Dios para que seamos aceptados es que seamos SANTOS.
1 Pedro 1:15-16 – “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”
Todo descendiente de Adán caído en el pecado no puede satisfacer esta demanda, ya que, como resultado del pecado de Adán, la naturaleza humana se depravó en un abrir y cerrar de ojos, y por lo tanto todos somos engendrados con una naturaleza pecaminosa. Toda la raza caída es engendrada con una mancha de pecado que no podemos borrar para satisfacer la demanda de 1 Pedro 1:15-16.
Jeremías 2:22 – “Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.”
CC pg. 17.1 – “El hombre estaba dotado originalmente de facultades nobles y de un entendimiento bien equilibrado. Era perfecto y estaba en armonía con Dios. Sus pensamientos eran puros, sus designios santos. Pero por la desobediencia, sus facultades se pervirtieron y el egoísmo reemplazó el amor. Su naturaleza quedó tan debilitada por la transgresión que ya no pudo, por su propia fuerza, resistir el poder del mal. Fué hecho cautivo por Satanás, y hubiera permanecido así para siempre si Dios no hubiese intervenido de una manera especial. El tentador quería desbaratar el propósito que Dios había tenido cuando creó al hombre. Así llenaría la tierra de sufrimiento y desolación y luego señalaría todo ese mal como resultado de la obra de Dios al crear al hombre.”
Esa mancha de pecado únicamente será eliminada de la naturaleza humana cuando Cristo venga por Segunda Vez, y únicamente en aquellas personas que salieron aprobados en el Juicio.
1 Corintios 15:50-53 – “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
Esto significa que cuando llega el Juicio, NO podemos satisfacer la demanda de 1 Pedro 1:15-16, por lo tanto, nuestra única esperanza en el Juicio es la misericordia de Dios Padre que acepta una naturaleza santa de Uno cuya humanidad fue engendrada sin mancha de pecado (Lucas 1:35)—Cristo como Hombre—en lugar de nuestra naturaleza manchada de pecado.
Si Cristo se presenta por nosotros en el Juicio, a pesar de que llegaremos al Juicio todavía con una naturaleza con mancha de pecado, Dios Padre hará una declaración final a nuestro favor: “Para siempre sin mancha de pecado EN la persona de CRISTO.”
Pero es nuestro deber llegar al Juicio con la naturaleza pecaminosa SUBYUGADA por Dios Espíritu Santo como Agente Regenerador. Cuando Cristo venga por Segunda Vez, esa mancha de pecado, esa maldita corrupción, esa inclinación natural que tenemos al mal, esa naturaleza pecaminosa SUBYUGADA, será erradicada para siempre (1 Corintios 15:50-55)—recién entonces seres SANTOS en nosotros mismos, y SANTOS PARA SIEMPRE.
“Y Jerusalén será santa”—será una realidad en nuestras propias personas cuando nuestra naturaleza pecaminosa subyugada sea erradicada para siempre en ocasión de la Segunda Venida de Cristo.
“Y extraños no pasarán más por ella”—los “extraños” son todos los que no congregaron al Santuario Celestial, cuyos nombres fueron borrados del Libro de la Vida en el Juicio, y que en ocasión de la Tercera Venida de Cristo estarán FUERA de la SANTA ciudad viendo a los SANTOS pasearse por DENTRO de ella.
Daniel 2:44 – “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.”
Cuando este planeta tierra sea purificado y RENOVADO con fuego y azufre (Malaquías 4:1), en la Nueva Jerusalén no entrará ningún impío.
CS pg. 732/2 (653.3) – “‘Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado’ (Apocalipsis 21:1). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.”
CS pg. 735/4 (656.3) – “Allí intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo.”
CS pg. 733/2 (654.2) – “En la Biblia se llama a la herencia de los bienaventurados una patria. (Hebreos 11:14-16). Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.
“‘Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos’. ‘No se oirá más la violencia en tu tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza’. ‘Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto. No edificarán más para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; […] mis escogidos agotarán el usufructo de la obra de sus manos’ (Isaías 32:18; 60:18; 65:21, 22).
“Allí ‘se alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regocijará y florecerá como la rosa’. ‘En vez del espino subirá el abeto, y en lugar de la zarza subirá el arrayán’. ‘Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito; […] y un niñito los conducirá’. ‘No dañarán, ni destruirán en todo mi santo monte’, dice el Señor (Isaías 35:1; 55:13; 11:6, 9).”
La Purificación
Joel 3:18 – “Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.”
