Este estudio está disponible para descargar en formato PDF: Análisis de Mateo 24 PDF
Introducción
“Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta.”
(Juan 4:19)
En el libro de Mateo, específicamente en el capítulo 24, encontramos un sermón profético de nuestro Señor Jesús. Debemos recordar que, además de ser el Mesías (Jn. 4:25-26), el Santo de Israel (Lc. 1:35), el Redentor (Is. 41:14), Salvador (Zc. 9:9; Lc. 2:11), el nuevo Padre y Representante de la raza humana (Is. 9:6; Ro. 5:17-19), el Hijo de Dios (Lc. 1:35; Mt. 16:16; Mr. 3:11), y el Segundo o Postrer Adán (1 Co. 15:45), nuestro Señor Jesús también era un Profeta.
Juan 6:14 – “Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.”
Es necesario comenzar nuestro estudio al final del capítulo 23, debido a que el sermón profético de Mateo 24 y 25 es el resultado de un acontecimiento que encontramos al final de dicho capítulo 23.
La sentencia
Al final del capítulo 23 de Mateo, nuestro Señor Jesús se encontraba en el atrio del Templo terrenal junto a sus discípulos, delante de los sacerdotes, de los líderes religiosos, y ante todo el pueblo. Ante toda esta gente el Hijo de Dios va a pronunciar la siguiente sentencia:
Mateo 23:38-39 – “He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.”
DTG pg. 581.1 – “Las palabras de Cristo a los sacerdotes y gobernantes: ‘He aquí vuestra casa os es dejada desierta’ (Mateo 23:38), habían llenado de terror su corazón. Afectaban indiferencia, pero seguían preguntándose lo que significaban esas palabras. Un peligro invisible parecía amenazarlos. ¿Podría ser que el magnífico templo que era la gloria de la nación iba a ser pronto un montón de ruinas? Los discípulos compartían ese presentimiento de mal, y aguardaban ansiosamente alguna declaración más definida de parte de Jesús. Mientras salían con él del templo, llamaron su atención a la fortaleza y belleza del edificio. Las piedras del templo eran del mármol más puro, de perfecta blancura y algunas de ellas de tamaño casi fabuloso. Una porción de la muralla había resistido el sitio del ejército de Nabucodonosor. En su perfecta obra de albañilería, parecía como una sólida piedra sacada entera de la cantera. Los discípulos no podían comprender cómo se podrían derribar esos sólidos muros.”
Nuestro Señor Jesús declaró que el Templo terrenal—que se había convertido en un ídolo de los líderes religiosos, de los gobernantes y del pueblo—iba a ser destruido.
PE pg. 197.2 – “Los judíos adoraban al templo y se llenaban de mayor indignación por cualquier cosa dicha contra aquel edificio que si hubiese sido pronunciada contra Dios.”
Todo el pueblo, todos los líderes, sacerdotes y hasta los discípulos escucharon la sentencia y la entendieron perfectamente. Todos sintieron temor de que algo terrible iba a acontecer en Jerusalén.
Las preguntas
Cuando seguimos la lectura y entramos al capítulo 24, ya nos encontramos fuera del atrio del Templo, y Jesús se encuentra únicamente acompañado de sus discípulos. El Hijo de Dios ya no volvería a pisar más el atrio del santuario terrenal—el cual muy pronto dejaría de estar en vigencia para siempre.
Mateo 24:1 – “Y salido Jesús, íbase del templo; y se llegaron sus discípulos, para mostrarle los edificios del templo.”
Los discípulos siguieron a Jesús, todavía con el miedo y la consternación de lo que él había pronunciado en el atrio. Es por esto que van a llamar la atención de Jesús hacia los grandes y aparentemente indestructibles muros del Templo.
Mateo 24:2 – “Y respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruida.”
DTG pg. 581.2 – “Al ser atraída la atención de Cristo a la magnificencia del templo, ¡cuáles no deben haber sido los pensamientos que guardó para sí Aquel que había sido rechazado! El espectáculo que se le ofrecía era hermoso en verdad, pero dijo con tristeza: Lo veo todo. Los edificios son de veras admirables. Me mostráis esas murallas como aparentemente indestructibles; pero escuchad mis palabras: Llegará el día en que ‘no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruida’.”
Un gran número de personas había escuchado la sentencia del Mesías, pero únicamente sus discípulos le siguieron para preguntarle acerca del significado de sus palabras. Ni los gobernantes, ni los sacerdotes, ni el resto del pueblo, acudieron a Cristo para preguntarle por el significado de su terrible sentencia.
Posteriormente, nuestro Señor Jesús se dirigió al Monte de las Olivas, desde donde se podía apreciar a la distancia el santuario terrenal. Hasta allí le siguieron esta vez únicamente cuatro de sus discípulos para pedirle más información.
Mateo 24:3 – “Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?”
El libro de Mateo no nos revela cuáles fueron los únicos cuatro discípulos que fueron a cuestionar al gran Maestro. Pero esta información la encontramos en el libro de Marcos.
Marcos 13:3-4 – “Y sentándose en el monte de las Olivas delante del templo, le preguntaron aparte Pedro y Jacobo (Santiago) y Juan y Andrés: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿y qué señal habrá cuando todas estas cosas han de cumplirse?”
DTG pg. 581.3 – “Las palabras de Cristo habían sido pronunciadas a oídos de gran número de personas; pero cuando Jesús estuvo solo, Pedro, Juan, Santiago y Andrés vinieron a él mientras estaba sentado en el monte de las Olivas. ‘Dinos—le dijeron,—¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?’”
Entonces, ya apartados en el Monte de las Olivas, estos cuatro discípulos van a hacer unas preguntas a Cristo:
- ¿Cuándo serán estas cosas?
- ¿Qué señales habrá (a) de tu venida? ¿Y (b) del fin del mundo?
Por lo tanto, Mateo capítulos 24 y 25 trata sobre las respuestas de Cristo a esas tres preguntas (ya que la segunda pregunta en realidad abarca dos cuestionamientos).
Los acontecimientos más importantes
Si analizamos Mateo 24:42-51, nuestro Maestro nos habla de dos clases de siervos—uno malo y uno bueno. Y luego en Mateo 25:1-13 nuestro Maestro nos habla nuevamente de que solo existen dos clases de personas—una virgen prudente y otra virgen insensata. Por lo tanto, la enseñanza de uno es la misma del otro:
Mateo 24:42-52 = Mateo 25:1-13
Por ello es importante entender que a lo largo de toda la Biblia siempre se recalca la existencia de precisamente sólo dos clases de personas delante de Dios. No hay un punto gris, ni un punto neutro en el medio. No hay tres clases. Únicamente hay dos clases de personas y cada uno de nosotros debe tomar la decisión personal e individual de a qué grupo quiere pertenecer.
Ya hemos analizado la Parábola de las Diez Vírgenes en otro estudio. Pero es importante recordar lo siguiente:
CS pg. 441/1 (391.1) – “La parábola de las diez vírgenes, de Mateo 25, ilustra también lo que experimentaron los adventistas. En el capítulo 24 de Mateo, en contestación a la pregunta de sus discípulos respecto a la señal de su venida y del fin del mundo, Cristo había anunciado algunos de los acontecimientos más importantes de la historia del mundo y de la iglesia desde su primer advenimiento hasta su segundo; a saber, la destrucción de Jerusalén, la gran tribulación de la iglesia bajo las persecuciones paganas y papales, el obscurecimiento del sol y de la luna, y la caída de las estrellas. Después, habló de su venida en su reino, y refirió la parábola que describe las dos clases de siervos que esperarían su aparecimiento. El capítulo 25 empieza con las palabras: ‘Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes.’ Aquí se presenta a la iglesia que vive en los últimos días la misma enseñanza de que se habla al fin del Capítulo 24. Lo que ella experimenta se ilustra con las particularidades de un casamiento oriental.”
Ya hemos establecido que Mateo 24 y 25 deben tratar sobre las respuestas a las tres preguntas que le hicieron los cuatro discípulos a Cristo. Y en el párrafo anterior leemos que la respuesta de Cristo a estas interrogantes anuncia los acontecimientos más importantes tanto en la historia del mundo, como en la historia de la iglesia cristiana. Y estos eventos importantes deben ir desde su primer advenimiento al mundo (Lucas 1:35) hasta su tercera venida (Apocalipsis 20:1-15). Por lo tanto, lo que Cristo habla en Mateo 24 y 25 tiene mucho que ver con nosotros que vivimos en este tiempo.
Si bien es cierto que hemos citado un párrafo en el que la sierva del Señor escribe que los acontecimientos de Mateo 24 y 25 van desde su primera venida hasta su segunda venida, a medida que estudiemos estos capítulos veremos que en realidad van más allá de la segunda venida y hasta la tercera venida. Esto no lo hacemos con el fin de sembrar duda en los escritos de la hermana White, ni mucho menos con el propósito de contradecirlos. Pero, en el contexto de lo que la hermana White escribió, hay que tomar en cuenta versículos bíblicos como los siguientes:
Mateo 25:46 – “E irán éstos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna.”
Mateo 25:46 es un versículo que claramente está hablando de la muerte segunda (Apocalipsis 21:8). Y en base al contexto mayor que se establece en las Escrituras, sabemos que la muerte segunda no ocurrirá en ocasión de la segunda venida de Cristo, sino en la tercera venida después del milenio. Esto también es algo que la hermana White describe ampliamente en el Conflicto de los Siglos, Primeros Escritos y otros libros. Por lo tanto, no debemos tomar lo que ella escribió en un solo párrafo (CS 441/1) y cegarnos a una sola conclusión y doctrina, sin tomar en cuenta sus otros contextos—tanto en la Biblia como en los mismos escritos de la sierva del Señor.
Otro ejemplo de esto lo tenemos en Mateo 24:51 – “Y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Mateo 24:51 es otro versículo que claramente está hablando de un evento que acontecerá en la tercera venida y no en la segunda venida de Cristo. Pues en ocasión de la segunda venida de Cristo, los impíos no experimentarán la muerte segunda, sino la muerte primera. No habrá “lloro y crujir de dientes” en la segunda venida, pues los impíos serán inmediatamente convertidos en estiércol con el resplandor de Su gloria:
Jeremías 25:33 – “Y serán muertos de Jehová en aquel día desde el cabo de la tierra hasta el otro cabo; no se endecharán, ni se recogerán, ni serán enterrados; como estiércol serán sobre la haz de la tierra.”
Ante semejante terrible sentencia, cada estudiante de las Escrituras debe hacerse la siguiente pregunta…
Si cuando Cristo venga por segunda vez únicamente existirán dos clases de personas: los verdaderos creyentes, los cuales en un abrir y cerrar de ojos serán transformados de corrupción en incorrupción (1 Corintios 15:51-52); y los incrédulos que en un abrir y cerrar de ojos morirán y quedarán como estiércol sobre la faz de la tierra (Jeremías 15:33); ¿a cuál grupo yo quiero pertenecer?
Lo que suceda en aquel gran día, no depende de ese mismo día (cuando ya sea demasiado tarde), sino que depende de lo que AHORA decidamos creer o rechazar.
Entonces, haciendo un breve resumen: Mateo capítulo 24 debe tratar sobre acontecimientos importantes en la historia del mundo y de la iglesia, desde la primera venida de Cristo hasta su tercera venida.
Acto siguiente debemos establecer cuáles son esos “eventos importantes” que deben ocurrir en ese lapso de tiempo, de acuerdo a Mateo 24. Basándonos también en la lectura del CS 441/1, podemos señalar los siguientes acontecimientos:
- Destrucción de Jerusalén y del Templo.
- La gran tribulación o persecución de la iglesia cristiana por parte de:
- El paganismo.
- El papado.
- El oscurecimiento del sol y de la luna, y la caída de las estrellas (Mateo 24:29).
- La venida en su reino.
Acerca de “la venida en su reino”
“La venida en su reino” tiene tres aspectos que vamos a analizar a medida que desarrollemos el estudio.
1. La Segunda Venida de Cristo en gloria
El primer aspecto de Mateo 24 relacionada a “la venida en su reino” tiene que ver con la Segunda Venida de Cristo en gloria.
Hechos 1:9-11 – “Y habiendo dicho estas cosas, viendo lo ellos, fue alzado; y una nube le recibió y le quitó de sus ojos. Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto a ellos en vestidos blancos. Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”
Cuando nuestro Redentor se fue de la tierra, se fue de manera pública y visible. Luego los ángeles dijeron que “así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Es decir: su Segunda Venida deberá ser pública y perfectamente visible—no será secreta ni escondida.
Juan 14:1-3 – “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
Escrita está la promesa de que Cristo volverá por segunda vez en gloria de manera pública y que todo ojo le verá (Apocalipsis 1:7). Por lo tanto, Mateo 24:30-31 debe tratar de la Segunda Venida de Cristo para establecer el Reino de Gloria.
Mientras que en su primera venida, el Hijo de Dios estableció el Reino de la Gracia, su Segunda Venida es para establecer el Reino de la Gloria.
2. La venida como ladrón a Juicio
Como veremos más adelante, y como ya hemos estudiado anteriormente, en Mateo 24:32-48 tenemos otro tipo de “venida” de Cristo, pero es diferente a la Segunda Venida. Se trata de una venida a Juicio, todavía en el Reino de la Gracia. Esta venida como ladrón a Juicio también la encontramos en Mateo 25:1-13.
Es de suma importancia para la salvación de cada alma comprender que la venida como ladrón a Juicio ANTECEDE a la Segunda Venida de Cristo. No se trata de una venida a la tierra, sino de un movimiento que se realiza dentro del Santuario Celestial (una venida del Lugar Santo al Lugar Santísimo)—evento que acontece poco después de la caída de las estrellas.
CS pg. 539/1 (476.2) – “La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser examinadas. Pero el apóstol Pedro dice terminantemente que los pecados de los creyentes serán borrados ‘cuando vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo’ (Hechos 3:19, 20). Cuando el juicio investigador haya concluido, Cristo vendrá con su recompensa para dar a cada cual según sus obras.”
También estudiaremos que entre Mateo 24:29 y Mateo 24:30 hay muchos otros eventos que deben ocurrir.
Cuando Cristo deje de interceder en el Santuario Celestial, habrá terminado la obra intercesora del Reino de la Gracia. Entonces, aquellos que llegaron a ser verdaderos súbditos del Reino de la Gracia, pasarán recién entonces a ser súbditos del Reino de la Gloria. El ser humano que no llegó a ser súbdito del Reino de la Gracia hasta ese momento, jamás podrá llegar a ser un súbdito del Reino de Gloria.
3. Tercera Venida
El tercer y último aspecto de “la venida en su reino” tiene que ver con la Tercera Venida de Cristo al final del milenio. Esto lo analizamos en Mateo 25:31-32 y en Mateo 24:51.
Si bien es cierto que, en la descripción de los eventos de Mateo 24, la Segunda Venida de Cristo se encuentra como anterior a la venida como ladrón a Juicio, debemos tener en claro que—en la realidad—la Segunda Venida de Cristo es posterior a la venida como ladrón a Juicio. El Juicio antecede cronológicamente a la Segunda Venida y esto lo sabemos por el ritual simbólico. Nunca se debe estudiar el Nuevo Testamento sin tomar en cuenta su gran contexto en el Antiguo Testamento.
PVGM pg. 98.4 – “Existen personas que profesan creer y enseñar las verdades del Antiguo Testamento mientras rechazan el Nuevo. Pero al rehusar recibir las enseñanzas de Cristo, demuestran no creer lo que dijeron los patriarcas y profetas. ‘Si vosotros creyeseis a Moisés—dijo Cristo—, creeríais a mí; porque de mí escribió él’ (Juan 5:46). Por ende, no hay verdadero poder en sus enseñanzas, ni aun del Antiguo Testamento.
“Muchos de los que pretenden creer y enseñar el Evangelio caen en un error similar. Ponen a un lado las escrituras del Antiguo Testamento, de las cuales Cristo declaró: ‘Ellas son las que dan testimonio de mí’ (Juan 5:39). Al rechazar el Antiguo Testamento, prácticamente rechazan el Nuevo; pues ambos son partes de un todo inseparable. Ningún hombre puede presentar correctamente la ley de Dios sin el Evangelio, ni el Evangelio sin la ley. La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, el Evangelio su fragante flor y fruto.
“El Antiguo Testamento arroja luz sobre el Nuevo, y el Nuevo sobre el Viejo. Cada uno de ellos es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Ambos presentan verdades que revelarán continuamente nuevas profundidades de significado para el estudiante fervoroso.”
Es en el JUICIO que se decide nuestro caso para vida eterna o muerte eterna. Por lo tanto, la preparación para el Juicio de Vivos es de suma importancia más que de cualquier otro evento, ya que en ocasión de la Segunda Venida de Cristo, todo caso ya estará decidido para vida o para muerte.
CS pg. 544/2 (480.2) – “Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto—nadie sabe cuándo—les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: ‘Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo’. ‘Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti’ (Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3).”
Claramente, la sierva del Señor indica que la “venida como ladrón” es una venida a JUICIO, y no se refiere a la Segunda Venida, pues ella también claramente indica que el Juicio de Vivos debe ocurrir antes de que Cristo regrese a la tierra por segunda vez.
Las profecías tienen doble aplicación
Otro punto que debemos tener en cuenta para poder estudiar Mateo capítulos 24 y 25, es que estas profecías tienen una doble aplicación: se aplicaron a cosas que ocurrieron ya en el pasado, y aplica también a acontecimientos que aun están por desarrollarse en el futuro.
DTG pg. 581.3 – “En su contestación a los discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su venida. Mezcló la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habrían podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado. Cuando se refirió a la destrucción de Jerusalén, sus palabras proféticas llegaron más allá de este acontecimiento hasta la conflagración final de aquel día en que el Señor se levantará de su lugar para castigar al mundo por su iniquidad, cuando la tierra revelará sus sangres y no encubrirá más sus muertos. Este discurso entero no fue dado solamente para los discípulos, sino también para aquellos que iban a vivir en medio de las últimas escenas de la historia de esta tierra.”
En ningún momento Cristo dijo a los discípulos que la destrucción del Templo terrenal ocurriría miles de años antes de su Segunda Venida, sino que “fusionó la descripción de las dos grandes crisis” “por misericordia,” y para que nosotros estudiemos por nosotros mismos su significado. El discurso de Cristo en Mateo 24 y 25 abarca hasta nuestros días, pues aunque nos cueste aceptarlo, nosotros somos los que vivimos “en medio de las últimas escenas de la historia de esta tierra.”
CS pg. 28/2 (24.4) – “Los discípulos creyeron que la destrucción de Jerusalén coincidiría con los sucesos de la venida personal de Cristo revestido de gloria temporal para ocupar el trono de un imperio universal, para castigar a los judíos impenitentes y libertar a la nación del yugo romano. Cristo les había anunciado que volvería, y por eso al oírle predecir los juicios que amenazaban a Jerusalén, se figuraron que ambas cosas sucederían al mismo tiempo y, al reunirse en derredor del Señor en el monte de los Olivos, le preguntaron: ‘¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?’ (Mateo 24:3).”
¿En qué estaban pensando los discípulos, a medida que Cristo les revelaba las últimas escenas de la historia del mundo?
Los discípulos estaban pensando en Israel terrenal—Israel como nación de este mundo y en los israelitas según la sangre. Al tener este tipo de mentalidad cerrada hacia una sola nación y cultura estaban manifestando su egoísmo—egoísmo que forma parte natural de todos nosotros. Los discípulos no estaban pensando en el resto del mundo, para ellos ISRAEL era el MUNDO. Para los discípulos los gentiles eran simplemente material combustible, eran indignos de redención.
¿Será que hoy somos diferentes? ¿No será que mas bien esa misma mentalidad ciega, exclusivista y egoísta existe en nuestros días? ¿Será que miramos a la Israel terrenal con su cultura en lugar de mirar a la Israel Celestial?
Hoy en día abundan los falsos maestros judaizantes que insisten en que la Biblia viene de una supuesta “cultura hebrea o judía” y por lo tanto a menos que una persona se vuelva “judía” no puede “entender” las Sagradas Escrituras. Este tipo de afirmaciones llevan a la gente a creer que la religión de la Biblia es una religión de formas y ritos culturales completamente externos, cuando la religión de la Biblia trata sobre asuntos internos del hombre.
Basta mencionar como ejemplo la entrevista entre Jesús con Nicodemo—un anciano príncipe, líder y maestro de teología (Juan 3:1,10) al que nuestro Salvador le dijo claramente que debía nacer de nuevo si quería ver el Reino de Dios (Juan 3:3). Nicodemo era judío y fariseo de nacimiento. Era linaje de Abraham. Era culturalmente judío. Era estricto en las formas y ritos de la ley ceremonial. Sin embargo NO ERA un verdadero discípulo de Cristo simplemente por ser judío culturalmente y según la sangre. Nicodemo tenía que nacer de nuevo, y para ello tenía que aceptar la Amonestación del Testigo Fiel.
Pero esta mentalidad cerrada y exclusivista de los días de Cristo también se manifiesta en nuestros días dentro de toda organización religiosa. Es fácil encontrarse con gente religiosa que afirma que fuera de su organización no hay salvación. Hacen de su organización un ídolo—así como los judíos hicieron del Templo terrenal su ídolo—y tratan a su organización religiosa como si fuese un arca de Noé que salvará a todos sus miembros de manera colectiva e indiscutible, mientras miran a todos los que están fuera de ella como irremediablemente perdidos. A todos estos el Santo de Israel les advierte:
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”
(Juan 3:3)
A pesar que el ritual simbólico claramente enseñaba que Cristo debía morir (Éxodo 12:5-6; Levítico 4:1-35), a pesar de que las profecías enseñaban que Cristo debía morir (Daniel 9:26; Isaías 53:1-12), y a pesar de que Cristo les dijo literalmente repetidas veces que iba a morir (Juan 12:23-24, 33; Marcos 14:24-28), a los discípulos ni se les cruzaba por la cabeza la muerte de Cristo. Esto se debe a que su mente estaba cegada por las falsas enseñanzas de los teólogos de sus días, quienes les habían llenado la cabeza con esperanzas de gloria terrenal, con visiones de un trono terrenal y de un reino terrenal.
¿Qué estaban esperando los discípulos (y el resto de la nación judía)?
Hechos 1:6 – “Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino a Israel en este tiempo?”
Después de que Cristo ya había muerto y ya había resucitado, e incluso después de que Cristo había soplado el Espíritu Santo en ellos para darles más entendimiento (Juan 20:22); cuando Cristo ya estaba a punto de partir hacia el tercer cielo (2 Corintios 12:2), los discípulos seguían con las mismas ideas en la cabeza, y básicamente le preguntaron: “¿Ya vas a restaurar a Israel (nación terrenal según la carne)? ¿Ya te vas a sentar en el trono de David? ¿Ya nos vamos a sentar a tu lado como príncipes? ¿Ya vas a destruir a los romanos? ¿Ya va a dominar Israel sobre todo el mundo? ¿Ya vamos a destruir a los paganos?”
Los discípulos todavía no habían comprendido, ni mucho menos habían aceptado cabalmente, que no tenían capacidad para amar (Juan 21:15-17). Todavía pensaban que ellos y todos los israelitas eran los buenos de la película. No aceptaban que eran malvados desde el vientre de su madre (Salmos 58:3), y no aceptaban que, a menos que Cristo se presente e interceda por ellos en el Santuario Celestial, no tendrían ningún “reino” con el cual soñar.
Ellos querían obtener directamente el Reino de la Gloria, sin haber aceptado el Reino de la Gracia primeramente. No entendían aún que primero hay que llegar a ser súbdito del Reino de la Gracia, para posteriormente poder llegar a ser súbditos del Reino de la Gloria.
¿Será que nosotros somos diferentes? ¿O será que nosotros también nos creemos excelentes cristianos? ¿Será que nos vemos a nosotros mismos de la misma manera que Dios nos ve?
Una reflexión para nuestros días
Lo cierto es que no nos diferenciamos de los judíos en los días de Cristo, pues nosotros mostramos la misma ignorancia e incredulidad que los discípulos mostraron al preguntar “¿restituirás el reino a Israel en este tiempo?”
Los discípulos no soñaban con una Israel Celestial, que está fuera de este planeta tierra, y que descenderá cuando este mundo vaya a ser purificado con fuego y azufre (Malaquías 4:1; Apocalipsis 21:2). Lo que ellos querían eran años de paz y prosperidad en este mundo contaminado por el pecado. Ellos soñaban con aspiraciones egoístas de supremacía y gloria terrenales, pues alucinaban con convertirse en grandes príncipes israelitas sentados en tronos, y dominando sobre las demás naciones paganas.
Lucas 22:24 – “Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor.”
Por eso Jesús les declaró:
Lucas 22:25-26 – “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.”
Cuando los doce discípulos se sentaron en el aposento alto y en vísperas de lo que sería la primera santa cena del Señor, ninguno de ellos quiso asumir el rol de siervo y lavar los pies de los demás como dictaba la costumbre, pues todos tenían un concepto demasiado elevado de sí mismos. Entonces Jesús, el Creador, el Legislador, el Príncipe de los Ejércitos, el Rey del Universo, agarró la toalla y lavó los pies de sus orgullosos discípulos (Juan 13:4-5).
DTG pg. 600.2 – “Se había levantado otra causa de disensión. Era costumbre, en ocasión de una fiesta, que un criado lavase los pies de los huéspedes, y en esa ocasión se habían hecho preparativos para este servicio. La jarra, el lebrillo y la toalla estaban allí, listos para el lavamiento de los pies; pero no había siervo presente, y les tocaba a los discípulos cumplirlo. Pero cada uno de los discípulos, cediendo al orgullo herido, resolvió no desempeñar el papel de siervo. Todos manifestaban una despreocupación estoica, al parecer inconscientes de que les tocaba hacer algo. Por su silencio, se negaban a humillarse.
“¿Cómo iba Cristo a llevar a estas pobres almas adonde Satanás no pudiese ganar sobre ellas una victoria decisiva? ¿Cómo podría mostrarles que el mero profesar ser discípulos no los hacía discípulos, ni les aseguraba un lugar en su reino? ¿Cómo podría mostrarles que es el servicio amante y la verdadera humildad lo que constituye la verdadera grandeza? ¿Cómo habría de encender el amor en su corazón y habilitarlos para entender lo que anhelaba explicarles?”
Nos engañaríamos si pensáramos que alguno de nosotros hubiera obrado de manera diferente, pues todos los descendientes de Adán somos egoístas, orgullosos, envidiosos y atestados de maldad por naturaleza (Romanos 1:29-31), pues tenemos el mismo carácter de nuestro padre el diablo (Juan 8:44). Si no fuese así no necesitaríamos de un Salvador personal, y el Hijo de Dios nunca hubiera tenido que humillarse viniendo a este inmundo planeta en la condición de hombre (Filipenses 2:8) para rescatar a una raza humana depravada (Isaías 1:4) que está en completa rebelión contra su Creador desde el momento en que el ser humano es engendrado (Isaías 48:8).
Lo que menos queremos los seres humanos es asumir el papel de siervos, pues servir a los demás es algo que hiere nuestro orgullo innato. Preferimos ser servidos, ser la cabeza del grupo. Deseamos ser admirados y respetados por todos los demás hombres—pero no por Dios. Si quisiéramos agradar a Dios entonces haríamos un servicio abnegado en lugar de un servicio egoísta—desearíamos servir en lugar de ser servidos.
Hoy en día también soñamos con años de prosperidad en nuestras naciones terrenales. Nos dejamos llevar por las demagogias políticas sin comprender que en estas últimas escenas de la humanidad, los líderes políticos y religiosos están en el puesto que están porque Dios lo ha determinado así y nosotros no lo podemos cambiar.
Comentario Bíblico 7ª, pg. 223/1/3 – “Caifás era el que debía ocupar el sacerdocio cuando el símbolo se encontrara con la realidad, cuando comenzara a oficiar el verdadero Sumo Sacerdote. Cada actor de la historia está en su puesto y su lugar, pues la gran obra de Dios, de acuerdo con su propio plan, será hecha por hombres que se han preparado para ocupar puestos para bien o para mal. Cuando los hombres se oponen a la justicia se convierten en instrumentos de injusticia; pero no están obligados a tomar este curso de acción. No tienen por qué convertirse en instrumentos de injusticia, como tampoco Caifás estuvo obligado a serlo.”
¿Qué le dijo Jesús a Pilato? ¿Quién puso a Pilato en el puesto de poder que estaba? ¿Quién había permitido que el imperio romano dominara al pueblo hebreo?
Juan 19:11 – “Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dado de arriba.”
Tanto Pilato (el poder político) como Caifás (el poder religioso) estaban en su puesto de poder porque Dios así lo permitió. Cada actor estaba en el puesto que debía ocupar para desempeñar el papel para el que se había preparado para ese determinado momento en la historia de la humanidad.
Todo gobernador de cualquier nación, por muy tirano y muy déspota que sea, se le permitió gobernar bajo la autoridad del Eterno. Jerusalén tenía a los gobernantes que merecía tener.
¿Acaso nosotros somos más especiales que los israelitas? ¿No será que también nosotros tenemos los gobernantes que nos merecemos?
Cuando el pueblo hebreo iba a ser liberado de Egipto, Dios pudo haber permitido que un emperador más humilde, más misericordioso y mucho más justo estuviera sentado en el trono de aquel reino. Pero Dios determinó que el trono estuviera ocupado en su momento por el emperador más ateo, déspota y tirano de toda la historia de Egipto.
Éxodo 9:16 – “Y a la verdad yo te he puesto para declarar en ti mi potencia, y que mi Nombre sea contado en toda la tierra.”
PP pg. 272/3 (241.5) – “No era que Dios le hubiese dado vida para este fin, sino que su providencia había dirigido los acontecimientos para colocarlo en el trono en el tiempo mismo de la liberación de Israel. Aunque por sus crímenes, este arrogante tirano había perdido todo derecho a la misericordia de Dios, se le había preservado la vida para que mediante su terquedad el Señor manifestara sus maravillas en la tierra de Egipto.
“La disposición de los acontecimientos depende de la providencia de Dios. El pudo haber colocado en el trono a un rey más misericordioso, que no hubiera osado resistir las poderosas manifestaciones del poder divino. Pero en ese caso los propósitos del Señor no se hubieran cumplido. Permitió que su pueblo experimentara la terrible crueldad de los egipcios, para que no fuesen engañados por la degradante influencia de la idolatría. En su trato con Faraón, el Señor manifestó su odio por la idolatría, y su firme decisión de castigar la crueldad y la opresión.”
Daniel 2:21 – “Y él es el que muda y los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.”
Debería hacernos reflexionar el hecho de que, por ejemplo, Donald Trump llegó a la presidencia de los Estados Unidos con el apoyo del voto cristiano en su mayoría.
En prácticamente todos los países hay una aparente guerra entre partidos de la izquierda y de la derecha, entre supuestos conservadores y liberales; pero lo que muchos cristianos rehúsan aceptar es que hoy por hoy, votar por cualquier bando da lo mismo pues todos responden a un mismo señor: el cuerno pequeño.
¿Se imaginan qué terrible que resultaría el hecho de que el gobierno estadounidense bajo el cual se decrete la ley dominical llegue al poder justamente con el voto y apoyo cristiano?
Sin embargo, lamentablemente, eso es justamente lo que advirtió la profecía: Que sería un cristianismo apóstata (el falso profeta de Apocalipsis 16:13), el que influirá sobre el Estado para que se decrete una ley en contra de la libertad de religión y de conciencia, pilares de la grandeza de dicha nación.
CS pg. 498/1 (439.3) – “Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola.”
Si en casi todos los países del globo estamos sumergidos bajo gobiernos déspotas, corruptos o inclusive totalitarios, es porque el Señor así lo permitió, y no habrá campaña ni revolución que pueda evitar los planes del Señor. Lo mejor que podemos hacer es no involucrarnos en asuntos políticos, si no queremos que nuestro voto o apoyo vaya a hacer surgir justamente el poder civil y religioso que perseguirá al pueblo de Dios, y como dice el dicho popular: “el tiro salga por la culata.” Haríamos bien en recordar que el enemigo profético del verdadero pueblo de Dios durante tiempo del fin no es el rey del sur, sino el rey del norte (Daniel 11:40-45).
2MS pg. 387.1 – “Nuestra obra consiste en velar, esperar y orar. Investigad las Escrituras. Cristo os ha advertido que no os mezcléis con el mundo. Debemos salir de en medio de ellos, y apartarnos. ‘Y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso’ (2 Corintios 6:17, 18). No importa qué opiniones tengáis acerca del modo en que debe votarse en las cuestiones políticas; el hecho es que no debéis proclamarlas mediante la pluma o la voz. Nuestro pueblo debe permanecer silencioso en asuntos que no tienen relación con el mensaje del tercer ángel. Si ha habido un pueblo que ha necesitado estar cerca de Dios, ese pueblo está constituido por los adventistas del séptimo día. Se han diseñado métodos y planes magníficos. Un deseo ardiente se ha posesionado tanto de hombres como de mujeres que han deseado proclamar algo, o que han deseado unirse a alguna cosa, pero sin saber a qué cosa. Pero el silencio de Cristo sobre tales temas constituyó una verdadera elocuencia…
“Hermanos, quisiera que recordaseis que ninguno de vosotros ha recibido el encargo del Señor de publicar sus preferencias políticas en nuestras revistas, ni de hablar de ellas ante la congregación, cuando el pueblo se reúne para oír la Palabra del Señor…
“Como pueblo, no debemos mezclarnos con asuntos políticos. Todos deberían obedecer a la Palabra de Dios cuando dice que no debemos unirnos en yugo con los infieles en cuestiones de política, ni establecer ninguna clase de vínculo con ellos. No hay un terreno seguro en el cual puedan trabajar juntos. Los leales y los desleales no tienen un terreno adecuado donde encontrarse.”
Como cristianos, y especialmente como adventistas del séptimo día, no debemos tomar alianzas con partidos o movimientos políticos. No debemos llevar distintivos o colores de un partido político, sino el distintivo de guardadores de la Ley y del sábado del cuarto mandamiento. Esa debe ser nuestra bandera y nuestro único sello.
CPI pg. 574.3 – “Los que enseñan la Biblia en nuestras iglesias y escuelas no tienen libertad de unirse para hacer públicos sus prejuicios en pro o en contra de hombres o medidas políticas, porque al hacerlo excitan la mente de otros, induciendo a cada uno a defender su teoría favorita. Hay entre los que profesan creer la verdad presente, algunos que se verán así incitados a expresar sus sentimientos y preferencias políticas, de manera que se produzca división en el seno de la iglesia.
“El Señor quiere que su pueblo entierre las cuestiones políticas. Acerca de estos temas, el silencio es elocuencia. Dios pide a sus seguidores que se unan en los puros principios del Evangelio que están claramente revelados en la Palabra de Dios. No podemos votar sin peligro por los partidos políticos; porque no sabemos para quiénes votamos. No podemos, sin riesgo, tomar parte en plan político alguno.
“Los que son verdaderamente cristianos serán sarmientos de la vid verdadera y llevarán el mismo fruto que la vid. Obrarán en armonía, en compañerismo cristiano. No llevarán distintivos políticos, sino el distintivo de Cristo.
“¿Qué hemos de hacer, pues? Dejar a un lado las cuestiones políticas.
“Hay una gran viña que cultivar; pero mientras los creyentes trabajen entre los incrédulos, no han de parecer mundanos. No han de pasar su tiempo hablando de política ni desempeñando parte en ella; porque al hacerlo darían al enemigo oportunidad de penetrar y causar divergencia y discordancia.”
“No sabemos para quiénes votamos” – pues los agentes del cuerno pequeño están en todos los círculos políticos, sin importar el bando – derecha, izquierda, conservador, liberal, socialista, nacionalista, comunista, fascista, cualquiera que sea. La política es un gran teatro para confundir a las masas del que no debemos formar parte.
Juan 18:36 – “Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo.”
Jesús dijo “mi reino no es de este mundo” y esta frase debería ser nuestro lema.
Únicamente los profesos cristianos—aquellos que son cristianos solamente de boca, tienen una mentalidad diferente y dicen: “Mi reino es de este mundo. Mi patria es de este mundo. Mi casa es de este mundo. Mi carro es de este mundo. Mis muebles, mi ropa, mi fútbol, mi moda, mi trabajo, mi prestigio, mi música, mis ídolos, mis tesoros… todo es de este mundo.”
Aquellos no buscan una patria mejor fuera de este planeta—la celestial (Hebreos 11:14-16)—sino que busca una patria mejor aquí mismo en la terrenal, la cual sin embargo está destinada a ser completamente destruida con la ira de Dios por el pecado (Malaquías 4:1).
Si tenemos la misma mentalidad mundana y terrenal, pero sin embargo andamos con la frente en alto con un disfraz de cristianos mirando a todo el resto del mundo como impíos perdidos que están supuestamente por debajo de nuestro nivel, estamos igual que los discípulos preguntando: “Señor, restituirás el reino a mi organización religiosa en este tiempo?”
Muchos creen que porque de 9 a.m. a 6 p.m. del Sábado (ya que para varios profesos guardadores de la Ley, el sábado ni siquiera comienza el viernes a la puesta del sol), y porque participan de un servicio religioso formal dentro de una sinagoga, que este culto formalista implica que ya son hijos de Dios. Y todo esto, a pesar de que el resto de la semana, e inclusive durante el mismo sábado, están dedicando sus pensamientos, su tiempo, dinero y facultades físicas y mentales para progresar su comodidad y sus lujos en este mundo.
“¿Señor, restituirás el reino a mi organización religiosa en este tiempo?” es la pregunta del corazón incircunciso. “Mi reino no es de este mundo,” ha dicho el Señor.
El ejemplo de Enoc
El estudio de la Biblia no tiene valor para nosotros, a menos que sirva para que la gente nos alabe por nuestro “conocimiento” o religiosidad exterior. La cruda realidad es que nada del Reino de la Gracia tiene valor para nosotros, pues de lo contrario nuestras conversaciones diarias, nuestro obrar diario y nuestra meditación diaria serían muy pero muy diferentes.
Tomemos como ejemplo a Enoc (Génesis 5:24).
Hebreos 11:5 – “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.”
Enoc representa a todos los que viven en estas últimas horas de la humanidad, a los que no van a experimentar la muerte primera, sino que pasarán el Juicio de Vivos y serán llevados junto con los muertos en Cristo resucitados al tercer cielo.
HR pg. 63.1 – “Enoc, que se apartó del mundo y dedicó mucho tiempo a la oración y la comunión con Dios, representa a los fieles de los últimos días, que se apartarán del mundo…
“El pueblo de Dios se apartará de las costumbres injustas de los que los rodean y buscará la pureza de pensamiento y santa conformidad con la voluntad divina hasta que su excelsa imagen se refleje en él. Como Enoc, se estarán preparando para la traslación al cielo. Mientras se esfuerzan por instruir y amonestar al mundo, no se amoldarán al espíritu y las costumbres de los incrédulos, sino que los condenarán mediante su santa manera de vivir y su ejemplo piadoso. La traslación de Enoc poco antes de la destrucción del mundo por medio del diluvio representa la traslación de todos los justos que vivirán en la tierra antes de la destrucción de ésta por medio del fuego. Los santos serán glorificados en presencia de los que los odiaron por su leal obediencia a los justos mandamientos de Dios.”
¿Actualmente, día a día, nos estamos apartando del mundo, o más bien nos estamos enraizando más en el mundo? Pues claramente Enoc representa a los que se apartarán del mundo y se preparan para la traslación al cielo. ¿Nos estamos preparando para la traslación al cielo? ¿O más bien nos estamos preparando para arder junto con la tierra?
Enoc representa a los que se esfuerzan por instruir y amonestar al mundo con su ejemplo, representa a quienes no se amoldan al espíritu de los incrédulos.
¿Nos estamos esforzando por instruir al mundo por ejemplo o solamente de labios para afuera? ¿O será que más bien formamos parte de los incrédulos que por nuestra vida práctica demostramos nuestra incredulidad a la inminente ley dominical?
¿Cómo considera el mundo a la gente que no está interesada en tener una casa, un carro, un negocio, un vida cómoda llena de tesoros terrenales? ¿Acaso no los considera el mundo como gente insensata?
Asimismo consideraba el mundo antediluviano a Enoc—como un “insensato,” como un fanático y loco de remate. Pero los que en verdad estaban mal de la cabeza eran sus detractores.
PP pg. 75/2 (66.4) – “Los hombres de aquel entonces se burlaron de la insensatez del que no procuraba acumular oro o plata, ni adquirir bienes terrenales. Pero el corazón de Enoc estaba puesto en los tesoros eternos. Había contemplado la ciudad celestial. Había visto al Rey en su gloria en medio de Sión. Su mente, su corazón y su conversación se concentraban en el cielo. Cuanto mayor era la iniquidad prevaleciente, tanto más intensa era su nostalgia del hogar de Dios. Mientras estaba aún en la tierra, vivió por la fe en el reino de luz.”
¿Quiénes fueron los verdaderos insensatos y quién fue el verdadero sensato?
Enoc fue transpuesto al cielo (Génesis 5:24), mientras los incrédulos fueron destruidos años más tarde con todos sus tesoros terrenales en ocasión del diluvio (Génesis 7:6).

¿A quién considera el mundo como hombres sabios e inteligentes?
¿A qué hombres admira el mundo: a los que obtienen títulos, poder, honores y tesoros terrenales? ¿O a los hombres que renuncian a esos tesoros terrenales en busca de los celestiales?
Mientras más poder, más dinero y más tesoros terrenales tiene un hombre, entonces más admirado es por el mundo.
¿Se pueden perseguir ambos tesoros: los terrenales y celestiales?
Mateo 6:24 – “Ninguno puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará a uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a Mammón.”
1JT pg. 127.2 – “Después, todo lo que yo había visto se me explicó como sigue: La multitud que tan afanosamente porfiaba por la corona terrenal estaba compuesta por los que aman los tesoros de este mundo y se dejan engañar y lisonjear por sus efímeras atracciones. Vi algunos que, a pesar de llamarse discípulos de Jesús, son tan ambiciosos de tesoros terrenales que pierden el amor por los del cielo, obran según el mundo y Dios los tiene por mundanos. Dicen que buscan una corona inmortal, un tesoro en los cielos; pero su interés y su preocupación mayor está en adquirir tesoros terrenales. Quienes tienen sus tesoros en este mundo y aman sus riquezas, no pueden amar a Jesús. Podrán pensar que son justos, y aunque se aferran como avaros a sus posesiones, no se les puede convencer de ello; no son capaces de reconocer que aman más el dinero que la causa de la verdad o los tesoros celestiales.”
1JT pg. 130.1 – “Aquellos que alcanzaban la corona (terrenal) y lograban una participación en ella y eran aplaudidos, son los que obtienen el único anhelo de su vida; las riquezas materiales. Reciben la honra que el mundo tributa a los ricos. Tienen influencia en el mundo. Satanás y sus malignos ángeles quedan satisfechos, porque saben que los tales son seguramente suyos, y que, mientras vivan en rebelión contra Dios, son poderosos agentes de Satanás.”
¿Qué ocurrirá con los verdaderos insensatos en el día final?
Apocalipsis 6:14-17 – “Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares. Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero: Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?”
2TI pg. 39.1 – “Entonces los reyes y los nobles, el poderoso, el pobre y el mezquino, todos juntos claman allí con gran amargura. Los que en los días de su prosperidad despreciaron a Cristo y a los humildes que seguían sus pisadas, hombres que no quisieron humillar su rango para inclinarse ante Cristo, que aborrecieron su despreciada cruz, se encuentran ahora postrados en el fango de la tierra. Su grandeza súbitamente los ha abandonado y no vacilan en inclinarse a la tierra, a los pies de los santos. Entonces comprenden con terrible amargura que están consumiendo los frutos de su propia conducta, y que están llenos de sus propias argucias. Confiando en su supuesta sabiduría rechazaron la recompensa sublime y eterna, y la invitación celestial, en favor de las ganancias terrenales. El resplandor y el oropel de la tierra los fascinaron, y en su supuesta sabiduría se convirtieron en insensatos. Se gozaban en su prosperidad mundanal como si sus ventajas terrenales fueran tan grandes que podrían, por medio de ellas, tener méritos ante Dios, y de esa manera asegurarse el Cielo.
“El dinero era poder para los insensatos de la tierra y al mismo tiempo era su dios; pero su misma prosperidad los destruyó. Se volvieron insensatos a la vista de Dios y de sus santos ángeles mientras los hombres dominados por las ambiciones mundanales los consideraban sabios. Ahora su supuesta sabiduría es insensatez total y su prosperidad la causa de su destrucción. De nuevo resuenan los gritos provocados por una angustia temible, que destroza el corazón: ‘Rocas y montañas: caed sobre nosotros y escondednos del rostro del que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha venido, y ¿quién podrá estar firme?’ Huyen a las cavernas de la tierra para cubrirse, pero entonces no les sirven de nada.”
Es notable que la sierva del Señor, en la cita anterior, llama tres veces “supuesta sabiduría” al afán por los tesoros terrenales, y describe cuatro veces a esta clase de personas afanadas como “insensatos.” A la vista de Dios sólo hay dos clases de personas: los sensatos y los insensatos. La pregunta que nos concierne es: ¿A cuál clase pertenecemos?
La importancia del estudio de la Biblia
CS pg. 28/3 (25.1) – “‘¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?’ (Mateo 24:3). Lo porvenir les era misericordiosamente velado a los discípulos. De haber visto con toda claridad esos dos terribles acontecimientos futuros: los sufrimientos del Redentor y su muerte, y la destrucción del templo y de la ciudad, los discípulos hubieran sido abrumados por el miedo y el dolor. Cristo les dio un bosquejo de los sucesos culminantes que habrían de desarrollarse antes de la consumación de los tiempos. Sus palabras no fueron entendidas plenamente entonces, pero su significado iba a aclararse a medida que su pueblo necesitase la instrucción contenida en esas palabras. La profecía del Señor entrañaba un doble significado: al par que anunciaba la ruina de Jerusalén presagiaba también los horrores del gran día final.”
El significado de las profecías de Mateo 24 y 25, y de toda las Santas Escrituras, se irán aclarando a medida que tengamos interés por estudiar la Biblia, y a medida que invirtamos el tiempo suficientemente necesario para estudiarla, comprenderla y ponerla en práctica.
No basta estudiar la Palabra de Dios una sola vez, hay que estudiar, re-estudiar, y luego volver a repasar todos los temas del plan de redención muchas veces, para que cada vez logremos tener una comprensión más extensa y completa de su significado. Y a medida que aprendemos y a su vez compartimos lo que hemos estudiado, estas sagradas verdades, estos tesoros ocultos, tendrán un valor más importante en nuestras vidas y eclipsaran todas las variadas y extensas tentaciones del Enemigo.
A continuación vamos a estudiar Mateo capítulo 24 siguiendo el orden y el esquema que hemos establecido en la introducción.
1. La Destrucción de Jerusalén y del Templo terrenal
El discurso profético de nuestro Señor Jesús relatado en Mateo 24, es básicamente el mismo que encontramos en Marcos 13 y Lucas 21 (pero con algunas palabras diferentes). Mateo capítulo 25, sin embargo, no lo encontramos repetido en ningún otro Evangelio.
El sermón profético inicia con una advertencia de Cristo:
Mateo 24:4 – “Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.”
A continuación de su advertencia, Cristo empieza a enumerar las señales de la destrucción de Jerusalén y del Templo. Y debido a su doble aplicación, también incluye las señales del fin del mundo.
1ra Señal – Falsos Cristos
“Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo;
y a muchos engañarán.”
(Mateo 24:5)
La primera señal de advertencia son los falsos mesías, los falsos cristos.
DTG pg. 582.1 – “Volviéndose a los discípulos, Cristo dijo: ‘Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.’ Muchos falsos mesías iban a presentarse pretendiendo realizar milagros y declarando que el tiempo de la liberación de la nación judía había venido. Iban a engañar a muchos. Las palabras de Cristo se cumplieron. Entre su muerte y el sitio de Jerusalén, aparecieron muchos falsos mesías. Pero esta amonestación fue dada también a los que viven en esta época del mundo. Los mismos engaños practicados antes de la destrucción de Jerusalén han sido practicados a través de los siglos, y lo serán de nuevo.”
Mientras que Jesús había sentenciado la destrucción del Templo e implícitamente la destrucción de Jerusalén, los falsos mesías hablaban de paz y seguridad, y mentían diciendo que “el tiempo de la liberación de la nación había llegado.”
Del mensaje verdadero de destrucción, al falso mensaje de liberación, hay un abismo inconmensurable.
Jerusalén terrenal fue sitiada en dos ocasiones: primero por el General romano Cestio Galo durante la fiesta de los tabernáculos, y luego por el General y futuro emperador romano Tito Flavio Vespasiano durante la fiesta de los panes sin levadura seis meses después en el año 70 d.C.
Fuente: National Geographic
Ni un solo cristiano pereció en la destrucción de Jerusalén. ¿Por qué? Porque los verdaderos creyentes hicieron caso a las advertencias y se mantuvieron atentos a las señales.
CS pg. 33/2 (29.3) – “Ni un solo cristiano pereció en la destrucción de Jerusalén. Cristo había prevenido a sus discípulos, y todos los que creyeron sus palabras esperaron atentamente las señales prometidas. ‘Cuando viereis a Jerusalem cercada de ejércitos—había dicho Jesús,—sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estuvieren en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse’ (Lucas 21:20, 21). Después que los soldados romanos, al mando del general Cestio Galo, hubieron rodeado la ciudad, abandonaron de pronto el sitio de una manera inesperada y eso cuando todo parecía favorecer un asalto inmediato. Perdida ya la esperanza de poder resistir el ataque, los sitiados estaban a punto de rendirse, cuando el general romano retiró sus fuerzas sin motivo aparente para ello. Empero la previsora misericordia de Dios había dispuesto los acontecimientos para bien de los suyos. Ya estaba dada la señal a los cristianos que aguardaban el cumplimiento de las palabras de Jesús, y en aquel momento se les ofrecía una oportunidad que debían aprovechar para huir, conforme a las indicaciones dadas por el Maestro. Los sucesos se desarrollaron de modo tal que ni los judíos ni los romanos hubieran podido evitar la huida de los creyentes. Habiéndose retirado Cestio, los judíos hicieron una salida para perseguirle y entre tanto que ambas fuerzas estaban así empeñadas, los cristianos pudieron salir de la ciudad, aprovechando la circunstancia de estar los alrededores totalmente despejados de enemigos que hubieran podido cerrarles el paso. En la época del sitio, los judíos habían acudido numerosos a Jerusalén para celebrar la fiesta de los tabernáculos y así fue como los cristianos esparcidos por todo el país pudieron escapar sin dificultad. Inmediatamente se encaminaron hacia un lugar seguro, la ciudad de Pella, en tierra de Perea, allende el Jordán.
“Las fuerzas judaicas perseguían de cerca a Cestio y a su ejército y cayeron sobre la retaguardia con tal furia que amenazaban destruirla totalmente. Sólo a duras penas pudieron las huestes romanas cumplir su retirada. Los judíos no sufrieron más que pocas bajas, y con los despojos que obtuvieron volvieron en triunfo a Jerusalén. Pero este éxito aparente no les acarreó sino perjuicios, pues despertó en ellos un espíritu de necia resistencia contra los romanos, que no tardó en traer males incalculables a la desdichada ciudad.
“Espantosas fueron las calamidades que sufrió Jerusalén cuando el sitio se reanudó bajo el mando de Tito. La ciudad fue sitiada en el momento de la Pascua, cuando millones de judíos se hallaban reunidos dentro de sus muros. Los depósitos de provisiones que, de haber sido conservados, hubieran podido abastecer a toda la población por varios años, habían sido destruidos a consecuencia de la rivalidad y de las represalias de las facciones en lucha, y pronto los vecinos de Jerusalén empezaron a sucumbir a los horrores del hambre.”
2da Señal – Guerras y rumores de guerras
“Y oiréis guerras, y rumores de guerras:
mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca;
mas aún no es el fin.”
(Mateo 24:6)
DTG pg. 582.2 – “‘Y oiréis guerras, y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas aún no es el fin.’ Antes de la destrucción de Jerusalén, los hombres contendían por la supremacía. Se mataban emperadores. Se mataba también a los que se creía más cercanos al trono. Había guerras y rumores de guerras. ‘Es menester que todo esto acontezca—dijo Cristo;—mas aún no es el fin [de la nación judía como tal.] Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores.’ Cristo dijo: A medida que los rabinos vean estas señales, declararán que son los juicios de Dios sobre las naciones por mantener a su pueblo escogido en servidumbre. Declararán que estas señales son indicios del advenimiento del Mesías. No os engañéis; son el principio de sus juicios. El pueblo se miró a sí mismo. No se arrepintió ni se convirtió para que yo lo sanase. Las señales que ellos presenten como indicios de su liberación de la servidumbre, os serán señales de su destrucción.”
Debemos discernir estas señales tanto en el mundo político, como en el mundo religioso (en las organizaciones religiosas), pues los hombres contienden por supremacía en la política y en la iglesia organizada. Sin embargo, antes de que Jesús partiera al Santuario Celestial, en ningún momento nombró a un hombre como cabeza de su iglesia. A ninguno le dijo jamás: “tú serás el jefe, y todos los demás deben obedecerte porque tu palabra es ley.”
DTG pg. 382.3 – “El Salvador no confió la obra del Evangelio a Pedro individualmente. En una ocasión ulterior, repitiendo las palabras que fueron dichas a Pedro, las aplicó directamente a la iglesia. Y lo mismo fue dicho en substancia también a los doce como representantes del cuerpo de creyentes. Si Jesús hubiese delegado en uno de los discípulos alguna autoridad especial sobre los demás, no los encontraríamos contendiendo con tanta frecuencia acerca de quién sería el mayor. Se habrían sometido al deseo de su Maestro y habrían honrado a aquel a quien él hubiese elegido.
“En vez de nombrar a uno como su cabeza, Cristo dijo de los discípulos: ‘No queráis ser llamados Rabbí;’ ‘ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo’ (Mateo 23:8,10).”
Cristo no puso a nadie como cabeza de su iglesia, pues Él es la cabeza de la verdadera iglesia cristiana. Y la responsabilidad de predicar el Evangelio, Cristo la delegó a toda su iglesia, no a un predilecto grupo especial. Esta responsabilidad recae sobre todo cristiano, así queramos aceptar esta obligación o no.
¿A quién nombró Cristo como grandioso selecto erudito teólogo y maestro? A nadie en particular (Mateo 23:8-10).
La Roca Verdadera
Mateo 16:18 – “Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”
El cuerno pequeño manipula el versículo anterior para alegar que toda potestad sobre el infierno fue puesto sobre Pedro, y por tanto Pedro fue la primera “cabeza” de la iglesia cristiana. Esto contradice todo lo que dijo Cristo y todo lo que se encuentra en las Escrituras acerca de la verdadera cabeza de la iglesia que es Cristo mismo.
DTG pg. 381.1 – “La palabra Pedro significa piedra, canto rodado. Pedro no era la roca sobre la cual se fundaría la iglesia. Las puertas del infierno prevalecieron contra él cuando negó a su Señor con imprecaciones y juramentos. La iglesia fue edificada sobre Aquel contra quien las puertas del infierno no podían prevalecer.
“Siglos antes del advenimiento del Salvador, Moisés había señalado la roca de la salvación de Israel (Deuteronomio 32:4). El salmista había cantado acerca de ‘la roca de mi fortaleza’ (Salmos 62:7). Isaías había escrito: ‘Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable’ (Isaías 28:16). Pedro mismo, escribiendo por inspiración, aplica esta profecía a Jesús. Dice: ‘Si habéis gustado y probado que es bueno el Señor. Allegándoos a él, como a piedra viva, rechazada en verdad de los hombres, mas para con Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sois edificados en un templo espiritual’ (1 Pedro 2:3-5).
“‘Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo’ (1 Corintios 3:11). ‘Sobre esta piedra—dijo Jesús,—edificaré mi iglesia.’ En la presencia de Dios y de todos los seres celestiales, en la presencia del invisible ejército del infierno, Cristo fundó su iglesia sobre la Roca viva. Esa Roca es él mismo—su propio cuerpo quebrantado y herido por nosotros. Contra la iglesia edificada sobre ese fundamento, no prevalecerán las puertas del infierno.
“Cuán débil parecía la iglesia cuando Cristo pronunció estas palabras. Se componía apenas de un puñado de creyentes contra quienes se dirigía todo el poder de los demonios y de los hombres malos; sin embargo, los discípulos de Cristo no debían temer. Edificados sobre la Roca de su fortaleza, no podían ser derribados.
“Durante seis mil años, la fe ha edificado sobre Cristo. Durante seis mil años, las tempestades y los embates de la ira satánica han azotado la Roca de nuestra salvación; pero ella sigue inconmovible.
“Pedro había expresado la verdad que es el fundamento de la fe de la iglesia, y Jesús le honró como representante de todo el cuerpo de los creyentes. Dijo: ‘A ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.’
“‘Las llaves del reino de los cielos’ son las palabras de Cristo. Todas las palabras de la Santa Escritura son suyas y están incluidas en esa frase. Esas palabras tienen poder para abrir y cerrar el cielo. Declaran las condiciones bajo las cuales los hombres son recibidos o rechazados. Así la obra de aquellos que predican la Palabra de Dios tiene sabor de vida para vida o de muerte para muerte. La suya es una misión cargada de resultados eternos.”
Las puertas del infierno prevalecieron contra Pedro cuando negó tres veces a su Salvador, y prevalecerán sobre todo mortal hijo de Adán que no esté fundado firmemente sobra la Roca viva—Jesucristo.
El Templo Verdadero
Otro ejemplo de cómo las puertas del infierno prevalecieron contra Pedro es cuando tuvo que ser reprendido por Pablo, por el hecho de que Pedro se dejaba llevar por los maestros judaizantes que profesaban creer en Cristo, pero al mismo tiempo seguían ordenando a los cristianos a guardar las fiestas y los ritos del ritual simbólico que Cristo había clavado en la cruz (Colosenses 2:14).
Gálatas 2:11-14 – “Empero viniendo Pedro a Antioquía, le resistí en la cara, porque era de condenar. Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo, comía con los Gentiles, se retraía y apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión. Y a si disimulación consentían también los otros Judíos.”
¿A quién fue dirigida la carta de Pablo a los Hebreos? ¿Quiénes eran los “hebreos”?
Los hebreos eran los israelitas – los judíos que profesaban haber aceptado a Jesús. ¿Y de qué tema principal escribe Pablo en la carta a los Hebreos? ¿Qué mensaje tiene para estos maestros judaizantes que querían seguir celebrando las fiestas, los sábados ceremoniales, y los ritos del ritual simbólico?
El mensaje de Pablo es claro: entró en vigencia otro sacerdocio—el de Cristo—según el orden de Melquisedec. El sacerdocio levítico, que era parte de la ley mosaica, del Pentateuco, QUEDÓ ANULADO porque era una ley temporal y por eso NO fue colocada dentro del arca del pacto en el santuario como los Diez Mandamientos—las tablas del pacto (Éxodo 34:28; Hebreos 9:4), la Ley moral eterna e inmutable.
Hebreos 7:11-12 – “Si pues la perfección era por el sacerdocio Levítico (porque debajo de él recibió el pueblo la ley) ¿qué necesidad había de que se levantase otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Pues mudado el sacerdocio, necesario es que se haga también mudanza de la ley.”
Todo el libro de Hebreos trata del fin del santuario terrenal, y de la entrada en vigencia del Santuario Celestial (Hebreos 8:1), y del Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo (Hebreos 7:24; 8:2-3).
CS pg. 542/3 (479.2) – “Todos los que han recibido la luz sobre estos asuntos deben dar testimonio de las grandes verdades que Dios les ha confiado. El Santuario celestial es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la Tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre capacitados para dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos.
“La intercesión de Cristo en beneficio del hombre en el Santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Por medio de su muerte dio inicio a esa obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, ‘donde Jesús entró por nosotros como precursor’ (Hebreos 6:20). Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario. Allí podemos obtener un discernimiento más claro de los misterios de la redención. La salvación del hombre se lleva a cabo a un precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho se corresponde con las más amplias exigencias de la ley de Dios quebrantada. Jesús abrió el camino al trono del Padre, y a través de su mediación pueden ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que se allegan a él con fe.”
Estas son las cosas que los maestros judaizantes no querían aceptar y que más tarde Pedro mismo también llegó a advertir que ellos manipulaban para sembrar división, disensión, orgullos y celos dentro de la iglesia cristiana:
2 Pedro 3:15-16 – “Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también; Casi en todas sus epístolas, hablando de ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos.”
Una de esas cosas “difíciles de entender” para los maestros judaizantes era que la congregación de la iglesia de Cristo no se encontraba en un edificio en la tierra sino en el tercer cielo (2 Corintios 12:2), en el Santuario Celestial (Hebreos 10:25). Pablo “según la sabiduría que le había sido dada” comprendió que el ritual simbólico, toda la ley ceremonial había llegado a su fin, y los otros discípulos fueron lentos en comprender esta sagrada verdad tan esencial para nuestra salvación.
Entre los discípulos se desarrollaron los celos y las contiendas, pues era sin duda duro de aceptar que Pablo—el perseguidor de la iglesia—había comprendido esta verdad del Santuario Celestial, mientras que ellos—que habían pasado tres años y medio con Cristo—ni siquiera aceptaron la misión de evangelizar entre los gentiles (Hechos 1:8), pues ni siquiera querían aceptar que la salvación abarcaba a todo el mundo y no sólo a los hebreos.
Esteban había sido el primer apóstol que había comprendido que el templo de Jerusalén y toda su ley ceremonial había llegado a su fin, y estaba predicando acerca del Santuario Celestial, por ello Satanás indujo a los maestros judaizantes y al resto de populacho judío—entre medio de ellos Saulo (Pablo)—para que lo apedrearan.
Hechos 6:8-10 – “Empero Esteban, lleno de gracia y de potencia, hacía prodigios y milagros grandes en el pueblo. Levantáronse entonces unos de la sinagoga que se llama de los Libertinos, y Cirineos, y Alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia, disputando con Esteban. Mas no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.”
Hebreos 6:13 – “Y pusieron testigos falso, que dijesen: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y la ley. Porque le hemos oído decir, que Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y mudará las ordenanzas que nos dio Moisés. Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.”
¿Cuál era el supuesto “lugar santo” contra el que acusaron que hablaba blasfemia Esteban? Era el Templo o santuario terrenal, el cual Cristo mismo dijo que sería destruido (Mateo 23:38).
Esteban predicaba sobre la vigencia del verdadero templo: el Santuario Celestial, y los judíos consideraban esto una “blasfemia” contra su ídolo de cuatro paredes que ya no estaba más en vigencia y que sería irremediablemente destruido hasta nuestros días.
¿Y cuál era esa “ley” contra que Esteban hablaba “blasfemias”? ¿Cuál era esa “mudanza de ordenanzas que les dio Moisés”?
Es bastante obvio que no se trataba de los Diez Mandamientos, los cuales se encuentran originalmente en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial (Apocalipsis 11:19; Hebreos 9:4).
Esteban estaba predicando sobre el fin de la ley ceremonial, el fin de la ley de las fiestas, los sábados ceremoniales, el sacerdocio levítico y todo lo concerniente al ritual simbólico. Se trata de la misma verdad, de la misma “mudanza de ley” de la que escribe Pablo en Hebreos 7:11-12.
Cuando Esteban, por predicar sobre el Santuario Celestial, fue llevado ante el Concilio, él les va a dar un tremendo sermón (Hechos capítulo 7) lleno de sabiduría y conocimiento. Y cuando Esteban estaba a punto de volver a predicar sobre el Santuario Celestial y sobre el fin del ritual simbólico, fue interrumpido por los rostros demoníacos de los judíos que habían rechazado a Cristo.
Hechos 7:48-50 – “Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano, como el profeta dice: El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? Dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo? ¿No hizo mi mano todas estas cosas?”
A penas pronunció estas palabras, los judíos comprendieron que iba a empezar a hablar sobre el verdadero templo en el tercer cielo y sus rostros se mudaron llenos de odio. Entonces Esteban va a cambiar el rumbo de su sermón y les va a dar una amonestación.
Hechos 7:52-53 – “¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; Que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.”
Los judíos profesaban amar a Dios, sin embargo en lugar de amor, manifestaban odio y efectivamente su odio los llevó a matar a la Roca de la salvación, al Hijo del dueño de la viña (Lucas 20:14-15), al Hijo de Dios. También manifestaban un aparente celo por la ley ceremonial, y los Diez Mandamientos, y sin embargo no guardaban la ley, pues no comprendían que, a menos que un hombre sea declarado justo en virtud de la justicia perfecta de Cristo en el Santuario Celestial, no llegará nunca a ser un verdadero guardador de la ley por sus propias obras aquí en la tierra.
De igual manera, si nosotros—que profesamos ser ahora el “pueblo de Dios”—no somos declarados guardadores del sábado y de la Ley (Diez Mandamientos) en el Santuario Celestial, y en virtud de la justicia perfecta de Cristo (Romanos 4:6), por mucha obra misionera y por mucha predicación y por mucha “buena obra” que hagamos: ante los ojos de Dios NO somos en realidad guardadores de la Ley, y nuestra amonestación en el Juicio de Vivos será de igual manera:
“Recibisteis la ley y NO la guardasteis.” (Hechos 7:53)
3ra Señal – Plagas, hambre y desastres naturales
“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino;
y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares.”
(Mateo 24:7)
Estas mismas señales de guerras y rumores de guerra, de enfermedades, pestes, hambres y desastres naturales, se dan en nuestros días. ¿Pero las interpretaremos como señal de destrucción o como señales de paz y seguridad? ¿De Juicio o de Segunda Venida de Cristo?
¿Cuál es esa “destrucción” a la que nos estamos aproximando aceleradamente?
La primera destrucción ocurre en el Santuario Celestial el momento en que la persona sale reprobada en el Juicio de Vivos y su nombre es borrado del Libro de la Vida (Apocalipsis 3:5; 21:27). Posteriormente, la primera destrucción física ocurrirá en ocasión de las plagas de Apocalipsis 16, las cuales afectarán únicamente a las personas que salieron reprobadas en el Juicio de Vivos. Y finalmente, después del milenio, habrá una destrucción final: la muerte segunda de los impíos de Apocalipsis 21:8.
CS pg. 536/4 (474.5) – “A medida que los libros de memoria se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron los primeros en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos. Cada nombre es mencionado, cada caso cuidadosamente investigado. Habrá nombres que serán aceptados, y otros rechazados. En caso de que alguien tenga en los libros de memoria pecados de los cuales no se haya arrepentido y que no hayan sido perdonados, su nombre será borrado del libro de la vida, y la mención de sus buenas obras será borrada de los registros de Dios. El Señor declaró a Moisés: ‘Al que haya pecado contra mí, a éste borraré de mi libro’ (Éxodo 32:33). Y el profeta Ezequiel dice: ‘Si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, … todas las justicias que hizo no vendrán en memoria’ (Ezequiel 18:4).”
Mateo 24:8 – “Y todas estas cosas, principio de dolores.”
Sin embargo los falsos maestros gritarán desde el púlpito “paz y seguridad” (1 Tesalonicenses 5:3).
DTG pg. 582.2 – “Cristo dijo: A medida que los rabinos vean estas señales, declararán que son los juicios de Dios sobre las naciones por mantener a su pueblo escogido en servidumbre. Declararán que estas señales son indicios del advenimiento del Mesías. No os engañéis; son el principio de sus juicios. El pueblo se miró a sí mismo. No se arrepintió ni se convirtió para que yo lo sanase. Las señales que ellos presenten como indicios de su liberación de la servidumbre, os serán señales de su destrucción.”
Los teólogos de antaño miraban las señales y decían “Jerusalén será liberada”, cuando en realidad las señales indicaban lo contrario: “Jerusalén será destruida. ¡Corre por tu vida!”
Cristo dijo una cosa, los falsos líderes dijeron otra cosa. Hoy ocurre lo mismo.
Los religiosos entregarán a los verdaderos creyentes
Mateo 24:9-10 – “Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados; y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.”
DTG pg. 583.1 – “‘Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados; y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.’ Todo esto lo sufrieron los cristianos. Hubo padres y madres que traicionaron a sus hijos e hijos que traicionaron a sus padres. Amigos hubo que entregaron a sus amigos al Sanedrín. Los perseguidores cumplieron su propósito matando a Esteban, Santiago y otros cristianos.
“Mediante sus siervos, Dios dio al pueblo judío una última oportunidad de arrepentirse. Se manifestó por medio de sus testigos cuando se los arrestó, juzgó y encarceló. Sin embargo, sus jueces pronunciaron sobre ellos la sentencia de muerte. Eran hombres de quienes el mundo no era digno, y matándolos, los judíos crucificaban de nuevo al Hijo de Dios. Así sucederá nuevamente. Las autoridades harán leyes para restringir la libertad religiosa. Asumirán el derecho que pertenece a Dios solo. Pensarán que pueden forzar la conciencia que únicamente Dios debe regir. Aun ahora están comenzando; y continuarán esta obra hasta alcanzar el límite que no pueden pasar. Dios se interpondrá en favor de su pueblo leal, que observa sus mandamientos.”
¿Quiénes constituirán ese “pueblo leal que observa sus mandamientos”?
El pueblo LEAL en la crisis final estará constituido por creyentes que aceptaron lo que Dios declara acerca del hombre en su Palabra: “necios, DESLEALES, sin afecto natural (sin amor), implacables, sin misericordia” (Romanos 1:31). El creyente que acepta que por naturaleza es DESLEAL y ODIA a Dios y a su Ley, pues no tiene capacidad para amar naturalmente, tendrá genuina necesidad de Cristo. Pues Cristo como Hombre sí fue leal y sí tuvo capacidad para amar, y por lo tanto él sí dio satisfacción a todos los requerimientos de la Ley de Dios. Este creyente además tendrá necesidad de que Cristo presente diariamente a favor del pecador su justicia perfecta, para que el impío pueda ser declarado LEAL y JUSTO EN CRISTO (justificación) en el Santuario Celestial. Este creyente tendrá finalmente necesidad de que, como resultado de la justificación, Cristo cumpla su promesa de Juan 14:16 y le otorgue al Espíritu Santo como Agente Regenerador. El Espíritu Santo bajo la forma de lluvia temprana capacitará a este verdadero creyente entronizando la Ley en su mente y corazón (Hebreos 8:10), y creando lo que por naturaleza no posee—lealtad, amor (Gálatas 5:22-23)—para que el verdadero creyente desarrolle la lealtad y la justicia de la ley (santificación) como está escrito en Romanos 6:22. Es así que Dios tendrá un “pueblo leal que guarda sus mandamientos.”
Pero también habrá otro grupo—aquel grupo de profesos creyentes que se consideran a sí mismos como justos (Lucas 18:9), que no aceptan que por naturaleza son desleales e injustos, que no aceptan que su inclinación al pecado y su estado de ser es enteramente condenable, y que por lo tanto no tienen necesidad: ni de Cristo ni del Espíritu Santo como Agente Regenerador. Este grupo será el primero en perseguir a ese primer grupo que sí fue declarado leal y justo en virtud de los méritos de Cristo.
La historia da testimonio de que la persecución de los que se mantienen fieles a Dios siempre ha ocurrido y siempre ha sido iniciada por los “hermanos de la iglesia” y los “dirigentes de la iglesia.” Un ejemplo reciente y trágico de esto ocurrió en Ruanda: No hace mucho tiempo atrás, en la masacre de Ruanda, según una investigación del New York Times, los líderes de la iglesia católica junto los pastores de las organizaciones adventistas, anglicanas, metodistas, presbiterianas, y demás denominaciones, se unieron para entregar a los “hermanos de la iglesia” en uno de los más atroces genocidios de la historia. Y como dice la hermana Elena, “así sucederá nuevamente.”
En los tiempos de Cristo, las facciones religiosas judías estaban divididas en puntos de doctrina: los saduceos no creían en la resurrección ni en el Espíritu Santo, mientras que los fariseos si creían (Hebreos 23:8). Sin embargo, cuando llegó el momento de dar muerte al Hijo de Dios, estas facciones religiosas se unieron con un mismo satánico propósito: matar a Cristo y a sus verdaderos discípulos. Así volverá a ocurrir en nuestros días. Organizaciones religiosas, con aparentes divergencias doctrinales, se unirán en puntos comunes de doctrina y perseguirán a los verdaderos cristianos.
CS pg. 497/2 (439.3) – “Muchos consideran la gran diversidad de creencias en las iglesias protestantes como prueba terminante de que nunca se procurará asegurar una uniformidad forzada. Pero desde hace años se viene notando entre las iglesias protestantes un poderoso y creciente sentimiento en favor de una unión basada en puntos comunes de doctrina. Para asegurar tal unión, debe necesariamente evitarse toda discusión de asuntos en los cuales no todos están de acuerdo, por importantes que sean desde el punto de vista bíblico.”
DTG pg. 372.2 – “Una diputación de fariseos había sido reforzada por representantes de los ricos y señoriales saduceos, el partido de los sacerdotes, los escépticos y aristócratas de la nación. Las dos sectas habían estado en acerba enemistad. Los saduceos cortejaban el favor del poder gobernante, a fin de conservar su propia posición y autoridad. Por otro lado, los fariseos fomentaban el odio popular contra los romanos, anhelando el tiempo en que pudieran desechar el yugo de los conquistadores. Pero los fariseos y saduceos se unieron ahora contra Cristo. Los iguales se buscan; y el mal, dondequiera que exista, se confabula con el mal para destruir lo bueno.”
Entonces, si es que nosotros mismos NO llegamos a ser verdaderamente convertidos, verdaderos cristianos, qué tipo de obra es la que vamos a realizar en la crisis final?
Si no aceptamos la Amonestación del Testigo Fiel, en la crisis final saldrá a la luz nuestra verdadera naturaleza y vamos a traicionar a nuestros padres, hijos, amigos, hermanos, y los perseguiremos y los entregaremos a las autoridades correspondientes por sublevarse contra la ley dominical de la nación.
Cuando se nos obligue a tomar una decisión: “¿Su sábado, o su trabajo?” o “¿Su sábado, o su casa?” ¿Qué elegiremos? ¿Qué estamos eligiendo ya desde AHORA? La respuesta a lo que haremos en el futuro la encontramos en el tipo de elecciones que estamos tomando hoy mismo.
Si en este momento rechazamos nuestra total incapacidad para amar y nuestra natural deslealtad, seguramente estamos razonando muy ingenuamente de la siguiente manera: “cuando llegue la ley dominical, entonces ahí yo dejaré todo para seguir a Cristo!” así como dijo Pedro ingenuamente:
Mateo 26:33 – “Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.”
Mas Pedro, luego de haber dicho esto, un par de horas más tarde negó tres veces a Cristo con juramentos e imprecaciones (con malas palabras e insultos). Si nosotros, al igual que Pedro, estamos poniendo nuestra confianza en nuestra justicia propia para hacer lo correcto cuando llegue el momento de la crisis, entonces tengamos por seguro que nosotros también negaremos a Cristo y a su Ley cuando se convierta una cuestión de vida o muerte. Si ahora que la lealtad y la obediencia a Dios y a todos sus requerimientos no es una cuestión de vida o muerte, y aún así estamos más ocupados por las cosas de este mundo, qué nos puede hacer pensar que cuando sí llegue a ser una cuestión de vida o muerte, entonces recién estaremos dispuestos a abandonar las cosas del mundo? Es completamente contradictorio y supremamente ingenuo pensar que hoy podemos elegir ser indiferentes a Dios, pero que en un futuro próximo como por arte de magia seremos leales a Dios en el peor momento de la crisis en un abrir y cerrar de ojos.
Si no aceptamos la Amonestación del Testigo Fiel ahora, nosotros también negaremos a Cristo cuando llegue el decreto dominical universal. Es hoy que debemos ser declarados leales en virtud de la justicia perfecta de Cristo. Es ahora que debemos aprender a ser leales con la cooperación del Espíritu Santo. Mañana es demasiado tarde, es jugar con fuego, es querer ser la virgen insensata de Mateo capítulo 25.
En virtud de la justicia perfecta de Cristo, como resultado de estar “siendo gratuitamente justificados” por la misericordia de Dios Padre (Romanos 3:24), se nos tiene que dar como resultado al Consolador (Juan 14:16), para que genere en nosotros lo que por naturaleza no poseemos: la lealtad, el amor, la fe, la mansedumbre, y todos los frutos de Gálatas 5:22-23. Estos principios de origen celestial implantados dentro de nosotros por el poder divino son la única manera de aprender a caminar en el camino de la santificación verdadera, de la obediencia verdadera—obedeceremos, no por temor al castigo, ni por amor a la recompensa, sino voluntariamente por amor a Dios y a su santa Ley.
Es importante comprender cabalmente esto, porque de lo contrario nos dejaremos llevar por las prédicas sentimentalistas de falsos maestros que circulan por internet en las cuales se nos insta a creer en Dios por amor a la recompensa y por temor al castigo, en lugar de por amor a los principios justos y misericordiosos que rigen el Gobierno de un Dios Santo.
CS pg. 665/2 (593.2) – “A los que obedezcan con toda conciencia a la Palabra de Dios se les tratará como rebeldes. Cegados por Satanás, padres y madres habrá que serán duros y severos para con sus hijos creyentes; los patrones o patronas oprimirán a los criados que observen los mandamientos. Los lazos del cariño se aflojarán; se desheredará y se expulsará de la casa a los hijos. Se cumplirán a la letra las palabras de San Pablo: Todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución’ (2 Timoteo 3:12).”
Cuando se imponga el decreto dominical con todas sus penas y sanciones, los padres que no hayan aceptado su total incapacidad para amar a sus hijos, entregarán a sus hijos (si es que estos llegaron a ser verdaderos cristianos) a las autoridades. De igual manera, si es que los hijos no llegaron a aceptar su total incapacidad para amar a sus padres, estos entregarán a sus padres (que sí hayan llegado a ser verdaderos cristianos) a las autoridades.
No podemos esperar otra conducta diferente porque naturalmente como humanos no tenemos capacidad para amar, ni poseemos misericordia inherente.
Romanos 1:31 – “Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia.”
Hoy todo esto nos puede parecer exagerado o hasta increíble, porque no nos imaginamos una situación tal como la descrita en el Conflicto de los Siglos, pero esto se debe a que hoy por hoy no existen las circunstancias para que se desarrollen este tipo de escenarios. Sin embargo, una vez existan las circunstancias, veremos todo cumplirse al pie de la letra y en ese momento no será para nada gracioso ni exagerado.
PVGM pg. 45.2 – “La germinación de la semilla representa el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta es una bella figura del crecimiento cristiano. Como en la naturaleza, así también en la gracia no puede haber vida sin crecimiento. La planta debe crecer o morir.”
Si no queremos entregar a nuestros familiares y amigos a las autoridades en la crisis final, hoy debemos aceptar nuestra total deslealtad, nuestra incapacidad para amar, nuestra falta total de misericordia (Romanos 1:31), para que tengamos la necesidad de Aquel que como Hombre sí tuvo todos los dones sobrenaturales y que vivió una vida de obediencia perfecta perpetua a la ley de Dios, no para sí mismo sino para todos nosotros: “Y POR ELLOS yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad” (Juan 17:19). Gracias al trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial podemos recibir la lluvia temprana, al Consolador prometido (Juan 14:16) que puede generar en nosotros las plantas celestiales de Gálatas 5:22-23—la lealtad, el amor, la misericordia, y todos los dones sobrenaturales del Espíritu que no son inherentes al ser humano caído.
Pero esas plantas de origen celestial deben crecer, deben desarrollarse, o sino deben morir. Esas plantas celestiales deben ser alimentadas y desarrolladas diariamente; y es en las pequeñas pruebas diarias que crecen y se desarrollan. Ahora es el momento de aprender a desconfiar de nuestro propio poder y aprender a confiar en el poder divino, que sumado a nuestro esfuerzo humano nos ayudarán a desarrollar un nuevo carácter semejante al de nuestro Señor Jesús—no con la meta de ser aceptados ante Dios, sino como resultado de estar siendo aceptados en virtud de los méritos perfectos y completos de Cristo.