La “Casa de Jehová” es el Santuario Celestial, pues ese era el nombre que se le dio a su representación—el santuario terrenal (Éxodo 23:19; Jueces 20:18, 26).
“Y por todos los arroyos de Judá correrán aguas”—de acuerdo con Juan 7:38-39, el “agua” es un símbolo del Espíritu Santo.
Juan 7:38-39 – “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”
El verdadero creyente, que acepta su condición impura delante de Dios, siendo justificado por fe en base a una justicia ajena—la de Cristo como Hombre—recibe como resultado al Espíritu Santo como Habitante para que pueda iniciar el proceso de santificación o purificación del verdadero creyente.
Isaías 1:25 – “Y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza.”
Isaías 4:4 – “Cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.”
El Espíritu Santo viene a habitar en el ser humano para LIMPIARLO y PURIFICARLO de sus inmundicias y pecados, para capacitarnos para resistir a la tentación y para que aprendamos a obedecer a Dios verdadera y voluntariamente.
Ezequiel 36:25-27 – “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.”
1 Juan 3:2-3 – “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.”
Filipenses 3:12-14, 20-21 – “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
DTG pg. 82/4 – “‘Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento—dijo Juan;—mas el que viene tras mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego’ (Mateo 3:11). El profeta Isaías había declarado que el Señor limpiaría a su pueblo de sus iniquidades ‘con espíritu de juicio y con espíritu de ardimiento.’ La palabra del Señor a Israel era: ‘Volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias’ (Isaías 4:4; 1:25). Para el pecado, dondequiera que se encuentre, ‘nuestro Dios es fuego consumidor’ (Hebreos 12:22). En todos los que se sometan a su poder, el Espíritu de Dios consumirá el pecado. Pero si los hombres se aferran al pecado, llegan a identificarse con él. Entonces la gloria de Dios, que destruye el pecado, debe destruirlos a ellos también. Jacob, después de su noche de lucha con el ángel, exclamó: ‘Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma’ (Génesis 32:30). Jacob había sido culpable de un gran pecado en su conducta hacia Esaú; pero se había arrepentido. Su transgresión había sido perdonada, y purificado su pecado; por lo tanto, podía soportar la revelación de la presencia de Dios. Pero siempre que los hombres se presentaron a Dios mientras albergaban voluntariamente el mal, fueron destruidos. En el segundo advenimiento de Cristo, los impíos serán consumidos ‘con el espíritu de su boca,’ y destruidos ‘con el resplandor de su venida’ (2 Tesalonicenses 2:8). La luz de la gloria de Dios, que imparte vida a los justos, matará a los impíos.”
Entonces, esa “agua” que “purifica”, nos es dada AHORA durante el Servicio Diario Celestial para que podamos desarrollar la santificación verdadera. Esta es una PURIFICACION espiritual por medio del Espíritu Santo bajo la forma de lluvia temprana. Y si salimos aprobados en el Juicio de Vivos nos será otorgado el Espíritu Santo bajo la forma de lluvia tardía para que pueda madurar los frutos de Gálatas 5:22-23.
Pero también hay una aplicación FUTURA a Joel 3:18, pues el Señor va a PURIFICAR este planeta tierra con fuego y azufre (Malaquías 4:1) para que la tierra sea RENOVADA, tal y como ya hemos analizado en Joel 3:17. Dios va a recrear el planeta tierra:
Isaías 66:22 – “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.”
En ocasión de la Segunda Venida de Cristo el Señor quitará la capa atmosférica contaminada de la tierra (Apocalipsis 6:14), y por eso cuando Dios recrea la tierra coloca “cielos nuevos”—una nueva capa atmosférica.
Cuando la tierra sea renovada, entonces se cumplirá literalmente que “y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim”.
Apocalipsis 22:1-5 – “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.”
CS pg. 733/2 (654.2) – “Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.”
Joel 3:19 – “Egipto será destruido, y Edom será vuelto en desierto asolado, por la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente.
Toda la maldad, la muerte, el pecado, todos los pecadores serán destruidos para siempre, porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) y es muerte segunda (Apocalipsis 21:8). No va a quedar absolutamente ningún rastro del pecado y de los pecadores: “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:20).
Joel 3:20 – “Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación.”
Este es el “reino inconmovible” de Hebreos 12:28, es el reino representado por la piedra de Daniel 2:34-35, es el “reino eterno” de Daniel 2:44.
Y Jehová morará en Sion
Joel 3:21 – “Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sion.”
Cuando Cristo venga por tercera vez a este planeta tierra traerá consigo a la Nueva Jerusalén donde se encuentra el trono de Dios, entonces este planeta recreado llegará a ser el centro del Universo donde estará el trono de Dios.