4ta Señal – Falsos Profetas
Mateo 24:11 – “Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos.”
Esta señal y advertencia es repetida y anunciada también en los versículos 23 y 24, pero en ellos se nos da un poco más de detalle sobre la obra de estos falsos profetas de los cuales debemos tener cuidado.
Mateo 24:23-24 – “Entonces, si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.”
DTG pg. 584.3 – “Luego, en lenguaje inequívoco, nuestro Señor habla de su segunda venida y anuncia los peligros que iban a preceder a su advenimiento al mundo. ‘Si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. He aquí os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está; no salgáis: He aquí en las cámaras; no creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre’ (Mateo 24:23-27). Una de las señales de la destrucción de Jerusalén que Cristo había anunciado era: ‘Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos’ (Mateo 24:11). Se levantaron falsos profetas que engañaron a la gente y llevaron a muchos al desierto. Magos y hechiceros que pretendían tener un poder milagroso arrastraron a la gente en pos de sí a las soledades montañosas. Pero esa profecía fue dada también para los últimos días. Se trataba de una señal del segundo advenimiento. Aun ahora hay falsos cristos y falsos profetas que muestran señales y prodigios para seducir a sus discípulos. ¿No oímos el clamor: ‘He aquí en el desierto está’? ¿No han ido millares al desierto esperando hallar a Cristo? Y de los miles de reuniones donde los hombres profesan tener comunión con los espíritus desencarnados, ¿no se oye ahora la invitación: ‘He aquí en las cámaras’ está? Tal es la pretensión que el espiritismo expresa. Pero, ¿qué dice Cristo? ‘No creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre’.”
Como podemos apreciar, repetidamente se nos advierte que estas señales y advertencias tienen doble aplicación: se cumplieron antes de la destrucción de Jerusalén y se están cumpliendo aún en nuestros días, y se seguirán repitiendo con mayor intensidad a medida que nos acerquemos a la crisis final y hasta a la segunda venida de Cristo.
Mateo 24:23-24 – de hecho se refiere específicamente a las señales de la segunda venida de Cristo.
¿No han ido millares al desierto? – pregunta la hermana White. ¿Pues de qué manera hemos visto a falsos profetas llevarse a la gente al desierto?
En nuestros días se han levantado falsos profetas que se han llevado multitudes al campo bajo la falsa promesa de que: “a menos que vivan en el campo no van a recibir la lluvia tardía.” Esto ha sido una señal.
Es verdad que la sierva del Señor, bajo inspiración divina, nos ha dado a conocer que Dios quiere que vivamos en el campo. Pero esto no es una condición para recibir la lluvia tardía, ni para pasar el Juicio. Ir a vivir al campo es una cuestión de santificación, lo mismo que dejar de consumir alimentos de origen animal, y no es una cuestión de justificación o aceptación. Ir a vivir al campo es beneficioso, por ejemplo, para evitar la polución tanto tóxica como moral de las grandes ciudades; es beneficioso el poder respirar un aire puro y el poder vivir en medio de la naturaleza, pues todo esto nos ayuda a mantener nuestros ojos puestos en el gran Creador y a separarnos de las cosas de este mundo.
Ir a vivir al campo es el consejo que Dios dio a su pueblo mucho antes que llegaran las semillas transgénicas, los insecticidas y mucho antes de que se envenene nuestra alimentación. Fue un consejo dado para evitarnos enfermedades y cáncer, lo mismo que la Reforma Pro Salud. Dios quiere que aprendamos a vivir de la tierra sembrando y cosechando nuestra propia comida, libre de venenos y transgénicos. Hoy en día podemos ver qué sabio fue ese consejo dado al pueblo de Dios con más de un siglo de anticipación.
Si vamos a vivir al campo con esta mentalidad, entonces enhorabuena. Pero hay falsos profetas que se llevan a la gente al campo, no por un principio celestial implantado dentro, ni por motivo de santificación genuina, sino como un medio farisaico de aceptación ante Dios. Delante de nuestros ojos muchas personas han ido al campo con estos falsos profetas, sin siquiera estar capacitados para vivir de la tierra, y han empezado a desarrollar ideas y hasta conductas muy extrañas al punto que terminaron en degradaciones y concupiscencias, pues se dejaron seducir por espíritus de demonios que los alejaron de la verdad presente.
2 Tesalonicenses 2:11-12 – “Por tanto, pues, les envía Dios operación de error, para que crean a la mentira. Para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, antes consintieron a la iniquidad.”
Para todos aquellos que no aprecian la sencillez del evangelio, la pureza de la piedad y una vida santa, sino que más bien esperan ser asombrados con cosas nuevas y excitantes, entonces Dios permite que entren falsos profetas con operación de error y los lleven al desierto a celebrar las fiestas del ritual simbólico, a vestirse y alimentarse estrictamente, y a vivir en el campo de manera forzada, todo realizado de una manera legalista y como método de salvación por obras camuflado de buenas intenciones. Estas personas, que hacen todas estas obras de manera estricta y obligatoria, ya sea para buscar la admiración de las personas, o para ser aceptables delante de Dios, en realidad NO obedecen.
PVGM pg. 70.1 – “El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación—porque se le exige que lo haga—nunca entrará en el gozo de la obediencia. El no obedece. Cuando los requerimientos de Dios son considerados como una carga porque se oponen a la inclinación humana, podemos saber que la vida no es una vida cristiana. La verdadera obediencia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro. Nace del amor a la justicia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor. Esto nos inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el hacer el bien agrada a Dios.”
¿De qué manera se recibe la lluvia tardía? ¿Acaso se recibe la lluvia tardía por vivir en el campo? No y mil veces no. Dios NO demanda “vive en el campo para que recibas la lluvia tardía”.
El ritual simbólico nos ha sido dado sabiamente por Dios justamente para que no nos dejemos llevar por doctrinas de demonios. El ritual simbólico enseña claramente que únicamente al salir aprobados en el Juicio de Vivos se otorga la lluvia tardía, y el Juicio no se puede salir aprobado a menos que Cristo presente su justicia perfecta y perpetua a la Ley de Dios. No pasamos el juicio con nuestra propia justicia, en virtud de nuestras propias obras, las cuales son trapos de inmundicia delante de Dios .
Isaías 64:6 – “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia.”
Los agentes del enemigo que han sido educados en los centros de teología del cuerno pequeño, aprenden—y por tanto enseñan—que el creyente es justificado y perdonado una vez y para siempre en la cruz del Calvario. Este vino de Babilonia contradice todo lo que aprendemos en el Antiguo Testamento.
Debemos tener bien claro la verdad presente para nuestros días, la cual debe ser predicada al mundo, de que no puede haber lluvia temprana ni tardía sin Santuario Celestial y sin Sacerdocio de Cristo. El ritual simbólico enseña enfáticamente que sin santuario, sin sacerdocio y sin medios (ofrenda y sacrificio) no puede haber ni justificación (Éxodo 30:7-8), ni perdón de pecados (Levítico 4:20,26), ni bautismo diario del Espíritu Santo (Éxodo 30:7-8; Levítico 24:1-4).
Nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial debe presentar la verdadera ofrenda – su vida de obediencia perfecta y perpetua a la Ley, diariamente, no una vez y para siempre, para que podamos recibir la lluvia temprana y para que podamos ser aceptados diariamente. Luego debe presentar el verdadero sacrificio—su sangre derramada en la cruz—para que nuestros pecados puedan ser registrados como perdonados y transferidos al Santuario Celestial, también diariamente y no una vez y para siempre. Primero, porque pecamos diariamente, y segundo porque así ocurría en el sacerdocio levítico: el sacerdote terrenal trabajaba diariamente con la ofrenda y el sacrificio, dos veces al día, para el beneficio del israelita que tenía convicción de pecado.
Únicamente los pecados que hayan sido transferidos al Santuario Celestial diariamente mediante el Servicio Diario Celestial, en el día del Juicio, y en virtud (nuevamente) de que Cristo presente su sangre derramada en la cruz, serán borrados de nuestro Libro de Malas Obras (Isaías 65:6-7) para ser transferidos a la cuenta del macho cabrío—Satanás (Levítico 16:20-22).
Hechos 3:19-20 – “Así que, arrepentíos y convertíos (SERVICIO DIARIO – LLUVIA TEMPRANA), para que sean borrados vuestros pecados (DIA DE JUICIO); pues que vendrán los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor (LLUVIA TARDIA a los que pasaron el Juicio y sus pecados fueron borrados). Y enviará a Jesucristo, que os fue antes anunciado (LOS QUE RECIBIERON LLUVIA TARDIA – APROBADOS EN EL JUICIO – ESTAN PREPARADOS PARA LA SEGUNDA VENIDA)”
Hechos 3:19-20 nos da un breve bosquejo cronológico del plan de redención:
- Diariamente nos congregamos al Santuario Celestial para ser aceptados y para poder recibir la lluvia temprana (en virtud de la justicia de Cristo) y para el perdón de nuestros pecados (en virtud de la sangre de Cristo).
- En el día de Juicio, si llegamos reteniendo la aceptación y con nuestros pecados perdonados transferidos al Santuario Celestial, en virtud de la justicia perfecta de Cristo pasamos el Juicio, y en virtud de su sangre nuestros pecados son borrados de los registros de malas obras.
- Al haber pasado el Juicio, y nuevamente en virtud de la justicia de Cristo, esa decisión tomada en el Santuario Celestial es transmitida a la tierra bajo la forma de lluvia tardía para los que salieron aprobados en el Juicio de Vivos en virtud de los méritos de Cristo.
- Estos verdaderos creyentes que reciban la lluvia tardía estarán preparados para dar el fuerte pregón o clamor de Apocalipsis 18:1-5, para sobrevivir las plagas de Apocalipsis 16 y para la Segunda Venida de Cristo.
CS pg. 472/3 (414.4) – “El servicio típico enseña importantes verdades respecto a la expiación. Se aceptaba un sustituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no borraba el pecado. Solo proveía un medio para transferirlo al santuario. Con la ofrenda de sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba su culpa, y expresaba su deseo de ser perdonado mediante la fe en un Redentor por venir; pero no estaba aún enteramente libre de la condenación de la ley.”
CS pg. 474/1 (416.1) – “La purificación del santuario implica por lo tanto una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón está con el, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra (Apocalipsis 22:12).”
El sacerdote terrenal debía quemar el incienso dos veces al día (Éxodo 30:7-8), para que el pecador arrepentido sea aceptado/justificado ante Dios y ante la Ley diariamente. De igual manera HOY Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, debe presentar su justicia perfecta diariamente por el pecador arrepentido que de corazón necesita de ella y que por fe sigue su trabajo en el Santuario Celestial, para poder ser justificado ante Dios.
Las lámparas dentro del santuario terrenal eran aderezadas con aceite diariamente, dos veces al día (Levítico 24:1-2), lo cual nos quiere enseñar que el hombre no recibe el bautismo del Espíritu Santo (Zacarías 4:2-3, 6; Mateo 25:4) una vez y para siempre, sino que esta bendición la debe pedir y recibir diariamente (Salmos 51:10-11).
El hombre no recibía el perdón de sus pecados una vez y para siempre con la muerte del cordero en el altar del sacrificio, sino que recibía el perdón de sus pecados diariamente cuando el sacerdote terrenal asperjaba la sangre del cordero en el velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo terrenal. El hombre no recibía el perdón de sus pecados cuando moría el cordero, es decir no recibía el perdón de sus pecados en el acto del sacrificio, sino cuando la sangre era presentada ante Dios y la Ley que se encontraba detrás del segundo velo en el lugar santísimo (Levítico 4:20) que no es otra Ley que los Diez Mandamientos. Si la sangre del cordero era derramada en el altar, pero no era presentada ante Dios y ante la Ley, no había perdón de pecados!
El ritual simbólico es claro. Sin trabajo de Sacerdote no hay perdón de pecados. Pues únicamente el sacerdote estaba autorizado para entrar con la sangre del sacrificio dentro del santuario. Es por esto que Cristo debía resucitar y ser nuestro Sumo Sacerdote para poder presentar su justicia y su sangre en el Santuario verdadero. Sin ese Sacerdocio de Cristo que realiza en el Santuario Celestial no puede haber ni justificación, ni perdón de pecados, ni lluvia temprana, ni mucho menos lluvia tardía.
De igual manera como ocurría en el sacerdocio terrenal, HOY diariamente debemos recibir el perdón nuestros pecados. Cristo debe presentar ante Dios Padre y ante la Ley su sangre derramada en la cruz diariamente por el pecador arrepentido. En la cruz no hubo perdón de pecados, solamente se proveyó del medio necesario para que Cristo realizara su obra mediadora (Sacerdocio) en el Santuario Celestial. Si Cristo no presenta su sangre en el Santuario Celestial a favor del creyente, NO hay perdón de pecados (Hebreos 8:1-3; 9:11-14; 10:19-22).
Como los profesos creyentes no estudiamos el ritual simbólico, nos dejamos convencer fácilmente de que debemos celebrar las fiestas y sábados ceremoniales, que debemos ir a vivir al campo para recibir la lluvia tardía, que el hombre se “hace pecador” y no nace pecador, y muchos otros sutiles engaños de falsos profetas. Como no estudiamos la Palabra de Dios, porque no la amamos sino que solamente de boca decimos amar a Dios y su Palabra (Jeremías 6:10), entonces Dios introduce operación de error para que vayamos tras de fábulas que puedan satisfacer nuestros deseo carnal de salvación por obras—sin Cristo, sin Sacerdocio, sin Santuario, y sin regeneración. Hoy en día basta que cualquier falso maestro diga “¡esa es una doctrina romana!” para que la masa diga ¡amén! y se vaya en pos de cualquier doctrina falsa disfrazada como “adventista” apartándose de la verdad clara.
Siempre se nos logra convencer con fábulas porque, en lugar de apelar a la razón, los falsos profetas apelan al sentimiento: ¡Si no sales al campo te vas a perder! ¡Si no te bautizas te vas a perder! ¡Cómo un bebito inocente puede estar bajo condenación! Y como ovejas al matadero los falsos profetas descarrían el pueblo al desierto para que busquen la salvación por sus propios méritos, sin Santuario y sin Sacerdote. Como por naturaleza odiamos a Cristo, cualquier fábula que nos lleve a buscar una salvación sin la vida perfecta de Cristo y con nuestra propia “santificación” y supuesta “perfección” es bienvenida envuelta en un falso manto de cristianismo. Así ha ocurrido, así está ocurriendo, y así sucederá nuevamente… pues escrito está.
Mateo 24:12-13 – “Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.”
A pesar de que se nos enseña la doctrina del cuerno pequeño de que en el momento del bautismo ya somos hechos hijos de Dios y merecemos ser trasladados directamente al cielo como Enoc, pues supuestamente ya somos nuevas criaturas y nuestros pecados fueron a parar al fondo del mar, y a pesar de que se nos enseña la fábula de que en la cruz ya fuimos justificados y perdonados, nuestro Señor Jesús nos manda a perseverar hasta el fin.
Ese “fin” puede ser el momento de la muerte primera, si Dios nos manda al descanso (Juan 11:11-14). A partir de la muerte primera ya no hay más oportunidad de aceptar la verdad ni de desarrollar un nuevo carácter. Se terminó en ese instante el tiempo de gracia y el carácter que hemos desarrollado hasta ese punto es todo lo que nos llevamos al polvo de la tierra.
Pero el “fin” puede ser también el momento en que, estando vivos, se de inicio al Juicio de Vivos y nuestro caso llegue a ser tomado en el Santuario Celestial—ese es el fin de nuestro tiempo de gracia personal y debe ocurrir antes del fin de gracia para el mundo entero que desconoce el mensaje del tercer ángel.
Debemos perseverar hasta el mismo fin, pues la santificación es una obra de toda la vida y producto de una terrible lucha con nosotros mismos. La santificación NO es una obra instantánea como por arte de magia, por la cual somos mágicamente transformados en un abrir y cerrar de ojos en seres infalibles incapaces de volver a tropezar con nuestros antiguos malos hábitos y pecados. No es así. Cada instante es una batalle. Diariamente debemos morir al yo y desarrollar un nuevo carácter semejante al de Cristo, mientras que nuestro carácter naturalmente perverso y depravado que hemos heredado desde el vientre debe ser subyugado por el Espíritu Santo, y con la ayuda de nuestro esfuerzo y cooperación (Colosenses 3:5). Pues soy yo el que se enoja, soy yo el que discute, soy yo el que desea ser alabado por los demás, soy yo el egoísta, el orgulloso y depravado. Diariamente corremos el riesgo de caer en tentación y de renunciar a la verdad que alguna vez profesamos haber creído y amado, si como Pedro quitamos los ojos de Cristo y confiamos en nuestra justicia propia (Mateo 14:30-31; 26:75).
Este desarrollo cristiano sólo lo podemos lograr a medida que aceptemos que no tenemos capacidad natural para amar, y a medida que necesitemos de los méritos de Cristo, de su trabajo en el Santuario, de la misericordia de Dios Padre y del trabajo del Consolador—el único que puede capacitarnos para desarrollar un nuevo carácter, como resultado de la justificación.
Pero el hombre que acepta la falsa doctrina que Cristo tuvo exactamente la misma naturaleza que él, con inclinación al mal, entonces no necesita de Cristo por mucho que hable de Cristo. Pues, si Cristo con mi misma naturaleza, con mi misma inclinación al pecado, desarrollo una vida perfecta y aceptable ante Dios, para qué necesito de la justicia perfecta de Cristo? ¡Sólo tengo que desarrollar una vida santa y perfecta siguiendo su ejemplo! La salvación por obras viene disfrazada de muchas maneras, pero siempre termina igual: inevitablemente lleva al rechazo del vestido de bodas preparado para todos nosotros (Mateo 22:11-13).
La razón por la que los falsos maestros necesitan llevar a la gente a negar que el estado de ser es condenable ante Dios y que únicamente “el pecado consumado constituye al hombre en pecador” es porque necesariamente, para llegar a creer que pueden llegar a un estado “perfecto” de aceptación en sí mismos, los hombres deben pasar por alto que esa inclinación al mal inherente en la raza humana contamina cualquier “buena obra” que el hombre pueda realizar. Necesitan hacer de Cristo un “humano pecaminoso” para poder ellos “alcanzar” su supuesta “perfección.” Pero todos los caminos llevan a Roma y a su salvación sin Cristo, una salvación por obras camuflada de cristianismo. Si estos humanos engañados pudieran comprar la salvación como una indulgencia, o si pudiesen ganarse la salvación haciendo peregrinaciones hasta un “lugar santo” bien lo harían, por mucho que se crean “protestantes.” Odian a Cristo, pero les duele admitirlo. Y esto es lo natural en todos nosotros, es algo contra lo que todos debemos luchar.
El hombre que se considera ya salvo y cree que porque ya supuestamente “aceptó a Cristo” entonces ya es un inmaculado hijo de Dios—ese humano no está perseverando hasta el fin y vive en una burbuja que va a explotar en la crisis final cuando tenga que afrontar la terrible realidad de su verdadera condición ante Dios, tal como la describe el Testigo Fiel en Apocalipsis 3:17—se creen ricos, se creen capaces de alcanzar la perfección en sí mismos y anhelan andar como santos ángeles en la tierra, mientras el resto de nosotros incapaces les rendimos homenaje como a dioses.
Es en cambio el ser humano que llega a entender las profundidades de la Ley, que se mira en el espejo santo (Santiago 1:23-25) y se ve a sí mismo como Dios lo ve, aquel que se considera un miserable, pobre, ciego y desnudo pecador (Apocalipsis 3:17)—el que sí luchará diariamente contra su yo, y sin duda logrará perseverar hasta el fin y logrará desarrollar una santificación verdadera, pues no está solo en la batalla—tiene un gran Sumo Sacerdote que intercede y trabaja por él, y también tiene al Consolador que puede implantar los principios de origen celestial en su mente y su corazón, y que puede subyugar su naturaleza egoísta y depravada.
No es por nada que la sierva del Señor advirtió que “el testimonio directo que exige el consejo del Testigo Fiel” es lo que ocasionaría el zarandeo en la iglesia de Dios (PE pg. 270/2). Ya está delante de nosotros el zarandeo. La iglesia se irá dividiendo completamente en dos bandos: un bando que rechaza la Amonestación del Testigo Fiel, se cree rico y busca alcanzar la perfección en sí mismos. Y otro bando que acepta la Amonestación del Testigo fiel, se conoce pobre y desnudo, y buscará ser declarado justo y perfecto EN CRISTO (1 Colosenses 1:28), quien no fue un humano pecaminoso, quien no tuvo inclinación alguna al mal, pues fue el Segundo o Postrer Adán (1 Corintios 15:45), el cordero perfecto sin mancha ni contaminación (1 Pedro 1:19), que vino en semejanza de carne de pecado (Romanos 8:3)—llevando la degeneración de la raza caída, mas NO la depravación, pues la Ley condena la depravación de la naturaleza humana (Isaías 1:4; Job 24:15), mas no la degeneración de la raza humana.
No es pecado que el ser humano no mida más de 4 metros como Adán, no es pecado que no llegue a vivir 900 años como los antediluvianos, no es pecado que no tenga la memoria perfecta que tuvo el primer Adán, no es pecado que usemos lentes por la degeneración de la vista, que se canse y tenga hambre. La degeneración NO es pecado y por eso Cristo como Hombre sí pudo llevar consigo la degeneración acumulada por miles de años de la raza humana caída.
Pero la degeneración no fue el único resultado de la transgresión, también lo fue la depravación o perversión de la naturaleza humana. Y la Ley sí condena nuestro estado de ser por la depravación: condena nuestro ojo adultero, nuestros malos deseos e intenciones (Mateo 5:28). Pues son estos malos deseos e intenciones, el “mal de adentro”, el que causa “el mal de afuera”: el pecado consumado (Marcos 7:21-23). Por este motivo, la humanidad de Cristo debía ser SANTA, PURA, SIN MANCHA, SIN CONTAMINACIÓN, sin inclinación al mal, sin malos deseos e intenciones. Cristo no vino a la tierra como Hombre únicamente para ser nuestro ejemplo, sino que vino también primordialmente a ser nuestro SUSTITUTO en la vida. Es más que nuestro ejemplo en la vida. ¡Es nuestro SUSTITUTO en la vida!
¿Acaso puede un ser humano con naturaleza caída ser el SUSTITUTO de otro ser humano con naturaleza caída? ¡Es totalmente absurdo! Si con mi naturaleza caída puedo supuestamente llegar a un estado de perfección aceptable ante Dios, entonces para qué vino Cristo a vivir una vida de obediencia perfecta? Es por esto que Cristo vino por los pecadores, no por los que se creen justos y que pueden ser justificados en sí mismos (Lucas 5:32).
Lucas 1:35 – “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el SANTO SER que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”
FO pg. 77.3 – “Créanlo porque es la verdad, porque Dios lo dice, y confíen en la sangre meritoria de un Salvador crucificado y resucitado. El es su única esperanza, su justicia, su SUSTITUTO y GARANTE, su TODO en todos. Cuando ustedes comprenden eso, sólo pueden traerle una ofrenda de alabanza. Pero cuando no están dispuestos a allegarse a Cristo y reconocer que El lo hace todo, cuando sienten que primero tienen que dar algunos pasos y avanzar hasta cierto punto, y que entonces Dios les saldrá al encuentro, eso es exactamente como la ofrenda de Caín. El no conoció a Jesús, y no comprendió que la sangre de Jesús podía limpiar sus pecados y hacer su ofrenda aceptable a Dios. Hay más de un Caín, con ofrendas espurias y sacrificios impuros, sin la sangre de Jesús. Ustedes deben acudir a Jesucristo a cada paso. Con la sangre de Jesús y su poder purificador, presenten sus peticiones a Dios, oren a El con fervor, y estudien sus Biblias como nunca antes.”
CS pg. 702/2 (627.2) – “Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueran depositados. Adán, que se encuentra entre la multitud resucitada, es de soberbia altura y formas majestuosas, de porte poco inferior al del Hijo de Dios. Presenta un contraste notable con los hombres de las generaciones posteriores; en este respecto se nota la gran degeneración de la raza humana.”
DTG pg. 91.3 – “Satanás había señalado el pecado de Adán como prueba de que la ley de Dios era injusta, y que no podía ser acatada. En nuestra humanidad, Cristo había de resarcir el fracaso de Adán. Pero cuando Adán fue asaltado por el tentador, no pesaba sobre él ninguno de los efectos del pecado. Gozaba de una plenitud de fuerza y virilidad, así como del perfecto vigor de la mente y el cuerpo. Estaba rodeado por las glorias del Edén, y se hallaba en comunión diaria con los seres celestiales. No sucedía lo mismo con Jesús cuando entró en el desierto para luchar con Satanás. Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada. Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación.”
DTG pg. 32.3 – “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cuáles eran aquellos efectos. Mas él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado.”
Comentario Bíblico 7ª, pg. 448/5 – “Él ‘fue tentado en todo según nuestra semejanza’ (Hebreos 4:15). Satanás estaba listo para atacarlo a cada paso y lanzarle sus más fieras tentaciones; pero él ‘no pecó ni se halló engaño en su boca’ (1 Pedro 2:22). ‘Él… sufrió siendo tentado’ (Hebreos 2:18), sufrió en proporción a la perfección de su santidad. Pero el príncipe de las tinieblas no encontró nada en él; ni un solo pensamiento o sentimiento respondió a la tentación.”
1MS pg. 297.1 – “Cristo vino a la tierra tomando la humanidad y presentándose como representante del hombre para mostrar que, en el conflicto con Satanás, el hombre tal como Dios lo creó, unido con el Padre y el Hijo, podía obedecer todos los requerimientos divinos. Hablando por medio de su siervo, declara: ‘Sus mandamientos no son gravosos’ (1 Juan 5:3). Fue el pecado el que separó al hombre de su Dios, y es el pecado el que mantiene esa separación.”
Comentario Bíblico 7ª, pg. 444/4 – “Al llegar el cumplimiento del tiempo debía revelarse en forma humana. Tenía que ocupar su lugar a la cabeza de la humanidad mediante la toma de la naturaleza pero no la pecaminosidad del hombre.
“Cuando Cristo inclinó la cabeza y murió, derribó por tierra junto con él las columnas del reino de Satanás. Venció a Satanás en la misma naturaleza sobre la cual Satanás había obtenido la victoria en el Edén. El enemigo fue vencido por Cristo en su naturaleza humana. El poder de la Divinidad del Salvador estaba oculto. Venció en la naturaleza humana apoyándose en Dios para obtener poder.”
Comentario Bíblico 7ª, pg. 445/3 – “Sean cuidadosos, sumamente cuidadosos en cómo se ocupan de la naturaleza humana de Cristo. No lo presenten ante la gente como un hombre con tendencia al pecado. Él es el segundo Adán. El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él; era la imagen de Dios. Podía caer, y cayó por la transgresión. Por causa del pecado su posteridad nació con propensiones inherentes a la desobediencia. Pero Jesucristo era el unigénito Hijo de Dios. Tomó sobre sí la naturaleza humana, y fue tentado en todo sentido como es tentada la naturaleza humana. Podía haber pecado; podía haber caído, pero en ningún momento hubo en él inclinación alguna al mal. Fue asediado por las tentaciones en el desierto como lo fue Adán por las tentaciones en el Edén.”
5ta Señal – La predicación del Evangelio en toda la tierra
Mateo 24:14 – “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin.”
DTG pg. 587.2 – “En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: ‘Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad [el amor] de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin.’ Esta profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a ‘toda criatura que está debajo del cielo’ (Colosenses 1:23). Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio eterno ha de ser predicado ‘a toda nación y tribu y lengua y pueblo’ (Apocalipsis 14:6, 14).”
Antes de la destrucción de Jerusalén, los discípulos habían llegado a predicar el Evangelio a todo el mundo conocido y habitado en ese tiempo. Es verdad que no habían llegado a predicar a lo que hoy es América por ejemplo, pues este continente no era un lugar transitable en ese tiempo. Pero el Evangelio se esparció por sobre todos los confines del mundo antiguo hasta llegar a África y Asia, y hasta lo que hoy se conoce como Europa y el Medio Oriente.
Los discípulos fueron provistos de poder divino para llevar a cabo esta obligación de predicar el Evangelio a toda raza, tribu y pueblo. Los discípulos recibieron la lluvia temprana con poder adicional (Hechos 2:1-4) para que pudieran realizar esta obra con éxito. Pero no se quedaron conformes con esa manifestación especial que les fue concedida en ocasión del pentecostés aquel 5 de Siván del año 31 d.C. Ellos buscaban diariamente recibir poder adicional bajo la forma de lluvia temprana.
HAp pg. 40.4 – “Aquellos que en Pentecostés fueron dotados con el poder de lo alto, no quedaron desde entonces libres de tentación y prueba. Como testigos de la verdad y la justicia, eran repetidas veces asaltados por el enemigo de toda verdad, que trataba de despojarlos de su experiencia cristiana. Estaban obligados a luchar con todas las facultades dadas por Dios para alcanzar la medida de la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. Oraban diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia para poder elevarse más y más hacia la perfección. Bajo la obra del Espíritu Santo, aun los más débiles, ejerciendo fe en Dios, aprendían a desarrollar las facultades que les habían sido confiadas y llegaron a ser santificados, refinados y ennoblecidos. Mientras se sometían con humildad a la influencia modeladora del Espíritu Santo, recibían de la plenitud de la Deidad y eran amoldados a la semejanza divina.”
Cristo mismo oraba diariamente para que su humanidad pudiera recibir el bautismo diario del Espíritu Santo, y lo hizo también para darnos el ejemplo que debemos seguir.
PVGM pg. 105.1 – “Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de poder impartírnoslo. ‘La palabra que habéis oído—dijo él—, no es mía, sino del Padre que me envió’ (Juan 14:24). ‘El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir’ (Mateo 20:28). El vivió, pensó y oró, no para sí mismo, sino para los demás. De las horas pasadas en comunión con Dios él volvía mañana tras mañana, para traer la luz del cielo a los hombres. Diariamente recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las primeras horas del nuevo día, Dios lo despertaba de su sueño, y su alma y sus labios eran ungidos con gracia para que pudiese impartir a los demás. Sus palabras le eran dadas frescas de las cortes del cielo, para que las hablase en sazón al cansado y oprimido. El dice: ‘El Señor Jehová me dio lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado; despertará de mañana, despertaráme de mañana oído, para que oiga como los sabios’ (Isaías 50:4).”
HAp pg. 41.2 – “Puesto que éste es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿por qué no tener más hambre y sed del don del Espíritu? ¿Por qué no hablamos de él, oramos por él y predicamos respecto a él? El Señor está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que le sirven, que los padres a dar buenas dádivas a sus hijos. Cada obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu. Debieran reunirse grupos de obreros cristianos para solicitar ayuda especial y sabiduría celestial para hacer planes y ejecutarlos sabiamente. Debieran orar especialmente porque Dios bautice a sus embajadores escogidos en los campos misioneros con una rica medida de su Espíritu. La presencia del Espíritu en los obreros de Dios dará a la proclamación de la verdad un poder que todo el honor y la gloria del mundo no podrían conferirle.”
Los discípulos no fueron dejados solos a realizar la tarea de predicar el Evangelio sobre toda la tierra en base a su propio “poder” o en base a sus propias capacidades limitadas humanas. Ellos fueron dotados de un poder especial que los habilitó y los capacitó para poder realizar esta obra importante.
Pero ese poder especial hizo madurar un conocimiento y una planta que ya había sido implantada y desarrollada previamente y durante algún tiempo. Es decir, la lluvia temprana no trajo consigo una planta ya desarrollada, sino que vino a ayudar con el crecimiento de una planta que ya había empezado a desarrollarse. Antes de que pudieran recibir poder de lo alto, los discípulos habían sido amonestados, educados, entrenados y disciplinados por el gran Maestro durante tres años y medio.
La predicación del Evangelio por sobre toda la faz de la tierra será también una señal de que Cristo está a punto de dejar el Santuario Celestial—una señal del fin del tiempo de gracia para el mundo entero.
Así como los discípulos recibieron un poder adicional, en la crisis final, los que salgan aprobados en el Juicio de Vivos recibirán el poder adicional de la lluvia tardía (Hechos 3:19) que hará madurar el fruto más rápido y esto ocasionará un fuerte pregón del triple mensaje angélico por sobre toda la faz de la tierra (Apocalipsis 18:1-5). Y en esta ocasión no habrá ni un sólo ser humano vivo sobre toda la faz de la tierra que no haya escuchado el mensaje y la amonestación, y que tenga excusa alguna para tomar su decisión final—ya sea para vida eterna o para muerte segunda.
Nuestro Sumo Sacerdote va a impartir poder divino a todo aquel que haya llegado a aceptar la Amonestación del Testigo Fiel, y que como resultado haya aprendido a congregarse diariamente al Santuario Celestial para recibir la lluvia temprana (Hebreos 10:25). Y, al igual que este poder de lo alto fue derramado sobre un grupo que se preparó previamente por un tiempo determinado por Dios, en el futuro no podemos esperar que la lluvia tardía caiga sobre gente que simplemente no tuvo interés en prepararse, en estudiar la Palabra, ponerla por práctica, y enseñarla a otros. Dios siempre brinda un tiempo de preparación antes de lanzar a sus escogidos al escenario del mundo. Pero depende del ser humano si va a dejarse pulir, refinar, disciplinar y perfeccionar por el Gran Artífice.
TM pg. 507.4 – “En ningún momento de nuestra experiencia podemos prescindir de la ayuda que nos capacitó para comenzar. Las bendiciones recibidas en ocasión de la lluvia temprana nos son necesarias hasta el mismo fin. Sin embargo, no bastan por sí solas. Al mismo tiempo que atesoramos las bendiciones de la lluvia temprana, no debemos perder de vista, por otra parte, el hecho de que sin la lluvia tardía, que llena la espiga y madura el grano, la cosecha no estaría lista para la siega, y las labores del sembrador habrían sido inútiles. Se necesita gracia divina al comienzo, se necesita gracia divina a medida que se avanza, y sólo la gracia divina puede completar la obra.”
Hemos entendido que la orden es de “perseverar hasta el fin.” Pues bien, la hermana White nos aclara que necesitamos de la lluvia temprana hasta el mismo fin—hasta el fin del tiempo de gracia. Pero la lluvia temprana no basta para dar el fuerte pregón, es necesario que, después del fin del tiempo de gracia, luego del Juicio de Vivos, nos sea otorgada la lluvia tardía que “llena la espiga y madura el grano,” y nos prepara para la siega.
CS pg. 669/3 (596.3) – “La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. Esos son los ‘tiempos de refrigerio’ en que pensaba el apóstol Pedro cuando dijo: ‘Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo’ (Hechos 3:19, 20).”
Debe quedar claro que sólo aquellos creyentes que hayan recibido lluvia temprana, recibirán lluvia tardía.
EUD pg. 158.1 – “Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que los primeros aguaceros hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar ninguna semilla.”
Es hoy, antes de la crisis final, antes de la ley dominical, que tenemos la oportunidad de congregarnos al Santuario Celestial para recibir la lluvia temprana y beneficiarnos del Sacerdocio de Cristo. Es hoy que podemos recibirla si es que aceptamos la Amonestación del Testigo Fiel (Apocalipsis 3:17).
Pero, si somos del tipo de persona que deja todo para mañana, y queremos esperar a que el decreto dominical salga anunciado en todas las noticias para recién entonces querer hacer el teatro de aceptar que no tenemos capacidad para amar, y recién entonces queremos congregarnos al Santuario Celestial y escudriñar las Escrituras, será demasiado tarde.
PE pg. 67.1 – “Algunos de nosotros hemos tenido tiempo para llegar a la verdad, para avanzar paso a paso, y cada paso que hemos dado nos ha fortalecido para tomar el siguiente. Pero ahora el tiempo está casi agotado, y lo que hemos tardado años en aprender, ellos tendrán que aprenderlo en pocos meses. Tendrán también que desaprender muchas cosas y volver a aprender otras. Los que no quieran recibir la marca de la bestia y su imagen cuando se promulgue el decreto, deben tener ahora decisión para decir: No, no queremos honrar la institución creada por la bestia.”
“Ellos” que tendrán que aprender “en pocos meses” aquello que nosotros tenemos hoy la oportunidad de aprender, son aquellos que recibirán el mensaje del tercer ángel en ocasión del fuerte pregón por parte de quienes recibieron la lluvia tardía. Son las personas que nunca supieron de la vigencia de la Ley y del sábado, aquellas personas que nunca escucharon del Sacerdocio de Cristo ni del Santuario Celestial. Ellos tendrán que aprender en poco tiempo a aceptar su incapacidad para amar, tendrán que doblar rodilla y hacer su Servicio Diario hacia el Santuario Celestial, deberán recibir la lluvia temprana, para que también puedan ser considerados en el Juicio de Vivos y puedan recibir la lluvia tardía que los capacitará, junto con todos los otros redimidos, para sobrevivir a las plagas de Apocalipsis 16, cuando Cristo deje de interceder por todos los humanos en el Santuario (Apocalipsis 22:11). Lo que nosotros como pueblo adventista del séptimo día, hemos tenido años para aprender y para aceptar, ellos lo tendrán que aceptar y aprender en un breve tiempo. Su destino eterno dependerá de ello.
Lluvia tardía o 7 espíritus inmundos
Cuando se lleve a cabo el Juicio de Vivos solo habrá dos resultados: (1) nombre aprobado en el Juicio (en virtud de los méritos de Cristo) que recibirá la lluvia tardía, y (2) nombre reprobado en el Juicio, del cual el Espíritu Santo se apartará para siempre y en su lugar entrarán siete espíritus inmundos (Lucas 11:26).
No habrá un grupo neutro: o se recibe lluvia tardía, o se reciben siete espíritus inmundos.
CS pg. 671/3 (600.1) – “Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su ley. Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.”
Hoy en día, de igual manera, sólo podemos ser dos tipos de seres humanos: humanos que son templos del Espíritu de Dios, o humanos que son templos de espíritus inmundos. No hay puntos intermedios en la Palabra de Dios.
Si aceptamos a Cristo—lo cual implica aceptar nuestra total incapacidad natural para amar (Juan 5:42) y nuestra total incapacidad para satisfacer los requerimientos de la ley de Dios (Romanos 8:7)—entonces Cristo presenta por nosotros su méritos perfectos delante del Padre y de la ley para que seamos aceptados y adoptados en la familia Celestial. Como resultado de la justificación se nos concede la lluvia temprana y el Espíritu Santo viene a habitar en nosotros como habitante y ya no como un simple visitante. El Espíritu Santo expulsa a los espíritus inmundos y para que podamos ser templos del Espíritu de Dios.
1 Corintios 6:19 – “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
1 Corintios 3:16 – “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
Pero es importante llegar a comprender que, a menos que diariamente recibamos la lluvia temprana para que el Espíritu Santo more en nosotros, corremos el peligro de que el espíritu inmundo regrese a su morada anterior.
Mateo 12:43-45 – “Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí: y cuando viene, la halla desocupada, barrida, y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados allí, moran allí; y son peores las cosas; últimas del tal hombre que las primeras: así también acontecerá a esta generación mala.”
Cuando ese espíritu inmundo sale de nosotros al haber aceptado a Cristo como nuestro Sustituto, Garante y Sustituto en la muerte, y Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial, entonces busca otras “casas deshabitadas” y no encuentra otra casa deshabitada, pues todas están ocupadas—ya sea con el Espíritu Santo o con otro espíritu inmundo. No hay opción de casa vacía y desocupada. Nosotros decidimos quién será el inquilino de nuestra morada.
¿Qué dice entonces ese espíritu inmundo? Dice: “volveré a mi casa de donde salí” (Mateo 12:44)
¿Quién puede impedir que el espíritu inmundo regrese a nosotros de donde salió? Nadie puede impedirlo (Mateo 12:44).
Pero cuando el espíritu inmundo regresa hay dos opciones: la casa está ocupada por el Espíritu Santo, o se encuentra “desocupada, barrida y adornada” (Mateo 12:44).
¿Por qué está desocupada? ¿Y qué significa que está “barrida” y “adornada”?
Está desocupada porque el Espíritu Santo dejó de habitar en esta persona. Esta persona pensó que la justificación, el perdón y el bautismo del Espíritu Santo se recibe “una vez y para siempre.” Esta persona no aceptó su verdadera condición delante de Dios y por lo tanto no tuvo la necesidad diaria de buscar la justificación, el perdón y la lluvia temprana en el Santuario Celestial y gracias al trabajo del Sumo Sacerdote Cristo.
Sin trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote, sin que Cristo presente su ofrenda, y sin Santuario Celestial, no hay Espíritu Santo que venga a morar en nosotros y evite la entrada del espíritu inmundo. No podemos evitar que el espíritu inmundo regrese, pero podemos evitar que el espíritu inmundo vuelva a ingresar teniendo la casa habitada por el Espíritu Santo. Y como el espíritu inmundo intentará volver a ingresar diariamente, diariamente debemos recibir la justificación, el perdón y la lluvia temprana. Diariamente debemos pedir a Dios la oración del rey David:
Salmos 51:11 – “No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo espíritu.”
El gran problema del ser humano es que tiene un muy elevado e ingenuo concepto de sí mismo. Se cree bueno. Se cree excelente. Mientras que delante de Dios el hombre no tiene corazón, lo cual es otra manera de decir que no tiene capacidad para amar.
Jeremías 5:21 – “Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen.”
Como el ser humano se cree un “excelente hijo de Dios”, no tiene necesidad del bautismo diario del Espíritu Santo.
Apocalipsis 3:17 – “Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa.”
Como no hay esa necesidad, Cristo no se presenta por esta persona en el Santuario Celestial.
Esta persona que no tiene necesidad de la justicia ni del trabajo de Cristo en el Santuario Celestial, externamente puede creerse un cristiano excelente que: no come carne, predica, se viste de acuerdo a las normas de la iglesia organizada, o que se va a vivir al campo. Pero todo eso es simplemente el “adorno” que no sirve de nada delante de Dios.
Ese hombre es una casa que está “barrida y adornada”, pero lamentablemente está vacía. El hecho de estar adornados y barridos: el hecho de no comer carne, de predicar, de dar escuela sabática y ser externamente cristianos, no puede evitar que el espíritu inmundo vuelva a ingresar en esa casa “barrida y adornada.”
Usted puede ser un gran predicador, un gran vegetariano, puede vivir en el campo, pero nada de esto garantiza que el espíritu inmundo con otros siete peores hagan de usted su morada y usted llegue a ser “habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles” (Apocalipsis 18:2).
Únicamente teniendo al Espíritu Santo habitando en usted puede evitar ser guarida de todo espíritu inmundo. Y sólo se puede tener al Espíritu Santo Habitante como resultado de la justificación. Y la justificación es el trabajo diario de Cristo en el Santuario Celestial. Y Cristo no puede presentar su perfecta obediencia por alguien que se cree rico—por alguien que cree que tiene capacidad para amar y que con su naturaleza caída puede ser en sí mismo santo y perfecto.
¿Quiere dejar de ser albergue de toda ave inmunda? Entonces acepte la Amonestación del Testigo Fiel, acepte que no tiene capacidad para amar, y pida que Cristo le sea revelado como su Sustituto en la vida, Garante y Sustituto en la muerte, y Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial. Ruegue por que el Espíritu Santo habite en usted. Y todo esto diariamente.
Una evidencia muy fuerte que se ve en las personas que por un tiempo dejaron de ser templo de espíritus inmundos, que dejaron sus cuerpos adornados, pero que luego volvieron a ser habitación de demonios, es el espíritu de burla y escarnio en contra de la verdad presente. Los profesos cristianos que manifiestan este espíritu de burla y escarnio sin duda alguna son gobernados por otro espíritu peor al anterior que habitaba en ellos.
No debemos pensar que nuestra condición, luego de aceptar la verdad y luego de rechazarla, será la misma condición que la original antes de haber aceptado la verdad; sino que será peor, de hecho: siete veces peor (Lucas 11:26).
La Ley y los Profetas
Mateo 24:14 – “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo…”
Romanos 3:21 – “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas.”
Hechos 24:14 – “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas.”
Mateo 22:40 – “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”
Mateo 5:17 – “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.”
Isaías 8:20 – “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”
DTG pg. 766/1 – “En el mandato dirigido a sus discípulos, Cristo no sólo esbozó su obra, sino que les dio su mensaje. Enseñad al pueblo, dijo, ‘que guarden todas las cosas que os he mandado’ (Mateo 28:20). Los discípulos habían de enseñar lo que Cristo había enseñado. Ello incluye lo que él había dicho, no solamente en persona, sino por todos los profetas y maestros del Antiguo Testamento. Excluye la enseñanza humana. No hay lugar para la tradición, para las teorías y conclusiones humanas ni para la legislación eclesiástica. Ninguna ley ordenada por la autoridad eclesiástica está incluida en el mandato. Ninguna de estas cosas han de enseñar los siervos de Cristo. ‘La ley y los profetas,’ con el relato de sus propias palabras y acciones, son el tesoro confiado a los discípulos para ser dado al mundo. El nombre de Cristo es su consigna, su señal de distinción, su vínculo de unión, la autoridad de su conducta y la fuente de su éxito. Nada que no lleve su inscripción ha de ser reconocido en su reino.”
El mandato de Cristo de predicar el “evangelio del reino en todo el mundo” excluye la enseñanza, la tradición y la conclusión humana. Excluye también las legislación eclesiástica, es decir aquellas costumbres, tradiciones y “manuales” creados por organizaciones religiosas. “Ninguna de estas cosas han de enseñar los siervos de Cristo.” Ninguna teoría de supuestas “fechas” para la Segunda Venida de Cristo. Ninguna “fiesta” caducada del ritual simbólico “adaptada” por maestros judaizantes como tradiciones inventadas por ellos pero que no están en vigencia después de la muerte de Cristo. Ninguna teoría fantástica sobre seres “reptilianos”, ni teorías de conclusión humana sobre supuestos “hijos” engendrados literalmente por el Diablo. Ninguna doctrina que supuestamente viene de “los padres de la iglesia” o de los “pioneros de la iglesia adventista” pero que va en contra de la Palabra. “La Ley y los profetas” significa categóricamente que debemos “enseñar lo que Cristo había enseñado—lo que él había dicho, no solamente en persona, sino por todos los profetas y maestros del Antiguo Testamento.” Tal y como está escrito, sin agregar teorías y conclusiones humanas, pues el ser humano le gusta por naturaleza todo lo sensacionalista, supersticioso, y todo lo que lo lleve a la salvación por obras.
6ta Señal – La abominación desoladora en el lugar santo
Mateo 24:15 – “Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento, que fue dicha por Daniel profeta, que está en el lugar santo, (el que lee, entienda), entonces los que están en Judea, huyan a los montes; y el que sobre el terrado, no descienda a tomar algo de su casa; y el que en el campo, no vuelva atrás a tomar sus vestidos.”
Primeros vamos a considerar cuál fue la “abominación desoladora” y cuál fue el “lugar santo” en el tiempo de la destrucción de Jerusalén, y luego vamos a considerar su representación en nuestros días.
CS pg. 28/4 (25.2) – “Tan pronto como los estandartes del ejército romano idólatra fuesen clavados en el suelo sagrado, que se extendía varios estadios más allá de los muros, los creyentes en Cristo debían huir a un lugar seguro. Al ver la señal preventiva, todos los que quisieran escapar debían hacerlo sin tardar. Tanto en tierra de Judea como en la propia ciudad de Jerusalén el aviso de la fuga debía ser aprovechado en el acto. Todo el que se hallase en aquel instante en el tejado de su casa no debía entrar en ella ni para tomar consigo los más valiosos tesoros; los que trabajaran en el campo y en los viñedos no debían perder tiempo en volver por las túnicas que se hubiesen quitado para sobrellevar mejor el calor y la faena del día. Todos debían marcharse sin tardar si no querían verse envueltos en la ruina general.”
Un “estandarte” es un tipo de bandera que aún hoy en día utilizan algunos jefes de Estado. En el ámbito militar se trataban de insignias que utilizaban los cuerpos montados del ejército (caballería por ejemplo), y consistían en un pedazo de tela cuadrada pendiente de un asta en el que se bordaban las armas reales y las del cuerpo a las que pertenecían.
Los signa militaria eran los estandartes del imperio romano. El águila romana era un símbolo que acompañaba a la legión romana. Estaba hecho de plata o bronce, con las alas extendidas. La legión romana también utilizaba en el emblema las siglas SPQR “Senatvs Povlvs Qve Romanvs”, cuya traducción es “el Senado y el Pueblo Romano.”
Cuando el ejército romano plantara este estandarte militar a varios estadios del muro de Jerusalén, está debía ser una señal evidente de que la hora de destrucción del Templo y de la ciudad eran inminentes.
Hay un detalle que no debe pasar desapercibido en cuanto al sitio de Jerusalén: la ciudad fue sitiada por el ejército romano dos veces—es decir, en dos ocasiones distintas.
Como ya estudiamos en una señal anterior—la señal de los falsos cristos—antes de que Jerusalén fuera sitiada por el ejército romano aparecieron falsos mesías y falsos profetas que dijeron lo opuesto a las palabras de Cristo. Jesús había dicho en el atrio del Templo que todo sería destruido (Mateo 23:38; 24:2). Los falsos profetas, en cambio, dijeron que Jerusalén sería liberada del yugo romano.
Usemos la imaginación y transportémonos a aquellos días antes de que ocurriera el primer sitio de la ciudad…
Imagine que usted tenía su casa y su trabajo o su negocio en Jerusalén. Por un lado hay cristianos que repiten las palabras de los apóstoles y de Cristo, y predicen que la ciudad pronto será destruida. Por otro lado hay falsos profetas que contradicen estas advertencias y más bien aseguran que pronto la nación será liberada del yugo romano.
¿Cuál mensaje sería el más agradable a sus oídos incircuncisos?
Isaías 30:9-10 – “Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras.”
¿Le gustaría escuchar que esa casa y ese negocio, que todos sus bienes por los cuales se afanó por tantos años serán destruidos? ¿O le gustaría escuchar que podría disfrutar de sus bienes terrenales por muchos años en prosperidad y comodidad? ¿Le gustaría quedarse con sus bienes en Jerusalén, o preferiría salir huyendo y perder su casa y sus posesiones?
Ahora imagine que llega el primer sitio del ejército romano a cargo del General Cestio Galo en el año 66 d.C.
Sin duda fue un momento de pánico, pues había llegado la hora crítica. ¿Tendrían razón los cristianos que anunciaron que Jerusalén sería destruida? ¿O tendrían mas bien razón los falsos profetas que decían que la ciudad sería liberada?
Fue en ese momento de miedo y de duda que ocurrió algo asombroso…
CS pg. 33/2 (29.3) – “Después que los soldados romanos, al mando del general Cestio Galo, hubieron rodeado la ciudad, abandonaron de pronto el sitio de una manera inesperada y eso cuando todo parecía favorecer un asalto inmediato. Perdida ya la esperanza de poder resistir el ataque, los sitiados estaban a punto de rendirse, cuando el general romano retiró sus fuerzas sin motivo aparente para ello. Empero la previsora misericordia de Dios había dispuesto los acontecimientos para bien de los suyos. Ya estaba dada la señal a los cristianos que aguardaban el cumplimiento de las palabras de Jesús, y en aquel momento se les ofrecía una oportunidad que debían aprovechar para huir, conforme a las indicaciones dadas por el Maestro. Los sucesos se desarrollaron de modo tal que ni los judíos ni los romanos hubieran podido evitar la huida de los creyentes. Habiéndose retirado Cestio, los judíos hicieron una salida para perseguirle y entre tanto que ambas fuerzas estaban así empeñadas, los cristianos pudieron salir de la ciudad, aprovechando la circunstancia de estar los alrededores totalmente despejados de enemigos que hubieran podido cerrarles el paso.”
Después de que el General Cestio Galo sitiara la ciudad, abandonó el sitio de una manera inesperada e inexplicable para todos. Los ejércitos judíos aprovecharon su retirada para perseguirles.
Ante este suceso inesperado y milagroso usted hubiese tenido dos opciones:
- Ver que la misericordia de Dios le está dando una última oportunidad para huir de la ciudad condenada y salvar su vida.
- O malinterpretar la misericordia de Dios, sucumbir a la incredulidad y avaricia natural, y pensar que más bien esto es una señal de que los falsos profetas tienen razón y que Jerusalén no será destruida sino mas bien liberada.
El asunto es que los cristianos verdaderos que aceptaron las advertencias de Cristo, comprendieron las señales, y no se dejaron llevar por la incredulidad reinante, sino que mas bien aprovecharon la oportunidad para dejar a atrás sus casas, sus negocios y sus bienes terrenales y así poder salvar sus vidas.
CS pg. 33/2 – “Ni un solo cristiano pereció en la destrucción de Jerusalén. Cristo había prevenido a sus discípulos, y todos los que creyeron sus palabras esperaron atentamente las señales prometidas.”
Ahora, imagine que usted era un profeso creyente en Cristo, pero movido por su incredulidad dio cabida a los mensajes de los falsos profetas y prefirió quedarse en Jerusalén, pues no quiso renunciar a sus bienes terrenales, y porque todo parecía indicar que el ejército romano se había retirado definitivamente. Entonces, luego de esto, van a pasar todavía otros seis meses de paz y seguridad. Seis meses sin que hubiera ninguna otra señal alguna de destrucción inminente. Seis meses en los que usted se regocija de aparentemente haber tomado la decisión “correcta,” y hasta le parece ridícula la decisión de los fanáticos que salieron huyendo de la ciudad dejando atrás todo lo que tenían abandonado.
Pero entonces, después de esos seis meses de aparente paz y seguridad, en el año 70 d.C. llega un nuevo ejército romano bajo el mando del General Tito. Y esta vez la mano de Dios no intervendrá para salvar a nadie, pues él ya intervino una vez y quienes aceptaron su misericordia se salvaron. Dios es justo y misericordioso al mismo tiempo (Salmos 116:5). En su misericordia retiró al General Galo cuatro años atrás para que todo el que quisiera creer pueda ser salvo. Pero ahora es el momento de aplicar la justicia: el templo y la ciudad serán destruidos con todos los incrédulos y desobedientes.
CS pg. 36/2 (31.2) – “De buen grado hubiera Tito hecho cesar tan terribles escenas y ahorrado a Jerusalén la plena medida de su condenación. Le horrorizaba ver los montones de cadáveres en los valles. Como obsesionado, miraba desde lo alto del monte de los Olivos el magnífico templo y dio la orden de que no se tocara una sola de sus piedras. Antes de hacer la tentativa de apoderarse de esa fortaleza, dirigió un fervoroso llamamiento a los jefes judíos para que no le obligasen a profanar con sangre el lugar sagrado. Si querían salir a pelear en cualquier otro sitio, ningún romano violaría la santidad del templo. Josefo mismo, en elocuentísimo discurso, les rogó que se entregasen, para salvarse a sí mismos, a su ciudad y su lugar de culto. Pero respondieron a sus palabras con maldiciones, y arrojaron dardos a su último mediador humano mientras alegaba con ellos. Los judíos habían rechazado las súplicas del Hijo de Dios, y ahora cualquier otra instancia o amonestación no podía obtener otro resultado que inducirlos a resistir hasta el fin. Vanos fueron los esfuerzos de Tito para salvar el templo. Uno mayor que él había declarado que no quedaría piedra sobre piedra que no fuese derribada.”
Sería bueno meditar, ¿qué decisión hubiera tomado usted si hubiera tenido la oportunidad de huir o de quedarse en Jerusalén? Muchas personas que confían en su propio razonamiento y conducta, aseveran que ellos no habrían cometido el terrible error de quedarse en Jerusalén a la retirada de Cestio Galo.
Entonces, ahora meditemos en las señales y en las advertencias que hoy tenemos delante de nosotros, y meditemos en las decisiones que estamos tomando hoy en día.
La profecía para nuestro tiempo advierte que el protestantismo apóstata en los Estados Unidos formará la imagen de la bestia cuando influya sobre el Estado para decretar una ley dominical (Apocalipsis 13:11-14). La profecía indica que esta ley será luego decretada a nivel mundial.
¿Qué señales hemos tenido de todo esto hasta ahora?
En el mes de septiembre del 2015 ocurrió un evento histórico: por primera vez en la historia un obispo de Roma habló ante el Congreso de los Estados Unidos.
Cuántos conocedores de la profecía no sintieron miedo y angustia ante semejante evento. “¿Será que ya sería decretada la ley dominical?” pensaban todos.
Sin embargo el obispo de Roma vino y se fue, y no salió ningún decreto dominical en ese momento. Al igual que Cestio Galo, el emisario de Roma vino y se retiró sin que hubiera un cumplimiento de la profecía.
Veamos otra señal importante. En el año 2017 en el mes de Marzo, la cabeza visible de Roma se reunió con los jefes de estado de los diez cuernos, quienes declaran que el obispo de Roma es “el máximo líder mundial.”
Fuente: http://www.senalesdelfin.com/union-europea-papa-europa/
Como podemos ver, tanto los Estados Unidos como Europa están más que listos para entregar el poder político y religioso de vuelta al cuerno pequeño.
Y en este año 2018, tenemos bastantes advertencias por medio de analistas que nos quieren prevenir que el gobierno actual de los Estados Unidos, influenciado por líderes religiosos, está haciendo todo lo posible por derribar el muro de separación entre la iglesia y el estado.
Ante estas y muchísimas otras señales, cuáles son las decisiones que debiéramos tomar? ¿Nos estamos desprendiendo del mundo y de todas las cosas que nos mantienen atados al mundo? ¿O mas bien alimentamos nuestra incredulidad y pensamos que la ley dominical no va a ser decretada durante nuestro tiempo? ¿Qué clase de testimonio estamos dando a nuestros familiares y amigos: paz y seguridad o destrucción inminente?
Son muchos los profesos creyentes que al ver todos estos eventos y señales, y al ver que todavía no sale la ley dominical, malinterpretan la misericordia de Dios y, en lugar de interpretar las señales como una advertencia de una destrucción inminente, interpretan con incredulidad que los meses pasan y que nunca va a salir un decreto dominical mientras ellos vivan.
Ya sabemos el resultado de quienes se desprendieron de sus bienes terrenales y salieron corriendo por sus vidas, y también sabemos el resultado de quienes prefirieron quedarse con sus bienes para ser destruidos. Hogaño como antaño, el profeso pueblo de Dios muestra la misma incredulidad y el mismo amor al mundo. Dios no cambia, y así como ahora aplica la misericordia, pronto aplicará la justicia sobre todos aquellos que menospreciaron el tiempo de gracia que Dios les dio para prepararse para la crisis final.
El estandarte romano en el lugar santo
La aplicación de la profecía de Cristo tuvo su cumplimiento en el estandarte del ejército romano plantado a unos estadios de distancia del muro de Jerusalén—ese era el lugar santo en el símbolo. Hoy en día, cuál será el “lugar santo” y cuál será el “estandarte romano” que es clavado en dicho territorio sagrado?
Hoy el “lugar santo” ya no es un territorio geográfico, pues el pueblo de Dios se encuentra esparcido por sobre toda la faz de la tierra y no se encuentra circunscrito a un solo territorio geográfico. Siguiendo la línea profética y el rumbo del movimiento protestante, no cabe duda que el territorio sagrado hoy en día se trata del pueblo adventista del séptimo día—un pueblo que es el depositario actual de la Ley de Dios—en los Diez Mandamientos—y de la verdad presente para nuestro tiempo—en el Sacerdocio de Cristo y el Santuario Celestial.
Esta profecía tiene su paralelo con la profecía de Daniel 11:41, en la que también se advierte que el rey del norte (el cuerno pequeño) iba a entrar en “la tierra gloriosa” (la iglesia adventista del séptimo día).
Después de 1844 (después del fin de las 2300 tardes y mañanas) el pueblo de Dios son, específicamente, todas las organizaciones adventistas del séptimo día; y todos aquellos que profesan guardar el sábado, y profesan guardar los testimonios del Espíritu de Profecía. Se trata del pueblo que aceptó y proclamó, a partir de 1844, la llegada del Juicio Investigador, el paso de Cristo del Lugar Santo al Lugar Santísimo del Santuario Celestial, la vigencia de los Diez Mandamientos, en otras palabras: el triple mensaje angélico (Apocalipsis 14:6-20).
A través de sus agentes, el cuerno pequeño se infiltró en las organizaciones adventistas (y todas las organizaciones protestantes, y también las políticas y gubernamentales) difundiendo sus falsas doctrinas de “restaurar la familia con el domingo”, “el rapto secreto,” la “unicidad o trinidad de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo,” “la tierra plana,” “las fiestas del ritual simbólico en vigencia,” “la perfección en uno mismo”, “que el estado de ser no es condenable ante la Ley,” entre muchas otras falsedades. Y el cuerno pequeño también quiere que creamos que la tierra gloriosa es todavía un territorio geográfico: Jerusalén terrenal en el Medio Oriente.
El “estandarte romano” en “el lugar santo” se trata de las doctrinas del cuerno pequeño dentro del actual pueblo de Dios.
PE pg. 227.2 – “Vi una numerosa compañía que profesaba el nombre de Cristo, pero Dios no la reconocía como suya. No se complacía en ella. Satanás asumía carácter religioso y estaba dispuesto a que la gente se creyese cristiana; y hasta estaba también ansioso de que creyeran en Jesús, en su crucifixión y resurrección.”
¿Por qué a Satanás le interesa que nos creamos cristianos y que creamos en Cristo, en su crucifixión y solamente hasta su resurrección? ¿Y a qué equivale esto?
Esto equivale al vino de Babilonia que dice que “en la cruz fuimos justificados y perdonados.” Esto era verdad presente en los días de Lutero, pero no es verdad presente en nuestros días (CS pg. 153/3 | 133.3). Eso equivale a aceptar a Cristo hasta su crucifixión y resurrección, y no moverse de allí ni a diestra ni a siniestra. A Satanás le conviene esta doctrina porque según esta doctrina, no hay Santuario, no hay Sumo Sacerdote y por ende, sin Sacerdocio de Cristo: no hay lluvia temprana ni habrá lluvia tardía. No hay aceptación y no hay perdón de pecados. Eso es justamente lo que nos fue advertido en la profecía:
Daniel 8:1 – “Aun contra el príncipe de la fortaleza se engrandeció, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.”
¿Acaso la profecía indicaba que Satanás iba a atacar la muerte o la resurrección de Cristo? No, la profecía indica que el ataque del cuerno pequeño después de 1844 es:
- A Cristo Sumo Sacerdote (el príncipe de la fortaleza).
- Al Servicio Diario Celestial (el continuo).
- El Santuario Celestial (el lugar de su santuario fue echado por tierra).
Satanás no quiere que entendamos, por medio del ritual simbólico, que la muerte y resurrección de Cristo no bastan para nuestra salvación. Es necesario que Cristo se presente por nosotros diariamente, presentando su ofrenda y sacrificio en el Santuario Celestial (Hebreos 8:3), para nuestra aceptación, para el perdón de nuestros pecados y para que podamos recibir la lluvia temprana, y en ocasión del Juicio de Vivos la lluvia tardía.
El estandarte romano en el territorio sagrado dice que: en la cruz fuimos justificados, en la cruz nuestros pecados fueron perdonados; que cuando nos bautizamos somos hechos hijos de Dios y nuevas criaturas, y que nuestros pecados van al fondo del mar; dice que Dios Padre es el mismo que el Espíritu Santo o Cristo es el mismo que el Espíritu Santo, lo cual es la verdadera trinidad, pero como la gente no sabe ni estudia, se deja engañar fácilmente por el cuerno pequeño; dice también que el “pecado original” es aceptar la doctrina de que el estado de ser es condenable ante la Ley y que el hombre “no nace pecador” sino que se “hace pecador”; dice que la Ley es toda la “Torá”, no solamente los Diez Mandamientos, y que “hay que guardar las fiestas de la ley ceremonial”… Entre muchas otras doctrinas de demonios. El estandarte romano lleva al incauto, ya sea al extremismo de salvación por obra legalista, o al extremismo de salvación en la práctica del pecado antinomiano.
Todo esto son señales.
Hoy en día los predicadores estrellas llenan auditorios con estas doctrinas del cuerno pequeño y con discursos sentimentalistas. Hablan en contra del cuerno pequeño y usan la Biblia y hasta el Espíritu de profecía. Pero, cuál es la advertencia sobre estos falsos pastores estrellas?
PR pg. 140.1 – “Más de una estrella que hemos admirado por su brillo se apagará entonces en las tinieblas. Los que hayan asumido los atavíos del santuario, pero no estén revestidos de la justicia de Cristo, se verán en la vergüenza de su propia desnudez.”
En todos los centros de teología, de cualquier denominación, a los predicadores les enseñan las mismas doctrinas ecuménicas que favorecerán la unión con el cuerno pequeño cuando llegue el momento indicado.
CS pg. 640/1 (570.2) – “El Dios de muchos así llamados sabios, o filósofos, poetas, políticos, periodistas—el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y universidades y hasta de muchos centros de teología—no es mucho mejor que Baal, el dios Sol de los fenicios.”
EC pg. 263.1 – “¡Cuán grande es la diferencia entre las escuelas de la antigüedad, bajo la dirección de Dios mismo, y nuestras modernas instituciones de enseñanza! Hasta en los cursos de teología muchos alumnos se gradúan con menos conocimiento real de Dios y de la verdad religiosa que cuando ingresaron. Pocas instituciones pueden hallarse que no estén gobernadas por las reglas y costumbres del mundo. Hay pocas donde el amor de padres cristianos no se encuentre con amargos desengaños.”
2TI pg. 306.3 – “Algunos que entran en el ministerio no sienten sobre sí la responsabilidad de la obra. Han recibido ideas incorrectas acerca de las calificaciones de un ministro. Creyeron que para ser pastor sólo se necesitaba un poco de estudio de las ciencias y la Palabra de Dios. Algunos de los que están enseñando la verdad presente no conocen sus Biblias. Son tan deficientes en el conocimiento de la Palabra que les resulta difícil citar correctamente de memoria un texto de las Escrituras. Al cometer torpezas, como lo suelen hacer, están pecando contra Dios. Mutilan las Escrituras y le hacen decir a la Biblia cosas que no están escritas en ella.
“Algunos que a lo largo de sus vidas se han dejado llevar por los sentimientos, han creído que la educación y el conocimiento cabal de las Escrituras no tenían importancia, mientras ellos tuvieran el Espíritu. Pero Dios nunca envía su Espíritu para sancionar la ignorancia. Los que no tienen conocimiento, y que se encuentran en una situación tal que les resulta imposible obtenerlo, el Señor puede tener piedad de ellos y bendecirlos, y a veces lo hace, y condesciende de tal manera que su fortaleza se perfecciona en la debilidad de ellos. Pero les impone el deber de estudiar su Palabra. La falta de conocimiento de las ciencias no es excusa para descuidar el estudio de la Biblia; porque las palabras de la inspiración son tan claras que hasta el hombre sin letras las puede entender.
“De todos los hombres que se encuentran sobre la superficie de la tierra, los que presentan las solemnes verdades para estos tiempos peligrosos deberían comprender sus Biblias y conocer las evidencias de nuestra fe. A menos que conozcan la Palabra de vida, no tienen derecho a enseñar a los demás el camino de la vida. Los ministros deberían procurar con toda diligencia añadir a su ‘fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor’ (2 Pedro 1:5-7). Algunos de nuestros ministros se graduaron cuando apenas habían aprendido los rudimentos de la doctrina de Cristo. Los que son embajadores del Señor, deberían estar calificados para presentar inteligentemente nuestra fe, y en condiciones de dar razón de su esperanza, con mansedumbre y temor. Cristo dijo: ‘Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí’ (Juan 5:39).”
A lo largo de la historia, Dios no ha podido usar a los hombres orgullosos y confiados de su supuesta sabiduría y dominio de las Escrituras, sino que “antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte” (1 Corintios 1:27).
DTG pg. 198.3 – “Si los dirigentes de Israel hubiesen recibido a Cristo, los habría honrado como mensajeros suyos para llevar el Evangelio al mundo. A ellos fue dada primeramente la oportunidad de ser heraldos del reino y de la gracia de Dios. Pero Israel no conoció el tiempo de su visitación. Los celos y la desconfianza de los dirigentes judíos maduraron en abierto odio, y el corazón de la gente se apartó de Jesús.
“El Sanedrín había rechazado el mensaje de Cristo y procuraba su muerte; por tanto, Jesús se apartó de Jerusalén, de los sacerdotes, del templo, de los dirigentes religiosos, de la gente que había sido instruida en la ley, y se dirigió a otra clase para proclamar su mensaje, y congregar a aquellos que debían anunciar el Evangelio a todas las naciones.
“Así como la luz y la vida de los hombres fue rechazada por las autoridades eclesiásticas en los días de Cristo, ha sido rechazada en toda generación sucesiva. Vez tras vez, se ha repetido la historia del retiro de Cristo de Judea. Cuando los reformadores predicaban la palabra de Dios, no pensaban separarse de la iglesia establecida; pero los dirigentes religiosos no quisieron tolerar la luz, y los que la llevaban se vieron obligados a buscar otra clase, que anhelaba conocer la verdad. En nuestros días, pocos de los que profesan seguir a los reformadores están movidos por su espíritu. Pocos escuchan la voz de Dios y están listos para aceptar la verdad en cualquier forma que se les presente. Con frecuencia, los que siguen los pasos de los reformadores están obligados a apartarse de las iglesias que aman, para proclamar la clara enseñanza de la palabra de Dios. Y muchas veces, los que buscan la luz se ven obligados por la misma enseñanza a abandonar la iglesia de sus padres para poder obedecer.
“Los rabinos de Jerusalén despreciaban a los habitantes de Galilea por rudos e ignorantes; y, sin embargo, éstos ofrecían a la obra del Salvador un campo más favorable que los primeros. Eran más fervientes y sinceros; menos dominados por el fanatismo; su mente estaba mejor dispuesta para recibir la verdad. Al ir a Galilea, Jesús no buscaba retiro o aislamiento. La provincia estaba habitada en ese tiempo por una población numerosa, con mayor mezcla de personas de diversas nacionalidades que la de Judea.”
Otro estandarte de Roma dentro del territorio sagrado es la doctrina de que fuera de la organización religiosa no hay salvación, el cual es adaptado para cada diferente denominación: “fuera de la iglesia X no hay salvación.”
Aunque nos duela, la cruda realidad bíblica es que fuera del Santuario Celestial es que verdaderamente no hay salvación, pues es en el Santuario Celestial que se encuentra la Ley, Dios Padre el Juez, nuestro Abogado, la ofrenda y el sacrificio, y por lo tanto es en el Santuario Celestial donde recibimos la justificación, el perdón de nuestros pecados y se nos otorga la lluvia temprana. Es en el Santuario Celestial donde se decidirá nuestro caso en el Juicio final.
El estandarte romano ya está clavado. Ya no es de sorprenderse abrir una escuela sabática y encontrar mensajes como la necesidad de seguir el ejemplo de íconos del cuerno pequeño como la Madre Teresa de Calcuta y hasta Juana de Arco.
No vamos a hablar acerca de la verdad sobre los hechos de la vida de Juana de Arco o de Teresa de Calcuta, pues bastante información secular se encuentra disponible sobre estos casos.
Ver: http://www.senalesdelfin.com/luces-y-sombras-de-teresa-de-calcuta/
Ver también: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37269843
Pero vamos a formular la pregunta:
¿Qué pasaría si seguimos el ejemplo de la madre Teresa?
La madre Teresa hacía sus “buenas obras” para “no arder mucho tiempo en el infierno,” de acuerdo a sus propias palabras. Como buena romana, buscaba la aceptación por su propia justicia, la justicia de la ley, según la norma humana. Es por eso que se llama a las masas a “seguir su ejemplo” pues se quiere que el ser humano busque dentro de sí la perfección, así sea camuflada con un “Cristo habitando en mí hace las obras” o un “Espíritu Santo morando en mí”, “no obro yo, sino Cristo obra en mí y esas obras son aceptables ante Dios.”
¿De qué Cristo y de qué Espíritu Santo estarán hablando aquellas personas? Si el Cristo Sumo Sacerdote se encuentra inseparable de su Humanidad en el Santuario Celestial, y el Espíritu Santo no puede venir a morar en el ser humano a menos que Cristo presente su justicia perfecta en el Santuario por el pecador que reconoce su total INCAPACIDAD de obedecer la ley! ¡El Espíritu Santo no puede venir a morar en el pecador que se cree rico, justo y bueno!
¿Quién es nuestro único modelo a seguir?
DMJ pg. 107.1 – “Cristo es el único verdadero modelo de carácter, y usurpa su lugar quien se constituye en dechado para los demás.”
No debemos permitir que ni la madre Teresa, ni ningún otro hombre o mujer usurpe el lugar que a Cristo corresponde. Cristo es nuestro único modelo perfecto de carácter. Cualquier otro modelo nos llevará a la ruina eterna. Y es nuestro único modelo pues es el único cuya humanidad fue engendrada por el Espíritu Santo (Lucas 1:35) sin mancha de pecado como todos nosotros tenemos!
Mientras que los fariseos realizan obras de “caridad” para “no arder mucho tiempo en el infierno”, para ser admirados por los hombres (Marcos 12:41-44), y para ser salvos por obras, nosotros debemos estudiar la vida de Cristo para imitarla y para ver la diferencia con nuestros muchos defectos de carácter y nuestra naturaleza pecaminosa. Esto debemos hacer diariamente si es que queremos andar en el camino de la santificación verdadera, que siempre será un resultado de la justificación y no una causa meritoria de aceptación.
PVGM pg. 70.4 – “Las inclinaciones naturales (odio, celos, orgullo, etc.) son mitigadas y sometidas. Nuevos pensamientos, nuevos sentimientos, nuevos motivos son implantados (los frutos de Gálatas 5:22-23 son implantados). Se traza una nueva norma del carácter: la vida de Cristo. La mente es cambiada; las facultades son despertadas para obrar en nuevas direcciones. El hombre no es dotado de nuevas facultades, sino que las facultades que tiene son santificadas. La conciencia se despierta. Somos dotados de rasgos de carácter que nos capacitan para servir a Dios.”
Si aceptamos que desde que fuimos engendrados tenemos un carácter imperfecto, y que por naturaleza en lugar de amor tenemos odio, celos, orgullo, deslealtad, etc. (Gálatas 5:19-21; Romanos 1:29-31), entonces necesitaremos ser justificados en base a una vida ajena: la de Cristo. Como resultado de esta justificación el Espíritu Santo puede implantar nuevos motivos, nuevas facultades que antes no poseíamos: el amor, la fe, la lealtad, la mansedumbre, la paciencia… (Gálatas 5:22-23), para que así podamos ser capacitados para servir a Dios voluntariamente.
No sirve de nada estudiar la vida de los demás y comparar nuestra vida con la de los demás. La vida de Cristo es la única vida que vale la pena estudiar y comparar con la nuestra, pues así nuestra norma será la norma perfecta del carácter y de la vida—la Ley de Dios (Eclesiastés 12:13). Al estudiar la vida de Cristo vamos a comprender cuán deficiente es nuestro carácter y vamos a orar para que Dios nos capacite para luchar contra nuestros defectos naturales, nuestros malos hábitos, y nuestra inclinación al mal.
Es la envidia, un defecto natural del carácter humano, la que nos lleva a hablar mal de los demás. Satanás fue el primer envidioso que empezó a hablar mal de su Creador, y nosotros somos iguales, pues tenemos las mismas tendencias al mal como nuestro padre el diablo (Juan 8:44).
Al ver el estandarte romano dentro del pueblo de Dios, cuál debería ser nuestro curso de acción? ¿Acaso debemos andar denunciando a la gente de que son “jesuitas infiltrados”? ¿O acusar a las autoridades? No. Nuestro trabajo no es denunciar ni atacar a personas ni instituciones, sino presentar la verdad presente: cómo el hombre es justificado, perdonado, y cómo recibe el bautismo del Espíritu Santo; el Sacerdocio de Cristo con su Servicio Diario y su Día de Juicio. También debemos tomar decisiones de carácter personal.
El mensaje de Dios nos ordena salir de todo lugar donde se predica el error – “salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus pecados” (Apocalipsis 18:4). Si bien este mensaje se refiere específicamente a Babilonia, y el cuerno pequeño es Babilonia, debemos comprender que si Babilonia ha implantado sus doctrinas en otro lugar, el mensaje sigue siendo el mismo: sal y no seas partícipes de esos pecados.
Además también se nos ordena a no participar del yugo desigual:
2 Corintios 6:14-17 – “No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tienes la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el fiel con el infiel? ¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré.”
Pero como se nos atemoriza con la amenaza de que “fuera de la iglesia X no hay salvación” entonces este tipo de decisiones implica que uno sea declarado disidente y hasta hereje.
2 Corintios 6:14-17 muchas veces es interpretado únicamente desde el punto de vista del matrimonio. Pero este mensaje también nos llama a salir de cualquier lugar de donde se predican las doctrinas del cuerno pequeño.
Si la Biblia enseña que fuera del Santuario Celestial no hay salvación, mientras que los falsos maestros enseñan que fuera de la organización religiosa no hay salvación, con cuál mensaje me voy a quedar?
¿Dónde se guarda el sábado del cuarto mandamiento?
¿Dónde guardaban el sábado los patriarcas y profetas, el pueblo de Dios antiguo?
Éxodo 16:29 – “Mirad que Jehová os dio el sábado, y por eso os da en el sexto día pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su estancia, y nadie salga de su lugar en el séptimo día.”
El pueblo de Dios debía guardar el sábado en su casa, pues no existían sinagogas (lo que hoy se llama comúnmente “templo” o “iglesia”).
¿Por cuántos años los israelitas guardaron el sábado en sus hogares desde que salieron libres de Egipto?
1 Reyes 6:1 – “Y fue en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, en el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziph, que es el mes segundo, que él comenzó a edificar la casa de Jehová.”
Habían pasado 480 años desde que el pueblo israelita salió de Egipto hasta que el rey Salomón comenzó a edificar el esplendoroso santuario terrenal que se conoció como “Templo de Salomón.”
Este grandioso templo fue echado por tierra cuando el imperio de Babilonia invadió Jerusalén y llevó al pueblo hebreo nuevamente en cautiverio.
PR pg. 338.1 – “Los ejércitos hebreos fueron rechazados en confusión. La nación fue vencida. Sedequías fue tomado prisionero y sus hijos fueron muertos delante de sus ojos. El rey fue sacado de Jerusalén cautivo, se le sacaron los ojos, y después de llegar a Babilonia pereció miserablemente. El hermoso templo que durante más de cuatro siglos había coronado la cumbre del monte Sión, no fue preservado por los caldeos. ‘Quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalem, y consumieron al fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus vasos deseables’ (2 Crónicas 36:19).”
Entonces, desde que el pueblo hebreo salió del cautiverio egipcio, hasta que fue llevado en cautiverio nuevamente a Babilonia, habían pasado más de 880 años.
Por más de 880 años los hebreos no habían tenido ningún “lugar especial” para guardar el sábado (ya que antes del cautiverio en Egipto tampoco existían sinagogas). Pero una vez fueron llevados en cautiverio a Babilonia, sin ningún mandato de Dios, ellos empezaron a desarrollar otro sistema de culto: el sistema de la sinagoga.
PP pg. 450.3 – “Habían gozado de la mayor libertad para atender las necesidades espirituales de sus hermanos en el destierro. Se habían edificado sinagogas en las cuales los sacerdotes dirigían el culto tributado a Dios e instruían a la gente. Se les había permitido observar libremente el sábado y cumplir los ritos sagrados característicos de la fe judaica.”
¿Sinagogas?
¿Qué hacían los israelitas construyendo sinagogas en Babilonia? ¿Quién les había mandado construir sinagogas?
Estando en cautiverio en Babilonia, los israelitas instituyeron OTRO SISTEMA DE CULTO que Dios no les había mandado.
¿Por qué?
Los israelitas estaban autorizados de entrar solamente hasta el atrio del santuario, no podían ingresar dentro del santuario pues solamente los sacerdotes tenían este privilegio. Los israelitas no tenían acceso a Dios si no era por medio del sacerdote que era un símbolo de Cristo—el verdadero Sumo Sacerdote y Mediador.