DTG pg. 18/2 – “La obra de la redención estará completa. Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia de Dios. La tierra misma, el campo que Satanás reclama como suyo, ha de quedar no sólo redimida sino exaltada. Nuestro pequeño mundo, que es bajo la maldición del pecado la única mancha obscura de su gloriosa creación, será honrado por encima de todos los demás mundos en el universo de Dios. Aquí, donde el Hijo de Dios habitó en forma humana; donde el Rey de gloria vivió, sufrió y murió; aquí, cuando renueve todas las cosas, estará el tabernáculo de Dios con los hombres, ‘morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos’ (Apocalipsis 21:3). Y a través de las edades sin fin, mientras los redimidos anden en la luz del Señor, le alabarán por su Don inefable:
“Emmanuel; ‘Dios con nosotros’ (Mateo 1:23).”
Conclusión
El Libro de Joel nos advierte que una “plaga” ha invadido al pueblo de Dios y ha echado por tierra la verdad acerca de como el hombre es justificado, perdonado, y como recibe al Espíritu Santo como Agente Regenerador. Esta plaga ha echado por tierra la Ley, la justicia perfecta de Cristo, el Sacerdocio de Cristo, la misericordia de Dios Padre, y al Espíritu Santo, introduciendo una serie de falsas doctrinas que se multiplican a medida que nos acercamos a la crisis final. Hombres que aparentan ser ovejas, pero que en realidad son lobos rapaces, seducen las imaginaciones humanas que por naturaleza odian la verdad. Estos falsos maestros han sido preparados para seducir tanto a los seres humanos que desean ser salvos por medio de sus propios esfuerzos humanos, como a los seres humanos que desean ser salvos en la practica de sus pecados favoritos que no desean abandonar. Es por esto que en nuestros días abundan los ataques contra el Espíritu Santo—la tercera persona de la Divinidad; abundan los maestros judaizantes que llevan a los hombres a obedecer la caducada ley ceremonial con sus fiestas y sábados ceremoniales; abundan los hombres que ponen fechas para la ley dominical, el Juicio y la Segunda Venida de Cristo; abundan hombres que quieren alcanzar la perfección para pasar el Juicio; abundan los hombres que creen que pueden ser mundanos del mundo y aun así llamarse cristianos; abunda la discordia, la envidia, el egoísmo, todos los frutos de la carne en el profeso pueblo de Dios, porque la plaga ha logrado que el mundo cristiano se encuentre sin aceptación, sin perdón, y sin Espíritu Santo Habitante—por lo tanto, el profeso cristiano no lleva los frutos del Espíritu.
Dios quiere revertir esta situación, quiere restaurar el pan verdadero, la libación verdadera, y el aceite verdadero… pero para que esto pueda llevarse a efecto, el ser humano debe aceptar la verdadera condición de la raza humana, la posición legal de la raza caída, y la vigencia de la Ley Moral eterna e inmutable. Solo así podrá hacer caso del llamado de Dios de congregar al Santuario Celestial para que podamos ser aceptados, perdonados y capacitados por su santo Espíritu para llevar los frutos de la verdadera fe cristiana, y para que podamos testificar ante un mundo incrédulo que todavía hay un pueblo de Dios en la tierra que tiene la fe de Jesús y guarda los mandamientos de Dios.
Las señales de los tiempos nos indican claramente que estamos a las puertas de una gran crisis final. Incluso las personas que no profesan ser cristianos están atentos a las señales de los tiempos, esperando que cualquier momento se desencadene una terrible crisis para la que el mundo no está preparado. Pero Dios quiere preparar un pueblo para esta crisis final, un pueblo que en esta crisis pueda dar un fuerte pregón a todas aquellas personas que aún están en Babilonia—una última amonestación mundial para un mundo que cada vez esta madurando para la gran cosecha final.
La pregunta final es, en la cosecha final, ¿queremos formar parte del trigo o de la cizaña? No podemos postergar mas tiempo nuestra decisión. Que Dios, por su infinita misericordia, se apiade de nosotros y por amor de su propio santo nombre nos salve de nosotros mismos. Que nuestro amoroso Creador emplee los medios necesarios, las pruebas que él vea necesarias, para que—con la ayuda del poder divino—podamos desarrollar caracteres que puedan permanecer firmes en la verdad cuando finalmente llegue el tiempo de la gran prueba final para toda la humanidad. No perdamos mas tiempo, congreguemos al Santuario Celestial donde se encuentra nuestra única esperanza.
Que Dios los bendiga.