Pero, estando en Babilonia, qué vieron los hebreos?
El sistema de culto de Babilonia
Los babilonios tenían también su sistema de culto pagano. Los babilonios también tenían sus templos para sus dioses paganos. En ese sistema de culto pagano, los creyentes entraban a sus templos y rendían culto a sus dioses dentro del templo. Mientras que en el culto establecido por Dios, los israelitas no podían ingresar dentro del templo bajo pena de muerte, en el sistema de culto pagano los paganos entraban dentro del templo a rendir culto a Satanás.
Los israelitas vieron por tanto tiempo este sistema de culto y terminaron imitando y estableciendo un sistema de culto similar a este (pues el profeso pueblo de Dios siempre gusta de copiar las prácticas paganas), con la sola diferencia de que no van a poner a ningún ídolo dentro de la sinagoga hebrea.
Los israelitas terminaron construyeron sinagogas en donde profesaban instruir al pueblo de Dios, a pesar de que el Señor había decretado que fueran los padres los que debían instruir a los hijos. Los israelitas empezaron a guardar el sábado en sinagogas a pesar de que Dios les había ordenado de guardar el sábado en sus propias moradas (Éxodo 16:29).
No hay ningún versículo en toda la Biblia en la que Dios haya ordenado a los hebreos de construir sinagogas o “templos” para guardar el sábado o rendirle culto. Únicamente el santuario terrenal, que era símbolo del verdadero Santuario Celestial, era el sistema de culto establecido por Dios.
Después que los israelitas salieron de la esclavitud en Babilonia, ellos siguieron con la costumbre de edificar sinagogas en toda la nación.
DTG pg. 21.1 – “Después de regresar de Babilonia, dedicaron mucha atención a la instrucción religiosa. Por todo el país, se erigieron sinagogas, en las cuales los sacerdotes y escribas explicaban la ley. Y se establecieron escuelas donde se profesaba enseñar los principios de la justicia, juntamente con las artes y las ciencias. Pero estos medios se corrompieron. Durante el cautiverio, muchos del pueblo habían recibido ideas y costumbres paganas, y éstas penetraron en su ceremonial religioso. En muchas cosas, se conformaban a las prácticas de los idólatras.”
Es por esto que siempre que en el Nuevo Testamento se habla acerca del sistema de culto de la sinagoga, se esclarece que es un sistema de “ellos”, pues fue establecido por los hombres y no por Dios.
Mateo 4:23 – “Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino.”
Mateo 12:9 – “Y partiéndose de allí, vino a la sinagoga de ellos.”
Marcos 1:39 – “Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea.”
Lucas 11:43 – “Ay de vosotros, Fariseos! Que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.”
Nuestro Señor Jesús en ningún pasaje de las Escrituras predijo el fin del sistema de culto de las sinagogas establecido por los hombres. Este sistema de culto seguirá vigente hasta el fin del tiempo. ¿Pero qué predijo Cristo acerca de este sistema de culto babilónico?
Mateo 23:6 – “Y guardaos de los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán.”
Juan 16:2 – “Os echarán de las sinagogas; y aun viene la hora, cuando cualquiera que os matare, pensará que hace servicio a Dios.”
¿Creemos en lo que está escrito en Juan 16:2 y Mateo 23:6?
Dios permitió a los hombres tener un sistema de culto aparte, establecido por ellos, y ese sistema de culto sigue vigente hasta nuestros días, y los hombres religiosos fanáticos de sus sinagogas y “amadores de las primeras sillas de las sinagogas”, tienen la osadía de enseñar que es pecado faltar a sus sinagogas en sábado!
¿Cómo quebrantamos el cuarto mandamiento? ¿Acaso quebrantamos el cuarto mandamiento por no asistir a las sinagogas “de ellos”?
Quebrantamos el cuarto mandamiento si ese día santo establecido por Dios realizamos trabajos seculares.
DTG pg. 177.2 – “El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas. La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la ley. Honraba el sábado.”
¡Ay de las preñadas!
Mateo 24:19 – “Mas ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días.”
Mateo 24:19 debía servir de advertencia para los judíos, para que se cuidarán de tener hijos en el tiempo de la destrucción del templo y de la ciudad. Primero vamos a estudiar por qué las mujeres hebreas no debían tener hijos en aquellos días, y luego analizar a ver por qué la misma advertencia se aplica con igual razón a nuestros días: Por qué hoy no es aconsejable tener hijos.
Al iniciar el año 70, Tito junto con tres legiones romanas (V Macedonica, XII Fulminata y XV Apollinaris) rodearon la ciudad de Jerusalén por el lado occidental y una cuarta legión (X Fretensis) hizo lo propio por el Monte de los Olivos en el este. El ejército romano logró ejercer gran presión sobre los suministros de alimentos y agua de los habitantes de la ciudad, al permitir a los judíos peregrinos ingresar en la ciudad para celebrar la Pascua y, luego, negarles la salida.
CS pg. 34/2 (30.2) – “Espantosas fueron las calamidades que sufrió Jerusalén cuando el sitio se reanudó bajo el mando de Tito. La ciudad fue sitiada en el momento de la Pascua, cuando millones de judíos se hallaban reunidos dentro de sus muros. Los depósitos de provisiones que, de haber sido conservados, hubieran podido abastecer a toda la población por varios años, habían sido destruidos a consecuencia de la rivalidad y de las represalias de las facciones en lucha, y pronto los vecinos de Jerusalén empezaron a sucumbir a los horrores del hambre.”
De las tres fiestas anuales que se celebraban en Jerusalén, la fiesta de los panes sin levadura (cuyo día de preparación era la Pascua) era la más concurrida de todas. Era la fiesta a la que más acudían los judíos que estaban regados por todas partes del mundo antiguo.
Todos los falsos profetas que enseñan que las fiestas judías todavía están en vigencia deberían reflexionar sobre el hecho histórico de que la destrucción del templo y de la ciudad ocurrió justamente durante la caducada celebración de la Pascua. ¿Quiénes eran los millones de judíos que acudieron a Jerusalén a celebrar la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura?
Estos millones de judíos esparcidos por todo el mundo antiguo eran los judíos que claramente habían escuchado predicar al apóstol Pablo que “nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7) y que “nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de sábados” (Colosenses 2:16).
Pablo había predicado a todos los judíos en el extranjero, aquellos que vivían entre los gentiles, que la ley ceremonial había llegado a su final y por lo tanto las fiestas y los sábados ceremoniales ya no estaban más en vigencia. Aquellos judíos que no aceptaron esta verdad y que seguían guardando la ley ceremonial con sus fiestas y ceremonias, perecieron junto con su necedad e incredulidad en aquel terrible sitio a la ciudad de Jerusalén.
¿Y qué hicieron los esposos y las mujeres piadosas de Israel cuando hubo hambre por causa del sitio romano?
CS pg. 35/1 (30.3) – “Millares murieron a consecuencia del hambre y la pestilencia. Los afectos naturales parecían haber desaparecido: los esposos se arrebataban unos a otros los alimentos; los hijos quitaban a sus ancianos padres la comida que se llevaban a la boca, y la pregunta del profeta: ‘¿Se olvidará acaso la mujer de su niño mamante?’ (Isaías 49:15) recibió respuesta en el interior de los muros de la desgraciada ciudad, tal como la diera la Santa Escritura: ‘¡Las misericordiosas manos de las mujeres cuecen a sus mismos hijos! ¡éstos les sirven de comida en el quebranto de la hija de mi pueblo!’ (Lamentaciones 4:10).
“Una vez más se cumplía la profecía pronunciada catorce siglos antes, y que dice: ‘La mujer tierna y delicada en medio de ti, que nunca probó a asentar en tierra la planta de su pie, de pura delicadeza y ternura, su ojo será avariento para con el marido de su seno, y para con su hijo y su hija, así respecto de su niño recién nacido como respecto de sus demás hijos que hubiere parido; porque ella sola los comerá ocultamente en la falta de todo, en la premura y en la estrechez con que te estrecharán tus enemigos dentro de tus ciudades’ (Deuteronomio 28:56, 57).”
Las madres estaban cocinando y consumiendo a sus propios hijos por causa del sitio de Jerusalén. Es por eso que nuestro Salvador había advertido siglos antes: “¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días!” (Mateo 24:19).
¿Y por qué esta misma advertencia se aplica a nuestros días?
CS pg. 40/1 (34.2) – “La profecía del Salvador referente al juicio que iba a caer sobre Jerusalén va a tener otro cumplimiento, y la terrible desolación del primero no fue más que un pálido reflejo de lo que será el segundo.”
No nos engañemos pensando que tenemos capacidad para amar y que no tenemos la capacidad natural de hacer lo mismo que hicieron los israelitas durante la destrucción de Jerusalén: ellos consumieron carne humana y comieron a sus propios hijos y a sus propios padres. Quizás ahora nos parezca absurdo, pero eso se debe a que no existe la circunstancia. Pero una vez se de la circunstancia entonces veremos de lo que el ser humano es capaz de hacer cuando no hay qué comer.
Fuera de la Biblia, la historia moderna cuenta con evidencias abrumadoras de lo que es capaz de hacer el ser humano cuando padece de hambre. Entre 1932 y 1934 se produjo el genocidio y la hambruna provocada por el régimen estalinista en Ucrania donde casi 4 millones de ucranianos murieron por causa del hambre. Lo único que había para comer era la carne humana y se creó un mercado negro de carne humana.
Igualmente, durante la segunda guerra mundial, cuando la Alemania nazi sitió a Leningrado entre 1941 y 1944, la falta de alimentos hizo que se diera un elevado número de casos de canibalismo.
¿Y qué es lo que le espera al mundo cuando luego de la segunda y tercera plaga de Apocalipsis 16:3-4 todas las fuentes de agua se conviertan en sangre? Entonces toda vida vegetal y animal morirá sin agua para subsistir. ¿Y qué comerá el ser humano?
EUD pg. 35.1 – “Puesto que el tiempo es corto, debiéramos trabajar con diligencia y doblada energía. Nuestros hijos quizás nunca entren en la universidad.
“No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los peligros de los últimos días, y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes de esto.
“En esta época del mundo, cuando las escenas de la historia terrenal están por clausurarse pronto, y estamos por entrar en el tiempo de angustia como nunca lo hubo, cuantos menos sean los casamientos contraídos, mejor para todos, tanto hombres como mujeres.”
Luego de que Cristo deje de interceder en el Santuario Celestial, concluya el tiempo de gracia para el mundo entero, y todo ser humano en la tierra haya recibido el sello de Dios o la marca de la bestia, después de que Cristo haya exclamado finalmente:
Apocalipsis 22:11 – “El que es injusto, sea injusto todavía: y el que es sucio, ensúciese todavía; y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea santificado todavía.”
Después de que Cristo deje el Santuario, entonces comenzarán a caer sobre la tierra las plagas de Apocalipsis capítulo 16.
CS pg. 685/3 (611.2) – “Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca (Apocalipsis 14:9, 10). Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios.”
Después de las primeras tres plagas, después que todas las fuentes de las aguas se conviertan en sangre, entonces no habrá vida vegetal ni animal, y pronto cundirá el hambre en todo el planeta. En ocasión de la destrucción de Jerusalén, el hambre y las consecuencias del hambre, fueron circunscritos al territorio de Jerusalén. Pero en ocasión de las plagas de Apocalipsis 16, el hambre será mundial y a nivel mundial los padres que salieron reprobados en el juicio comerán a sus hijos que también salieron reprobados, y los hijos impíos comerán la carne de sus padres impíos. El fuerte comerá al más débil.
Es de estos terribles acontecimientos que se nos advierte claramente que “van a tener otro cumplimiento” y que aquellos fueron simplemente “un pálido reflejo” de lo que ocurrirá en un futuro no muy lejano. ¿Estamos preparándonos para aquel terrible acontecimiento?
Es por esto que el Señor exclamó “ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días”, y es por esto que la sierva del Señor advirtió que “no es sabio tener hijos ahora.”
¿Estamos preparados para aquel terrible día?
Sin duda nos estamos preparando para aquel día, pero la verdadera pregunta sería si nos estamos preparados para ponernos del lado de la verdad o del error, del lado de Cristo o de Belial (2 Corintios 6:15); nos estamos preparando para ser templos del Espíritu de Dios, o para ser habitación de toda ave inmunda y aborrecible.
PP pg. 733/2 (665.2) – “¡Cuán obscuro es el sendero que elige para sus pies el que insistió en hacer su propia voluntad, y resistió a la santa influencia del Espíritu de Dios! ¡Cuán terrible es la servidumbre del que se entrega al dominio del peor de los tiranos, a saber, él mismo!”
Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo, pues el orgullo nos ciega a las amonestaciones y advertencias de Dios en su Palabra y el orgullo no quiere aceptar que tiene faltas y un imperfecto carácter totalmente inaceptable ante los ojos de un Dios santo y perfecto.
CC pg. 43.3 – “La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás se haya reñido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de Dios, requiere una lucha; mas para que el alma sea renovada en santidad, debe someterse antes a Dios.”
CC pg. 43.2 – “Debemos dar a Dios todo el corazón, o no se realizará el cambio que se ha de efectuar en nosotros, por el cual hemos de ser transformados conforme a la semejanza divina. Por naturaleza estamos enemistados con Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en palabras como éstas: ‘Muertos en las transgresiones y los pecados (Efesios 2:1), ‘la cabeza toda está ya enferma, el corazón todo desfallecido,’ ‘no queda ya en él cosa sana’ (Isaías 1:5, 6). Nos sujetan firmemente los lazos de Satanás, ‘por el cual’ hemos ‘sido apresados, para hacer su voluntad’ (2 Timoteo 2:26). Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero como esto exige una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a El completamente.”
Esa “guerra contra nosotros mismos” es una batalla que no tenemos capacidad para emprenderla, pues “por naturaleza estamos enemistados con Dios.” Nos amamos a nosotros mismos y odiamos a Dios, entonces va en contra de nuestra tendencia natural el batallar contra el yo y reconciliarnos con Dios. Dios tiene que obrar en nosotros el “querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13), de lo contrario viviríamos eternamente en lucha contra el Gobierno y la Autoridad del Eterno. Es por esto que la Palabra santa dice:
1 Juan 4:19 – “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
PVGM pg. 123.3 – “Ninguna ceremonia exterior puede reemplazar a la fe sencilla y a la entera renuncia al yo. Pero ningún hombre puede despojarse del yo por sí mismo. Sólo podemos consentir que Cristo haga esta obra. Entonces el lenguaje del alma será: Señor, toma mi corazón; porque yo no puedo dártelo. Es tuyo, mantenlo puro, porque yo no puedo mantenerlo por ti. Sálvame a pesar de mi yo, mi yo débil y desemejante a Cristo. Modélame, fórmame, elévame a una atmósfera pura y santa, donde la rica corriente de tu amor pueda fluir por mi alma.
“No sólo al comienzo de la vida cristiana ha de hacerse esta renuncia al yo. Ha de renovársela a cada paso que se dé hacia el cielo. Todas nuestras buenas obras dependen de un poder que está fuera de nosotros. Por lo tanto, debe haber un continuo anhelo del corazón en pos de Dios, y una continua y ferviente confesión de los pecados que quebrante el corazón y humille el alma delante de él. Únicamente podemos caminar con seguridad mediante una constante renuncia al yo y dependencia de Cristo (dependencia de sus méritos y de su trabajo en el Santuario Celestial).
“Mientras más nos acerquemos a Jesús, y más claramente apreciemos la pureza de su carácter, más claramente discerniremos la excesiva pecaminosidad del pecado, y menos nos sentiremos inclinados a ensalzarnos a nosotros mismos. Aquellos a quienes el cielo reconoce como santos son los últimos en alardear de su bondad. El apóstol Pedro llegó a ser fiel ministro de Cristo, y fue grandemente honrado con la luz y el poder divinos; tuvo una parte activa en la formación de la iglesia de Cristo; pero Pedro nunca olvidó la terrible vicisitud de su humillación; su pecado fue perdonado; y sin embargo, él bien sabía que para la debilidad de carácter que había ocasionado su caída sólo podía valer la gracia de Cristo. No encontraba en sí mismo nada de que gloriarse.
“Ninguno de los apóstoles o profetas pretendió jamás estar sin pecado. Los hombres que han vivido más cerca de Dios, que han estado dispuestos a sacrificar la vida misma antes que cometer a sabiendas una acción mala, los hombres a los cuales Dios había honrado con luz y poder divinos, han confesado la pecaminosidad de su propia naturaleza. No han puesto su confianza en la carne, no han pretendido tener ninguna justicia propia, sino que han confiado plenamente en la justicia de Cristo. Así harán todos los que contemplen a Cristo.”
Orad que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado
Mateo 24:20 – “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado.”
A pesar de que no hay ninguna evidencia en la Biblia de que Dios haya abolido los Diez Mandamientos, ni que haya cambiado el día de reposo del sábado del cuarto mandamiento al primer día de la semana domingo, la falsa teología moderna ha clavado la ley moral en la cruz y ha adoptado un falso día de reposo—señal de sumisión a la autoridad del cuerno pequeño, el autor del cambio a la Ley de Dios.
Estos detractores de la ley y del cuarto mandamiento deberían meditar en las advertencia profética de Cristo: “orad que vuestra huida no sea en sábado.”
Si Cristo, en su visión profética, estaba profetizando sobre eventos que se cumplirían, en primera instancia, en el año 70 d.C., y si hubiese habido verdaderamente un cambio de día de reposo autorizado por Dios después de su resurrección (en el año 31 d.C.) del séptimo día (sábado) al primer día (domingo), entonces por qué dijo: “orad que vuestra huida no sea en sábado”?
Claramente dijo “que no sea en sábado” pues Cristo no vino a “abrogar la ley o los profetas”, sino que vino “a cumplir” la Ley (Mateo 5:17). La ley ceremonial quedó clavada en la cruz, pues era temporal y símbolo de la obra de Cristo tanto en la tierra como en el cielo, y en cambio la ley moral (los Diez Mandamientos) son una ley inmutable y eterna—fundamento del Gobierno Divino.
El primer sitio de Jerusalén ocurrió durante la fiesta de los tabernáculos (cabañas) en el mes séptimo bíblico (Levítico 23:34). El mes séptimo, en el hemisferio norte donde se encuentra Jerusalén, corresponde a la estación del otoño. Es decir, que la huida de los verdaderos cristianos no ocurrió en invierno.
¿Por qué era preferible que no ocurra en invierno ni en sábado?
Porque durante el crudo invierno iba a ser más peligroso vivir y tener que viajar a la intemperie. Y en sábado no es recomendable hacer viajes largos, por eso era mejor que la huida de los cristianos no ocurra ni en invierno ni en sábado.
Nosotros también deberíamos orar para que nuestra huida no ocurra ni en invierno ni en sábado.
DTG pg. 584.1 – “‘Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado,’ dijo Cristo. El que hizo el sábado no lo abolió clavándolo en su cruz. El sábado no fue anulado por su muerte. Cuarenta años después de su crucifixión, había de ser considerado todavía sagrado. Durante cuarenta años, los discípulos debían orar por que su huida no fuese en sábado.”
1MS 475.1 – “Necesitamos entender el tiempo en que vivimos. No lo entendemos ni a medias. No lo aceptamos ni a medias. Mi corazón se conmueve dentro de mí cuando pienso en el enemigo al que tenemos que hacer frente, y en cuán pobremente estamos preparados para eso. Las vicisitudes de los hijos de Israel y su actitud justamente antes de la primera venida de Cristo me han sido presentadas vez tras vez para ilustrar la posición del pueblo de Dios en su experiencia antes de la segunda venida de Cristo: cómo el enemigo se valía de cada oportunidad para dominar las mentes de los judíos y cómo hoy está procurando cegar las mentes de los siervos de Dios para que no puedan discernir la preciosa verdad.”
2. La Gran Tribulación de la Iglesia
Bajo persecuciones paganas y del Cuerno Pequeño
“Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.”
(Mateo 24:21)
La “gran tribulación” de Mateo 24:21-22 abarca la persecución de la iglesia primitiva por parte de dos imperios diferentes:
- Roma imperial (el paganismo)
- Roma papal (el cuerno pequeño)
Sin embargo, antes de que se inicie la gran tribulación de Mateo 24:21-22, la iglesia de Cristo ya estaba siendo perseguida por otros grupos de poder, como veremos a continuación…
Esteban fue el primer mártir de la iglesia de Cristo, a pesar de que él no fue uno de los discípulos originales de Cristo, sino que fue un diácono en la iglesia primitiva (Hechos 6:5).
A pesar de que Esteban no fue uno de los primeros discípulos, ni fue uno de los apóstoles, Esteban fue el primer discípulo en entender que la ley ceremonial—con sus fiestas, sábados ceremoniales, santuario terrenal, sacerdocio terrenal—había llegado a su final, y que desde el Pentecostés del 5 de Siván del año 31 d.C. (Hechos 2:1) había entrado en vigencia el Santuario Celestial con el Sacerdocio de Cristo en el Lugar Santo (Hebreos 8:2).
En Hechos 6:12-14 leemos que Esteban fue perseguido y acusado por los judíos que habían rechazado a Cristo de “hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley.” Ese “lugar santo” al que se referían sus acusadores era el santuario terrenal y esa “ley” era la ley ceremonial, pues Esteban predicaba que el templo terrenal y la ley ceremonial ya NO estaban más en vigencia.
En Mateo 24:14 estudiamos que entre las cosas que los discípulos de Cristo debían de predicar se encontraba las cosas que Cristo había hablado personalmente, y las cosas que estaban escritas por los profetas en el Antiguo Testamento. Una de las cosas escritas por los profetas en el Antiguo Testamento era que el Mesías Príncipe (Cristo) haría “cesar el sacrificio y la ofrenda” (Daniel 9:27)—es decir, haría cesar la ley ceremonial. Y también estaba escrito que luego de la muerte del Mesías Príncipe, vendría otro Príncipe que “destruirá la ciudad” (Jerusalén) “y el santuario” (terrenal)—Daniel 9:26.
Cristo mismo, en la parábola de la fiesta de bodas (Mateo 22:1-14) había declarado que, luego de que los convidados a las bodas (la nación de Israel según la carne) dieron muerte a sus siervos enviados (Mateo 22:6), entonces “el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad” (Mateo 22:7). Entonces, cuando Esteban predicaba acerca del fin de la ley ceremonial, el fin del santuario terrenal, y de que tanto la ciudad de Jerusalén como su templo terrenal serían destruidos, él simplemente estaba predicando “la ley y los profetas”, y lo que Cristo mismo había declarado. Esteban no estaba “hablando palabras blasfemas” como le acusaron falsamente (Hechos 6:13), sino que estaba hablando la verdad y cumpliendo con la orden de Cristo para sus discípulos.
Ese “príncipe” predicho en Daniel 9:26 que destruiría la ciudad de Jerusalén y el santuario terrenal, fue Tito que sitió la ciudad en el año 70 d.C. con el ejército romano.
CS pg. 36/2 (31.2) – “De buen grado hubiera Tito hecho cesar tan terribles escenas y ahorrado a Jerusalén la plena medida de su condenación. Le horrorizaba ver los montones de cadáveres en los valles. Como obsesionado, miraba desde lo alto del monte de los Olivos el magnífico templo y dio la orden de que no se tocara una sola de sus piedras. Antes de hacer la tentativa de apoderarse de esa fortaleza, dirigió un fervoroso llamamiento a los jefes judíos para que no le obligasen a profanar con sangre el lugar sagrado. Si querían salir a pelear en cualquier otro sitio, ningún romano violaría la santidad del templo. Josefo mismo, en elocuentísimo discurso, les rogó que se entregasen, para salvarse a sí mismos, a su ciudad y su lugar de culto. Pero respondieron a sus palabras con maldiciones, y arrojaron dardos a su último mediador humano mientras alegaba con ellos. Los judíos habían rechazado las súplicas del Hijo de Dios, y ahora cualquier otra instancia o amonestación no podía obtener otro resultado que inducirlos a resistir hasta el fin. Vanos fueron los esfuerzos de Tito para salvar el templo. Uno mayor que él había declarado que no quedaría piedra sobre piedra que no fuese derribada.”
El siguiente mártir en la iglesia de Cristo después de Esteban fue Jacobo, hermano de Juan, por mano del rey Herodes (Hechos 12:1-2). El rey Herodes era un rey pagano del imperio romano que empezó a perseguir a la iglesia de Cristo antes de que la ciudad fuese destruida. Pero los “convidados a la boda” no eran los paganos, sino que representaban a los judíos que habían rechazado a Cristo. Cristo y sus discípulos formaban parte de la iglesia invisible de su época, y la iglesia visible (constituida por los líderes religiosos judíos) perseguía a la iglesia invisible o iglesia escondida (constituida por los judíos que sí habían aceptado a Cristo).
Pero muchos de los judíos que profesaban seguir a Cristo y que residían en Jerusalén no aceptaban que la ley ceremonial había llegado a su final (así como ahora existen muchos que profesan ser cristianos pero insisten en celebrar las fiestas y sábados ceremoniales de la caducada ley ceremonial). Con el paso del tiempo esta división entre los cristianos como Pablo, que entendían que la ley ceremonial había dejado de estar en vigencia, y entre los profesos cristianos que querían seguir observando la ley ceremonial, se va a volver más patente al punto de que los maestros judaizantes (profesos cristianos que se aferraron a la ley ceremonial) van a perseguir a los verdaderos cristianos.
La nación judía era la iglesia visible que perseguía a la iglesia escondida—los judíos que aceptaron a Cristo. Pero dentro de la iglesia de Cristo se produjo una división entre los cristianos como Esteban y Pablo que entendieron que la ley ceremonial—con sus fiestas y sábados ceremoniales—había llegado a su fin.
Colosenses 2:16-17 – “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”
El calendario bíblico es un calendario lunar: cada lunación (cada ciclo de la luna) corresponde a un mes (mes lunar); es decir, a cada período comprendido entre dos momentos en que la luna se halla exactamente en la misma fase (sea creciente o menguante) se le llama mes lunar.
El sábado del cuarto mandamiento no se ve afectado por el tipo de calendario (ya sea solar o lunar), pues NO depende de FECHAS sino que es un DÍA de la SEMANA. Independientemente del calendario, cada semana tiene 7 días, por lo tanto la observancia del cuarto mandamiento no se ve afectada por el tipo calendario.
En cambio, las fiestas y sábados ceremoniales del ritual simbólico debían ser celebradas en FECHA y MES específicos, por lo tanto es necesario calcular los año según el ciclo de la luna para observarlos, y por lo tanto el calendario SI afecta la observancia de la ley ceremonial.
1 Crónicas 23:31 – “Y para ofrecer todos los holocaustos a Jehová los días de reposo, lunas nuevas y fiestas solemnes, según su número y de acuerdo con su rito, continuamente delante de Jehová.”
Asimismo, por ejemplo: durante la fiesta de los panes sin levadura (o fiesta de los panes ázimos – Éxodo 23:14-17; 34:23; Deuteronomio 16:16), los israelitas estaban prohibidos bajo pena de muerte comer pan que tuviera levadura (Éxodo 12:15,19); y además estaban prohibidos de beber vino fermentado, porque nada que representaba a Cristo debía tener fermento en la celebración de esta fiesta.
Éxodo 12:16 – “El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer.”
Levítico 23:6-8 – “Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis.”

Durante la misma fiesta de los panes sin levadura, tanto el primero como el último día de la fiesta, eran “sábados ceremoniales” o “santas convocaciones”: el 15 de Abib y el 21 de Abib. Los sábados ceremoniales, también llamados “santas convocaciones” tenían las mismas restricciones del sábado del cuarto mandamiento:
Levítico 23:3 – “Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis.”
Por lo tanto, cuando el apóstol Pablo en Colosenses 2:16-17 dice “nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir” está hablando de las fiestas y sábados ceremoniales de la ley ceremonial. “Nadie os juzgue” porque ya NO están más en vigencia, pues eran “sombra de lo que ha de venir”—es decir, eran rituales que servían para explicar la obra de Cristo en la tierra (Evangelio) con la fiesta de los panes sin levadura, la obra de Cristo en el tercer cielo (Sacerdocio) con la fiesta del pentecostés, y la obra de Cristo cuando termine de interceder en el Santuario Celestial con la fiesta de las cabañas.
Para observar las fiestas y sábados ceremoniales del ritual simbólico era necesario observar el calendario lunar (“luna nueva”), y era necesario también observar la alimentación requerida para dicha fiesta o santa convocación (“comida o bebida”). Hoy en día los neo maestros judaizantes siguen observando las lunas nuevas y las comidas y bebidas requeridas para seguir observando la ley ceremonial, y al hacer esto indican que siguen esperando que venga el Mesías Príncipe que iba hacer “cesar el sacrificio y la ofrenda” (Daniel 9:27), y rechazan a Cristo como el Mesías, Salvador, y Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial, a pesar de que se llaman a sí mismos “cristianos.”
“¿Pero acaso Levítico 23 no dice que el sábado del cuarto mandamiento es una fiesta?”
El cuerno pequeño manipula levítico capítulo 23 para adoctrinar a la gente, que por naturaleza odia la Ley de Dios (Jeremías 6:19), para usar como excusa el hecho que el capítulo empieza con las palabras: “Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas…” (Levítico 23:1), y luego dice: “Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis” (Levítico 23:2).
En primer lugar, “santa convocación” NO es lo mismo que FIESTA. Como ya hemos estudiado, por ejemplo: la fiesta de los panes sin levadura (que duraba siete días), tenía 2 santas convocaciones: el primer día de la fiesta (Levítico 23:7), y el último día de la fiesta (Levítico 23:8). Por lo tanto utilizar Levítico 23:2 para insinuar que el cuarto mandamiento es una “fiesta” muestra una completa ignorancia en cuanto a la diferencia entre fiesta y santa convocación.
En segundo lugar, Levítico 23 es una repetición de lo establecido en Éxodo 23. Y en Éxodo 23:14 está escrito claramente que sólo hay TRES fiestas anuales: “Tres veces en el año me celebraréis fiesta.” Bíblicamente únicamente se celebraban TRES fiestas al año: fiesta de los panes sin levadura, fiesta del pentecostés y fiesta de las cabañas. La Biblia NO dice “51 veces al año me celebraréis fiesta,” ni tampoco dice “cada séptimo día de la semana me celebraréis fiesta,” así NO está escrito por Dios, sino que esa es una mentira del cuerno pequeño.
Luego, en Éxodo 23 tenemos la lista de estas tres fiestas:
- La fiesta de los panes sin levadura (Éxodo 23:15).
- La fiesta de la siega o primeros frutos o pentecostés (Éxodo 23:16.
- La fiesta de la cosecha o cabañas (Éxodo 23:16).
Por lo tanto, en Levítico 23 debemos encontrar esta misma lista. Y efectivamente así es:
- La fiesta de los panes sin levadura (Levítico 23:6).
- La fiesta de la siega (Levítico 23:16-21).
- La fiesta de los tabernáculos o cabañas (Levítico 23:34, 39).
En tercer lugar, sólo a excepción de la fiesta de la siega, en Levítico 23 al describir una fiesta se la describe claramente de dicha manera:
“Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura.” (Levítico 23:6)
“Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días.” (Levítico 23:34)
“Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo.” (Levítico 23:39)
Entonces, ¿por qué encontramos el sábado del cuarto mandamiento casi al inicio de Levítico 23?
Porque los israelitas debían entender que las santas convocaciones o sábados ceremoniales debían tener las mismas restricciones del sábado del cuarto mandamiento. Es por esta razón que también en Levítico 23:39 leemos “el primer día de reposo” y “el octavo día será también día de reposo.” Es decir: “santa convocación” era lo que hoy se conoce como “día feriado.” Semanalmente, en el calendario gregoriano, tenemos dos días de reposo: el sábado y el domingo. Estos días de descanso son independientes de cualquier fecha. Sin embargo, cada nación tiene sus “días feriados” independientes de cualquier día de la semana y dependiente de una fecha específica.
Asimismo, los israelitas tenían un único día de reposo—el séptimo día de la semana—conforme al Decálogo. Y a su vez tenían santas convocaciones o sábados ceremoniales con fechas específicas, conforme a la ley ceremonial. El sábado del cuarto mandamiento NUNCA fue abrogado ni cambiado (Mateo 5:17), pues es parte de una Ley eterna e inmutable (Salmos 119:44, 142, 144). Mientras que los sábados ceremoniales y las fiestas formaban parte de una ley que era mutable y temporal, una ley simbólica que quedó abrogada en la cruz del calvario con la muerte de Cristo (Colosenses 2:15-17).
Gálatas 2:4 – “Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud.”
El misterio de iniquidad
HAp pg. 316/1 (307.1) – “Mientras estaba en Corinto, Pablo tenía motivo de seria aprensión concerniente a algunas de las iglesias ya establecidas. Por la influencia de falsos maestros que se habían levantado entre los creyentes de Jerusalén, se estaban extendiendo rápidamente la división, la herejía y el sensualismo entre los creyentes de Galacia. Esos falsos maestros mezclaban las tradiciones judías con las verdades del Evangelio. Haciendo caso omiso de la decisión del concilio general de Jerusalén, instaban a los conversos gentiles a observar la ley ceremonial.
“La situación era crítica. Los males que se habían introducido amenazaban con destruir rápidamente a las iglesias Gálatas.
“El corazón de Pablo se sintió herido y su alma fue conmovida por esta abierta apostasía de aquellos a quienes había enseñado fielmente los principios del Evangelio. Escribió inmediatamente a los creyentes engañados, exponiendo las falsas teorías que habían aceptado, y reprendiendo con gran severidad a los que se estaban apartando de la fe.”
A lo largo del ministerio de Pablo, el apóstol tuvo que hacer frente numerosas veces a los maestros judaizantes, que no eran judíos que habían rechazado a Cristo, sino “falsos hermanos” (Gálatas 2:4) y “falsos maestros” que profesaban seguir a Cristo y a su vez “instaban a los conversos gentiles a observar la ley ceremonial” (HAp 316/1).
Pablo vio en este grupo de maestros judaizantes un peligro mayor que el poder romano pagano que los perseguía, y aún peor que la nación judía que también los perseguía. Pablo comprendió que a partir de este grupo de falsos hermanos dentro de la iglesia que se aferraban a la ley ceremonial, surgiría el cuerno pequeño predicho en la profecía (Daniel 8:9-11), el “desolador” (Daniel 9:27) que perseguiría a los verdaderos cristianos en el futuro.
2 Tesalonicenses 2:7 – “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.”
El misterio de iniquidad, el cuerno pequeño, el inicuo, el hombre de pecado, el rey del norte, el desolador… ya estaba en acción en los días de Pablo profesando seguir a Cristo pero adhiriéndose tenazmente a la ley ceremonial. Sólo que en los días de Pablo era parte de la iglesia escondida, pero eventualmente pasó a convertirse en la iglesia visible con el paso de los años.
HAp pg. 324.2 – “Muchos de los judíos que habían aceptado el Evangelio tenían todavía en alta estima la ley ceremonial, y estaban muy dispuestos a hacer concesiones imprudentes, esperando ganar así la confianza de sus compatriotas, quitar su prejuicio y ganarlos a la fe de Cristo como Redentor del mundo. Pablo comprendía que mientras muchos de los miembros dirigentes de la iglesia de Jerusalén continuaran abrigando prejuicios contra él, tratarían constantemente de contrarrestar su influencia. Tenía la impresión de que si por alguna concesión razonable pudiera ganarlos a la verdad, podría quitar un gran obstáculo para el éxito del Evangelio en otros lugares. Pero no estaba autorizado por Dios para concederles tanto como ellos pedían.”
En Hechos 21:17-36 leemos que Pablo tuvo que hacer frente a los maestros judaizantes en Jerusalén y le mandaron a que celebre una fiesta, para “ganar la confianza de sus compatriotas” (judíos que habían rechazado a Cristo) y “quitar su prejuicio y ganarlos a la fe de Cristo.” Los maestros judaizantes convencieron a Pablo de celebrar una fiesta para “ganar almas a Cristo.” ¡Cuántas veces los profesos cristianos no ceden en la participación de ritos y costumbres que no están autorizadas por Dios con el pretexto de “ganar almas”!
Hechos 21:21 – “Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.”
Pablo tuvo “la impresión” de que hacer caso a estos maestros judaizantes era una “concesión razonable” y que con ello iba a poder “ganarlos a la verdad” posteriormente explicándoles que la ley ceremonial ya había llegado a su fin y que no había por qué celebrar fiestas ni acudir al santuario terrenal.
Sin embargo, Pablo no tuvo ocasión de hacer esto pues “NO ESTABA AUTORIZADO POR DIOS” y por lo tanto terminó yendo preso, y si no hubiese sido por la misericordia de Dios hubiese muerto en el templo terrenal en manos de la entonces iglesia visible.
Pablo debió haberse mantenido firme y debió decirles a estos hermanos que él NO iba a celebrar ningún rito de la ley ceremonial pues ya no estaba más en vigencia. Pablo eventualmente fue decapitado al ir preso a Roma por defender la verdad, y si bien murió en manos de la roma pagana imperial, la causa original fue una trampa que le hicieron los propios hermanos en la fe—los maestros judaizantes—que le convencieron de ir al santuario terrenal a celebrar sus ritos caducados.
La Gran Tribulación de la Iglesia bajo la Roma Imperial (paganismo)
CS pg. 43/1 (37.1) – “La historia de la iglesia primitiva atestigua que se cumplieron las palabras del Salvador. Los poderes de la tierra y del infierno se coligaron para atacar a Cristo en la persona de sus discípulos. El paganismo previó que de triunfar el Evangelio, sus templos y sus altares serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir el cristianismo. Encendióse el fuego de la persecución. Los cristianos fueron despojados de sus posesiones y expulsados de sus hogares. Todos ellos sufrieron ‘gran combate de aflicciones.’ ‘Experimentaron vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles’ (Hebreos 10:32; 11:36). Muchos sellaron su testimonio con su sangre. Nobles y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos eran muertos sin misericordia.
“Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón, cerca del tiempo del martirio de S. Pablo, continuaron con mayor o menor furia por varios siglos. Los cristianos eran inculpados calumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados como la causa de las mayores calamidades: hambres, pestes y terremotos. Como eran objeto de los odios y sospechas del pueblo, no faltaban los delatores que por vil interés estaban listos para vender a los inocentes. Se los condenaba como rebeldes contra el imperio, enemigos de la religión y azotes de la sociedad. Muchos eran arrojados a las fieras o quemados vivos en los anfiteatros. Algunos eran crucificados; a otros los cubrían con pieles de animales salvajes y los echaban a la arena para ser despedazados por los perros. Estos suplicios constituían a menudo la principal diversión en las fiestas populares. Grandes muchedumbres solían reunirse para gozar de semejantes espectáculos y saludaban la agonía de los moribundos con risotadas y aplausos.
“Doquiera fuesen los discípulos de Cristo en busca de refugio, se les perseguía como a animales de rapiña. Se vieron pues obligados a buscar escondite en lugares desolados y solitarios. Anduvieron ‘destituídos, afligidos, maltratados (de los cuales el mundo no era digno), andando descaminados por los desiertos y por las montañas, y en las cuevas y en las cavernas de la tierra’ (Hebreos 11:37, 38). Las catacumbas ofrecieron refugio a millares de cristianos. Debajo de los cerros, en las afueras de la ciudad de Roma, se habían cavado a través de tierra y piedra largas galerías subterráneas, cuya obscura e intrincada red se extendía leguas más allá de los muros de la ciudad. En estos retiros los discípulos de Cristo sepultaban a sus muertos y hallaban hogar cuando se sospechaba de ellos y se los proscribía. Cuando el Dispensador de la vida despierte a los que pelearon la buena batalla, muchos mártires de la fe de Cristo se levantarán de entre aquellas cavernas tenebrosas.”
La Gran Tribulación Bajo la Roma Papal (cuerno pequeño)
Mateo 24:22 – “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.”
DTG pg. 783.3 – “Los días aquí mencionados son los 1.260 días proféticos, o años, de la tribulación del pueblo de Dios, que abarcan la Edad Media, y están predichos en Daniel 7:25; 11:33-35 y en Apocalipsis 12:6, 13-16. Estos días comenzaron en el año 538 de nuestra era, cuando el obispo de Roma fue hecho, por decreto de Justiniano y por el derrocamiento de las potencias arrianas opositoras, ‘Cabeza de todas las Santas Iglesias’ y ‘Verdadero y Eficaz Corrector de Herejes.’ Continuaron hasta 1798, cuando Pío VI fue llevado prisionero por el general Berthier y el poder del papado sobre los gobiernos de Europa quedó quebrantado. La tribulación, o activa persecución, no abarcó todo ese período. El Señor abrevió la tribulación por causa de los escogidos. Dos cosas importantes ocurrieron para quebrar el poder de esta persecución: (1) La creciente influencia de la Reforma sobre Europa, que iluminó a los príncipes acerca del verdadero cristianismo, y (2) la apertura del Nuevo Mundo a los oprimidos de todas las naciones. Los gobernantes de Europa vieron a sus súbditos más concienzudos abandonarlos para irse a América, y vieron que era necesaria la tolerancia para retenerlos. El primer gobernante de influencia que obró en este sentido fue María Teresa, emperatriz de Austria, quien en 1776 abolió la tortura en sus estados hereditarios, lo cual fue seguido por el edicto de tolerancia de su hijo, el emperador José II, el 22 de junio de 1781. En 1776, las colonias unidas de Norteamérica se declararon estados libres e independientes; y así se abrió un refugio para los oprimidos de todas las naciones. ‘Y la tierra ayudó a la mujer’ (Apocalipsis 12:16).”
Es importante recordar que, como ya hemos analizado, el cuerno pequeño no surge recién en el año 538 d.C., sino que ya se vino formando desde los días de Pablo, poco a poco, hasta llegar a convertirse en la iglesia visible en el año 538 cuando el obispo de Roma recibe el título de “Cabeza de las Iglesias” y “Corrector de Herejes.”
CS pg. 53/1 (47.1) – “El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: ‘Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios’ (2 Tesalonicenses 2:3-4). Y además el apóstol advierte a sus hermanos que ‘el misterio de iniquidad está ya obrando’ (2 Tesalonicenses 2:7). Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado.”
La “gran tribulación” de Mateo 24:21
DTG pg. 584.2 – “De la destrucción de Jerusalén, Cristo pasó rápidamente al acontecimiento mayor, el último eslabón de la cadena de la historia de esta tierra la venida del Hijo de Dios en majestad y gloria. Entre estos dos acontecimientos, estaban abiertos a la vista de Cristo largos siglos de tinieblas, siglos que para su iglesia estarían marcados con sangre, lágrimas y agonía. Los discípulos no podían entonces soportar la visión de estas escenas, y Jesús las pasó con una breve mención. ‘Habrá entonces grande aflicción—dijo,—cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.’ Durante más de mil años iba a imperar contra los seguidores de Cristo una persecución como el mundo nunca la había conocido antes. Millones y millones de sus fieles testigos iban a ser muertos. Si Dios no hubiese extendido la mano para preservar a su pueblo, todos habrían perecido. ‘Mas por causa de los escogidos—dijo,—aquellos días serán acortados’.”
Entre la destrucción de Jerusalén y la Segunda Venida de Cristo, Cristo describió “largos siglos de tinieblas.”
La “gran tribulación, cual no la ha habido” “ni la habrá” de nuevo, abarcó sólo dos versículos (Mateo 24:21-22) que comprenden los 1260 años desde 538 hasta 1798. Este período es un período que ya se ha cumplido y no volverá a repetirse, pues la Palabra de Dios dice claramente: “ni la habrá.” Lo más terrible de todo esto es que, fue justamente la iglesia que Cristo dejó en la tierra la que entró en apostasía y la que pasó a matar y perseguir a una cantidad numerosa de verdaderos cristianos, a tal punto que a este período de tiempo se le llama la “gran tribulación cual no la ha habido ni la habrá.”
De todos los versículos de Mateo capítulo 24, son justamente los versículos 21-22, los que ni la Biblia ni tampoco el Espíritu de Profecía indican que se van a volver a repetir—es decir NO tienen doble aplicación ni Mateo 24:21 ni Mateo 24:22.
¿Por qué es importante entender que ni Mateo 24:21 ni Mateo 24:22 tiene doble aplicación en el futuro?
Es importante entender que Mateo 24:21-22 NO tiene doble aplicación porque el cuerno pequeño enseña el error que ahora los tiempos proféticos ya no son día por año, así que esos 1260 días son “días literales.” Pero esta argumentación NO tiene base bíblica. Los 1260 días proféticos son día por año (Números 14:34), ya tuvieron su cumplimiento del 538 hasta el 1798, y NO hay ninguna indicación de que se volverá a repetir en el futuro. De hecho, todo lo contrario se nos indica claramente que “no la habido” y “NI LA HABRA” nuevamente en el futuro.
¿Habrá una nueva “tribulación” en el futuro?
Sí habrá una “tribulación” en lo futuro, pero NO va a durar ese período de tiempo de 1260 días, ni como días literales ni como día por año.
Esta “tribulación” ocurrirá después de que Cristo deje de interceder en el Santuario Celestial en el fin del tiempo de gracia para todo el mundo (Apocalipsis 22:11). Y si bien la “gran tribulación” de Mateo 24:21-22 fue de parte del cuerno pequeño contra la iglesia de Cristo, la “tribulación” que sigue a Apocalipsis 22:11 será de parte de Satanás contra sus propios servidores. Entonces quedará en evidencia la cruda realidad de que Satanás es un MAL PAGADOR.
CS pg. 671/3 (600.1) – “Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su ley. Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.”
La “gran tribulación final” será para los “impenitentes empedernidos” que dejaron “concluir su tiempo de gracia” y “están a merced de Satanás.” Son los impíos que salieron REPROBADOS en el Juicio de Vivos. Es decir, la “tribulación final” NO es para los que salieron aprobados en el Juicio, sino que es para los que salieron REPROBADOS.
A partir de Apocalipsis 22:11, cuando empiecen a desatarse las plagas de Apocalipsis 16, ningún verdadero creyente, ningún ser humano que salió aprobado en el Juicio de Vivos experimentará la muerte primera. De allí en adelante no morirá ningún cristiano verdadero.
Antes de que termine el tiempo de gracia (antes de Apocalipsis 22:11), mientras se esté dando el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5, los verdaderos cristianos que den el fuerte pregón serán perseguidos y seguramente muchos experimentarán la muerte primera.
CS pg. 665/2 (593.2) – “A los que obedezcan con toda conciencia a la Palabra de Dios se les tratará como rebeldes. Cegados por Satanás, padres y madres habrá que serán duros y severos para con sus hijos creyentes; los patrones o patronas oprimirán a los criados que observen los mandamientos. Los lazos del cariño se aflojarán; se desheredará y se expulsará de la casa a los hijos. Se cumplirán a la letra las palabras de San Pablo: ‘Todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución’ (2 Timoteo 3:12). Cuando los defensores de la verdad se nieguen a honrar el domingo, unos serán echados en la cárcel, otros serán desterrados y otros aún tratados como esclavos. Ante la razón humana todo esto parece ahora imposible; pero a medida que el espíritu refrenador de Dios se retire de los hombres y éstos sean dominados por Satanás, que aborrece los principios divinos, se verán cosas muy extrañas. Muy cruel puede ser el corazón humano cuando no está animado del temor y del amor de Dios.
“Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor popularidad. Hombres de talento y de elocuencia, que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder de su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones.
“En aquel tiempo de persecución la fe de los siervos de Dios será probada duramente. Proclamaron fielmente la amonestación mirando tan sólo a Dios y a su Palabra. El Espíritu de Dios, que obraba en sus corazones, les constriñó a hablar. Estimulados por santo celo e impulso divino, cumplieron su deber y declararon al pueblo las palabras que de Dios recibieran sin detenerse en calcular las consecuencias. No consultaron sus intereses temporales ni miraron por su reputación o sus vidas. Sin embargo, cuando la tempestad de la oposición y del vituperio estalle sobre ellos, algunos, consternados, estarán listos para exclamar: ‘Si hubiésemos previsto las consecuencias de nuestras palabras, habríamos callado.’ Estarán rodeados de dificultades. Satanás los asaltará con terribles tentaciones. La obra que habrán emprendido parecerá exceder en mucho sus capacidades. Los amenazará la destrucción. El entusiasmo que les animara se desvanecerá; sin embargo no podrán retroceder. Y entonces, sintiendo su completa incapacidad, se dirigirán al Todopoderoso en demanda de auxilio. Recordarán que las palabras que hablaron no eran las suyas propias, sino las de Aquel que les ordenara dar la amonestación al mundo. Dios había puesto la verdad en sus corazones, y ellos, por su parte, no pudieron hacer otra cosa que proclamarla.”
Habrá persecución para quien se mantenga firme en la crisis final, poco antes de la Ley Dominical, y después, durante el período del fuerte pregón por parte de TODAS las organizaciones religiosas contra los verdaderos creyentes. Pero ninguna de estas persecuciones durarán 1260 días literales, ni tampoco día por año.
Los únicos dos períodos proféticos que aun no se han cumplido y están reservados para el futuro son:
- La media hora profética (día por año) de Apocalipsis 8:1.
- La hora profética (día por año) de Apocalipsis 17:12.
Todos los demás períodos proféticos ya tuvieron su cumplimiento hasta el año 1844 con el fin de las 2300 tardes y mañanas.
Los “días acortados”
Ya que el período de Mateo 24:21-22 abarca del 538 hasta el 1798, los “días acortados” deben encontrarse dentro de este período profético.
DTG pg. 783.3 – “El primer gobernante de influencia que obró en este sentido fue María Teresa, emperatriz de Austria, quien en 1776 abolió la tortura en sus estados hereditarios, lo cual fue seguido por el edicto de tolerancia de su hijo, el emperador José II, el 22 de junio de 1781. En 1776, las colonias unidas de Norteamérica se declararon estados libres e independientes; y así se abrió un refugio para los oprimidos de todas las naciones. ‘Y la tierra ayudó a la mujer’ (Apocalipsis 12:16). El obscurecimiento del sol iba a ocurrir ‘en aquellos días, después de aquella aflicción’ (Marcos 13:24), ‘después de la tribulación’ (Mateo 24:29). Como la tribulación cesó hacia 1776, y los días terminaban en 1798, quedamos reducidos a un breve período de 22 años para ver la aparición de la primera de estas señales.”
Los días fueron “acortados” pues, si bien el período de los 1260 años concluyó en 1798, la gran tribulación de la iglesia de Cristo por parte del cuerno pequeño concluyó en el año 1776. Es decir, la persecución se acortó un período de 22 años.
Señales de que el Juicio de Vivos está cerca
Mateo 24:23-26 – “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.”
En Mateo 24:5 analizamos que una señal de la destrucción de Jerusalén y el templo terrenal serían los falsos cristos, y también vimos que esta señal se cumplió efectivamente antes del año 70 d.C. Pero, también hemos analizado que esta señal tiene una doble aplicación, y efectivamente vuelve a ser presentada como señal de Juicio de Vivos en Mateo 24:23-26.
Cristo nos vuelve a advertir que ante el grito de que Cristo está “aquí” o en “tal lugar”, así hayan “señales y prodigios” como “sanidad milagrosa” de enfermos, nosotros no debemos creer ni salir a ver estas señales. La advertencia que se nos da antes los falsos profetas y falsos milagros es de:
- No creer (Mateo 24:23).
- No mirar (Mateo 24:26).
- No salir (Mateo 24:26).
DTG pg. 585/0 (584.3) – “Luego, en lenguaje inequívoco, nuestro Señor habla de su segunda venida y anuncia los peligros que iban a preceder a su advenimiento al mundo. ‘Si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. He aquí os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está; no salgáis: He aquí en las cámaras; no creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.’ Una de las señales de la destrucción de Jerusalén que Cristo había anunciado era: ‘Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos.’ Se levantaron falsos profetas que engañaron a la gente y llevaron a muchos al desierto. Magos y hechiceros que pretendían tener un poder milagroso arrastraron a la gente en pos de sí a las soledades montañosas. Pero esa profecía fue dada también para los últimos días. Se trataba de una señal del segundo advenimiento. Aun ahora hay falsos cristos y falsos profetas que muestran señales y prodigios para seducir a sus discípulos. ¿No oímos el clamor: ‘He aquí en el desierto está’? ¿No han ido millares al desierto esperando hallar a Cristo? Y de los miles de reuniones donde los hombres profesan tener comunión con los espíritus desencarnados, ¿no se oye ahora la invitación: ‘He aquí en las cámaras’ está? Tal es la pretensión que el espiritismo expresa. Pero, ¿qué dice Cristo? ‘No creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre’.”
“Como el Relámpago”
Mientras que para los falsos cristos y falsos profetas es necesario el clamor de “mirad”, la advertencia es de “no creáis, no salgáis” pues al Cristo verdadero “todo ojo lo verá” sin necesidad de que nadie lo anuncie por las calles.
Mateo 24:27-28 – “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.”
Apocalipsis 1:7 – “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.”
Además, cuando Cristo regrese por segunda vez, él NO tocará tierra, sino que los redimidos serán arrebatados a las nubes con él.
1 Tesalonicenses 4:17 – “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
Mientras los falsos cristos y falsos profetas caminarán por la tierra realizando supuestos “milagros”, el verdadero Cristo no pisará la tierra en su Segunda Venida, sino que permanecerá en el cielo, y tampoco vendrá a realizar “milagros” sino a recoger a su iglesia redimida.
CS pg. 647/1 (576.1) – “Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales. ‘La tierra se pone de luto y se marchita,’ ‘desfallece la gente encumbrada de la tierra. La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno’ (Isaías 24:4-5).”
Satanás enferma a la gente y luego quita la enfermedad dando la impresión de una “sanación milagrosa.” ¿Cómo no va a creer la gente en esta supuesta milagrosa curación si estaba enferma y deja de estarlo repentinamente? ¿Cómo no va a creer que fue “Dios” quien le curó de su enfermedad? Es por esto que hay que entender el contraste entre los falsos cristos y el verdadero Cristo: Cristo NO viene en ocasión de su Segunda Venida a caminar en la tierra realizando “milagros”.
Además, Cristo NO promete curación al hombre que NO desea someterse a las leyes de la salud, pues sanar milagrosamente al enfermo en este caso sería dar alas al pecado.
MC pg. 173.3 – “Muchas personas se acarrean la enfermedad por sus excesos. No han vivido conforme a la ley natural o a los principios de estricta pureza. Otros han despreciado las leyes de la salud en su modo de comer y beber, de vestir o de trabajar. Muchas veces uno u otro vicio ha causado debilidad de la mente o del cuerpo. Si las tales personas consiguieran la bendición de la salud, muchas de ellas reanudarían su vida de descuido y transgresión de las leyes naturales y espirituales de Dios, arguyendo que si Dios las sana en respuesta a la oración, pueden con toda libertad seguir sus prácticas malsanas y entregarse sin freno a sus apetitos. Si Dios hiciera un milagro devolviendo la salud a estas personas, daría alas al pecado.”
Satanás es un ser creado y sólo Dios es Omnipresente, por lo tanto Satanás NO puede estar al mismo tiempo en todo lado. Sin embargo, puede desplazarse a una velocidad superior a la luz, tal y como se puede apreciar la velocidad de Gabriel desde el tercer cielo hasta la tierra en Daniel 9:21 cuando vino “volando con presteza” y dice que salió “al principio de tus ruegos” (Daniel 9:23), y la oración de Daniel debió tomar unos 5 minutos. Entonces, Satanás debe tener la capacidad para movilizarse a una velocidad superior a la luz, pero aún así no puede estar en todo lado al mismo tiempo.
3. Oscurecimiento del Sol y de la Luna,
y Caída de las Estrellas
“Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.”
(Mateo 24:28)
Para la siguiente señal, Cristo usó una escena peculiar: los buitres volando en círculos alrededor de un cuerpo muerto.
Job 12:7 – “Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; A las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán.”
Cuando se puede ver a la distancia a un grupo de buitres sobrevolando en círculo en alguna área, entonces se puede deducir con seguridad que allí abajo se encuentra un cuerpo muerto de un ser humano o un animal.
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días…” (Mateo 24:29)
Inmediatamente después de la tribulación de Mateo 24:21-23, que fue desde el 538 dC. hasta 1798, entonces deberíamos encontrar el cumplimiento de la señal del oscurecimiento del sol y de la luna, y la caída de las estrellas por este tiempo.
Mateo 24:29 – “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.”
CS pg. 349/1 (305.4) – “Jesús dijo: ‘Habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas’ (Lucas 21:25). ‘El sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor; y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes que están en los cielos serán conmovidas; y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha potestad y gloria’ (Marcos 13:24-26). El revelador describe así la primera de las señales que iban a preceder el segundo advenimiento: ‘Fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre’ (Apocalipsis 6:12).
“Estas señales se vieron antes de principios del siglo XIX. En cumplimiento de esta profecía, en 1755 se sintió el más espantoso terremoto que se haya registrado. Aunque generalmente se lo llama el terremoto de Lisboa, se extendió por la mayor parte de Europa, África y América. Se sintió en Groenlandia, en las Antillas, en la isla de Madera, en Noruega, en Suecia, en Gran Bretaña e Irlanda. Abarcó por lo menos diez millones de kilómetros cuadrados. La conmoción fue casi tan violenta en África como en Europa. Gran parte de Argel fue destruida; y a corta distancia de Marruecos, un pueblo de ocho a diez mil habitantes desapareció en el abismo. Una ola formidable barrió las costas de España y África, sumergiendo ciudades y causando inmensa desolación.”
CS pg. 351/1 (307.1) – “Veinticinco años después apareció la segunda señal mencionada en la profecía: el obscurecimiento del sol y de la luna. Lo que hacía esto aun más sorprendente, era la circunstancia de que el tiempo de su cumplimiento había sido indicado de un modo preciso. En su conversación con los discípulos en el Monte de los Olivos, después de describir el largo período de prueba por el que debía pasar la iglesia, es decir, los mil doscientos sesenta años de la persecución papal, acerca de los cuales había prometido que la tribulación sería acortada, el Salvador mencionó en las siguientes palabras ciertos acontecimientos que debían preceder su venida y fijó además el tiempo en que se realizaría el primero de éstos: ‘En aquellos días, después de aquella aflicción, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor’ (Marcos 13:24). Los 1.260 días, o años, terminaron en 1798. La persecución había concluido casi por completo desde hacía casi un cuarto de siglo. Después de esta persecución, según las palabras de Cristo, el sol debía obscurecerse. Pues bien, el 19 de mayo de 1780 se cumplió esta profecía.”
CS pg. 380/3 (332.3) – “En 1833, dos años después de haber principiado Miller a presentar en público las pruebas de la próxima venida de Cristo, apareció la última de las señales que habían sido anunciadas por el Salvador como precursoras de su segundo advenimiento. Jesús había dicho: ‘Las estrellas caerán del cielo’ (Mateo 24:29). Y Juan, al recibir la visión de las escenas que anunciarían el día de Dios, declara en el Apocalipsis: ‘Las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento’ (Apocalipsis 6:13). Esta profecía se cumplió de modo sorprendente y pasmoso con la gran lluvia meteórica del 13 de noviembre de 1833. Fue éste el más dilatado y admirable espectáculo de estrellas fugaces que se haya registrado, pues ‘¡sobre todos los Estados Unidos el firmamento entero estuvo entonces, durante horas seguidas, en conmoción ígnea! No ha ocurrido jamás en este país, desde el tiempo de los primeros colonos, un fenómeno celestial que despertara tan grande admiración entre unos, ni tanto terror ni alarma entre otros.’ ‘Su sublimidad y terrible belleza quedan aún grabadas en el recuerdo de muchos… Jamás cayó lluvia más tupida que ésa en que cayeron los meteoros hacia la tierra; al este, al oeste, al norte y al sur era lo mismo. En una palabra, todo el cielo parecía en conmoción… El espectáculo, tal como está descrito en el diario del profesor Silliman, fue visto por toda la América del Norte… Desde las dos de la madrugada hasta la plena claridad del día, en un firmamento perfectamente sereno y sin nubes, todo el cielo estuvo constantemente surcado por una lluvia incesante de cuerpos que brillaban de modo deslumbrador.’—R. M. Devens, American Progress; or, The Great Events of the Greatest Century, cap. 28, párrs. 1-5.”

1. La venida en su reino
Como podemos apreciar, las señales de “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo” se cumplieron ya antes de 1844 y fueron señales, no de la Segunda Venida de Cristo, sino más específicamente del inicio del Juicio de Vivos el 10 de mes séptimo de 1844 (22 de Octubre en ese año) a la conclusión de las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14, cuando Cristo pasó del Lugar Santo al Lugar Santísimo del Santuario Celestial.
La Venida como Ladrón a Juicio
PE pg. 42/1 – “El sábado 24 de marzo de 1849 tuvimos con los hermanos de Topsham, Maine, una reunión muy agradable e interesante. El Espíritu Santo fue derramado sobre nosotros y fui arrebatada en Espíritu a la ciudad del Dios viviente. Luego se me mostró que los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo acerca de la puerta cerrada no pueden separarse, y que el tiempo en que los mandamientos de Dios habían de resplandecer en toda su importancia y cuando el pueblo de Dios había de ser probado acerca de la verdad del sábado era cuando se abriese la puerta en el lugar santísimo del santuario celestial, donde está el arca que contiene los diez mandamientos. Esta puerta no se abrió hasta que hubo terminado la mediación de Jesús en el lugar santo del santuario en 1844. Entonces Jesús se levantó, cerró la puerta del lugar santo, abrió la que da al santísimo y pasó detrás del segundo velo, donde está ahora al lado del arca y adonde llega la fe de Israel ahora.
“Vi que Jesús había cerrado la puerta del lugar santo, y nadie podía abrirla; y que había abierto la puerta que da acceso al lugar santísimo, y nadie puede cerrarla (Apocalipsis 3:7, 8); y que desde que Jesús abrió la puerta que da al lugar santísimo, que contiene el arca, los mandamientos han estado brillando hacia los hijos de Dios, y éstos son probados acerca de la cuestión del sábado.
“Vi que la prueba actual acerca del sábado no podía producirse antes que terminase la mediación de Cristo en el lugar santo y él hubiese pasado al interior del segundo velo. Por lo tanto, los cristianos que durmieron antes que se abriese la puerta de acceso al santísimo cuando terminó el clamor de medianoche, el séptimo mes, en 1844, sin haber guardado el verdadero día de reposo, descansan ahora en esperanza; porque no tuvieron la luz ni la prueba acerca del sábado que tenemos ahora desde que la puerta se abrió. Vi que Satanás estaba tentando acerca de este punto a algunos de los hijos de Dios. Debido a que tantos buenos cristianos se durmieron en los triunfos de la fe sin haber guardado el verdadero día de reposo, dudaban de que éste fuese una prueba para nosotros ahora.
“Los enemigos de la verdad presente han estado tratando de abrir la puerta del lugar santo, que Jesús cerró, y de cerrar la puerta del lugar santísimo, que él abrió en 1844, donde está el arca que contiene las dos tablas de piedra en las cuales fueron escritos por el dedo de Jehová los diez mandamientos.”
PE pg. 43/4 – “Vi que Satanás obraba de unas cuantas maneras mediante sus agentes. Actuaba por intermedio de ministros que habían rechazado la verdad y cedido a graves engaños para creer la mentira y ser condenados. Mientras predicaban y oraban, algunos caían postrados y desvalidos, no por el poder del Espíritu Santo, sino por el de Satanás infundido en esos agentes, y por su intermedio en la gente. Mientras predicaban, oraban y conversaban, algunos adventistas profesos que habían rechazado la verdad presente se valían del mesmerismo para ganar adherentes, y la gente se regocijaba en esta influencia porque pensaba que era la del Espíritu Santo. Hasta hubo algunos que empleaban el mesmerismo y estaban tan sumidos en las tinieblas y el engaño del diablo que creían ejercer un poder que Dios les había dado. Tanto habían igualado a Dios consigo mismos que consideraban su poder como cosa sin valor.”
CS pg. 539/1 – “La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser examinadas. Pero el apóstol Pedro dice terminantemente que los pecados de los creyentes serán borrados “cuando vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo.” (Hechos 3:19, 20). Cuando el juicio investigador haya concluido, Cristo vendrá con su recompensa para dar a cada cual según sus obras.
“En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, hecha la propiciación por Israel, salía y bendecía a la congregación. Así también Cristo, una vez terminada su obra de mediador, aparecerá “sin pecado … para la salvación” (Hebreos 9:28), para bendecir con el don de la vida eterna a su pueblo que le espera. Así como, al quitar los pecados del santuario, el sacerdote los confesaba sobre la cabeza del macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos estos pecados sobre Satanás, autor e instigador del pecado. El macho cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel, era enviado “a tierra inhabitada” (Levítico 16:22); así también Satanás, cargado con la responsabilidad de todos los pecados que ha hecho cometer al pueblo de Dios, será confinado durante mil años en la tierra (Apocalipsis 20:3-4) entonces desolada y sin habitantes, y sufrirá finalmente la entera penalidad del pecado en el fuego que destruirá a todos los impíos. Así el gran plan de la redención alcanzará su cumplimiento en la extirpación final del pecado y la liberación de todos los que estuvieron dispuestos a renunciar al mal.
“En el tiempo señalado para el juicio—al fin de los 2.300 días, en 1844—empezó la obra de investigación y el acto de borrar los pecados. Todos los que hayan profesado el nombre de Cristo deben pasar por ese riguroso examen. Tanto los vivos como los muertos deben ser juzgados ‘de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras’ (Apocalipsis 20:12).
“Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no hayan sido abandonados, no serán perdonados ni borrados de los libros de memoria, sino que permanecerán como testimonio contra el pecador en el día de Dios. Puede el pecador haber cometido sus malas acciones a la luz del día o en la obscuridad de la noche; eran conocidas y manifiestas para Aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hubo siempre ángeles de Dios que fueron testigos de cada pecado, y lo registraron en los libros infalibles. El pecado puede ser ocultado, negado, encubierto para un padre, una madre, una esposa, o para los hijos y los amigos; nadie, fuera de los mismos culpables tendrá tal vez la más mínima sospecha del mal; no deja por eso de quedar al descubierto ante los seres celestiales. La obscuridad de la noche más sombría, el misterio de todas las artes engañosas, no alcanzan a velar un solo pensamiento para el conocimiento del Eterno. Dios lleva un registro exacto de todo acto injusto e ilícito. No se deja engañar por una apariencia de piedad. No se equivoca en su apreciación del carácter. Los hombres pueden ser engañados por entes de corazón corrompido, pero Dios penetra todos los disfraces y lee la vida interior.
“¡Qué pensamiento tan solemne! Cada día que transcurre lleva consigo su caudal de apuntes para los libros del cielo. Una palabra pronunciada, un acto cometido, no pueden ser jamás retirados. Los ángeles tomaron nota tanto de lo bueno como de lo malo. El más poderoso conquistador de este mundo no puede revocar el registro de un solo día siquiera. Nuestros actos, nuestras palabras, hasta nuestros más secretos motivos, todo tiene su peso en la decisión de nuestro destino para dicha o desdicha. Podremos olvidarlos, pero no por eso dejarán de testificar en nuestro favor o contra nosotros.”
Al terminar las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14 el 22 de Octubre de 1844 (10 del mes séptimo) terminó la primera parte del Ministerio Sacerdotal Celestial de Cristo que había empezado el 5 de Siván (mes tercero) del año 31 d.C. (del primer siglo de la era cristiana), y en el Lugar Santo del Santuario Celestial. En ese departamento Cristo estuvo 1813 años realizando la obra de Sacerdote y del Servicio Diario Celestial. Lo que ocurrió el 22 de Octubre de 1844 estaba profetizado por lo que ocurría en el ritual simbólico el 10 del mes séptimo (Levítico 16:29).
El 10 del mes séptimo, en el ritual simbólico de Levítico 16:1-34, ocurría lo siguiente:
- Terminaba el servicio del Lugar Santo.
- Empezaba el servicio del Lugar Santísimo.
- Terminaba el trabajo del Sacerdote—el Servicio Diario terrenal o Continuo.
- Empezaba el trabajo del Sumo Sacerdote—día de la expiación o juicio.
Todo esto estaba anunciando proféticamente lo que debía ocurrir a la finalización de las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14 en 1844.
CS pg. 481/3 (424.2) – “En el servicio del santuario terrenal que, como ya lo vimos, es una figura del servicio que se efectúa en el santuario celestial, cuando el sumo sacerdote entraba el día de la expiación en el lugar santísimo terminaba el servicio del primer departamento. Dios mandó: ‘No ha de haber hombre alguno en el Tabernáculo de Reunión cuando él entrare para hacer expiación dentro del Santuario, hasta que salga’ (Levítico 16:17). Así que cuando Cristo entró en el lugar santísimo para consumar la obra final de la expiación, cesó su ministerio en el primer departamento (fin de los 1813 años). Pero cuando terminó el servicio que se realizaba en el primer departamento, se inició el ministerio en el segundo departamento. Cuando en el servicio típico el sumo sacerdote salía del lugar santo el día de la expiación, se presentaba ante Dios, para ofrecer la sangre de la víctima ofrecida por el pecado de todos los israelitas que se arrepentían verdaderamente. Así también Cristo sólo había terminado una parte de su obra como intercesor nuestro para empezar otra, y sigue aún ofreciendo su sangre ante el Padre en favor de los pecadores.”
CS pg. 473/4 (415.4) – “Este ministerio siguió efectuándose durante dieciocho siglos en el primer departamento del santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre, pero no obstante sus pecados permanecían inscritos en los libros de registro. Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expiación para quitar el pecado del santuario. Este es el servicio que empezó cuando terminaron los 2.300 días. Entonces, así como lo había anunciado Daniel el profeta, nuestro Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo, para cumplir la última parte de su solemne obra: la purificación del santuario.”
CS pg. 474/2 (416.2) – “Así que los que andaban en la luz de la palabra profética vieron que en lugar de venir a la tierra al fin de los 2.300 días, en 1844, Cristo entró entonces en el lugar santísimo del santuario celestial para cumplir la obra final de la expiación preparatoria para su venida.”
Hasta el 22 de Octubre de 1844 Cristo estuvo vestido de vestiduras de Sacerdote:
Apocalipsis 1:13 – “Y en medio de los siete candeleros a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro.”
Y para que Cristo entrara al Lugar Santísimo, ocurrió lo siguiente:
PE pg. 250/2 – “Se me mostró lo que había ocurrido en el cielo al terminar en 1844 los períodos proféticos. Cuando Jesús concluyó su ministerio en el lugar santo y cerró la puerta de ese departamento, densas tinieblas envolvieron a quienes habían oído y rechazado el mensaje de su advenimiento y lo habían perdido de vista a él. Jesús se revistió entonces de preciosas vestiduras. Alrededor de la orla inferior de su manto ostentaba en alternada sucesión una campanilla y una granada. De sus hombros colgaba un pectoral de curiosa labor. Cuando él andaba, el pectoral refulgía como diamantes y se ampliaban unas letras que parecían nombres escritos o grabados en el pectoral. En la cabeza llevaba algo que parecía una corona. Una vez que estuvo completamente ataviado, le rodearon los ángeles y en un flamígero carro penetró tras el segundo velo.” Para empezar su trabajo de Sumo Sacerdote Celestial.
Asimismo, a la conclusión del período profético de las 2300 tardes y mañanas, tuvo su cumplimiento Apocalipsis 3:7-8 – “Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Conozco tus obras. He abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi Palabra, y no has negado mi Nombre.”
PE pg. 42/2 – “Vi que Jesús había cerrado la puerta del lugar santo, y nadie podía abrirla; y que había abierto la puerta que da acceso al lugar santísimo, y nadie puede cerrarla (Apocalipsis 3:7-8); y que desde que Jesús abrió la puerta que da al lugar santísimo, que contiene el arca, los mandamientos han estado brillando hacia los hijos de Dios, y éstos son probados acerca de la cuestión del sábado.”
El Juicio de Apocalipsis 14:7
El verdadero significado de la palabra JUICIO de Apocalipsis 14:7 lo aprendemos del ritual simbólico, que se celebraba cada vez que llegaba el 10 del mes séptimo (Levítico 23:27). Esa fecha y mes era para el israelita verdadero, el día más solemne del año, porque ese día su caso era EXAMINADO por el Juez de toda la tierra. Esa fecha era el único día del año que por mandato divino debían ayunar: “A los diez días de este mes séptimo será día de expiación; tendréis una santa convocación, y afligiréis vuestras almas” (Levítico 23:27). Ese día era un día en que no se debía hacer trabajo servil alguno bajo sentencia de muerte (Levítico 23:29). “Todo hombre había de contristar su alma mientras se verificaba la obra de la expiación. Todos los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba el día en solemne humillación delante de Dios, en oración, ayuno, y profundo análisis del corazón” (PP 369/1).
Esa fecha y mes en el pueblo de Israel, era un día de juicio, de examen, de investigación de sus casos, era un día en que se decidía si sus nombres se iban a conservar en el Libro de la Vida o no, si sus pecados iban a ser borrados o no, pero para que ese día un nombre sea conservado en el Libro de la Vida, dependía de que si el israelita había hecho su servicio de preparación, que era el servicio diario terrenal (Éxodo 29:38-39). Ese servicio era un servicio que le preparaba, le capacitaba al israelita para poder enfrentar el juicio.
Todo lo que se realizaba el 10 del mes séptimo, en el servicio anual del ritual simbólico, todas sus ceremonias que se celebraban ese día eran proféticas que estaban anunciando a algo que debía ocurrir a la conclusión del período profético de las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14, que fue el 10 del mes séptimo de 1844 en el calendario de Dios, y en el calendario gregoriano fue 22 de Octubre de 1844. Lo que estaba anunciando proféticamente el servicio anual, es el juicio de Apocalipsis 14:7, y la escena de juicio de Daniel 7:9-10,13.
Este juicio no era algo que debía ocurrir aquí en la tierra, sino en el cielo y no iban a ser asunto de un solo día, sino de un período de tiempo. El juicio de Apocalipsis 14:7 debía empezar a la conclusión de las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14 y va a terminar cuando concluya el trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial y mucho antes de que el venga por segunda vez.
Un primer contraste entre el servicio anual o día de juicio de Levítico 23:27 es que ese servicio duraba un solo día—sólo el 10 del mes séptimo. Mientras que el juicio de Apocalipsis 14:7 es un período de tiempo que empezó el 10 del mes séptimo (22 de Octubre) de 1844 y que sigue efectuándose y seguirá hasta que termine el trabajo de Cristo como Sumo Sacerdote (Apocalipsis 22:11).
Otro contraste es que, en el ritual simbólico, el servicio diario terrenal sólo se realizaba en el lugar santo y era trabajo de sacerdote. Hoy que Cristo está en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial, Cristo como Sumo Sacerdote está haciendo al mismo tiempo Servicio Diario para los que están vivos—no para los muertos—porque son únicamente los que viven los que pueden confesar sus pecados, pedir perdón y seguirle a Cristo por la fe hasta ese lugar (Isaías 38:18-19), y está haciendo el Juicio para los muertos.
Un contraste final es que, en el ritual simbólico, como el servicio anual se realizaba un 10 de mes séptimo cada año, ese día había un borrón de pecados en promesa y luego se iniciaba una cuenta nueva: el servicio diario, hasta el siguiente 10 del mes séptimo del próximo año. Mientras que los casos que son decididos en el juicio de Apocalipsis 14:7 son decididos una vez y para siempre.
Cuando llegó a su fin las 2300 tardes y mañanas el 22 de Octubre de 1844, Cristo dejó el Lugar Santo del Santuario Celestial y entró al Lugar Santísimo para empezar la segunda parte de su Sacerdocio, a saber: el Juicio o Examen o Investigación. De manera que el mensaje del primer ángel: “Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio” (Apocalipsis 14:7) señalan al Ministerio de Cristo en el Lugar Santísimo, al Juicio Investigador y no a su Segunda Venida. También es importante comprender que el Juicio de Apocalipsis 14:7 es sinónimo de examen de los registros que cada ser humano tiene en el cielo (Isaías 65:6-7; Malaquías 3:16). Este es un Juicio con apertura de libros así como está escrito: “El juez se sentó y los libros fueron abiertos” (Daniel 7:10), por lo tanto, es un Juicio donde se investigan los registros para determinar quiénes por su arrepentimiento del pecado y su fe en Cristo tienen derecho a los beneficios de la expiación cumplida por Él.
Cuando Cristo entró el 22 de Octubre de 1844 al Lugar Santísimo para empezar la obra de Juicio, empezó presentando el caso de los muertos, empezando con los primeros que vivieron en la tierra, y va a terminar con el caso de los vivos, y antes de que Cristo regrese a la tierra. De modo que cuando Cristo venga por segunda vez todos los casos están ya decididos—sea para vida eterna o muerte segunda.
CS pg. 536/4 (474.4) – “A medida que los libros de memoria se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron los primeros en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos.”
1MS pg. 145/2 – “En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial para comenzar la obra del juicio investigador. Han estado siendo examinados delante de Dios los casos de los muertos justos. Cuando se complete esa obra, se pronunciará juicio sobre los vivientes. ¡Cuán preciosos, cuán importantes son estos solemnes momentos! Cada uno de nosotros tiene un caso pendiente en el tribunal celestial. Individualmente hemos de ser juzgados de acuerdo con lo que hicimos en el cuerpo. En el servicio simbólico, cuando la obra de expiación era realizada por el sumo sacerdote en el lugar santísimo del santuario terrenal, se demandaba que el pueblo afligiera su alma delante de Dios y confesara sus pecados para que pudieran ser expiados y borrados. ¿Se requerirá algo menos de nosotros en este día real de expiación, cuando Cristo, en el santuario de lo alto, está intercediendo a favor de su pueblo, y se ha de pronunciar en cada caso una decisión final e irrevocable?”
El Juicio de Apocalipsis 14:7, es sinónimo de EXAMEN o INVESTIGACION de libros en el cielo, es un evento que tuvo su inicio a la conclusión de las 2300 tardes y mañanas de Daniel 8:14 el 10 del mes séptimo de 1844 (22 de Octubre) y va a tener su conclusión cuando Cristo termine su obra de intercesión como Sumo Sacerdote, es un Juicio que se viene llevando a efecto y hoy aún no está terminado, y va a terminar antes de que empiecen a caer las plagas de Apocalipsis 16:1-21 y antes de la segunda venida de Cristo de Mateo 24:30-31.
El Juicio de Apocalipsis 14:7 es un juicio que le ANTECEDE a la segunda venida de Cristo:
CS pg. 400/3 (351.3) – “En el sistema típico—que era sombra del sacrificio y del sacerdocio de Cristo—la purificación del santuario era el último servicio efectuado por el sumo sacerdote en el ciclo anual de su ministerio. Era el acto final de la obra de expiación—una remoción o apartamiento del pecado de Israel. Prefiguraba la obra final en el ministerio de nuestro Sumo Sacerdote en el cielo, en el acto de borrar los pecados de su pueblo, que están consignados en los libros celestiales. Este servicio envuelve una obra de investigación, una obra de juicio, y precede inmediatamente la venida de Cristo en las nubes del cielo con gran poder y gloria, pues cuando él venga, la causa de cada uno habrá sido fallada. Jesús dice: ‘Mi galardón está conmigo, para dar la recompensa a cada uno según sea su obra’ (Apocalipsis 22:12). Esta obra de juicio, que precede inmediatamente al segundo advenimiento, es la que se anuncia en el primer mensaje angelical de Apocalipsis 14:7: ‘¡Temed a Dios y dadle honra; porque ha llegado la hora de su juicio!’”
PVGM pg. 179.4 – “En la profecía (Apocalipsis 14:7), esta amonestación referente al juicio, con los mensajes que con ella se relacionan, es seguida por la venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos. La proclamación del juicio es el anunció de que la segunda aparición del Salvador está por acaecer. Y a esta proclamación se denomina el Evangelio eterno. Así se ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anunció de su cercanía, es una parte esencial del mensaje evangélico.”
PVGM pg. 251.3 – “El examen que de los convidados a la fiesta hace el rey, representa una obra de juicio. Los convidados a la fiesta del Evangelio son aquellos que profesan servir a Dios, aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Pero no todos los que profesan ser cristianos son verdaderos discípulos. Antes que se dé la recompensa final, debe decidirse quiénes son idóneos para compartir la herencia de los justos. Esta decisión debe hacerse antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo; porque cuando él venga, traerá su galardón consigo, ‘para recompensar a cada uno según fuere su obra’ (Apocalipsis 22:12). Antes de su venida, pues, habrá sido determinado el carácter de la obra de todo hombre, y a cada uno de los seguidores de Cristo le habrá sido fijada su recompensa de acuerdo con sus obras.”
“Y las potencias de los cielos serán conmovidas”
Mientras que las primeras señales de Mateo 24:29 fueron un anuncio de Juicio y ya fueron cumplidas en su respectivo tiempo, la última señal de Mateo 24:29 “las potencias de los cielos serán conmovidas” es una señal todavía por cumplir en el futuro y ocurrirá un poco antes de la Segunda Venida de Cristo.
PE pg. 41/1 – “El 16 de diciembre de 1848, el Señor me dio una visión de la conmoción de las potestades del cielo. Vi que cuando el Señor dijo ‘cielo’ al anunciar las señales indicadas por Mateo, Marcos y Lucas, quería decir el cielo, y cuando dijo ‘tierra’ se refería a la tierra. Las potestades del cielo son el sol, la luna y las estrellas. Gobiernan en los cielos. Las potestades terrenas son las que gobiernan en la tierra. Las potestades del cielo se conmoverán a la voz de Dios. Entonces el sol, la luna y las estrellas se desquiciarán de su asiento. No se aniquilarán, sino que se conmoverán a la voz de Dios.
“Sobrevinieron sombrías y densas nubes que se entrechocaban unas con otras. La atmósfera se partió, arrollándose hacia atrás, y entonces pudimos ver en Orión un espacio abierto de donde salió la voz de Dios. Por aquel espacio abierto descenderá la santa ciudad de Dios. Vi que ahora se están conmoviendo las potestades de la tierra, y que los acontecimientos ocurren en orden. Guerras, rumores de guerra, espada, hambre y pestilencia conmueven primero las potestades de la tierra, y después la voz de Dios sacudirá el sol, la luna, las estrellas y también la tierra. Vi que la conmoción de las potencias europeas no es, como enseñan algunos, la conmoción de las potestades del cielo, sino la de las airadas naciones.”
A la Segunda Venida de Cristo le anteceden las 7 postreras plagas de Apocalipsis 16. Y justo antes de su Segunda Venida, “las potestades de los cielos”—que son el sol, la luna y las estrellas—“serán conmovidas,” se “desquiciarán de su asiento,” es decir: se moverán de su lugar de manera anti-natural violando las leyes de la física que hoy conocemos, y aún el sol saldrá durante la medianoche.
CS pg. 685/3 (611.2) – “Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca (Apocalipsis 14:9, 10). Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios. En el Apocalipsis se lee lo siguiente con referencia a esas mismas plagas tan temibles: ‘Vino una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen.’ El mar ‘se convirtió en sangre como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar.’ También ‘los ríos, y … las fuentes de las aguas, … se convirtieron en sangre.’ Por terribles que sean estos castigos, la justicia de Dios está plenamente vindicada. El ángel de Dios declara: ‘Justo eres tú, oh Señor, … porque has juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen’ (Apocalipsis 16:2-6).”
DTG pg. 11/3 – “Al principio, Dios se revelaba en todas las obras de la creación. Fue Cristo quien extendió los cielos y echó los cimientos de la tierra. Fue su mano la que colgó los mundos en el espacio, y modeló las flores del campo. El ‘asienta las montañas con su fortaleza,’ ‘suyo es el mar, pues que él lo hizo’ (Salmos 65:6; 95:5). Fue él quien llenó la tierra de hermosura y el aire con cantos. Y sobre todas las cosas de la tierra, del aire y el cielo, escribió el mensaje del amor del Padre.”
Apocalipsis 6:14-17 – “Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
Cuando Cristo venga por Segunda Vez se llevará a los redimidos al tercer cielo, pero antes de ello quitará la capa atmosférica que cubre este planeta tierra y entonces no habrá más vida en la tierra. El planeta tierra quedará asolado y deshabitado por el espacio de mil años. Durante este milenio Satanás y sus ángeles quedarán presos en la tierra para meditar en los resultados de su obra siniestra.
Apocalipsis 20:1-6 – “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”
CS pg. 539/2 – “En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, hecha la propiciación por Israel, salía y bendecía a la congregación. Así también Cristo, una vez terminada su obra de mediador, aparecerá “sin pecado … para la salvación” (Hebreos 9:28 (VM)), para bendecir con el don de la vida eterna a su pueblo que le espera. Así como, al quitar los pecados del santuario, el sacerdote los confesaba sobre la cabeza del macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos estos pecados sobre Satanás, autor e instigador del pecado. El macho cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel, era enviado ‘a tierra inhabitada’ (Levítico 16:22); así también Satanás, cargado con la responsabilidad de todos los pecados que ha hecho cometer al pueblo de Dios, será confinado durante mil años en la tierra entonces desolada y sin habitantes, y sufrirá finalmente la entera penalidad del pecado en el fuego que destruirá a todos los impíos. Así el gran plan de la redención alcanzará su cumplimiento en la extirpación final del pecado y la liberación de todos los que estuvieron dispuestos a renunciar al mal.”
La Segunda Venida de Cristo en Gloria
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
(Mateo 24:30-31)
Una de las últimas señales de la Segunda Venida de Cristo será “la señal del Hijo del Hombre en el cielo” que hará que se lamenten “todas las tribus de la tierra.” ¿Por qué se lamentarán todos aquellos que salieron reprobados en el Juicio? Se lamentarán porque pisotearon la Ley eterna e inmutable de Dios—los Diez Mandamientos—y específicamente el cuarto, al aceptar la marca de la bestia—la ley dominical; pues esa señal definitiva será que los Diez Mandamientos que aparecerán en los cielos a la vista de todo ser humano en la tierra.
Por el versículo 31 sabemos que la señal del Hijo del Hombre aparecerá un poco antes de su segunda venida, probablemente entre la sexta y la séptima plaga. Y por el Salmo 50:6 sabemos que la señal del Hijo del Hombre que aparece en el cielo es la Ley de Dios.
Salmos 50:6 – “Y los cielos declararán su justicia. Porque Dios es el juez.”
Salmos 119:172 – “Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia.”
Salmos 119:126-128 – “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos. Más que el oro, y más que oro muy puro. Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, Y aborrecí todo camino de mentira.”
Salmos 119:142 – “Tu justicia es justicia eterna. Y tu ley la verdad.”
CS pg. 697/1 (622.3) – “Mientras estas palabras de santa confianza se elevan hacia Dios, las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas. Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: ‘Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez’ (Salmos 50:6). Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.
“Es imposible describir el horror y la desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos de Dios. El Señor les había dado su ley con la cual hubieran podido comparar su carácter y ver sus defectos mientras que había aún oportunidad para arrepentirse y reformarse; pero con el afán de asegurarse el favor del mundo, pusieron a un lado los preceptos de la ley y enseñaron a otros a transgredirlos. Se empeñaron en obligar al pueblo de Dios a que profanase su sábado. Ahora los condena aquella misma ley que despreciaran. Ya echan de ver que no tienen disculpa. Eligieron a quién querían servir y adorar. ‘Entonces vosotros volveréis, y echaréis de ver la diferencia que hay entre el justo y el injusto; entre aquel que sirve a Dios, y aquel que no le sirve’ (Malaquías 3:18).”
Si bien muchos se lamentarán en aquel momento, cuando ya es demasiado tarde, por haber declarado que los Diez Mandamientos fueron abolidos en la cruz del Calvario, muchos otros se lamentarán porque no quisieron aceptar que a menos que el hombre sea declarado perfecto guardador del cuarto mandamiento en la persona de Cristo, por mucho legalismo farisaico que tengan, en realidad NO SON verdaderos guardadores del sábado delante de Dios.
PVGM pg. 70/1 – “El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación—porque se le exige que lo haga—nunca entrará en el gozo de la obediencia. El no obedece. Cuando los requerimientos de Dios son considerados como una carga porque se oponen a la inclinación humana, podemos saber que la vida no es una vida cristiana. La verdadera obediencia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro. Nace del amor a la justicia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor. Esto nos inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el hacer el bien agrada a Dios.”
La verdadera obediencia, la verdadera santificación siempre es un RESULTADO de la justificación. Primeramente un resultado de que Cristo presente su justicia perfecta para que Dios Padre declare obediente en Cristo al que en sí mismo es desobediente (por más que realice “buenas obras” y “guarde el sábado”). Y como resultado de esta declaración Jesús cumple su promesa de rogar por el pecador que está siendo justificado, para que como resultado le pueda ser otorgado el Agente Regenerador—el Consolador (Juan 14:16). El Espíritu Santo bajo la forma de lluvia temprana implanta dentro del pecador arrepentido lo que el hombre por naturaleza NO posee: los dones sobrenaturales de Gálatas 5:22-23. Entre ellos el amor, que es un principio de origen celestial, sin el cual es imposible prestar verdadera obediencia a Dios. El Agente Regenerador también cumple la promesa del Nuevo Pacto (Hebreos 8:10) de escribir la ley de los Diez Mandamientos en el corazón y la mente del creyente, capacitándole así para que RECIEN pueda empezar a desarrollar una obediencia verdadera ante los ojos de Dios.
“El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación”, es decir el hombre que está tratando de guardar el sábado y la ley para así llegar a un estado de aceptación ante Dios, está yendo en el sentido contrario al plan de redención. Primero se debe aceptar la Amonestación del Testigo Fiel (Apocalipsis 3:17): se debe reconocer que somos totalmente incapaces de obedecer la Ley de Dios, para recién tener necesidad de Cristo como Hombre que en esta tierra fue el único verdadero guardador del sábado y de toda la Ley de Dios. Pero no basta quedarse con el Evangelio, con la obra de Cristo en la tierra como Hombre, es necesario que—así como el sacerdote terrenal entraba al lugar santo para quemar incienso dos veces al día diariamente (Éxodo 30:7-8), para luego aumentar aceite a las lámparas (Levítico 24:2-3; Éxodo 30:7-8)—Cristo presente su justicia perfecta a nuestro favor para que podamos ser justificados por fe (Filipenses 3:9), y como resultado recibamos al aceite que es el Espíritu Santo (Zacarías 4:2-3, 6; Mateo 25:4) bajo la forma de lluvia temprana (Joel 2:23, 28;29), para que así Dios Espíritu Santo nos capacite para desarrollar la justicia de la ley (Romanos 8:4).
FO pg. 70.4 – “¿No saben que cuando el joven rico se acercó a Cristo y le preguntó qué debía hacer para tener la vida eterna, Cristo le dijo que guardara los mandamientos? El joven contestó: ‘Todo esto lo he guardado’. Pero el Señor quería que entendiera que esta lección se aplicaba a él. ‘¿Qué más me falta?’ (Mateo 19:20). No percibía que había algo que se refería a él, o por qué no había de tener la vida eterna. ‘Lo he guardado’, dijo. Ahora Cristo toca el punto débil de su corazón. Dice: ‘Ven, sígueme, y tendrás vida’.
“¿Qué hizo el joven? Se alejó muy triste, porque tenía muchas posesiones.
“Ahora bien, él no había guardado los mandamientos en absoluto. Debería haber aceptado a Jesucristo como su Salvador, y haberse asido de su justicia. Entonces, al poseer la justicia de Cristo, hubiera podido guardar la ley de Dios. El joven magistrado no podía hollar la ley. Debía respetarla; debía amarla. Entonces Cristo habría aportado el poder divino para combinarlo con los esfuerzos humanos.”
Filipenses 3:9 – “Y ser hallado en él (Cristo), no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.” Esto es Justificación. Y ocurre PRIMERO.
En la justificación Dios Padre DECLARA al desobediente como 100% obediente EN CRISTO. Es por eso que la Escritura dice: “llama las cosas que NO SON como si fuesen” (Romanos 4:17). Dios Padre en el Santuario Celestial declara perfecto obediente (cosa que no es) en Cristo (que sí es), al creyente que en sí mismo es imperfecto guardador de la ley.
Romanos 8:4 – “Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Esto es Santificación. Y ocurre como RESULTADO.
Es un proceso que tiene un ORDEN, y ese orden lo encontramos en el ritual simbólico. Si no entendemos el orden establecido por Dios en el santuario terrenal, jamás entenderemos el orden y la obra de Cristo en el verdadero Santuario Celestial. Y si no entendemos el orden establecido por Dios, fácilmente seremos llevados por las corrientes y las tradiciones humanas—tanto las legalistas, como las antinomianas.
CS pg. 344/1 (301.1) – “Una de las verdades más solemnes y más gloriosas que revela la Biblia, es la de la segunda venida de Cristo para completar la gran obra de la redención. Al pueblo peregrino de Dios, que por tanto tiempo hubo de morar ‘en región y sombra de muerte,’ le es dada una valiosa esperanza inspiradora de alegría con la promesa de la venida de Aquel que es ‘la resurrección y la vida’ para hacer ‘volver a su propio desterrado.’ La doctrina del segundo advenimiento es verdaderamente la nota tónica de las Sagradas Escrituras. Desde el día en que la primera pareja se alejara apesadumbrada del Edén, los hijos de la fe han esperado la venida del Prometido que había de aniquilar el poder destructor de Satanás y volverlos a llevar al paraíso perdido. Hubo santos desde los antiguos tiempos que miraban hacia el tiempo del advenimiento glorioso del Mesías como hacia la consumación de sus esperanzas. Enoc, que se contó entre la séptima generación descendiente de los que moraran en el Edén y que por tres siglos anduvo con Dios en la tierra, pudo contemplar desde lejos la venida del Libertador. ‘He aquí que viene el Señor, con las huestes innumerables de sus santos ángeles, para ejecutar juicio sobre todos’ (Judas 14, 15). El patriarca Job, en la lobreguez de su aflicción, exclamaba con confianza inquebrantable: ‘Pues yo sé que mi Redentor vive, y que en lo venidero ha de levantarse sobre la tierra; … aun desde mi carne he de ver a Dios; a quien yo tengo de ver por mí mismo, y mis ojos le mirarán; y ya no como a un extraño’ (Job 19:25-27).”
El día de su resurrección, el 16 de Abib del año 31 d.C., Cristo hizo a sus discípulos la promesa de su glorioso retorno a la tierra antes de partir de ella.
Juan 14:1-3 – “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
Luego de su resurrección, Jesús anduvo por 40 días todavía en la tierra enseñando a sus discípulos.
Hechos 1:3 – “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.”
Antes de partir finalmente al tercer cielo, les advirtió: “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.” (Hechos 1:7)
CS pg. 510/1 (449.3) – “La mención de una fecha precisa para el juicio, en la proclamación del primer mensaje, fue ordenada por Dios. La computación de los períodos proféticos en que se basa ese mensaje, que colocan el término de los 2.300 días en el otoño de 1844, puede subsistir sin inconveniente. Los repetidos esfuerzos hechos con el objeto de encontrar nuevas fechas para el principio y fin de los períodos proféticos, y los argumentos para sostener este modo de ver, no sólo alejan de la verdad presente, sino que desacreditan todos los esfuerzos para explicar las profecías. Cuanto más a menudo se fije fecha para el segundo advenimiento, y cuanto mayor sea la difusión recibida por una enseñanza tal, tanto mejor responde a los propósitos de Satanás. Una vez transcurrida la fecha, él cubre de ridículo y desprecio a quienes la anunciaron y echa oprobio contra el gran movimiento adventista de 1843 y 1844. Los que persisten en este error llegarán al fin a fijar una fecha demasiado remota para la venida de Cristo. Ello los arrullará en una falsa seguridad, y muchos sólo se desengañarán cuando sea tarde.”
1MS pg. 220.1 – “Cristo dio a sus discípulos verdades cuya anchura, profundidad y valor poco apreciaron y tampoco comprendieron, y el mismo estado de cosas existe hoy en el pueblo de Dios. También hemos fallado en comprender la grandeza o percibir la belleza de la verdad que Dios nos ha confiado hoy. Si avanzáramos en conocimiento espiritual, veríamos que la verdad se desarrolla y expande en ciertos aspectos en que poco hemos soñado, pero nunca se desarrollará en algún aspecto que nos induzca a imaginar que podemos conocer los tiempos y las sazones que el Padre ha puesto en su sola potestad. Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo definido, ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo.”
Y después de su partida, los ángeles volvieron a reiterar la maravillosa promesa de su Segunda Venida.
Hechos 1:11 – “Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”
Cristo se fue de la tierra de manera visible, no de manera secreta ni a ocultas. Y está escrito que de igual manera será su Segunda Venida “así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Es decir, la Segunda Venida de Cristo no ocurrirá de manera “secreta”, no habrá un “rapto secreto”, no ocurrirá a escondidas. Escrito está que “TODO OJO LE VERA.”
Isaías 52:10 – “Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro.”
El gran CAMBIO en ocasión de la Segunda Venida de Cristo
Cristo regresará, como hemos leído: “para COMPLETAR la gran obra de redención” (CS pg. 344/1 | 301.1). ¿Por qué viene a “completar”? ¿Acaso para entonces no seremos YA “perfectos” y “santos” en nosotros mismos? NO. Recién en ocasión de la Segunda Venida de Cristo nuestra naturaleza pecaminosa, la mancha de pecado, la inclinación al mal que es natural, será finalmente ERRADICADA, y recién entonces podremos mirar cara a cara a Dios, porque en nosotros mismos seremos recién entonces santos y perfectos. Se cumplirá recién entonces el gran anhelo de Job: “Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro.” (Job 19:27).
El apóstol Pablo también anhelaba la transformación final en ocasión de la Segunda Venida de Cristo, cuando nuestra naturaleza corruptible pueda ser erradicada y recibamos la incorruptible, sin mancha, sin inclinación al mal.
1 Corintios 15:50-52 – “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”
CS pg. 368/3 (322.2) – “El pueblo de Dios no puede recibir el reino antes que se realice el advenimiento personal de Cristo. El Señor había dicho: ‘Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria; y delante de él serán juntadas todas las naciones; y apartará a los hombres unos de otros, como el pastor aparta las ovejas de las cabras: y pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a la izquierda. Entonces dirá el Rey a los que estarán a su derecha: ¡Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino destinado para vosotros desde la fundación del mundo!’ (Mateo 25:31-34). Hemos visto por los pasajes que acabamos de citar que cuando venga el Hijo del hombre, los muertos serán resucitados incorruptibles, y que los vivos serán mudados. Este gran cambio los preparará para recibir el reino; pues San Pablo dice: ‘La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción’ (1 Corintios 15:50). En su estado presente el hombre es mortal, corruptible; pero el reino de Dios será incorruptible y sempiterno. Por lo tanto, en su estado presente el hombre no puede entrar en el reino de Dios. Pero cuando venga Jesús, concederá la inmortalidad a su pueblo; y luego los llamará a poseer el reino, del que hasta aquí sólo han sido presuntos herederos.”
Aún cuando los redimidos hayan pasado el Juicio en virtud de la justicia perfecta de Cristo, aún cuando hayan tenido que vivir el período de las plagas sin intercesor delante de Dios, “hasta aquí,” es decir—hasta la Segunda Venida de Cristo—sólo han seguido siendo PRESUNTOS HEREDEROS del Reino. Pues recién en ocasión de la Segunda Venida de Cristo su naturaleza pecaminosa corruptible será erradicada y recién entonces estarán EN SI MISMOS habilitados para ver cara a cara a Dios.
Pero si bien los redimidos que salieron aprobados en el Juicio, serán transformados para poder ascender al cielo con su Señor, los impíos también sufrirán un gran cambio…
Jeremías 25:33 – “Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.”
Los seres humanos que rechazaron la Ley de Dios, que aceptaron la marca de la bestia, que salieron aprobados en el Juicio, y que hayan llegado con vida hasta la Segunda Venida de Cristo, serán transformados en estiércol y sufrirán así la muerte primera. Y les estará reservada la muerte segunda en la segunda resurrección después del milenio (Apocalipsis 20:4-7; 21:8).
Cristo no viene sólo
Apocalipsis 6:16-17 – “Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
Cristo (el Cordero) no viene sólo, sino que viene acompañado de DIOS PADRE (aquel que está sentado sobre el trono).
CS pg. 347/1 (304.1) – “La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el Monte de los Olivos, de que volvería, iluminó el porvenir para sus discípulos al llenar sus corazones de una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, ‘el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo’ era la ‘esperanza bienaventurada.’ Cuando los cristianos de Tesalónica, agobiados por el dolor, enterraban a sus amados que habían esperado vivir hasta ser testigos de la venida del Señor, Pablo, su maestro, les recordaba la resurrección, que había de verificarse cuando viniese el Señor. Entonces los que hubiesen muerto en Cristo resucitarían, y juntamente con los vivos serían arrebatados para recibir a Cristo en el aire. ‘Y así—dijo—estaremos siempre con el Señor. Consolaos pues los unos a los otros con estas palabras’ (1 Tesalonicenses 4:16-18).
“En la isla peñascosa de Patmos, el discípulo amado oyó la promesa: ‘Ciertamente, vengo en breve.’ Y su anhelante respuesta expresa la oración que la iglesia exhaló durante toda su peregrinación: ‘¡Ven, Señor Jesús!’ (Apocalipsis 22:20).
“Desde la cárcel, la hoguera y el patíbulo, donde los santos y los mártires dieron testimonio de la verdad, llega hasta nosotros a través de los siglos la expresión de su fe y esperanza. Estando ‘seguros de la resurrección personal de Cristo, y, por consiguiente, de la suya propia, a la venida de Aquel—como dice uno de estos cristianos,—ellos despreciaban la muerte y la superaban.’—Daniel T. Taylor, The Reign of Christ on Earth; or, The Voice of the Church in all Ages, pág. 33. Estaban dispuestos a bajar a la tumba, a fin de que pudiesen ‘resucitar libertados.’ Esperaban al ‘Señor que debía venir del cielo entre las nubes con la gloria de su Padre,’ ‘trayendo para los justos el reino eterno.’ Los valdenses acariciaban la misma fe. Wiclef aguardaba la aparición del Redentor como la esperanza de la iglesia. (Id., 54, 129-134.).
“Lutero declaró: ‘Estoy verdaderamente convencido de que el día del juicio no tardará más de trescientos años. Dios no quiere ni puede sufrir por más tiempo a este mundo malvado.’ ‘Se acerca el gran día en que el reino de las abominaciones será derrocado.’—Id., 158, 134.
“‘Este viejo mundo no está lejos de su fin,’ decía Melanchton. Calvino invita a los cristianos a ‘desear sin vacilar y con ardor el día de la venida de Cristo como el más propicio de todos los acontecimientos,’ y declara que ‘toda la familia de los fieles no perderá de vista ese día.’ ‘Debemos tener hambre de Cristo—dice—debemos buscarle, contemplarle hasta la aurora de aquel gran día en que nuestro Señor manifestará la gloria de su reino en su plenitud.’—Ibid.
“‘¿No llevó acaso nuestro Señor Jesús nuestra carne al cielo?—dice Knox, el reformador escocés,—¿y no ha de regresar por ventura? Sabemos que volverá, y esto con prontitud.’ Ridley y Látimer, que dieron su vida por la verdad, esperaban con fe la venida del Señor. Ridley escribió: ‘El mundo llega sin duda a su fin. Así lo creo y por eso lo digo. Clamemos del fondo de nuestros corazones a nuestro Salvador, Cristo, con Juan el siervo de Dios: Ven, Señor Jesús, ven.’—Id., 151, 145.”
Cuando Cristo venga por segunda vez, vendrá con poder y gloria para recoger a sus hijos adoptivos: aquellos que fueron arrancados de la familia de Satanás y que fueron adoptados en la familia de Dios.
FO pg. 107/2 – “Mediante la fe, el creyente pasa de la posición de un rebelde, un hijo del pecado y de Satanás, a la posición de un leal súbdito de Jesucristo, no en virtud de una bondad inherente, sino porque Cristo lo recibe como hijo suyo por adopción.”
Estad atentos a las señales
Mateo 24:32-35 – “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
UE pg. 161.4 – “El Salvador agregó: ‘De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas’ (Mateo 24:32, 33).
“Cristo dio estas señales de su venida para que sepamos cuándo está cerca, a las puertas. Cuando los árboles echan sus hojas en la primavera, sabemos que el verano se cerca. Con la misma seguridad, cuando las señales aparecieran en el sol, en la luna y en las estrellas, sabríamos que su venida está cercana.
“Estas señales ya aparecieron. El 19 de mayo de 1780, el sol se oscureció. Ese día se conoce en la historia como el ‘día oscuro’. En la parte oriental de Norteamérica, tan grandes fueron las tinieblas que en muchos sitios la gente tuvo que encender las luces al mediodía. Y hasta después de la medianoche la luna, que era llena, no alumbró. Muchos creyeron que había llegado el día del juicio. Ninguna razón satisfactoria ha podido darse alguna vez de estas tinieblas inusitadas, excepto la razón encontrada en la Palabra de Cristo. El oscurecimiento del sol y de la luna fue una señal de su venida.
“El 13 de noviembre de 1833 se realizó el más maravilloso despliegue de estrellas fugaces que jamás contemplaron los hombres. Nuevamente millones de personas creyeron que había llegado el día del juicio.
“Desde entonces se han multiplicado los terremotos, las tempestades, los maremotos, las pestes, el hambre y las destrucciones por fuego y por inundación. Todas estas cosas, ‘la angustia de gentes’ y ‘el temor’ declaran que la venida del Señor se acerca.
“Cristo dijo, refiriéndose a quienes habrían de presenciar estas señales: ‘No pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’ (Mateo 24:34, 35).”
Señales del Juicio de Vivos
Mateo 24:36-39 – “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”
CMC pg. 141.2 – “Si contemplamos el panorama de los días anteriores al diluvio, y si luego dirigimos nuestra atención a los hábitos y prácticas de la sociedad de hoy, veremos que nuestro mundo está madurando rápidamente para las plagas de los días finales. Los hombres han corrompido la tierra por su conducta pecaminosa. Satanás está jugando el juego de la vida por las almas de los hombres. Los que ponen en práctica las palabras de Cristo encontrarán que deberán velar y orar continuamente a fin de no caer en tentación.”
Es fácil querer interpretar a “los días de Noé” como una señal para la Segunda Venida de Cristo, pero analizando el cronograma bíblico más detenidamente se puede apreciar que más bien se trata de una señal para un evento que está mucho antes de la Segunda Venida de Cristo—a saber, el Juicio de Vivos o la Venida de Cristo como ladrón. Se trata de señales de que se está aproximando el evento más solemne de nuestra existencia: el Juicio de Vivos.
Esto es fácil de comprobar, pues una señal definitiva que precede a la Segunda Venida de Cristo son las plagas de Apocalipsis 16. En cuanto termine la obra intercesora de Cristo (Apocalipsis 22:11), la Biblia indica que entonces empezarán a caer las plagas de Apocalipsis 16:1-21. Es decir: las plagas de Apocalipsis 16 son un evento y una señal clara y definitiva que antecede directamente a la Segunda Venida de Cristo.
PE pg. 280.2 – “Era imposible que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús oficiase en el santuario; pero al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de Dios que cae furiosamente sobre la desamparada cabeza del culpable pecador que descuidó la salvación y aborreció las reprensiones.”
CS pg. 685/3 (611.2) – “Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca (Apocalipsis 14:9, 10). Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios.”
Luego de la tercera plaga todas las fuentes de agua se habrán convertido en sangre. No habrá agua para beber y por lo tanto no habrá más vida vegetal ni animal. Los impíos no tendrán qué comer ni qué beber. Mientras los impíos sufren hambre y sed, a los que han salido aprobados en el Juicio de Vivos, Dios les proveerá de pan y agua.
CS pg. 687/3 (613.1) – “El pueblo de Dios no quedará libre de padecimientos; pero aunque perseguido y acongojado y aunque sufra privaciones y falta de alimento, no será abandonado para perecer. El Dios que cuidó de Elías no abandonará a ninguno de sus abnegados hijos. El que cuenta los cabellos de sus cabezas, cuidará de ellos y los atenderá en tiempos de hambruna. Mientras los malvados estén muriéndose de hambre y pestilencia, los ángeles protegerán a los justos y suplirán sus necesidades. Escrito está del que ‘camina en justicia’ que ‘se le dará pan y sus aguas serán ciertas’ (Isaías 33:15). ‘Cuando los pobres y los menesterosos buscan agua y no la hay, y la lengua se les seca de sed, yo, Jehová, les escucharé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré’ (Isaías 41:17).”
Entre las plagas también tenemos un terrible terremoto y un terrible granizo. ¿Quién estará comiendo y bebiendo si las fuentes de las aguas se han convertido en sangre? ¿Quién se estará casando y dándose en casamiento entre el caos, el hambre y la confusión? Nadie.
¿Cuándo es que los hombres están comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento indiferentes al Juicio inminente? Ahora.
Hoy es que estamos viviendo en “los días de Noé” y “los días de Lot.”
Entonces, teniendo en cuenta el cronograma de los eventos finales y las señales verdaderas de la Segunda Venida de Cristo, debemos comprender que las señales que hoy tenemos ante nuestra vista no son señales de la Segunda Venida de Cristo, sino que más apropiadamente son señales de el evento solemne que le antecede: el Juicio de Vivos.
A las plagas de Apocalipsis 16 le anteceden el fin del tiempo de gracia para toda la humanidad, cuando todos los casos hayan sido decididos—sea para vida eterna o muerte segunda—cuando Cristo haya terminado su obra de intercesión por toda la raza culpable.
CS pg. 671/2 (599.2) – “Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido ‘la lluvia tardía,’ el ‘refrigerio de la presencia del Señor,’ y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido ‘el sello del Dios vivo.’ Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá ‘Hecho es,’ y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: ‘¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo!’ (Apocalipsis 22:11). Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte. Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo; ‘el reino, y el señorío y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo’ van a ser dados a los herederos de la salvación y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores.”
¿Qué evento le antecede al fin del tiempo de gracia de Apocalipsis 22:11?
Al fin del tiempo de gracia le antecede el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5, que es el último tiempo de gracia para aquellos que nunca han tenido la oportunidad de conocer los tres mensajes angélicos de Apocalipsis 14:6-12. El fuerte pregón será dado por todos aquellos que salgan aprobados en el Juicio de Vivos y que han recibido la lluvia tardía como resultado.
Entonces, qué evento le antecede al fuerte pregón?
El Juicio de Vivos.
CS pg. 544/2 (480.2) – “Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que ésta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años (1844). Pronto—nadie sabe cuándo—les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En éste más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: ‘Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo’ (Marcos 13:33). ‘Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti’ (Apocalipsis 3:3).”
CS pg. 536/4 (474.4) – “A medida que los libros de memoria se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron los primeros en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos.”
El Juicio de Vivos debe empezar, como dice en 1 Pedro 4:17, “por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” Los que han aceptado los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12 y han aprendido a congregar al Santuario Celestial, han seguido a Cristo en su obra de intercesión. Los que salgan aprobados en el Juicio de Vivos recibirán la lluvia tardía y darán el fuerte pregón.
Uno será tomado, otro será dejado
Mateo 24:40-44 – “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.”
Estos pasajes anteriores no deben ser interpretados de una manera literal, como comúnmente se hace, para dar lugar a fábulas de “raptos secretos” o falacias semejantes. Por estos pasajes podemos apreciar el evento más solemne de nuestras vidas—el Juicio de Vivos—cuando el trigo será separado de la cizaña, cuando un nombre será conservado en el Libro de la Vida y otro nombre será borrado del mismo.
TM pg. 234 – “Quizá el observador no discierna ninguna diferencia; pero hay Uno que dijo que la cizaña no había de ser arrancada por manos humanas para que no fuera desarraigado también el trigo. Crezcan juntas ambas plantas hasta la cosecha. Entonces el Señor envía a sus segadores a juntar la cizaña y atarla en manojos para ser quemada, mientras el trigo es acopiado en el granero celestial. El tiempo del juicio es un período muy solemne, cuando el Señor reúne a los suyos de entre la cizaña. Los que han sido miembros de la misma familia son separados. Se coloca una señal sobre los justos. ‘Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré como el hombre que perdona a su hijo que le sirve’. Los que han sido obedientes a los mandamientos de Dios se unirán con el grupo de los santos en luz; ellos entrarán por las puertas en la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. El uno será tomado. Su nombre estará en el libro de la vida, mientras otros con los cuales él se asoció tendrán la señal de la eterna separación de Dios.
“La cizaña y el trigo están ahora mezclados, pero entonces la única mano que puede separarlos colocará a cada uno en el lugar que le corresponde. Los que han tenido la luz de la verdad y han escuchado el mensaje de amonestación, la invitación a la cena de bodas—el agricultor, el comerciante, el abogado, los falsos pastores que han acallado la conciencia del pueblo, los infieles centinelas que no han hecho resonar la advertencia o no han conocido la hora de la noche—todos los que han rehusado obedecer las leyes del reino de Dios, no tendrán derecho de entrar. Los que han buscado una excusa para evitar la cruz de la separación del mundo, serán atrapados por la red junto con el mundo. Se mezclaron con la cizaña por su propia decisión. Lo similar atrajo a lo similar a la transgresión. Es una terrible asimilación. Los hombres escogieron hacer causa común con el primer rebelde, que tentó a Adán y Eva en el Edén a desobedecer a Dios. La cizaña se multiplica porque ella misma siembra más cizaña, y tiene su parte con la raíz de todo pecado: el diablo.
“Sobre los que guardan los mandamientos de Dios se pronuncia esta bendición: ‘Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad’ (Apocalipsis 22:14). Son ‘linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido’; para que puedan anunciar las virtudes de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Los obedientes son denominados justos; son atraídos por el sagrado imán, Cristo Jesús; lo santo atrae a lo santo. El que sea injusto continuará siendo injusto. El carácter no podrá entonces ser transformado. El aceite de la gracia no puede ser prestado por uno a otro, así como las vírgenes fatuas no tienen tiempo para ir a comprar aceite para ellas mismas. Los justos son los que guardan los mandamientos de Dios, y estarán para siempre separados de los desobedientes e injustos que pisotearon la ley de Dios. El oro puro y la escoria no continuarán mezclándose.”
Cuando llegue la hora del Juicio de Vivos, ¿quién será el “obediente” y “justo”, cuyo carácter fue “transformado”, pues “compró aceite” a su debido tiempo, y que por lo tanto su nombre será conservado en el Libro de la Vida? ¿Y quiénes serán los “desobedientes” que no compraron aceite a su debido tiempo, para los cuales es demasiado tarde para transformar su carácter, y cuyos nombres serán borrados del Libro de la Vida? La Palabra de Dios únicamente presenta dos grupos, por lo tanto es una importante consideración. Uno será tomado, otro será dejado.
Para poder comprender cabalmente el JUICIO de Apocalipsis 14:7, es necesario estudiar y comprender cabalmente el ritual simbólico. En el ritual simbólico el juicio simbólico se celebraba cada vez que llegaba el 10 del mes séptimo (Levítico 23:27). Esa fecha y mes era para el israelita verdadero, el día más solemne del año, porque ese día su caso era EXAMINADO por el Juez de toda la tierra. Esa fecha y mes en el pueblo de Israel, era un día de juicio, de examen, de investigación de sus casos; era un día en que se decidía si sus nombres se iban a conservar en el Libro de la Vida o no, y si sus pecados iban a ser borrados o no. Pero para que ese día un nombre sea conservado en el Libro de la Vida, dependía de que si el israelita había hecho su servicio de preparación, que era el servicio diario terrenal (Éxodo 29:38-39). Ese servicio era un servicio que le preparaba, le capacitaba al israelita para poder enfrentar el juicio.
El servicio diario terrenal le aseguraba al israelita verdadero, que por la fe seguía el trabajo del sacerdote en el lugar santo del santuario terrenal, y que también por la fe miraba más allá del símbolo:
- Aceptación o Justificación Diaria (Ezequiel 20:41) como una promesa, cuando el sacerdote quemaba el incienso (Éxodo 30:7-8).
- El Perdón de pecados confesado diario (Levítico 4:20), también como una promesa, cuando el sacerdote asperjaba la sangre en la segunda cortina (Levítico 4:16-17) y
- El Bautismo diario del Espíritu Santo (Salmo 51:10-11), cuando el sacerdote aumente aceite a las lámparas (Éxodo 30:8; Levítico 24:1-4). Ese bautismo no era una promesa sino que era una realidad.
Es así que con la aceptación, el perdón de los pecados y bautismo del Espíritu Santo diario, el israelita verdadero quedaba preparado para enfrentar el día de juicio o examen que era el 10 de mes séptimo.
Como el israelita verdadero había aprendido a seguir por la fe el trabajo del sacerdote diariamente hasta el lugar santo del santuario terrenal (Daniel 6:10; Salmo 55:17), cuando llegaba el 10 del mes séptimo que era el día en que se realizaba el servicio anual o día de juicio, el israelita también ese día seguía por la fe el trabajo—ya no del sacerdote—sino del sumo sacerdote hasta el lugar santísimo del santuario terrenal, ese día tenía que seguir confiando, para que su nombre se conserve en el Libro de la Vida, en el trabajo que hacía el sumo sacerdote. Pues:
- Cuando el sumo sacerdote entraba con el incensario lleno de incienso y lo colocaba sobre el propiciatorio (Levítico 16:12-13), su nombre era conservado en el Libro de la Vida, no como una realidad, sino como una promesa.
- Cuando el sumo sacerdote luego volvía a entrar con la sangre del macho cabrío para asperjarla sobre el propiciatorio (Levítico 16:15-16), sus pecados perdonados eran borrados como una promesa, no como una realidad.
De manera que el israelita que no había hecho su servicio de preparación (el servicio diario o continuo), cuando llegaba el 10 de mes séptimo tampoco seguía el trabajo del sumo sacerdote y era cortado del pueblo (Levítico 23:29).
Todo lo que se realizaba el 10 del mes séptimo, en el servicio anual del ritual simbólico, todas sus ceremonias que se celebraban ese día eran proféticas y fueron establecidas para que el israelita moderno entiende cómo se sale aprobado en el Juicio de Vivos.
Hoy, mientras Cristo todavía intercede por nosotros en el Santuario Celestial, debemos seguirle por la fe para asegurarnos:
- La aceptación o justificación diaria, como una realidad, si Cristo presenta su obediencia perfecta por nosotros. Entonces el creyente verdadero es declarado justo, obediente, perfecto, en virtud de una vida ajena—la de Cristo. Así como el israelita confiaba en un elemento completamente ajeno—el incienso—así el verdadero creyente que acepta su total incapacidad para satisfacer las demandas de la santa Ley de Dios, debe confiar en la vida de obediencia perfecta y perpetua a la Ley que Cristo vivió y desarrolló en esta tierra como Hombre.
- El perdón de pecados confesados diario, como una realidad, si Cristo presenta su sangre derramada en la cruz por nosotros. Entonces los pecados confesados al punto por el creyente verdadero son registrados como perdonados en su Registro de Malas Obras (Isaías 65:6-7) en el Santuario Celestial. Así como el israelita confiaba en una muerte y una sangre sustitutiva y ajena—la sangre del animal sacrificado—así el verdadero creyente debe aceptar a Cristo como su Garante y Sustituto en la muerte, y confiar en el sacrificio expiatorio de Cristo como Hombre realizado en la cruz del Calvario.
- El bautismo diario del Espíritu Santo, como una realidad, si Cristo presenta su justicia perfecta por nosotros. Entonces el creyente verdadero recibe, como resultado estar siendo declarado justo, en virtud de la justicia perfecta de Cristo (Hechos 5:32), al Espíritu Santo como un Agente Regenerador bajo la forma de lluvia temprana. Así como en el ritual simbólico el aceite era aumentado a las lámparas luego de que el sacerdote quemaba el incienso, así hoy se recibe el bautismo diario del Espíritu Santo luego de que el verdadero creyente está siendo justificado en virtud de la obediencia perfecta de Cristo.
Hebreos 9:24 – “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.”
Diariamente pecamos, y por ello diariamente debemos congregar al Santuario Celestial para retener la justificación, el perdón de pecados y para recibir la lluvia temprana que nos capacita para desarrollar la santificación verdadera, la justicia de la ley. Diariamente debemos luchar contra nuestro peor enemigo—el YO—y para obtener la victoria necesitamos de la cooperación divina. El Espíritu Santo como Habitante entroniza la Ley de Dios en la mente y el corazón del creyente (Hebreos 8:10) que está siendo declarado justo en virtud de la justicia perfecta de Cristo, luego crea en el creyente verdadero los dones sobrenaturales de Gálatas 5:22-23—entre ellos el amor, pues sin amor es imposible obedecer la Ley de Dios (Romanos 13:10)—como una semilla que debe desarrollarse diariamente mediante el esfuerzo humano y la cooperación divina. La planta de origen celestial (Gálatas 5:22-23) debe ser regada diariamente por la lluvia temprana. La planta debe crecer o morir. El Espíritu Santo como Habitante también subyuga nuestra naturaleza pecaminosa, nuestra inclinación al mal, si cooperamos con él.
CC pg. 69.1 – “Muchos tienen la idea de que deben hacer alguna parte de la obra solos. Confiaron en Cristo para obtener el perdón de sus pecados, pero ahora procuran vivir rectamente por sus propios esfuerzos. Mas todo esfuerzo tal fracasará. El Señor Jesús dice: ‘Porque separados de mí nada podéis hacer’ (Juan 15:5). Nuestro crecimiento en la gracia, nuestro gozo, nuestra utilidad, todo depende de nuestra unión con Cristo. Sólo estando en comunión con El diariamente y permaneciendo en El cada hora es como hemos de crecer en la gracia. El no es solamente el autor de nuestra fe sino también su consumador. Ocupa el primer lugar, el último y todo otro lugar. Estará con nosotros, no sólo al principio y al fin de nuestra carrera, sino en cada paso del camino. David dice: ‘A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque estando él a mi diestra, no resbalaré’ (Salmos 16:8).”
CN pg. 467.3 – “No es esencial que todos puedan especificar con certeza cuándo fueron perdonados sus pecados. La lección que se debe enseñar a los niños es que sus errores y faltas han de ser presentados a Jesús en la misma niñez de su vida. Enseñadles a pedir perdón diariamente por cualquier error que hayan cometido y que Jesús oye la oración sencilla del corazón arrepentido, y los perdonará y recibirá así como recibió a los niños que le eran llevados cuando estuvo en la tierra.”
DMJ pg. 85.3 – “Cristo no nos ha prometido ayuda para llevar hoy las cargas de mañana. Ha dicho: ‘Bástate mi gracia’ (2 Corintios 12:9); pero su gracia se da diariamente, así como el maná en el desierto, para la necesidad cotidiana. Como los millares de Israel en su peregrinación, podemos hallar el pan celestial para la necesidad del día.
“Solamente un día es nuestro, y en él hemos de vivir para Dios. Por ese solo día, mediante el servicio consagrado, hemos de confiar en la mano de Cristo todos nuestros planes y propósitos, depositando en él todas las cuitas, porque él cuida de nosotros. ‘Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis’. ‘En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza’ (Jeremías 29:11; Isaías 30:15).
“Si buscamos a Dios y nos convertimos cada día; si voluntariamente escogemos ser libres y felices en Dios; si con alegría en el corazón respondemos a su llamamiento y llevamos el yugo de Cristo—que es yugo de obediencia y de servicio—, todas nuestras murmuraciones serán acalladas, todas las dificultades se alejarán, y quedarán resueltos todos los problemas complejos que ahora nos acongojan.”
EUD pg. 67/1 (59.3) – “Ningún corazón renovado puede mantenerse tierno sin la aplicación diaria de la sal de la Palabra. Debe recibirse diariamente la gracia divina, o ningún hombre permanecerá convertido.”
FO pg. 87.3 – “Muchos han tomado la posición de que no pueden pecar porque están santificados, pero ésta es una trampa engañosa del maligno. Hay un constante peligro de caer en pecado, porque Cristo nos ha amonestado a velar y orar para que no caigamos en tentación. Si somos conscientes de la debilidad del yo, no nos confiaremos en nosotros mismos ni seremos indiferentes al peligro, sino que sentiremos la necesidad de acudir a la Fuente de nuestra fortaleza: Jesús, nuestra justicia. Hemos de allegarnos con arrepentimiento y contrición, con una desesperada sensación de nuestra propia debilidad finita, y aprender que debemos acudir diariamente a los méritos de la sangre de Cristo, a fin de que lleguemos a ser vasos apropiados para el uso del Maestro.
“Mientras así dependemos de Dios no seremos hallados en guerra contra la verdad, sino que siempre estaremos habilitados para ponernos de parte de la justicia. Debemos aferrarnos a la enseñanza de la Biblia y no seguir las costumbres y tradiciones del mundo, los dichos y hechos de los hombres.”
HAp pg. 40.4 – “Aquellos que en Pentecostés fueron dotados con el poder de lo alto, no quedaron desde entonces libres de tentación y prueba. Como testigos de la verdad y la justicia, eran repetidas veces asaltados por el enemigo de toda verdad, que trataba de despojarlos de su experiencia cristiana. Estaban obligados a luchar con todas las facultades dadas por Dios para alcanzar la medida de la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. Oraban diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia para poder elevarse más y más hacia la perfección. Bajo la obra del Espíritu Santo, aun los más débiles, ejerciendo fe en Dios, aprendían a desarrollar las facultades que les habían sido confiadas y llegaron a ser santificados, refinados y ennoblecidos. Mientras se sometían con humildad a la influencia modeladora del Espíritu Santo, recibían de la plenitud de la Deidad y eran amoldados a la semejanza divina.”
HAp pg. 41.2 – “Puesto que éste es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿por qué no tener más hambre y sed del don del Espíritu? ¿Por qué no hablamos de él, oramos por él y predicamos respecto a él? El Señor está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que le sirven, que los padres a dar buenas dádivas a sus hijos. Cada obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu.”
FO pg. 87.2 – “La obediencia a la ley de Dios es santificación. Hay muchos que tienen ideas erróneas respecto a esta obra en el alma, pero Jesús oró que sus discípulos fueran santificados por medio de la verdad, y añadió: ‘Tu palabra es verdad’ (Juan 17:17). La santificación no es una obra instantánea sino progresiva, así como la obediencia es continua. En tanto Satanás nos apremie con sus tentaciones, tendremos que librar una y otra vez la batalla por el dominio propio; pero mediante la obediencia, la verdad santificará el alma. Los que son leales a la verdad han de superar, por medio de los méritos de Cristo, toda debilidad de carácter que los ha llevado a ser modelados por cada una de las diversas circunstancias de la vida.”
1JT pg. 263.3 – “Estamos en un mundo en el cual abundan la luz y el conocimiento; y sin embargo, muchos de los que profesan pertenecer a la misma preciosa fe son voluntariamente ignorantes. Los rodea la luz; y sin embargo, no se la apropian. Los padres no ven la necesidad de informarse, de obtener conocimiento, y de ponerlo en práctica en su vida matrimonial. Si siguiesen la exhortación del apóstol, y viviesen de acuerdo con el plan de la adición, no serían infructuosos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero muchos no comprenden la obra de la santificación. Piensan que la han alcanzado, cuando han aprendido solamente las primeras lecciones de la adición. La santificación es una obra progresiva; no se alcanza en una hora o en un día, ni se conserva luego sin esfuerzo especial de nuestra parte.”
CS pg. 523/2 (463.2) – “Las Santas Escrituras enseñan claramente que la obra de santificación es progresiva. Cuando el pecador encuentra en la conversión la paz con Dios por la sangre expiatoria, la vida cristiana no ha hecho más que empezar. Ahora debe llegar ‘al estado de hombre perfecto’; crecer ‘a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.’ El apóstol San Pablo dice: ‘Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús’ (Filipenses 3:13-14). Y San Pedro nos presenta los peldaños por los cuales se llega a la santificación de que habla la Biblia: ‘Poniendo de vuestra parte todo empeño, añadid a vuestra fe el poder; y al poder, la ciencia; y a la ciencia, la templanza; y a la templanza, la paciencia; y a la paciencia, la piedad; y a la piedad, fraternidad; y a la fraternidad, amor… Porque si hacéis estas cosas, no tropezaréis nunca’ (2 Pedro 1:5-10).
“Los que experimenten la santificación de que habla la Biblia, manifestarán un espíritu de humildad. Como Moisés, contemplaron la terrible majestad de la santidad y se dan cuenta de su propia indignidad en contraste con la pureza y alta perfección del Dios infinito.”
PVGM pg. 45.2 – “La germinación de la semilla representa el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta es una bella figura del crecimiento cristiano. Como en la naturaleza, así también en la gracia no puede haber vida sin crecimiento. La planta debe crecer o morir. Así como su crecimiento es silencioso e imperceptible, pero continuo, así es el desarrollo de la vida cristiana. En cada grado de desarrollo, nuestra vida puede ser perfecta; pero, si se cumple el propósito de Dios para con nosotros, habrá un avance continuo. La santificación es la obra de toda la vida. Con la multiplicación de nuestras oportunidades, aumentará nuestra experiencia y se acrecentará nuestro conocimiento. Llegaremos a ser fuertes para llevar responsabilidades, y nuestra madurez estará en relación con nuestros privilegios.”
TM pg. 506.2 – “La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra representa la gracia espiritual que prepara a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Pero a menos que haya caído la lluvia temprana, no habrá vida; la hoja verde no aparecerá. A menos que las primeras precipitaciones hayan hecho su obra, la lluvia tardía no podrá perfeccionar ninguna semilla.
“Ha de haber ‘primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga’. Debe haber un desarrollo constante de la virtud cristiana, un progreso permanente en la experiencia cristiana. Debiéramos procurar esto ardientemente, para que adornemos la doctrina de Cristo, nuestro Salvador.
“Muchos, en gran medida, han dejado de recibir la lluvia temprana. No han obtenido todos los beneficios que Dios ha provisto para ellos por medio de ella. Esperan que la deficiencia sea suplida por la lluvia tardía. Cuando se conceda la gracia en forma abundante y rica, se proponen abrir sus corazones para recibirla.
“Están cometiendo una terrible equivocación. La obra que Dios ha comenzado en el corazón humano al darle su luz y conocimiento, debe progresar continuamente. Todo individuo debe ser consciente de su propia necesidad. El corazón debe estar exento de contaminación, y limpio, para que en él more el Espíritu. Por medio de la confesión y el abandono del pecado, por medio de la oración ferviente y la consagración a Dios, los primeros discípulos se prepararon para el derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. La misma obra, sólo que en mayor medida, debe realizarse ahora. En aquel entonces el instrumento humano sólo tenía que pedir la bendición y esperar que el Señor perfeccionara la obra concerniente a él. Es Dios quien comienza la obra, y la terminará, perfeccionando al hombre en Cristo Jesús.
“Pero no debe descuidarse la gracia representada por la lluvia temprana. Sólo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A menos que estemos avanzando diariamente en la ejemplificación de las virtudes cristianas activas, no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar derramándose en los corazones de los que están en torno de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos.
“En ningún momento de nuestra experiencia podemos prescindir de la ayuda que nos capacitó para comenzar. Las bendiciones recibidas en ocasión de la lluvia temprana nos son necesarias hasta el mismo fin. Sin embargo, no bastan por sí solas. Al mismo tiempo que atesoramos las bendiciones de la lluvia temprana, no debemos perder de vista, por otra parte, el hecho de que sin la lluvia tardía, que llena la espiga y madura el grano, la cosecha no estaría lista para la siega, y las labores del sembrador habrían sido inútiles. Se necesita gracia divina al comienzo, se necesita gracia divina a medida que se avanza, y sólo la gracia divina puede completar la obra. No hay lugar para que descansemos en actitud descuidada. Nunca debemos olvidar las amonestaciones de Cristo: ‘Velad en oración’, ‘Velad… en todo tiempo orando’. El contacto permanente con los instrumentos divinos es esencial para nuestro progreso. Podemos haber recibido cierta medida del Espíritu de Dios, pero mediante la oración y la fe debemos tratar de obtener una porción más abundante. No debemos cesar nunca en nuestros esfuerzos. Si no progresamos, si no asumimos la actitud necesaria para recibir tanto la lluvia temprana como la tardía, perderemos nuestras almas, y la responsabilidad será solamente nuestra.”
PVGM pg. 251.2 – “Cuando el rey vino a ver a los convidados, se reveló el verdadero carácter de todos. Para cada uno de los convidados a la fiesta se había provisto un vestido de boda. Este vestido era un regalo del rey. Al usarlo, los convidados mostraban su respeto por el dador de la fiesta. Pero un hombre estaba aún vestido con sus ropas comunes. Había rehusado hacer la preparación requerida por el rey. Desdeñó usar el manto provisto para él a gran costo. De esta manera insultó a su señor. A la pregunta del rey: ‘¿Cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda?’ no pudo contestar nada. Se condenó a sí mismo. Entonces el rey dijo: ‘Atado de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera.’
“El examen que de los convidados a la fiesta hace el rey, representa una obra de juicio. Los convidados a la fiesta del Evangelio son aquellos que profesan servir a Dios, aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Pero no todos los que profesan ser cristianos son verdaderos discípulos. Antes que se dé la recompensa final, debe decidirse quiénes son idóneos para compartir la herencia de los justos. Esta decisión debe hacerse antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo; porque cuando él venga, traerá su galardón consigo, ‘para recompensar a cada uno según fuere su obra’ (Apocalipsis 22:11). Antes de su venida, pues, habrá sido determinado el carácter de la obra de todo hombre, y a cada uno de los seguidores de Cristo le habrá sido fijada su recompensa de acuerdo con sus obras.
“Mientras los hombres moran todavía en la tierra se verifica la obra del juicio investigador en los atrios del cielo. Delante de Dios pasa el registro de la vida de todos sus profesos seguidores. Todos son examinados según lo registrado en los libros del cielo, y según sus hechos queda para siempre fijado el destino de cada uno.
“El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia ‘le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante’ (Apocalipsis 19:8), ‘que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante’ (Efesios 5:27). El lino fino, dice la Escritura, ‘son las justificaciones de los santos’ (Apocalipsis 19:8). Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal.”
Hebreos 3:14 – “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio.”
Los verdaderos creyentes que aceptaron la Amonestación del Testigo Fiel (Apocalipsis 3:17) y tuvieron necesidad de un Sustituto en la vida, un Garante y Sustituto en la muerte, un Mediador, del lugar de trabajo del Mediador, de la misericordia del Padre que acepta al inaceptable en virtud de una vida ajena, y tuvieron necesidad del Agente Regenerador; si se mantuvieron fieles y retuvieron la aceptación, el perdón de sus pecados y al Espíritu Santo como Habitante diariamente, entonces cuando se inicie el Juicio de Vivos estarán preparados para ese evento solemne, pues pueden seguir confiando en lo que confiaron desde el principio: la justicia perfecta de Cristo, la sangre de Cristo, el Sacerdocio de Cristo, el Santuario Celestial, la misericordia de Dios Padre, y la cooperación del Agente Regenerador. Entonces, en el Juicio de Vivos:
- Cristo presentará su justicia perfecta para que el nombre del creyente sea conservado en el Libro de la Vida y sea aceptado para siempre (Apocalipsis 3:5).
- Cristo presentará su sangre derramada en la cruz para que los pecados del creyente que fueron perdonados durante el Servicio Diario, sean borrados del registro de Malas Obras del creyente y traspasados al registro de Satanás (Levítico 16:20-22).
- Como resultado de que el creyente fue aprobado en el Juicio en virtud de la vida perfecta de Cristo, y como resultado de que sus pecados fueron borrados, se le concederá al Espíritu Santo bajo la forma de lluvia tardía (Hechos 3:19). La lluvia tardía capacitará al creyente para que pueda dar el fuerte pregón de Apocalipsis 18:1-5, para que pueda subsistir durante las plagas de Apocalipsis 16 ya que las plagas no tendrán efecto sobre los aprobados en el Juicio (Salmos 91:1-11), y lo preparará para la Segunda Venida de Cristo en gloria. La lluvia tardía también borrará la memoria de pecado del creyente (Ezequiel 18:22).
CS pg. 536/4 – “A medida que los libros de memoria se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron los primeros en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos. Cada nombre es mencionado, cada caso cuidadosamente investigado. Habrá nombres que serán aceptados, y otros rechazados. En caso de que alguien tenga en los libros de memoria pecados de los cuales no se haya arrepentido y que no hayan sido perdonados, su nombre será borrado del libro de la vida, y la mención de sus buenas obras será borrada de los registros de Dios. El Señor declaró a Moisés: ‘Al que haya pecado contra mí, a éste borraré de mi libro’ (Éxodo 32:33). Y el profeta Ezequiel dice: ‘Si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, … todas las justicias que hizo no vendrán en memoria’ (Ezequiel 18:4).
“A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la ley de Dios, sus pecados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: ‘Yo, yo soy aquel que borro tus transgresiones a causa de mí mismo, y no me acordaré más de tus pecados’ (Isaías 43:25). Jesús dijo: ‘El que venciere, será así revestido de ropas blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, sino confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus santos ángeles.’ ‘A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos’ (Apocalipsis 3:5; Mateo 10:32, 33).”
PE pg. 86/0 – “En ese tiempo, descenderá la ‘lluvia tardía’ o refrigerio de la presencia del Señor (1) para dar poder a la voz fuerte del tercer ángel, y (2) preparar a los santos para que puedan subsistir durante el plazo cuando las siete postreras plagas serán derramadas.”
Cuando Cristo finalmente deje de interceder en el Santuario Celestial y declare finalmente “el que es justo, sea justo todavía… y el que es justo, practique la justicia todavía…” se habrá acabado el tiempo de gracia para el mundo entero. Y por sus palabras “practique la justicia todavía” podemos ver que claramente el verdadero creyente aprendió a desarrollar la justicia de la ley, la santificación verdadera ANTES del Juicio de Vivos. Es AHORA que debemos ser declarados justos y debemos recibir la lluvia temprana para aprender a “practicar la justicia” y aprender a ser justos, pues para cuando llegue la crisis final será demasiado tarde querer entonces recién aprender a ser obedientes a toda palabra que sale de la boca de Dios.
En cambio, los hombres que rechacen la Amonestación del Testigo Fiel, y prefieran o intentar salvarse en la práctica del pecado o intentar pasar el Juicio con su propia “obediencia” y “perfección”, saldrán reprobados en el Juicio de Vivos: sus nombre serán borrados del Libro de la Vida, sus pecados permanecerán en sus Libro de Memoria de Malas Obras para que atestigüen contra ellos en ocasión de la tercera venida de Cristo después del milenio. Y finalmente, el Espíritu Santo se retirará para siempre de ellos y en su lugar entrarán siete espíritus inmundos (Mateo 12:44-45). En el tiempo del fuerte pregón, se convertirán en perseguidores de los verdaderos creyentes que reciban la lluvia tardía, y cuando empiecen a caer las plagas, estas tendrán efecto sobre ellos.
Mateo 24:45-51 – “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
PVGM pg. 53.1 – “El Salvador no nos señala un tiempo en que toda la cizaña se convertirá en trigo. El trigo y la cizaña crecen juntamente hasta el tiempo de la cosecha, el fin del mundo. Entonces la cizaña se ata en manojos para ser quemada, y el trigo se junta en el granero de Dios. ‘Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.’ Entonces ‘enviará el Hijo de Dios sus ángeles y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes’.”
PVGM pg. 93.3 – “Tanto la parábola de la cizaña como la de la red enseñan claramente que no hay un tiempo en el cual todos los malos se volverán a Dios. El trigo y la cizaña crecen juntos hasta la cosecha. Los buenos y los malos peces son llevados juntamente a la orilla para efectuar una separación final.
“Además, estas parábolas enseñan que no habrá más tiempo de gracia después del juicio. Una vez concluida la obra del Evangelio, sigue inmediatamente la separación de los buenos y los malos, y el destino de cada clase de personas queda fijado para siempre.
“Dios no desea la destrucción de nadie. ‘Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos: ¿y por qué moriréis?’ (Ezequiel 33:11). Durante el tiempo de gracia, su Espíritu está induciendo a los hombres a que acepten el don de vida. Son únicamente aquellos que rechazan sus ruegos los que serán dejados para perecer. Dios ha declarado que el pecado debe ser destruido por ser un mal ruinoso para el universo. Los que se adhieren al pecado perecerán cuando éste sea destruido.”
La Tercera Venida de Cristo – el Juicio Retributivo
“Y los echará en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
(Marcos 13:42)
Apocalipsis 21:8 – “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
Abdías 15-16 – “Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.”
FO pg. 56.1 – “Cristo ha dicho que habrá muchos que en el día del juicio retributivo dirán: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Pero Cristo les responderá: ‘Apartaos de mí, hacedores de maldad’ (Mateo 7:22, 23).”
En ocasión de la Segunda Venida de Cristo, él se llevara consigo a los redimidos—los justos vivos que nunca experimentaron la muerte primera que es como un sueño, y los justos que fueron al descanso y que fueron resucitados en la primera resurrección—y entonces la tierra quedará desolada por un espacio de mil años.
Apocalipsis 20:4-7 – “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión…”
CS pg. 718/2 – “Durante mil años, Satanás andará errante de un lado para otro en la tierra desolada, considerando los resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Todo este tiempo, padece intensamente. Desde su caída, su vida de actividad continua sofocó en él la reflexión; pero ahora, despojado de su poder, no puede menos que contemplar el papel que desempeñó desde que se rebeló por primera vez contra el gobierno del cielo, mientras que, tembloroso y aterrorizado, espera el terrible porvenir en que habrá de expiar todo el mal que ha hecho y ser castigado por los pecados que ha hecho cometer.”
CS pg. 718/4 – “Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento. ‘No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones’ (1 Corintios 4:5). Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, ‘se dio el juicio a los santos del Altísimo’ (Daniel 7:22). En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el Apocalipsis: ‘Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio.’ ‘Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años’ (Apocalipsis 20:4, 6). Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo ‘los santos han de juzgar al mundo’ (1 Corintios 6:2). Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte.
“También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. San Pablo dice: ‘¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?’ (1 Corintios 6:3). Y San Judas declara que ‘a los ángeles que no guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día’ (Judas 6).
“Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del ‘juicio decretado.’ Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los justos, dice: ‘Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años’ (Apocalipsis 20:5). E Isaías declara, con respecto a los impíos: ‘Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio’ (Isaías 24:22).”
Una vez concluidos los mil años, Cristo vendrá a la tierra por tercera vez, trayendo consigo la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:2), y trayendo consigo también a los redimidos. Entonces los impíos serán resucitados en la segunda resurrección para que se ejecute el “juicio retributivo” o llamado también “juicio decretado” que es según las obras.
CS pg. 720/1 – “Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resuciten para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que resucitaron en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte.
“Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para contemplar la gloria del Hijo de Dios. A una voz las huestes de los impíos exclaman: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ No es el amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacía Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de Dios e incitándose a la rebelión contra él.
“Cristo baja sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de su regreso. El profeta dice: ‘Vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.’ ‘Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está frente de Jerusalem a la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio … haciendo un muy grande valle.’ ‘Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre’ (Zacarías 14:5, 4, 9). La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad.
“Entonces Satanás se prepara para la última tremenda lucha por la supremacía. Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes multitudes que tiene al lado suyo, sus esperanzas reviven y resuelve no rendirse en el gran conflicto. Alistará bajo su bandera a todos los ejército; de los perdidos y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes. Los impíos son sus cautivos. Al rechazar a Cristo aceptaron la autoridad del jefe de los rebeldes. Están listos para aceptar sus sugestiones y ejecutar sus órdenes. No obstante, fiel a su antigua astucia, no se da por Satanás. Pretende ser el príncipe que tiene derecho a la posesión de la tierra y cuya herencia le ha sido arrebatada injustamente. Se presenta ante sus súbditos engañados como redentor, asegurándoles que su poder los ha sacado de sus tumbas y que está a punto de librarlos de la más cruel tiranía. Habiendo desaparecido Cristo, Satanás obra milagros para sostener sus pretensiones. Fortalece a los débiles y a todos les infunde su propio espíritu y energía. Propone dirigirlos contra el real de los santos y tomar posesión de la ciudad de Dios. En un arrebato belicoso señala los innumerables millones que han sido resucitados de entre los muertos, y declara que como jefe de ellos es muy capaz de destruir la ciudad y recuperar su trono y su reino.”
Apocalipsis 20:7-8 – “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.”
CS pg. 723/3 – “En presencia de los habitantes de la tierra y del cielo reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios. Y entonces, revestido de suprema majestad y poder, el Rey de reyes falla el juicio de aquellos que se rebelaron contra su gobierno, y ejecuta justicia contra los que transgredieron su ley y oprimieron a su pueblo. El profeta de Dios dice: ‘Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyó la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos. Y vi a los muertos, pequeños y grandes, estar en pie delante del trono; y abriéronse los libros; abrióse también otro libro, que es el libro de la vida: y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras’ (Apocalipsis 20:11, 12).”
CS pg. 726/2 – “Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.
“Es entonces evidente para todos que el salario del pecado no es la noble independencia y la vida eterna, sino la esclavitud, la ruina y la muerte. Los impíos ven lo que perdieron con su vida de rebeldía. Despreciaron el maravilloso don de eterna gloria cuando les fue ofrecido; pero ¡cuan deseable no les parece ahora! ‘Todo eso—exclama el alma perdida—yo habría podido poseerlo; pero preferí rechazarlo. ¡Oh sorprendente infatuación! He cambiado la paz, la dicha y el honor por la miseria, la infamia y la desesperación.’ Todos ven que su exclusión del cielo es justa. Por sus vidas, declararon: ‘No queremos que este Jesús reine sobre nosotros’.”
CS pg. 728/2 – “Satanás ve que su rebelión voluntaria le incapacitó para el cielo. Ejercitó su poder guerreando contra Dios; la pureza, la paz y la armonía del cielo serían para él suprema tortura. Sus acusaciones contra la misericordia y justicia de Dios están ya acalladas. Los vituperios que procuró lanzar contra Jehová recaen enteramente sobre él. Y ahora Satanás se inclina y reconoce la justicia de su sentencia.”
CS pg. 730/1 – “A pesar de que Satanás se ha visto obligado a reconocer la justicia de Dios, y a inclinarse ante la supremacía de Cristo, su carácter sigue siendo el mismo. El espíritu de rebelión, cual poderoso torrente, vuelve a estallar. Lleno de frenesí, determina no cejar en el gran conflicto. Ha llegado la hora de intentar un último y desesperado esfuerzo contra el Rey del cielo. Se lanza en medio de sus súbditos, y trata de inspirarlos con su propio furor y de moverlos a dar inmediata batalla. Pero entre todos los innumerables millones a quienes indujo engañosamente a la rebelión, no hay ahora ninguno que reconozca su supremacía. Su poder ha concluido. Los impíos están llenos del mismo odio contra Dios que el que inspira a Satanás; pero ven que su caso es desesperado, que no pueden prevalecer contra Jehová. Se enardecen contra Satanás y contra los que fueron sus agentes para engañar, y con furia demoníaca se vuelven contra ellos.
“Dice el Señor: ‘Por cuanto has puesto tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí que voy a traer contra ti extraños, los terribles de las naciones; y ellos desenvainarán sus espadas contra tu hermosa sabiduría, y profanarán tu esplendor. Al hoyo te harán descender.’ ‘Te destruyo, ¡oh querubín que cubres con tus alas! y te echo de en medio de las piedras de fuego… Te echo a tierra; te pongo delante de reyes, para que te miren… Te torno en ceniza sobre la tierra, ante los ojos de todos los que te ven… Serás ruinas, y no existirás más para siempre’ (Ezequiel 28:6-8, 16-19).”
Es entonces que Dios ejecutará la sentencia de muerte segunda, la paga de pecado es muerte (Romanos 6:23), sobre los impíos que se encuentran fuera de la santa ciudad. Fuego caerá del cielo, un fuego que purificará la tierra del pecado y de los pecadores. Mientras Satanás, sus ángeles, y sus seguidores son exterminados para siempre, los redimidos estarán seguros dentro de la santa ciudad.
CS pg. 730/3 – “‘Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en sangre: mas esto será para quema, y pábulo de fuego.’ ‘Porque Jehová está airado sobre todas las gentes, e irritado sobre todo el ejército de ellas; destruirálas y entregarálas al matadero.’ ‘Sobre los malos lloverá lazos; fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos’ (Isaías 9:5; 34:2; Salmos 11:6). Dios hace descender fuego del cielo. La tierra está quebrantada. Salen a relucir las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras se escapan por todas partes de grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas (Malaquías 4:1; 2 Pedro 3:10). La superficie de la tierra parece una masa fundida—un inmenso lago de fuego hirviente. Es la hora del juicio y perdición de los hombres impíos,—‘es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión’ (Isaías 34:8).
“Los impíos reciben su recompensa en la tierra (Proverbios 11:31). ‘Serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos’ (Malaquías 4:1). Algunos son destruidos como en un momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados ‘conforme a sus hechos.’ Habiendo sido cargados sobre Satanás los pecados de los justos, tiene éste que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Su castigo debe ser mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después de haber perecido todos los que cayeron por sus seducciones, el diablo tiene que seguir viviendo y sufriendo. En las llamas purificaderas, quedan por fin destruidos los impíos, raíz y rama,—Satanás la raíz, sus secuaces las ramas. La penalidad completa de la ley ha sido aplicada; las exigencias de la justicia han sido satisfechas; y el cielo y la tierra al contemplarlo, proclaman la justicia de Jehová.”
CS pg. 732/1 – “Mientras la tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para su pueblo un sol y un escudo (Apocalipsis 20:6; Salmos 84:11).
“‘Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado’ (Apocalipsis 21:1). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.
“Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado. El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria, dice: ‘Su resplandor es como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está el escondedero de su poder’ (Habacuc 3:4). En sus manos, y su costado heridos, de donde manó la corriente purpurina que reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del Salvador, ‘allí mismo está el escondedero de su poder.’ ‘Poderoso para salvar’ por el sacrificio de la redención, fue por consiguiente fuerte para ejecutar la justicia para con aquellos que despreciaron la misericordia de Dios. Y las marcas de su humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder.”
Conclusión
Las señales de los tiempos nos invitan a meditar en el gran día del juicio retributivo, cuando por fin las naciones comprenderán que la paga del pecado es muerte y muerte segunda. No hay un segundo tiempo de gracia después del Juicio de Vivos. Por lo tanto, es ahora el tiempo de gracia que debe ser aprovechado para congregarnos al Santuario Celestial en búsqueda de la justificación, el perdón de pecados y el bautismo diario del Espíritu Santo. Esto es lo único que nos puede preparar para la crisis final y el Juicio de Vivos, que sorprenderá como ladrón al mundo, pero no así a los hombres y mujeres que día a día esperen velando, como si cada día fuera el último día de sus vidas. Si en el día del Juicio Retributivo queremos estar dentro de la santa ciudad donde la muerte segunda no tiene efecto, la decisión de ser parte de aquel grupo debemos tomarla ahora mientras Cristo aun intercede por nosotros en el Lugar Santísimo. Mañana será demasiado tarde.
PP pg. 488/1 (433.3) – “‘Estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición en quienes los fines de los siglos han parado. Así que, el que piensa estar firme, mire no caiga’ (1 Corintios 10:11, 12). Satanás conoce muy bien el material con el cual ha de vérselas en el corazón humano. Por haberlos estudiado con intensidad diabólica durante miles de años, conoce los puntos más vulnerables de cada carácter; y en el transcurso de las generaciones sucesivas ha obrado para hacer caer a los hombres más fuertes, príncipes de Israel, mediante las mismas tentaciones que tuvieron tanto éxito en Baal-peor. A través de los siglos pueden verse los casos de caracteres arruinados que encallaron en las rocas de la sensualidad. Mientras nos acercamos al fin del tiempo, mientras los hijos de Dios se hallan en las fronteras mismas de la Canaán celestial, Satanás, como lo hizo antaño, redoblará sus esfuerzos para impedirles que entren en la buena tierra. Tiende su red para prender toda alma. No sólo los ignorantes y los incultos necesitan estar en guardia; él preparará sus tentaciones para los que ocupan los puestos más elevados en los cargos más sagrados; si puede inducirlos a contaminar sus almas, podrá, por su intermedio, destruir a muchos. Emplea ahora los mismos agentes que hace tres mil años. Por las amistades mundanas, los encantos de la belleza, la búsqueda del placer, la alegría desmedida, los festines o el vino, tienta a los seres humanos a violar el séptimo mandamiento.”
CMC pg. 134.1 – “¡Qué revelaciones se harán en el día del juicio! Se descubrirá que muchos que se han llamado a sí mismos cristianos no son siervos de Dios, sino siervos de sí mismos. El yo ha sido su centro; el servicio egoísta ha sido la obra de su vida. Al vivir para agradarse a sí mismos y para ganar todo lo que podían para ellos mismos, han invalidado y empequeñecido las capacidades y las facultades que Dios les encomendó. No han tratado honradamente con Dios. Sus vidas han constituido un largo sistema de robo. Estos ahora se quejan contra Dios y sus semejantes, porque no se los reconoce ni se los favorece como piensan que deberían. Pero su infidelidad será revelada en aquel día cuando el Señor juzgue los casos de todos. El volverá y discernirá ‘la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve’ (Malaquías 3:18). En aquel día, los que piensan que Dios aceptará ofrendas mezquinas y un servicio prestado de mala gana quedarán chasqueados. Dios no colocará su aprobación sobre la obra de ningún hombre, encumbrado o humilde, rico o pobre que no haya sido hecha de todo corazón, con fidelidad y tomando en cuenta su gloria. Pero los que han pertenecido a la familia de Dios aquí abajo, que se han esforzado para honrar su nombre, han obtenido una experiencia que los hará como reyes y sacerdotes para con Dios, y ellos serán aceptados como siervos fieles. Para ellos se pronunciarán estas palabras: ‘Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu Señor’ (Mateo 25:21).”
2JT pg. 14.2 – “Aquel siervo malo que dice en su corazón: ‘Mi Señor se tarda en venir’ (Mateo 24:48), profesa estar aguardando a Cristo. Es un ‘siervo’ exteriormente dedicado al servicio de Dios, mientras que en su corazón ha cedido a Satanás. No niega abiertamente la verdad, como el escarnecedor, sino que revela en su vida el sentir de su corazón, a saber, que la venida del Señor se tarda. La presunción lo vuelve negligente de los intereses eternos. Acepta las máximas del mundo y se conforma a sus costumbres y prácticas. En él predominan el egoísmo, el orgullo mundanal y las ambiciones. Temiendo que sus hermanos ocupen un puesto más elevado que él mismo, empieza a hablar despectivamente de sus esfuerzos y a impugnar sus motivos. Así hiere a sus consiervos. A medida que se aparta del pueblo de Dios, se une más y más con los impíos. Se lo encuentra comiendo y bebiendo ‘con los borrachos’ (Mateo 24:49), uniéndose con los mundanos y participando de su espíritu. Así queda adormecido en una seguridad carnal, y vencido por la indiferencia y la pereza.
“Su mal se inició cuando comenzó a descuidar la vigilancia y la oración secreta. Luego sacrificó otros deberes religiosos, y así se abrió la puerta para todos los pecados que siguieron. Cada cristiano será asaltado por las seducciones del mundo, los clamores de la naturaleza carnal, y las tentaciones directas de Satanás. Nadie está seguro. Cualquiera que haya sido nuestra experiencia, por elevada que sea nuestra posición, necesitamos velar y orar de continuo. Debemos ser dominados diariamente por el Espíritu de Dios o seremos dominados por Satanás.”
DTG pg. 589.2 – “El mal siervo dice en su corazón: ‘Mi señor se tarda en venir.’ No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y estupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su mente. El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la búsqueda de placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son fieles a su Maestro. Se asocia con el mundo. Siendo semejantes, participan juntos en la transgresión. Es una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado. Se nos advierte: ‘Vendrá el Señor de aquel siervo … a la hora que no sabe, y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas’.”
1MS pg. 311.1 – “Cristo ha dado ‘a cada uno su obra’ (Marcos 13:34). Espera que cada uno haga su obra con fidelidad. Encumbrados y humildes, ricos y pobres, todos tienen una obra que hacer para el Maestro. Cada uno está llamado a la acción. Pero si no obedecéis la voz del Señor, si no hacéis su obra señalada con firme confianza en Cristo como vuestra suficiencia, si no seguís su ejemplo, ‘malo y negligente siervo’ se registrará junto a vuestro nombre. A menos que sea comunicada a otros la luz que os ha sido dada, a menos que hagáis brillar vuestra luz, ésta se convertirá en tinieblas y vuestra alma será dejada en un terrible peligro. Dios dice a cada uno que conoce la verdad: ‘Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos’ (Mateo 5:16). Comunicad a otros el conocimiento de la verdad. Este es el plan de Dios para iluminar al mundo. Si no permanecéis en vuestros puestos designados, si no hacéis que brille vuestra luz, quedaréis envueltos en tinieblas. Dios exhorta a todos los hijos e hijas de la familia celestial a que estén plenamente aparejados, de modo que en cualquier momento puedan entrar en las filas, listos para la acción. El corazón enternecido y lleno de simpatía por el amor de Jesús encontrará las preciosas perlas designadas para el cofre del Señor Jesús.”
PR pg. 104.3 – “¡Ojalá que cada ministro comprendiese cuán sagrado es su cargo y santa su obra, y revelase el mismo valor que manifestó Elías! Como mensajeros designados por Dios, los ministros ocupan puestos de tremenda responsabilidad. A cada uno de ellos le toca cumplir este consejo: ‘Reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina’ (2 Timoteo 4:2). Deben trabajar en lugar de Cristo como dispensadores de los misterios del cielo, animando a los obedientes y amonestando a los desobedientes. Las políticas del mundo no deben tener peso para ellos. No deben desviarse de la senda por la cual Jesús les ha ordenado andar. Deben ir adelante con fe, recordando que los rodea una nube de testigos. No les toca pronunciar sus propias palabras, sino las que les ordenó decir Uno mayor que los potentados de la tierra. Su mensaje debe ser: ‘Así dijo Jehová.’ Dios llama a hombres como Elías, Natán y Juan el Bautista, hombres que darán su mensaje con fidelidad, irrespectivamente de las consecuencias; hombres que dirán la verdad con valor, aun cuando ello exija el sacrificio de todo lo que tienen.
“Dios no puede usar hombres que, en tiempo de peligro, cuando se necesita la fortaleza, el valor y la influencia de todos, temen decidirse firmemente por lo recto. Llama a hombres que pelearán fielmente contra lo malo, contra principados y potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este mundo, contra la impiedad espiritual de los encumbrados. A los tales dirigirá las palabras: ‘Bien, buen siervo y fiel; … entra en el gozo de tu Señor’ (Mateo 25:23).”
DTG pg. 590.1 – “En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí. El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra, y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud. ¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay seguridad en nada que sea humano o terrenal. Rápidamente los hombres se están colocando bajo la bandera que han escogido. Inquietos, están aguardando y mirando los movimientos de sus caudillos. Hay quienes están aguardando, velando y trabajando por la aparición de nuestro Señor. Otra clase se está colocando bajo la dirección del primer gran apóstata. Pocos creen de todo corazón y alma que tenemos un infierno que rehuir y un cielo que ganar.
“La crisis se está acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y recorre su órbita acostumbrada, y los cielos continúan declarando la gloria de Dios. Los hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en casamiento. Los negociantes siguen comprando y vendiendo. Los hombres siguen luchando unos con otros, contendiendo por el lugar más elevado. Los amadores de placeres siguen atestando los teatros, los hipódromos, los garitos de juego. Prevalece la más intensa excitación, y sin embargo el tiempo de gracia está llegando rápidamente a su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es corto. Ha puesto todos sus agentes a trabajar a fin de que los hombres sean engañados, seducidos, ocupados y hechizados hasta que haya terminado el tiempo de gracia, y se haya cerrado para siempre la puerta de la misericordia.
“Solemnemente llegan hasta nosotros, a través de los siglos, las palabras amonestadoras de nuestro Señor desde el monte de las Olivas: ‘Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día’ (Lucas 21:34). ‘Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir y de estar en pie delante del Hijo del hombre’ (Lucas 21:36).”
¡Amén! Que Dios los bendiga.